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Sobreviviendo en un nuevo mundo – Capitulo 8

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—Iris, esto… No lo saben las demás mujeres de la aldea, pero…

—¿Pero…?

—Parece ser que los Yumaf están mucho más activos últimamente. Han atacado ya dos aldeas en menos de un mes. La cantidad de mujeres y niños muertos ronda los doscientos y sigue aumentando. Creemos que si esto continúa así, pronto podríamos sufrir un ataque. Por eso me gustaría que tuvieras a alguien más para protegerte en caso de que me suceda algo. Por favor, entiéndeme, no quiero que salgas lastimada. Los Yumaf se enfocan más en atacar a las mujeres y, a veces, a los niños, pero jamás devoran a los hombres. Es por esta razón que…

—Quieres que acepte a Bokeer como mi segundo cónyuge, ¿verdad? —preguntó Iris mientras procesaba lo que Harvey le estaba contando. “Él tiene razón, esas cosas se centran más en atacar a las mujeres y, aunque sé que puedo defenderme de un hombre o una mujer, no tendría oportunidad contra un Yumaf. Son rápidos y tienen una fuerza sobrehumana.”

—Sí, prefiero que lo aceptes, así sabré que tendrás a alguien más que te proteja. Iris, te amo y sé que Bokeer siente lo mismo por ti. No te es indiferente, así que si lo aceptas, sé que estarás más a salvo —dijo Harvey, suspirando, frustrado. “Harvey al principio se negaba a dejarme sola con Bokeer, pero esta última semana cambió por completo. Parecía que quería dejarme más tiempo a solas con él para que nos conociéramos y sí, es verdad, Bokeer me gusta, pero… no sé si es correcto aceptarlo tan rápidamente solo por los ataques de los Yumaf,” pensaba Iris, quien no quería aprovecharse de los sentimientos sinceros de Bokeer.

—Harvey, no puedo utilizar los sentimientos de Bokeer para sacar un beneficio propio. Él es amable, respetuoso y leal, no quiero aprovecharme de eso.

—No es aprovecharte, Iris. A ti te gusta él, lo sé. Veo cómo lo miras y, desde que somos pareja, puedo entender mucho mejor tus sentimientos gracias al vínculo. Por eso sé que no lo lastimarías, ya que te importa.

Iris se sentía confundida, cuando la voz de Bokeer interrumpió la conversación de la pareja.

—Yo opino igual que tú, Harvey. Iris, sé que eres consciente de lo que siento por ti, así que, por favor, permíteme convertirme en tu cónyuge y poder protegerte. No te pediré nada más, no exigiré nada. Solo estar a tu lado y cuidarte. Por favor, no me rechaces —dijo Bokeer, mirando a Iris directamente a los ojos, mostrándose completamente decidido en sus palabras. “Él no dará marcha atrás” pensó Iris, tomando la mano de Harvey y mirando a Bokeer, quien comenzaba a sentirse ansioso ante la posibilidad de un rechazo.

—Está bien, Bokeer, solo si Harvey está de acuerdo —dijo Iris, mirando a Harvey que sostenía su mano con seguridad.

—¿Harvey, tú…?

—Claro que estoy de acuerdo, Iris. Solo quiero que estés a salvo y feliz, y sé lo que sientes por él. No me interpondré si lo haces tu cónyuge —respondió Harvey.

Bokeer observaba la situación con alivio. Esa noche, los tres decidieron hacer una gran comida en su cueva, donde comieron animadamente. Iris ya estaba acostumbrada al lugar y había renunciado a la idea de volver al mundo moderno. Se sentía feliz al ver que tenía dos hombres que la querían sinceramente. Así, Iris permitió que Bokeer la marcara como su segundo cónyuge, mordiendo su cuello. Bokeer entregó su puesto como jefe de la aldea de los caballos salvajes a su hermano menor, quedándose a vivir con los jaguares.

