Realmente no importaba si Zachary estaba en el torneo por Bianca o no. De cualquier manera, Bianca asistirá al torneo. Bianca suspiró levemente.
Zachary dijo que no era honorable que Bianca asistiera para sufrir, pero la participación de Bianca dependía no solo del honor de la familia Arno sino también de la familia Blanchefort. Probablemente inflarán muchas tonterías detrás de escena.
Aunque a Bianca no le importaba mucho lo que decían los demás, no había razón para ser criticada a propósito. Además, incluso si no le importaban otros chismes, no quería escuchar críticas sobre su educación familiar.
Bianca reafirmó su determinación de ir y participar, incluso si se cae y se derrumba. Por supuesto, nunca salió esa promesa de su boca.
* * *
Como todos en el castillo esperaban con ansias el torneo, había mucho ruido por aquí y por allá. Las sirvientas pasaban con una gran canasta llena de frutas, y los sirvientes iban y venían con tablas de madera y herramientas. Era para crear un estadio de torneo en una amplia llanura cerca de la capital.
El gran propósito de este torneo era promover la amistad con los Caballeros de Castilla que asistieron al compromiso del Príncipe Albert. La delegación de Castilla también había llegado a Lahoz, por lo que a menudo se veían caballeros extranjeros.
Los invitados no eran solo caballeros extranjeros. Muchos juglares y bardos fueron invitados a participar en torneos y banquetes. Algunos juglares fueron arrastrados por las rabietas de los niños y realizaron trucos, y los adultos también se detuvieron por un momento y los observaron.
Este torneo tiene un tamaño diferente al anterior, por lo que cada vez que se reunían tres personas, hablaban sobre el torneo. Hubo mucha gente que se interesó en ello, por lo que algunos levantaron la mesa de apuestas, pero no fue un método muy efectivo.
Por lo general, las apuestas más altas se colocan en quién será el ganador final, pero ya que circulan rumores de que el Caballero de Sangre de Hierro, el Conde Zachary de Arno, participará en este torneo, todos pensaron, por supuesto, que el Conde Arno ganaría, por lo que la apuesta no tenía sentido y la gente apostó quién llegaría a las semifinales.
A medida que la atención de la gente se centró en ellos, los caballeros que participaban en el torneo comenzaron a ponerse nerviosos uno por uno. Puedes dar a conocer tu nombre en los torneos, pero al mismo tiempo ser ridiculizado. Los caballeros que apostaban sus vidas en este torneo aceleraron su práctica.
La lanza que se usaba para montar a caballo era larga y pesada, y era difícil golpear con precisión el escudo del oponente porque tenían que montar a caballo.
Así que solían entrenarse para golpear objetivos con lanzas, perforando árboles, o golpeando el escudo que sostenía un espantapájaros con su lanza, y luego rápidamente agachándose y evitándolo antes de que el espantapájaros contraatacara.
Sin embargo, entrenar durante uno o dos días no mejoró sus habilidades.
Pasaron un día o dos en ese estado, y pronto llegó el día del torneo.
Por supuesto, no solo había caballeros dedicados al entrenamiento. El torneo puede realzar el honor del caballero, pero al mismo tiempo profundizar aún más su relación de cortejo con la dama.
Podrías recibir un obsequio de la dama de la que estás enamorado y, a cambio, dedicar la victoria en su honor, o podrías confesarte a la dama que siempre tuviste en tu corazón. No importaba que estuviera casada o no. Porque era literalmente solo un tributo elegante y honorable basado en la caballería para adorar a una dama sacrificando su vida.
Las damas también estaban emocionadas al imaginar el momento en que su amante o seguidor jugara un papel activo en el torneo y colocara una corona de flores de la victoria en su cabeza.
Algunas jóvenes esperaban solo el momento en que el apuesto caballero se parara frente a ella victorioso y se les confesara.
Para tales mujeres, Bianca era la más envidiada. Su esposo, Zachary, casi fue confirmado como el ganador del torneo, y había un rumor que decía que tres caballeros de la finca Arno competirían.
Como caballeros de la familia Arno, no habría discusión sobre sus habilidades. Además, como ninguno de ellos tiene amantes, por supuesto, el honor de la victoria será para Bianca. Sentían envidia por el solo hecho de pensar que recibiría constantemente elogios de los caballeros.
Pero a Bianca, que era la verdadera involucrada, en realidad no le importaba cómo la miraban los demás. Había demasiadas otras cosas de las que preocuparse.
Bianca seguía temiendo el futuro. El momento en que fue expulsada de la familia Arno sin un sucesor seguía clavado en su ojo como una espina. Era natural que se sintiera aún más ansiosa después de encontrarse con Jacob y el vizconde Huegh. Porque fueron ellos los que idearon el plan para expulsarla en el pasado.
