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Sobreviviendo en un nuevo mundo – Capitulo 30

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—Shuu, iré a poner un poco de sal y café en la entrada de la cueva, ¿de acuerdo? Eso mantendrá alejados a los Yumaf en caso de que aparezca uno y no llamará tanto la atención si pasa un águila —dijo Iris mientras se levantaba.

Iris se acercó a la entrada de la cueva para asegurarse de que nada peligroso entrara. “Qué bien que traje uno de estos cinturones conmigo. Aparte, tengo algunas hierbas y herramientas en él que nos podrían servir”, pensó mientras trabajaba.

Al día siguiente, Iris se despertó con los rayos del sol que entraban directamente en la cueva.

—Shuu, vamos, despierta. Ya debemos volver —dijo mientras lo sacudía ligeramente.

Shuu se puso de pie y se preparó para marchar con ella. Sin decir mucho, tomó a Iris en sus brazos y se preparó para volar de vuelta a la aldea.

—Iris, solo tomará unos minutos si vamos volando, así que no te preocupes, solo relájate —le dijo Shuu, tratando de calmarla mientras ella se aferraba a él.

Unos minutos después, llegaron a la aldea, pero se encontraron con que Bokeer y Harvey aún no habían regresado.

—¿Por qué aún no han llegado? —preguntó Iris, inquieta.

—Iris, ellos van por tierra. Puede que se demoren mucho más en llegar aquí —respondió Shuu con calma.

Iris asintió y rápidamente se dirigió a su hogar para ver a sus hijos, quienes estaban bajo el cuidado de Kathy y Camila.

—¡Lórien, Elrad! ¡Mamá ya llegó! —gritó Iris mientras veía a sus pequeños correr hacia ella y abrazarla con fuerza. “Mis pequeños…”, pensó, aliviada al ver sus sonrisas.

—¡Mami, te extrañamos! —gritaron los niños mientras frotaban sus cabezas contra sus manos.

—Iris, qué bueno que estás de vuelta. ¿Cómo te fue? —preguntó Camila mientras sostenía un poco de fruta en las manos.

—Bien… Dejé a los hombres con todo preparado. Harvey decidió enviarme de vuelta, así que… —respondió Iris.

—Entiendo —dijo Camila, observando cómo Iris acariciaba a sus pequeños, que no se despegaban de ella.

Kathy, que acababa de regresar con un poco de carne, se sentó y comenzó a repartir carne seca entre los niños.

—¿Cómo se portaron? ¿No les dieron problemas? —preguntó Iris.

—No te preocupes, se comportaron muy bien, aunque parecían nerviosos sin ti cerca. Se nota que son muy apegados a ti —dijo Kathy, sonriendo mientras veía a los hijos de Iris jugar con los suyos.

Con el paso de las horas, Iris comenzó a preocuparse. “¿Por qué no regresan aún? Sé que Harvey y Bokeer son rápidos… ¿Cómo es posible que tarden tanto?”, pensaba mientras salía de la cueva para observar desde la cumbre de los árboles.

—¡Iris, se está haciendo tarde! Será mejor que entres. Si llegan Bokeer o Harvey, yo te avisaré. Estaré haciendo guardia —dijo Shuu desde la entrada de la cueva.

Iris asintió y volvió a entrar. Se sentó junto a sus hijos, quienes eran su único consuelo en esos momentos. “Todo está bien. Harvey y Bokeer son fuertes, nada les pasará”, se repetía una y otra vez, hasta que la noche dio paso a un nuevo amanecer.

—Shuu, ellos aún no han vuelto. ¿Qué debemos hacer? —preguntó Iris, inquieta.

—Lo mejor sería esperar aquí, pero sé que no querrás eso, ¿verdad? —dijo Shuu, suspirando mientras veía la ansiedad en los ojos de Iris.

Ella lo miró con determinación, y Shuu, sabiendo cómo era, no pudo evitar sonreír. “Creo que no tengo otra opción”, pensó mientras la abrazaba.

—Está bien, vamos. Pero primero debemos asegurarnos de dejar a los niños con toda la seguridad posible. No podemos arriesgarnos a que les pase algo —dijo Shuu, besando la frente de Iris.

