Celine, la hija del vizconde Volne, sonrió y miró rápidamente el atuendo de Bianca. El vestido se veía muy lujoso. ¡Es rojo! Temiendo el costo del tinte, ni siquiera podía pagar un vestido así. Cuán rica debía ser, por un momento, envidia y un deseo de presumir ante Bianca surgieron en sus ojos.
Sin embargo, tras una inspección más cercana, la joya del collar era un peridoto. Aunque era la primera vez que ve un peridoto tan grande y transparente,
no era adecuado para ese vestido que requeriría una joya no inferior a la esmeralda. Su familia tampoco parece estar a la altura del vestido.
Aún así, si sales a caminar vestida así, probablemente serás una mujer de una familia «adecuada». No es un vestido que puedas usar solo por vanidad. Como así también el escolta detrás de ella.
El hombre que hacía de escolta era muy grande y amenazante. Celine se encogió un poco, pero pensando que no había razón para que lo hiciera, estiró el cuello.
De todos modos, una vez que sepa cuál es su familia, todas sus preguntas serán respondidas. A Celine, que pensó duro durante poco tiempo, se le iluminaron los ojos.
En un corto período de tiempo, no sería posible obtener más información que esta con solo mirar la ropa. Celine estaba orgullosa de sí misma por su astuta respuesta y buen ojo.
Sin embargo, contrariamente a los pensamientos de Celine de que había observado a Bianca en secreto, sus pensamientos parecían claros para Bianca.
Bianca no pasó por alto el hecho de que la mirada de Celine se quedó en su collar durante un tiempo inusualmente largo, y que sus cejas se fruncieron cuando vio las joyas en el collar. Bianca instintivamente se dio cuenta de que la habían devaluado. El estado de ánimo de Bianca se deterioró rápidamente.
Tiene mala personalidad y mal aspecto.
Aunque el peridoto era un mineral más barato en comparación con la esmeralda. El collar de perlas que adornaba el peridoto era grueso y suave, sin imperfecciones.
Mientras evaluaba las joyas del colgante, no parecía haber descubierto lo que significaba unir peridoto a un collar de perlas tan precioso.
En ese caso, o no era lo suficientemente inteligente para conocer el significado, o no tenía la visión suficiente para reconocer el nivel de un collar de perlas.
Entonces al menos deberías tener una buena personalidad.
Bianca, que estaba disgustada con Celine, dijo suavemente con una expresión hosca en su rostro.
—Esta es Bianca de Arno.
Ni siquiera quería decir su nombre, pero su oponente era una noble. A menos que supiera de qué familia era, era necesario mantener la mínima cortesía.
Sin embargo, fue sólo la mínima. Suele ser costumbre preguntar a la otra persona sobre su identidad, pero Bianca mantuvo la boca cerrada. Porque realmente no le importaba y no parecía necesitar saberlo.
Bianca asintió con la cabeza con gracia.
—Me marcharé ahora, así que pueden tomarse su tiempo y mirar alrededor.
—No tiene que irse por nuestra culpa. ¿Qué tal si miramos alrededor juntas?
Otra mujer, sorprendida por la palabra Arno, rápidamente retuvo a Bianca. Era una mujer con cabello dorado cenizo. La otra mujer rubia asintió como si estuviera de acuerdo.
Mientras hacían un alboroto, la mujer pelirroja simplemente se tambaleó avergonzada. Mires donde mires, parece estar influenciada por las personas que la rodean. Era una pena, pero no era algo que le importara a Bianca.
A Bianca le bastó ser considerada con ellos solo para disipar la molestia de que su larga caminata fuera interrumpida. Bianca, molesta, cortó sus comentarios tontos que la estaban reteniendo.
—No. No me siento bien. Entonces me despido.
Bianca cortó con calma sus palabras y se fue del jardín. La conmoción fue repugnante. No le gustaba que la obligaran a salir con gente con la que no quería salir.
Obligarse a sonreír cálidamente y tratar de acercarse a su esposo era suficiente.
Tan pronto como Bianca movió su pie, Yvonne y Gaspard la siguieron.
La mirada de Gaspard se detuvo en ellas por un momento. Como para recordar quiénes eran.
