Fernand, que cantaba mientras tocaba el laúd, era mucho más joven de lo que Bianca recordaba. La forma en que sonrió suavemente mientras le cantaba a una noble dama, se superpuso con la imagen sarcástica que le dedicó a Bianca luego de ser expulsada de Arno.
Fernand parecía acostumbrado a ser tratado con amabilidad al tratar con damas nobles. Fue un poco impactante para Bianca. En el pasado, Fernand bajaba la cabeza con tristeza y decía que las damas nobles rara vez lo favorecían. Bianca reflexionó sobre sí misma al ver a Fernand así y sintió más pena por él. Y Fernand cavó desesperadamente en el hueco que Bianca había dejado.
—Solo tengo a la señora. Es la única en este mundo que me entiende y me acepta…
Mientras decía eso, la forma en que sacudió sus largas pestañas parecía muy triste.
En ese momento, Bianca pensó que había algo extraño en la actitud de Fernand, pero simpatizó con su apariencia lamentable y olvidó la sensación de incomodidad. Qué tontamente fue engañada por esa mentira descarada. Para ser honesta, ahora que lo piensa, sólo puede reírse.
Bianca suspiró, apoyando su tambaleante cuerpo contra el respaldo de la silla. Le dolía la cabeza porque se sentía confundida y sus extremidades temblaban.
«Por cierto, ¿por qué diablos está Fernand aquí?»
Bianca se mostró escéptica, pero, racionalmente, no era inusual que él estuviera aquí.
El compromiso del príncipe heredero Albert se trataba de una gran ceremonia sin precedentes, y fue por eso que todos los nobles acudieron en masa a la capital.
También acudieron muchos juglares que no podían dejar pasar esta oportunidad de ser vistos por la gente de alto rango y, con suerte, dar un gran golpe. Fernand debe haber llegado a la capital con el dulce sueño del éxito.
«Todos los enemigos se reunieron en un tambaleante puente de madera…»
Fernand, el vizconde Huegh e incluso el príncipe Jacob. Parecía que todos aquellos con los que tenía rencores en su vida anterior fueron conducidos a esta ciudad capital.
Hasta ahora, había logrado controlar su expresión de alguna manera, pero cuando se enfrentó a Fernand, sus esfuerzos se vieron eclipsados. El impacto de ser traicionada por la persona en que confiaba se sentía más vivido. Bianca, que parecía que iba a tener náuseas, apartó la mirada de Fernand y trató de recuperar el aliento.
Aunque le desconcertó conocer a Fernand antes que en su vida anterior, ahora no era el momento de mostrarle sus sentimientos a Fernand. Debería ignorarlo tanto como sea posible. No era demasiado tarde para pensar en cómo vengarse de Fernand en el futuro.
Pero, ¿cuándo alguna vez salió algo como Bianca deseaba?
Tan pronto como Bianca apartó la mirada de Fernand, Fernand, desde el otro lado, se acercó a Bianca.
Casi todas las suposiciones de Bianca sobre Fernand eran correctas. Esta vez, Fernand, que estaba decidido a dar un gran golpe en la capital, estaba tratando de aprovechar el torneo para dejar su huella en las damas nobles.
Si consigue un patrocinador, su vida florecerá. Fernand tenía confianza en su rostro, aunque no era tan bueno como el de la familia real de Sevran, famosa por su atractivo y belleza, su voz era tan buena como su hermosa apariencia. No tendría problemas en seducir a una o dos tontas damas nobles.
Fernand, que tenía tal plan, acudió a la arena del torneo con grandes ilusiones. Gracias a la vizcondesa que conoció previamente, pudo subir fácilmente a las gradas donde se encontraban las damas nobles. Si no fuera por ella, le habrían pateado el trasero antes de llegar.
Fernand, que subió a las gradas, brillaba como un pavo real macho. Mientras tocaba el laúd, miró a su alrededor y, afortunadamente, los ojos de las damas lo observaban agradablemente. Satisfecho, comenzó a cantar.
En ese momento, una fuerte mirada cayó sobre Fernand. Al mirar de reojo, notó que una joven noble, hermosamente vestida, lo miraba con ojos temblorosos.
Por supuesto, la joven noble se trataba de Bianca que se había vuelto pálida.
«Funcionó.»
Las comisuras de los labios de Fernand, que pensó de esa manera, se elevaron sin dudarlo. Fernand, convencido de que Bianca estaba interesada en él, se acercó gradualmente a Bianca.
Una señorita preciosa, o una joven dama. A juzgar por su atuendo, estaba claro que ella era de una familia rica. Si lo hace bien, podría obtener una gran patrocinadora. Debido a que es joven, probablemente tenga poca experiencia, y una vez que una joven como esta se enamora de un hombre, a menudo aparta la mirada y no mira hacia atrás.
Fernand, que visualizó una imagen de Bianca, habló con la voz más suave y dulce posible.
