El líder de los Paladines era el Comandante de los Paladines, Sir Henry. Era un fiel seguidor de Dios, y no dudó en dedicar su cuerpo a Dios. Le animó mucho la aparición de la Santa, y no pudo ocultar el gozo de la gloria por su participación en esto.
El sometimiento de Aragón fue perfecto.
Henry, quien confirmó que no hubo resistencia, condujo hasta Zachary.
Henry nunca había conocido a Zachary en persona, pero no pudo evitar reconocer su apariencia, que se rumoreaba incluso en la iglesia.
Un hombre guapo con cabello plateado y una expresión fría. Henry fue recibido por el hombre perfectamente preparado para dirigir personas. Henry saltó del caballo blanco y se presentó.
—Soy Henry, el comandante de los Paladines.
—Este es el Conde Arno. Gracias por participar en la guerra.
Zachary lo saludó con calma. Más bien, fue Henry quien estaba lleno de emoción. Los ojos de Henry se llenaron de emoción al mirar a Zachary.
Era cierto que Bianca, la Santa, era la esposa de Zachary, pero lo que más deseaba desesperadamente era la supervivencia de Zachary. El deseo de un Santo es el deseo de Dios. En otras palabras, como Dios no quiere que Zachary muera, fue una sensación indescriptible que se movilizara en la gloriosa misión de salvar a Zachary.
La voz de Henry se suavizó, movida por el supremo honor como seguidor de la voluntad de Dios.
—Lo que la Santa pidió no fue más que la voluntad de Dios. Solo estamos tratando de respetar la voluntad de Dios. Por el contrario, la participación en la guerra fue un poco tardía… Lo siento, Conde. Después de recibir la llamada de la Santa, seleccioné rápidamente el ejército y me apresuré a participar, pero el camino se retrasó debido a la cantidad de personas.
—Entiendo. Gracias por venir antes de lo que esperaba. Gracias a ustedes, sobreviví.
Frente a la disculpa de Henry, quien negó con la cabeza como si fuera tímido, Zachary asintió con la cabeza.
De hecho, si compara la ubicación del Vaticano y la ubicación de la guerra actual, la Orden de los Paladines no llegó tarde. Por el contrario, se sentía agradecido de recibir ayuda de refuerzos que no esperaba.
Así, Zachary y Henry intercambiaron saludos medio anónimos y medio sinceros. Su actitud parecía muy amistosa, y aquellos a su alrededor que no conocían la situación estaban desconcertados y se miraban fijamente.
«¿Sabía el Conde que los Paladines nos ayudarían?»
«¿Cuál es el nombre de la Santa?»
«Una Santa apareció en Sevran… Supongo que los rumores eran ciertos.»
«Pero, ¿cómo conoció nuestro lado y vino a apoyarnos? ¿Fue una coincidencia?»
Mientras los soldados y los caballeros conversaban, Henry sacó a relucir la historia como un rayo caído del cielo.
—Gracias por su comprensión, Conde. Lo que Santa Bianca nos pidió fue la supervivencia del Conde Arno. Lo protegeremos con todo nuestro corazón.
Tan pronto como cayeron las palabras de Henry, se hizo un silencio. Todos con la boca abierta, reflexionaron una y otra vez en su cabeza sobre la impactante historia que habían oído.
Después de un tiempo, las personas que solo entonces entendieron lo que dijo Sir Henry, comenzaron a murmurar. El centro de la agitación comenzó con Arno.
¿Santa Bianca? ¿Esa Bianca que conocen? ¿La verdadera identidad de la Santa es su señora, Bianca?
La gente se miró incrédula. No importa cuántas veces lo pensara, no podían estar fácilmente de acuerdo con que Bianca fuera una Santa.
Si alinearan las cosas que sabían sobre Bianca, una personalidad arrogante y quisquillosa, una mujer llena de extravagancia, una mujer que no se preocupaba por lo que ocurre a su alrededor… Redondeando, no mucho era positivo, era todo lo contrario a una Santa.
Si no hubieran escuchado de los Paladines que Bianca era una santa, podrían haberse reído de que una broma como esa traería un castigo divino. Pero fueron los Paladines quienes vinieron a apoyarlos.
Hay un dicho que dice que incluso si dudas de la palabra de Dios, no dudes de los Paladines que creen en Dios. Era absurdamente increíble ya que estaba basado en la interpretación de aquellos que escucharon las palabras de Dios, pero no tenía sentido tratar de confirmar la locura de los Paladines. Ellos eran los primeros que cortarían su lengua antes de decir una mentira sobre la Santa.
Así que el ejército de Arno no tuvo más remedio que confiar en ellos.
—Cielos… la señora y la Santa. ¿Están diciendo que la Santa es realmente «ella»?
Sauveur chasqueó la lengua. Tenía que creerlo, pero no fue fácil simplemente hacerlo. Más aún cuando la brecha entre la realidad y los hechos que conocía hasta ahora era descaradamente grande.
