[Mientras tanto]
—¡¡¡Harvey, cálmate, no puedes seguir así, eres el jefe de la aldea!!!
—¡Jefe, por favor, debe detenerse un segundo! Han pasado varios días ya desde que ese Yumaf se llevó a Iris. ¡Es imposible que ella siga con vid…!
—¡¡¡CÁLLATE!!! ¡¡¡ELLA SIGUE VIVA!!! ¡¡¡ELLA ES FUERTE!!! —gritó Harvey molesto mientras se preparaba junto a Bokeer para volver a salir en búsqueda de Iris. “No nos vamos a rendir, aún puedo sentir que está viva gracias al vínculo”, se decía a sí mismo Harvey mientras recordaba el rostro de Iris y se decidía a encontrarla sea como sea.
—Harvey, ¿irás en búsqueda de Iris nuevamente?
—Kathy…
—Lo siento, Harvey, lo siento, es… es mi culpa. Ella vino a salvarme y… Lo siento, es mi culpa. Por favor, encuéntrala, tráela de vuelta, Harvey. Bokeer, por favor, traigan a mi amiga de regreso. Ella es fuerte, si alguien puede sobrevivir a los Yumaf, es ella —decía Kathy mientras las lágrimas recorrían su rostro y Camila la abrazaba tratando de calmarla. Harvey miró a Kathy y frunció el ceño mientras se volteaba, dejándola allí llorando. Bokeer, al ver la acción de Harvey, decidió acercarse a Kathy y darle algunas palabras para que ella se sintiera mejor.
—No debes culparte, Kathy. Iris está bien, ella debe de estar bien, estoy seguro. Así que ten por seguro que la traeremos de regreso. Ella te quiere, es por eso que se arriesgó por salvarte. Así que ahora no estés triste y cuida bien de los niños y de ti misma para que así ella se sienta más feliz al regresar y verte a salvo —dijo Bokeer mientras tomaba su bolso y salía al lado de Harvey para buscar a Iris. “Harvey está muy mal, ha bajado mucho de peso en muy poco tiempo y sus ojos están muy rojos por lo poco que ha dormido y lo mucho que lloró el primer día”, pensaba Kathy preocupada por la salud de Harvey.
[Con Iris]
Iris había llenado un tronco hueco que había hecho para guardar agua en caso de emergencia, ya que solían dormir cerca de tres fogatas en el interior.
—Iris, ¿es necesario colocar estas fogatas también?
—Sí, así evitamos que los Yumaf entren o se acerquen a este lugar. Porque el ambiente aquí es perfecto para ellos: es oscuro, apenas entran los rayos solares y es muy húmedo, lo cual puede atraerlos. Es mejor prevenir y prender las fogatas para mantenerlos alejados —respondió Iris mientras Shuu terminaba de prender la última fogata y se iba a acostar al lado de ella.
—Oye, me decías que terminaste aquí por ayudar a una amiga. Pero, ¿por qué lo hiciste? Digo, ¿ellas no tenían a sus parejas para defenderlas? ¿Por qué interviniste tú?
—Bueno, Kathy es mi mejor amiga. Al llegar aquí traté de adaptarme rápidamente, pero aun así me sentía sola a veces. Pero ella y Camila siempre estaban allí para apoyarme, se preocupaban por mí todo el tiempo, nunca me dejaron sola. Y sí, ambas tienen sus parejas, pero ese día todos estábamos muy alterados. Cuatro de las parejas de Kathy estaban haciendo guardia en los alrededores de la aldea y los otros dos estaban con ella. Ese día… vi a uno de sus cónyuges tirado sobre el suelo, envuelto en un charco de sangre. Así que ella solo estaba siendo protegida por Fabián, su cónyuge más joven. Kathy tiene varios hijos y aparte está embarazada, así que no pude evitar que mi cuerpo se moviera por sí mismo y corriera a ayudarla. Ni siquiera pude pensar con claridad en ese momento, solo pensé que no quería que ella o sus niños salieran heridos —respondió Iris mientras Shuu la escuchaba atentamente. “Solo actuó por impulso al ver a su amiga en peligro. Eso también me sucedió con mis hermanas, pero a diferencia de ella, yo no pude protegerlas”, pensó Shuu, manteniendo ese recuerdo en secreto de Iris.
Durante las siguientes dos semanas, Iris y Shuu se fueron conociendo un poco mejor. Salían juntos a las cercanías a buscar animales que pudieran cazar para variar un poco la alimentación que llevaban.
—Iris, conseguí un zorro. Lo dejaré listo para cocinar, dame unos minutos.
—Bien, entonces prepararé las verduras. Mientras tanto, Shuu, apenas me quedan tres bolsas de sal, así que tendremos que depender del fuego para conservar la comida sin gastar el último recurso.
Shuu, con un rostro serio, terminó de preparar la carne para que Iris la acompañara con las verduras que estaba cocinando. “He conseguido un poco de frutos rojos. Espero que a ella le gusten, quiero dárselos de regalo por haberme estado cuidando todos estos días”, pensaba Shuu mientras miraba a Iris concentrada en servir las verduras en los platos de madera que había hecho.
—¿Está lista la carne?
—…
—¿Shuu?
—¡Ah! Sí, sí, está lista —respondió Shuu, sorprendiéndose al darse cuenta de que no había escuchado la pregunta de Iris al principio por quedarse mirándola tan detenidamente. “Ella me está confundiendo. No, no entiendo qué es lo que me pasa”, se dijo Shuu mientras se volteaba y miraba de reojo a Iris.
Al terminar de comer, Iris se levantó y fue a revisar el fuego, mientras que Shuu sacaba los frutos rojos para regalárselos.
—Iris…
—Sí, ¿qué pasa?
—Yo, bueno… Encontré estos frutos rojos en el bosque y pensé que a ti podrían gustarte. Así que… ¿Quieres? —Shuu extendió la mano mostrándole a Iris lo que había recolectado y ella, mirando la mano temblorosa de Shuu, le sonrió.
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