**Cuatro meses después**

—Iris, amiga, ya llevas casi medio año desde que llegaste a la aldea e hiciste al jefe y a Bokeer tus cónyuges. ¿No has pensado en ser madre?

—¡¿Qué?! Kathy, no, claro que no. Aún soy muy joven, tengo solo veinte años. No estoy preparada para ser madre aún. Además, quiero poder disfrutar un poco más con Harvey y Bokeer antes de tener una familia más grande —dijo Iris, mientras Kathy la observaba. Camila, que se encontraba con ellas, interrumpió.

—Iris, yo creo que es mejor que te apresures. Luego, con la edad, es más difícil tener hijos y más peligroso para nosotras, las mujeres. Puede haber complicaciones. Mira a Kathy, ella acaba de dar a luz a su hijo hace un mes y medio y ya está embarazada nuevamente.

—Camila, no lo compares. Yo tengo seis cónyuges y todos deseamos una familia numerosa. En cambio, Iris quiere tranquilidad y Bokeer y el jefe la apoyan. Así que debemos respetar su decisión —dijo Kathy, abrazando a Iris.

Iris las observó con una sonrisa, pensando en el mundo moderno, donde no solía tener una familia unida ni amigas en quienes refugiarse. Todos los que la rodeaban parecían estar interesados en el dinero de su padre. En cambio, Kathy y Camila la apoyaban en todo, sin buscar nada a cambio.

—¿Qué pasa, Iris? ¿Por qué sonríes así? —preguntó Camila, pelando una naranja y dándole un bocado a Iris.

—No es nada, solo que estoy feliz de que ustedes sean mis amigas —contestó Iris con una sonrisa genuina, conmoviendo el corazón de Camila y Kathy, quienes la abrazaron con cariño. Camila era la mayor, con treinta y cuatro años, y Kathy tenía veintiocho.

Esa noche, Iris se despidió de sus amigas y volvió a la cueva, encontrándose con Bokeer, que la esperaba con una sonrisa y la abrazó en cuanto la vio.

—Bokeer, ¿qué sucede?

—Harvey regresará tarde esta noche. Está encargado de la vigilancia, así que… —Bokeer besó a Iris y ella lo abrazó firmemente, esperando más. La humedad de los labios de Bokeer y el tacto de su lengua exigiendo que abriera su boca hicieron que la noche se volviera cada vez más intensa y apasionada.

Horas después, Iris y Bokeer estaban durmiendo cuando escucharon un fuerte ruido afuera de la cueva. Los gritos de las mujeres aterrorizadas y los hombres corriendo de un lado a otro, transformándose en jaguares, los hicieron salir para ver qué sucedía. Entonces, Iris notó a un Yumaf desesperado intentando subir a uno de los árboles donde se encontraban las casas de las mujeres. “¡No, Kathy!” Pensó Iris, preocupada al recordar que justo en ese árbol estaba la casa de Kathy y sus hijos. Sin pensarlo dos veces, Iris tomó una lanza y corrió hacia el Yumaf que intentaba lastimar a su amiga.

—¡¡¡Iris, no!!!

Gritó Bokeer, asustado al ver a Iris correr hacia el Yumaf sin miedo a ser atacada, para poder defender a su amiga embarazada, quien trataba de proteger con su cuerpo a todos sus hijos, que estaban detrás de ella.

—¡¡¡Kathy, métete en la casa con los niños!!!

—I… Iris…

Tartamudeó asustada Kathy al ver a Iris correr con una lanza hacia el Yumaf y atacarlo, haciéndole apenas una pequeña herida. “La piel de esa cosa absorbió casi por completo el ataque” pensó Iris, sacando rápidamente la lanza para atacar de nuevo. Pero el Yumaf se volteó y saltó desde la rama del árbol hacia Iris con la intención de matarla. Bokeer vio esto y corrió, empujando a Iris para que no fuera atacada, pero no lo logró. El Yumaf atrapó a Iris y pretendía llevársela para comérsela.

—¡¡¡Iris!!!

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Chapter 8