—¿Sería muy descortés preguntar el nombre de la hermosa joven?
—……..
Bianca miró a Fernand con una mirada de impotencia. La voz, que otros dirían que es dulce, era exageradamente empalagosa. Ella frunció el ceño, sin querer siquiera hablar con Fernand.
Estaba más allá de la irritación.
Fernand, que confundió la apariencia de Bianca con una tímida, volvió a preguntar con paciencia.
—Cuando vi a la joven, me enamoré a primera vista. Creo que puedo cantar algunas canciones sobre tu belleza. Por favor, muestre misericordia a esta humilde persona y permítame saber su nombre.
—… Oh, por Dios.
—Disculpe, joven dama. Una vez más….
Ante la voz de Bianca que pareció susurrar para sí misma, Fernand volvió a poner miel en sus labios y le dedicó una suave sonrisa. Pero Bianca no le respondió.
Normalmente, Gaspard lo habría echado, pero hoy Gaspard no se encontraba presente ya que participaría en el torneo. Bianca, que se sintió aterrorizada por permanecer en este lugar, saltó de su asiento sin siquiera mirar a Fernand.
—Yvonne. Necesito ir a ver a mi esposo antes de que comience el partido.
Bianca levantó la barbilla y pasó frente a Fernand. Era repugnante incluso respirar en el mismo espacio que él, que decía dos cosas con una misma boca*. Bianca bajó del podio sin mirar atrás, e Yvonne entró en pánico y la siguió a toda prisa.
(N/T: 한 입으로 두말하는 se refiere a mentir. Más específicamente, decir una cosa pero hacer otra.)
Las damas que habían estado escuchando la conversación de Bianca y Fernand consideraron muy grosera la actitud de Bianca. No importa cuánto su oponente fuera un juglar, ¿cómo puede ignorar a la persona que está hablando frente a ella?
Ignorar a un hombre que cortejaba tan abiertamente no se parecía en nada a una mujer experimentada en el romance de la corte y no tenía calificaciones como dama para ser apoyada por los caballeros. Por supuesto, la razón por la que las damas fulminaron a Bianca con la mirada también se debió a la hermosa apariencia de Fernand.
A diferencia de las mujeres nobles que criticaban a Bianca con sus ojos agudos, a Fernand, a quien Bianca ignoró en gran medida, no le importó demasiado. Al ver que iba a ver a su esposo, parecía estar casada, pero pensó que estaba avergonzada porque no estaba acostumbrada a este tipo de romance cortesano.
Como es una joven de buena familia, debe haberse casado entre familias y, en la mayoría de los casos, el esposo suele ser un hombre de mediana edad.
«¡Qué vergüenza debe haber sido enfrentar a un apuesto joven como yo en lugar de su anciano esposo!»
Aunque reaccionó incómodamente ante la atracción natural entre un hombre y una mujer, Fernand claramente notó algo ardiendo en sus ojos. Si es un poco más agresivo, no pasará mucho tiempo antes de que ella le abra su corazón.
De esa forma, Fernand se esperanzó en vano.
* * *
Un sudor frío goteaba por la barbilla de Bianca. Estaba pensando en darle un pañuelo a Zachary de todos modos, pero incluso si no tuviera un pañuelo a mano, habría salido corriendo.
Bianca apresuró los pies, tratando de enfriar su cabeza. Trató de organizar sus pensamientos, pero se mareó porque tenía mucho en qué pensar. Los fragmentos que se habían dispersado hasta ahora se reunieron uno por uno y luego se dispersaron nuevamente.
¿Por qué demonios Fernand se acercó a ella? ¿Tal vez tiene un motivo oculto? ¿Jacob o el vizconde Huegh lo instigó como hizo con Bianca en el pasado?
Pero no será tan fácil como en el pasado.
Fernand era solo un juglar y, a diferencia de Jacob, que era miembro de la realeza, no había ninguna razón para que ella temblara. Que sólo intente hacer alguna tontería. Los ojos de Bianca destellaron.
Antes de que pudiera calmar su mente enfurecida, Bianca llegó a la tienda de Arno donde se alojaba Zachary. Cuanto mayor era el prestigio de la familia o mejor el récord del torneo anterior, más cerca se colocaba la carpa de la arena y, por supuesto, la carpa de la familia Arno era la que se encontraba más cerca del estadio. Por eso, Bianca llegó antes de lo esperado y su cabeza aún seguía desorganizada.
Yvonne vaciló al ver la inusual mirada de su señora. Los ojos de Yvonne y Bianca se encontraron.
De todos modos, si se detiene aquí y organiza sus pensamientos, su cabeza mareada no se podrá organizar tan fácilmente. Además, era desagradable recibir la mirada curiosa de los caballeros que pasaban.
Bianca asintió resueltamente e Yvonne asintió y alzó la voz dentro de la tienda para anunciar la visita de Bianca.
—Conde, la señora ha venido.
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