Laniakea, la princesa real despreciada por su débil poder elemental.
Ella siempre soñó con escapar del desprecio que se le dirigía.
Un día, llegó una propuesta de matrimonio del Imperio.
¿El pretendiente? Hyperion, el Primer Príncipe Imperial, sin ninguna base política ni respaldo a su nombre.
Laniakea aceptó voluntariamente la propuesta.
A ella no le importaba quién sería su marido, siempre y cuando pudiera abandonar su tierra natal.
* * *
Antes de la boda, Laniakea vio el contrato de matrimonio que le presentaron.
[ Ambos se relacionarán __ veces dentro de __ con el propósito de producir un heredero. ]
Afortunadamente, esa cláusula quedó incompleta y el matrimonio continuó como estaba.
Como era de esperar, su marido solo cenaba con ella unas cuantas veces al año y ni siquiera se quedaba en el Palacio Imperial, regresando en su lugar a las tierras fronterizas.
Durante tres años esto continuó.
Ella pensó que podría vivir tranquilamente el resto de sus días hasta que otro príncipe ascendiera al trono, momento en el que podría abandonar el palacio para siempre…
* * *
—¡El segundo, tercer y cuarto príncipe han muerto!
Mientras todos estaban en estado de shock, Hyperion regresó al Palacio Imperial, rápidamente puso orden en el caos y ascendió al trono.
Lo que el recién coronado Emperador necesitaba ahora era una Emperatriz fuerte para consolidar la autoridad imperial.
«Entonces, se divorciará de mí y se volverá a casar con alguien de una familia poderosa».
Eso es lo que ella asumió…
—¿Me convocaste…?
—Sí, porque hay algo que debo pedirte.
Con una expresión resuelta, como si hubiera tomado una decisión, Hyperion habló con seriedad, provocando que Laniakea tragara nerviosamente.
«Por fin ha llegado el momento».
—Sé lo que quieres. No te preocupes. Estoy dispuesto a cumplir los deseos de Su Majestad.
—…¿Es eso así?
No tenía ninguna duda de que ambos pensaban lo mismo.
—Firmemos el acuerdo de divorcio ahora mismo.
—Tengamos un hijo ahora mismo, ya sea niño o niña, no importa.
Fue entonces cuando Laniakea se dio cuenta.
Su marido tenía algo completamente diferente en mente.
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