—Kathy y Camila los cuidarán. Confío en ellas —respondió Iris, mirando hacia la cueva, donde sus hijos corrían en su forma animal. “Desde que lograron tomar forma animal, casi nunca los veo en su forma humana… Pero si eso los hace sentir bien, no importa”, pensó mientras se acercaba a hablar con ellos.

—Niños, vengan aquí. Papá Shuu y yo tenemos que hablar con ustedes —dijo Iris, sentándose en la cama mientras los pequeños se lanzaban sobre sus piernas para que ella acariciara su pelaje.

Shuu sonrió y comenzó a acariciar también el pelaje de los niños.

—Niños, su mamá tiene algo importante que decirles, así que presten mucha atención, ¿de acuerdo? —les dijo Shuu, mirando a Iris para que continuara.

—Mis amores, mamá debe ir a buscar a papá Harvey y a papá Bokeer. Tienen que esperarme aquí, ¿de acuerdo? Mamá vendrá pronto —les explicó Iris con dulzura.

Los pequeños tomaron su forma humana y la abrazaron con fuerza.

—Mami, ¿volverás pronto? —preguntó uno de ellos, preocupado.

—Claro que sí, mis niños. Lórien, cuida a tu hermano, ¿de acuerdo? Recuerda que eres dos minutos mayor que él —le dijo Iris a su hijo mayor.

—¡Sí, mami! ¡Yo cuidaré a mi hermanito! —respondió Lórien con entusiasmo, mucho más activo que su hermano menor, Elrad, quien era más tímido y cuidadoso.

Iris los abrazó y les entregó algunos kilos de sal y café, junto con una cuchilla hecha por ella misma.

—Esto es para que se protejan en caso de algún problema. Ustedes saben cómo usarlo, ¿verdad? —les dijo con una sonrisa.

Los niños asintieron con determinación. Después, Iris se dirigió hacia Kathy.

—Kathy, gracias por aceptar cuidar de los niños mientras no estoy. Volveré en menos de tres días, te lo aseguro. En el fondo de la cueva tengo unas reservas de emergencia. Si surge algo, úsalas como creas necesario. Solo tú y Camila saben de esto, así que no le digas a nadie —le dijo Iris en voz baja.

—No te preocupes, Iris. Cuidaré bien de los niños. Sabes que los quiero mucho, así que ve tranquila —respondió Kathy, abrazándola.

Iris besó a sus hijos en la frente antes de marcharse, sin notar que Gisela, resentida, observaba la escena desde lejos.

Durante las siguientes horas, Iris y Shuu volaron en busca de Harvey y Bokeer. Iris no podía ocultar su temor de que algo les hubiera sucedido. “Quizás algo salió mal cuando atacaron a los Yumaf… No, no puede ser. Harvey es el líder de los jaguares, es fuerte, y Bokeer es muy inteligente. Si tuvieron problemas, estoy segura de que pudieron salir de ellos… pero, aun así, estoy preocupada”, pensaba mientras Shuu volaba con ella en brazos.

—Iris, creo que deberíamos caminar. Puede que estén ocultándose por alguna razón entre los árboles y no los logremos ver desde aquí —sugirió Shuu.

—Está bien, bajemos —aceptó Iris.

Pasaron todo el día buscando a Bokeer y Harvey, pero cuando cayó la noche, decidieron ocultarse entre las rocas, por si pasaban águilas o Yumaf.

—Shuu… ¿Crees que ellos estén bien? —preguntó Iris, su voz temblando de preocupación.

—Claro que sí, Iris. Tú y ellos tienen el vínculo. Si algo malo les hubiera pasado, lo sabrías de inmediato. Así que tranquila, están bien —respondió Shuu, tratando de calmarla.

Iris sabía que el vínculo le permitiría saber si estaban en peligro de muerte, pero eso no eliminaba su preocupación por posibles heridas.

De repente, el suelo comenzó a temblar bajo fuertes pasos.

—¡¿Qué es eso?! —exclamó Iris, alarmada.

—¡Iris, escóndete! Es… ¡Es una manada de Yumaf! —gritó Shuu, poniéndose en guardia.

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Chapter 30