Tenía miedo de sus planes y de si volverían a sobornar a Fernand esta vez. Aún así sería bueno si utilizaran a Fernand. Al menos podría prepararse para ello.
«La razón por la que me sigo enfermando es probablemente por la fatiga mental…»
Bianca tenía especial miedo de que Zachary participará en el torneo. Solo pensar en los trucos que podrían estar escondiendo la ponía ansiosa.
Pensándolo bien, no tenía sentido que Zachary en su vida anterior hubiera muerto tan inútilmente en la guerra. Hasta ahora no le había interesado mucho, pero viendo cómo trataban a Zachary en la capital, se dio cuenta de que era un muy buen caballero, y sus dudas crecieron aún más.
No sabe qué tan peligrosa y difícil fue la guerra en la que murió, pero considerando la insidiosa intención de Jacob, era más acertado pensar que ordenó a alguien que lo asesinara durante el caos de la guerra. Por supuesto, esta era solo la hipótesis de Bianca, pero…
«¿Y si jugó algunos trucos en este torneo? Tal vez con su caballo o arma…»
Sin embargo, esta vez había muchos ojos observando, así que no podría hacer nada demasiado sospechoso abiertamente. Además, Jacob parece estar ocultando sus ambiciones, por lo que no actuará apresuradamente. Bianca se consoló a sí misma una y otra vez.
Todavía un poco nerviosa, Bianca olvidó encontrarse con Zachary antes del torneo para entregarle el pañuelo de encaje. Originalmente, era costumbre que una dama entregara mangas de ropa, velos, cabello o pañuelos a los caballeros que participaban en el torneo por ella.
El día del torneo, Bianca se dirigió a la arena, jugueteando con el pañuelo que no pudo entregar a Zachary.
«Tendré que pasar por allí más tarde cuando tenga tiempo.»
No está segura de sí Zachary estará feliz, pero era incómodo verlo ingresar al campo sin nada suyo.
Hasta ahora, Zachary nunca ha obligado a Bianca a cumplir su deber como esposa, pero tiene que hacer lo mínimo. Bianca suspiró y dobló bien el pañuelo.
Ya había mucha gente en el estadio.
No era necesario que los nobles llegaran temprano, porque tenían un podio separado para ver el torneo, pero los que sí debían llegar temprano para conseguir un asiento eran los plebeyos.
Para sentarse cerca del campo, los espectadores se dirigían al estadio justo antes de que saliera el sol de la mañana,
y entre ellos iban y venían vendedores de alcohol.
Bianca subió al podio. Yvonne que miró su asiento tiró de Bianca a un lado.
—Señora, por aquí. Se verá mejor de este lado.
—No me importa el lugar.
—¡No puede sentarse en cualquier lugar! Hoy, la mayoría de los caballeros le darán flores a la señora.
Una sonrisa llenó el rostro de Yvonne como si estuviera orgullosa de solo pensarlo. Bianca, incapaz de verter agua fría sobre Yvonne, se sentó en silencio en el asiento donde Yvonne la había guiado.
El torneo se lleva a cabo durante cuatro días. Zachary competirá hoy y el tercer y cuarto día. Por supuesto, bajo la suposición de que ganaría todos los partidos. No tiene que estar en el campo todo el tiempo, pero eso no significa que haya algo más que hacer. Bianca se recostó en el respaldo de su silla mientras pensaba.
En ese momento, se escuchó el sonido de un laúd tocando al final del podio. Al parecer había llegado un juglar. El podio era un espacio para los nobles, pero si las damas lo solicitaban deliberadamente, podía haber juglares para animarlas. Bianca miró el terreno de juego sin prestarle mucha atención.
Pero no pudo concentrarse por completo debido al sonido que llegó a sus oídos. Mientras escuchaba en silencio las cuerdas del laúd, Bianca se dio cuenta de que la melodía le resultaba muy familiar.
«Bueno, todas las canciones son iguales…»
Tan pronto como terminó el preludio, comenzó la canción del juglar. La voz del hombre era tan dulce como miel rociada con mantequilla derretida.
Tan pronto como escuchó la voz del juglar, la piel de gallina se extendió por todo su cuerpo. Bianca tembló ante la aterradora y desagradable sensación de ser arrojada ante la pesadilla del pasado.
«No es posible. ¿Cómo él podría….?»
Pero no podía ignorarlo. Tenía que comprobarlo. Tenía que confirmar con sus propios ojos la realidad que nunca quiso enfrentar, Bianca giró lentamente la cabeza hacia el lugar de donde provenía la canción.
Y tal como esperaba. Estaba su ex amante, Fernand.
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