Una de las mujeres en la reunión volvió a preguntar, pero Kathy intervino antes de que pudiera terminar.
—¡Oye, ya detente! ¡Deja de intentar poner en duda a Iris! ¡Ella es mi amiga y no nos mentiría! ¡Yo confío en ella! Además, ¿acaso alguna de ustedes ha ayudado o dado ideas para combatir a los Yumaf? No, no lo han hecho, ¿verdad? ¡Iris es la única aquí que ha hecho algo útil!
En ese momento, Camila entró a la cueva, observando lo que sucedía. Dio un paso al frente, y todas las mujeres vieron cómo las miraba con desprecio mientras ponía su mano sobre el hombro de Iris, mostrando su apoyo total. Camila, con su figura atlética y curvilínea, era la mujer más temida entre todas ellas, y había conseguido más cónyuges que ninguna otra.
—¿Qué estaban diciendo de mi amiga? —preguntó Camila, agudizando su mirada hacia la mujer que había cuestionado a Iris.
—Eso, es… Nosotras no…
—No pasa nada, Camila, todo está bien, no te preocupes —interrumpió Iris a la mujer, comenzando a hablar mientras Camila fruncía el ceño molesta.
—Camila, ¿vamos a ver cómo van avanzando los hombres mejor? Además, quiero ir a ver a Harvey también, no me gusta dejarlo solo por mucho tiempo —dijo Iris.
Kathy se levantó del suelo y tomó a sus hijos en brazos, siguiendo a Camila e Iris fuera de la cueva. “Se suponía que nos reuniríamos para hablar de los niños, pero no puedo estar con alguien que haga sentir mal a Iris. Iris es mi mejor amiga y siempre la apoyaré” pensó Kathy mientras caminaba junto a Iris.
Esa noche, Iris se recostó junto a Harvey, abrazándolo, tratando de hacerle ver que ella estaba allí, que lo estaba esperando y que lo amaba.
—Harvey, por favor, ya despierta. Te extraño, no puedes hacerme esto. Dijiste que estarías para mí, dijiste que no me dejarías sola. Vamos, abre los ojos, tienes que conocer a nuestros niños, mi amor.
Iris besó los resecos labios de Harvey mientras se aferraba a él con tristeza. De repente, un pequeño suspiro se dejó escuchar de la boca de Harvey, haciendo que Iris retrocediera emocionada para mirarlo por completo.
—¿Él…? ¿El suspiro? —se preguntó Iris.
—Harvey, Harvey, ¿me escuchas? Vamos, abre los ojos, no me hagas esto, por favor, vamos, despierta… te, te amo.
—Hm… a… Ir, Iris… amor.
Iris abrió los ojos, mirando a Harvey, quien parecía observarla con dificultad.
—Harvey… él, abrió los ojos —Iris abrazó fuertemente a Harvey, mientras este sentía las lágrimas de ella caer sobre su pecho.
—Iris, ¿realmente? ¿Realmente eres tú?
—Harvey, lo siento, lo siento, es mi culpa que estés así. Debí regresar antes. Lo siento, te amo. Por favor, no vuelvas a preocuparme así, no vuelvas a dejarme sola.
Harvey sintió toda la desesperación de Iris y la abrazó con fuerza, mirándola a los ojos y dándole un tierno beso en los labios. “Ella ha vuelto, por fin puedo ver su rostro nuevamente” pensaba Harvey, aunque tenía dificultad al hablar.
—Harvey, ¿quieres un poco de agua? Espera, te traeré algo de beber de inmediato.
—No, Iris, no te vayas. Estoy bien. No, no te vayas —repitió Harvey, tomando la mano de Iris. Ella miró su mano y vio lo delgado que se veía Harvey, sintiendo cómo su pecho se oprimía por la tristeza. Lo abrazó y se sentó a su lado cuando entraron Shuu y Bokeer, viendo a Harvey despierto.
“Él es el primer cónyuge de Iris. Qué bien que al fin despertó, ella estaba muy triste por él,” pensó Shuu. Se acercó a Harvey y extendió su mano para saludarlo. Harvey miró a Shuu y frunció el ceño, dándose cuenta de que este tenía mucho olor a Iris.
—Hola, soy Shuu. Es bueno ver que despertaste. Iris estaba muy preocupada por ti —dijo Shuu, mientras Bokeer asentía con la cabeza, dándose cuenta de lo que estaba pensando Harvey. Harvey vio cómo Bokeer intentaba darle a entender que Shuu era el otro futuro cónyuge de Iris y que deberían aceptarlo.
—Bueno, gracias, supongo. Soy Harvey, cónyuge de Iris —respondió Harvey, dando a entender que era importante para Iris y que, al ser su cónyuge oficial, tenía más autoridad que Shuu.
—Iris, ¿quieres que les traigamos algo para beber? —preguntó Shuu con una mirada amable.
—Sí, gracias, Shuu. Harvey parece un poco débil en estos momentos, así que es crucial que pueda comer y beber un poco, al menos.
—Está bien, les traeremos algo ahora mismo —respondió Shuu, dirigiéndose a la entrada de la cueva para buscar agua y comida para Harvey.
Durante los siguientes días, Iris cuidó de Harvey para que se recuperara por completo. Harvey solía molestarse al ver a Shuu, pero poco a poco comenzó a aceptarlo en la familia, ya que este había protegido y mantenido a salvo a Iris y a sus hijos. Harvey se sentía culpable por no haber visto el nacimiento de los pequeños jaguares y no haber podido ayudar a Iris, pero sabía que Shuu la había cuidado bien.
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