—Que el sol eterno habite en la rosa brillante de Sevran.
Zachary intercambió saludos reverentes y recibió una caja que contenía una rosa dorada. Zachary le entregó el casco a Robert, que estaba a su lado, y de inmediato se montó en el caballo con solo la rosa fuera de la caja. Era el momento en que la flor del torneo, la rosa dorada del ganador, se entregara a la mujer que amaba.
La mujer que recibiría la rosa estaba determinada. Todos en la arena se volvieron hacia Bianca. Pero Bianca no pudo darse el lujo de preocuparse por las miradas de otras personas. En un mundo donde los bordes de su visión estaban todos teñidos de blanco, solo Zachary podía verse con claridad. A su lado, Sauveur hablaba, pero no podía entenderlo, como si se tratara del zumbido de una abeja.
«¿Qué tipo de expresión debo hacer en este momento?»
Las mejillas de Bianca se contrajeron torpemente mientras se preguntaba si sonreír o no. Cómo estaba muy nerviosa por el partido de Zachary, su tez debe estar pálida. No sería una cara muy bonita.
Bianca luchó por controlar su expresión, pero no parecía poder conectarse con ello, así que no podía determinar si su expresión era como ella quería que fuera o no. Tal vez se ve fea. Las mejillas de Bianca se sonrojaron de vergüenza.
¿No se vería más apagada en comparación con las mujeres rubias brillantes que la rodeaban? Sombría, oscura…. Cosas que antes no le importaban empezaron a molestarle.
Mientras tanto, Zachary se acercó más y más. Estaba tan cerca que incluso podía ver las gotas de sudor en el cabello plateado que estaba esparcido sobre su frente.
Tragando saliva, Bianca se levantó y se acercó a la barandilla de la plataforma. Había recibido una rosa de Zachary antes, pero la tensión era diferente a la de ese momento.
Zachary se acercó y se bajó el pañuelo de encaje que colgaba de su manga. Mientras el pañuelo blanco se balanceaba en el aire, los ojos de todas las mujeres presentes se posaron en el pañuelo. Era algo nuevo que nunca habían visto antes. Las mujeres susurraron entre sí preguntándose de qué se trataba.
Tenían más envidia por ese pañuelo de encaje que por la rosa de la victoria que recibiría Bianca de Zachary.
Zachary tomó el tallo de la rosa dorada con el pañuelo y se lo entregó a Bianca. La mano de Bianca tembló cuando tomó la rosa dorada.
Zachary miró a Bianca con una mirada profunda. El corazón de Bianca se aceleró con fuerza ante la mirada tan tranquila e inmóvil como un lago en la oscuridad.
—Gracias a tu protección pude ganar.
—… Sauveur dijo que es natural que el Conde gane.
Su garganta estaba bloqueada y su voz sonó ronca. No, ¿por qué tiene que hacer un sonido tan arrastrado? No quería verse mal.
Bianca, avergonzada, agregó apresuradamente.
—Gracias a la victoria del Conde, puedo disfrutar de este honor.
—Es un honor que no habría existido sin ti en primer lugar.
Al decir eso, las comisuras de los labios de Zachary se elevaron en un arco. Bianca se quedó sin habla, desconcertada por la profunda sonrisa que vio por primera vez. Quería decir algo, pero no sabía qué decir ni cómo decirlo.
Los ojos curvos y los labios levantados de Zachary eran una falta. Bianca y Zachary, normalmente no sonreían y eran muy contundentes. Sin embargo, a diferencia de la sonrisa incómoda y nerviosa de Bianca, la sonrisa de Zachary era natural, e incluso la luz del sol que brillaba detrás la hacía parecer sagrada a primera vista.
El corazón de Bianca comenzó a latir con violencia.
Gracias a los gritos de las personas a su alrededor, no tuvo que preocuparse por que pudiera escuchar los latidos de su corazón, así que, afortunadamente, fue la única en escuchar que los latidos de su corazón eran fuertes. Como si clamaran por algo….
Bianca ha tratado de fingir no saber. Diciéndose que no estaba enamorada de él, solo se había encariñado… Pero duele cuando te das cuenta de la verdad.
Todas eran mentiras. En el momento en que la gloria radiante brilló sobre ella, Bianca admitió que se había engañado a sí misma. Al final, ese hecho rompió el corazón de Bianca.
«No puedo dejarlo morir. Lo amo….
Sí, estoy enamorada de él.»
Bianca temía que la convencieran prematuramente de que Zachary la amaba, pero no pudo controlar su propio corazón.
No confíes en él, no permitas sentir el dolor de ser traicionada por él. Pero es gracioso que ella haya dado el primer paso cuando intentó mantenerse alejada.
Cuando se dio cuenta de que le gustaba Zachary, olvidó cómo había podido pararse tan tranquilamente frente a él hasta ahora.
La tensión hizo que la boca de Bianca se secara. Zachary, sin darse cuenta de la avalancha de emociones que corrían por la mente de Bianca, murmuró mientras jugueteaba con las riendas.
—Todo es gracias a ti. Gracias.
—… Si estás tan agradecido, ¿por qué no me das un beso de agradecimiento?
Bianca se estremeció al ver a Zachary expresando repetidamente su gratitud. Aun así, no tuvo el coraje de mirarlo a los ojos, así que apartó la mirada.