Robert no fue muy diferente de Sauveur.
El rostro de Robert enrojeció al recordar que cuando Bianca fue a la Catedral de Lahoz, había murmurado que era una mujer infiel.
Además, ¿no se quejó de que Bianca no haría nada por Zachary…? Por supuesto, tal disgusto se ha suavizado considerablemente después de llegar a la capital, pero…
Las quejas que había tenido sobre Bianca en el pasado estallaron en la cabeza de Robert. Cuando se dio cuenta de que todo fue a causa de su propio prejuicio, quiso entrar y esconderse en un pozo.
Por supuesto, si la propia Bianca hubiera leído los pensamientos de Robert, habría negado con la cabeza, diciendo que no era un prejuicio muy irrazonable. Sin embargo, el Robert actual estaba muy avergonzado para darse cuenta de ese hecho.
Robert, cuyas orejas estaban rojas, puso los ojos en blanco avergonzado. Todos miraron a Zachary, incapaces de creerlo. ¿Zachary realmente sabía que Bianca era una Santa?
La respuesta la dio la expresión tranquila de Zachary. Como si lo supiera todo, Zachary asintió con la cabeza con un rostro tranquilo e inquebrantable, y estuvo de acuerdo con las palabras del Paladín.
— Es un alivio. Necesito desesperadamente su ayuda, ya que le prometí a mi esposa que regresaría con vida.
Las bocas de todos se abrieron ante la afirmación de Zachary. Si los Paladines no mentían en nombre de la Santa, Zachary era un hombre que no mentía en nombre de su esposa.
Incluso sin su propio consentimiento, quedó claro que Bianca era una Santa.
Y fue tal como Bianca deseaba.
Bianca le había pedido a la Iglesia que mantuviera su identidad en secreto, pero fue solo para ocultar su identidad a Zachary. Ahora que le ha revelado a Zachary que es una Santa, no había necesidad de ocultar su identidad. Más bien, se decidió que sería útil para el prestigio de Zachary si se revelaba que era una Santa.
Y el juicio de Bianca fue correcto.
Los rumores de que los refuerzos de los Paladines habían participado en la guerra llegaron a todos los rincones de Sevran.
¿Solo eso? A medida que se difundieron los rumores de que la identidad de la Santa era la esposa del Conde Arno, los que habían estado retrasando los refuerzos de repente se apresuraron a enviar apoyo reuniendo todas las excusas posibles.
Ahora estaban mirando a los ojos de la Iglesia, no al segundo príncipe.
Originalmente, el Vaticano, permanecía neutral en política, pero era diferente en lo que se refería a asuntos religiosos.
Mientras la santa sea la esposa de Zachary, la iglesia apoyaría al Conde Arno con todo su corazón, y eso es nada menos que fortalecer el poder del Príncipe Albert que Zachary está consagrando.
«No importa la edad que tenga el príncipe, es difícil ascender al trono siendo detestable para el Vaticano… Además, me siento un poco incómodo acerca de su origen.»
«Aunque el Príncipe Heredero es joven, no es imposible si el Conde Arno, que está protegido por la Santa, se convierte en regente y lo apoya».
Todos codiciaban sus propias ganancias y hacían rebotar el ábaco en sus cabezas. Pronto cambiaron de actitud. La ayuda de gente tan engañosa no es realmente útil, pero es una guerra, una batalla política y una batalla de números. El que atrae a la gente como murciélagos gana la pelea.
Zachary dio la bienvenida al fenómeno, mientras estaba seguro que Jacob estaría rechinando los dientes.
Aunque los ojos de la nobleza estaban dirigidos al campo de batalla entre Zachary y Aragón, que en estos momentos estaba en pleno apogeo, esto no significaba que no estuvieran interesados en la Santa Bianca.
Muchos se jactaron de haber conocido a Bianca en el banquete realizado para celebrar el compromiso del Príncipe Albert, como si fueran cercanos a ella. En particular, quienes le entregaron las rosas a Bianca lo presumieron abiertamente.
«¡Le di una rosa! Y me dio protección divina.»
«Ese bastardo se está jactando de nuevo».
«Ahora que lo pienso, dijo que la tela recién tejida era tan hermosa. ¿Cuál era su nombre? En-…»
«¡Encaje!»
«¡Así es! ¡Encaje! Dijeron que los patrones coloridos y transparentes como un castillo en un lago son tan hermosos”.
El deseo por el encaje que ella misma hizo se hizo más y más profundo. Dijeron que la habilidad dada por Dios era clara, y admiraron repetidamente el encaje tratándolo como una reliquia auspiciosa.
Los rumores sobre la Santa no solo circulaban en Sevran. Tras la aparición de los Paladines, una nueva historia comenzó a circular entre el ejército de Aragón.
Los rumores decían que si luchas contra Zachary, quien está protegido por dios, solo serás derrotado.
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