Pidió un beso, pero para Bianca, eso era sólo un decir. No diferente a pedir un sucesor. Así que ni siquiera esperaba que Zachary realmente la besara.
¿Un hombre que ni siquiera duerme con ella la besaría delante de los demás?
Lo dijo sin muchas expectativas, pero el rostro de Bianca se sonrojó mucho más de lo habitual, quizás porque fue justo después de darse cuenta de sus sentimientos.
No puede recordar ni sentir cuando fue la última vez que besó a Zachary en su vida anterior.
En ese momento, Zachary extendió la mano y sostuvo la mejilla de Bianca. Una sensación áspera rozó sus suaves mejillas. El olor a cuero y hierro atravesó su nariz.
Antes de que Bianca, desconcertada por el contacto repentino, intentara decir algo, Zachary abrió la boca primero.
—Si así lo deseas.
—…¿qué?
Tan pronto como dijo eso, el cuerpo de Zachary en el caballo se inclinó hacia Bianca con la barandilla de la plataforma en el medio.
Bianca, presa del pánico, trató de dar un paso atrás, pero la mano de Zachary la sujetó por detrás de la cabeza. El agarre era tan fuerte que Bianca no pudo moverse.
— Espera… hng…
Las palabras que estaba a punto de decir fueron tragadas por los labios de Zachary y desaparecieron. Bianca abrió mucho los ojos y trató de entender la situación, pero no importaba cuánto sacudiera la cabeza, no podía entender. ¿Qué diablos fue lo que golpeó esa firme pared de hierro para hacerle cambiar de opinión?
El beso de Zachary fue como él mismo. Contundente, con acciones por sobre las palabras y franco… pero a su vez, delicado de una manera extraña.
El estadio quedó en silencio, como si hubiera sido salpicado por agua. Pero Bianca no pudo permitirse el lujo de preocuparse por eso. Los labios que caían y se tocaban una y otra vez estaban calientes, como si aún permaneciera el calor del último juego.
Podía sentir una persistente obsesión mientras enredaba su lengua, como si no quisiera soltarla. Bianca trató de pensar racionalmente, pero su cabeza se sentía aturdida.
Después de un rato, los labios de Zachary se alejaron lentamente. Pero no por completo. Zachary presionó su labio inferior contra el de Bianca y respiró hondo. Sus ojos revoloteaban con emociones complejas desconocidas. Entonces, mientras Zachary se apartaba lentamente de Bianca, las emociones en sus ojos desaparecieron.
Cuando terminó su beso, los vítores del público, que habían estado conteniendo la respiración mientras observaban a la joven pareja de condes, resonaron en el estadio.
El Conde y su esposa, el héroe de guerra que ganó el torneo. Debe haber parecido el romance del siglo.
Mientras la mayoría de la gente los miraba con curiosidad y leve interés, Robert, que sabía cómo era la pareja, quedó con la boca abierta y Sauveur asintió con una sonrisa satisfecha como si lo hubiera hecho bien.
Mientras tanto, el rostro de Jacob se deformó como un escudo destrozado por una lanza. Los observó horriblemente con los ojos inyectados en sangre, pero Bianca y Zachary no podían darse el lujo de preocuparse por él.
En medio de los vítores ensordecedores, después de contener la respiración por un momento, Bianca empujó su pecho con el rostro sonrojado y rápidamente le disparó un pequeño susurro.
—¡E-estaba bromeando…! ¡En un lugar repleto de toda esta gente, ¿cómo…?!
—¿Estabas bromeando?
Zachary preguntó, abriendo mucho los ojos.
Parecía realmente ingenuo porque parecía no tener idea.
No podía creer que este hombre con ojos infantiles la hubiera besado con tanta tenacidad hasta hace un momento.
Bianca se sonrojó y se mordió el labio inferior. Podía sentir los labios ligeramente hinchados con la punta de sus dientes.
Como si fuera una mentira que había sonreído tan brillantemente antes, Zachary regresó a su expresión habitual.
Mientras Bianca abanicaba y refrescaba su rostro ardiente, Zachary permaneció en silencio como si estuviera reflexionando. El silencio no duró mucho. Habiendo tomado una decisión rápidamente, dijo con resolución.
—Lo que dijiste en ese entonces, ¿sigue siendo válido?
—¿Q-qué quieres decir?
—Me refiero a querer tener a mi sucesor.
—Por supuesto, pero…
Bianca respondió a la pregunta abrupta. Su cabeza se encontraba saturada con el beso. Mientras tanto, ¿sigue siendo válido? ¿Sucesor? Bianca miró fijamente a Zachary.
Zachary también miró a Bianca, entonces, se inclinó hacia ella y le susurró en voz baja al oído.
—Esta noche, te visitaré.
—¿Qué?
Bianca cuestionó las palabras aún incomprensibles, pero Zachary se alejó de ella sin dar una respuesta, dejando solo una leve sonrisa.
Manteniendo el equilibrio sobre el caballo, tiró de las riendas y espoleó ligeramente, y el caballo negro de Zachary pronto se alejó de Bianca.
Bianca se quedó sola, pero la calidez de Zachary en sus labios, y el olor a cuero y hierro aún persistía en la punta de su nariz. Bianca miró fijamente la espalda de Zachary e inconscientemente llevó a sus labios la rosa dorada que él le había dado. El frío toque enfrió sus labios ardientes, pero no su corazón.
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