Después de que Bianca se fue, las cuatro mujeres nobles que permanecieron en el jardín se miraron con expresiones desconcertadas.
Había dos casos en los que uno mostraba su disgusto de inmediato. Cuando no conoces los modales o cuando no quieres hacer uso de ellos.
La Condesa de Arno es una mujer de la familia Blanchefort. Como no era posible que desconozca las costumbres, estaba claro que se trataba de lo segundo. Las mujeres, que pensaban que habían sido insultadas, comenzaron a enfurecerse una por una.
—¿Es esa la famosa condesa Arno?
—Los rumores no son completamente mentira.
—Tal vez no…
—También se dice que «esa» condesa levantó sus manos en el castillo de Arno.
Las tres mujeres aristocráticas rubias murmuraron. En particular, fue Celine quien elevó la voz. Bianca no ocultó su desprecio y eso hirió el orgullo de Celine. La admiración por el vestido que llevaba Bianca la envolvió en un complejo de inferioridad.
«¿Eso es todo lo que usas con un vestido así? En cuanto al tema de llevar solo un collar de peridoto…. Si se trata de collar de peridotos, tengo suficiente para llenar mi mano.»
El collar de peridotos era demasiado trivial para ser la debilidad de Bianca y, en primer lugar, ni siquiera era una debilidad. El vestido rojo y las joyas de color amarillo verdoso combinaban sorprendentemente bien. Pero su collar era uno de los pocos que podía confundirse con ser un poco «mejor» que el que tenía Bianca.
Celine dijo con el cuello rígido.
—No tienes que estar tan orgullosa de ti misma con un collar de peridoto… ¿Se dieron cuenta de que el collar que llevaba la Condesa de Arno era un peridoto?
—¿Es realmente un peridoto? Yo no uso peridoto. Es una pena que una mujer como la Condesa de Arno utilice eso. A menos que lo comprara por error pensando que era una esmeralda.
—Apuesto a que no es muy perspicaz.
En su tono sarcástico, se pudo sentir cuanto menosprecia a Bianca. Pero no importaba. Todas estas personas aquí estaban confabuladas y compartían un vínculo de homogeneidad al hablar a sus espaldas. Su conversación secreta nunca llegaría a oídos de Bianca.
Celine sonrió y se volvió hacia la condesa de Davoville, la única de ellas que mantuvo la boca cerrada y en silencio.
—Ahora que lo pienso, el collar que lleva la condesa de Davoville es realmente bonito.
—Así es, verdad. ¿Se lo compró el conde Davoville? Es un zafiro realmente brillante.
—……
Catherine, la condesa de Davoville, notó que Celine estaba tratando de involucrarla en su conversación. Pero no quería calumniar a los demás juzgándolos.
Sin embargo, como pensó Bianca, no era lo suficientemente fuerte como para ignorar la conversación o abandonar su asiento solo porque no le agradaba. Si lo hubiera hecho en primer lugar, no se habría dejado influir por estas tres mujeres nobles que conoció en la capital. Catherine se rió torpemente, sin saber cómo responder.
Fue una coincidencia encontrarse con ellas. Tal como conocieron a Bianca hoy, la saludaron mientras caminaba y compartieron sobre las familias de cada una.
Cuando descubrieron que ella era prima de la Primera Princesa, le pidieron sinceramente que las llevara a conocer a la Primera Princesa.
Catherine no era buena rechazando, así que las tomó y fue a ver a la Primera Princesa. La princesa los saludó cortésmente, pero estaba muy avergonzada por su conversación, que consistía principalmente en chismes, historias de fondo y elogios descarados.
Es decir, conversaciones como esta.
—Su cabello es oscuro y sin brillo, y su personalidad es tan sombría y áspera, que no importa qué joyas traiga, no le quedarán bien. El conde Arno es muy bueno con una esposa así.
—Debe ser por eso que la ha dejado en la propiedad hasta ahora. Esta vez, debe haber sido inevitable porque era un evento importante….
En Sevran, el cabello rubio es la condición para definir cuán apuesta es una persona. Esto se debe a que la familia real de Sevran, de generación en generación ha poseído cabello rubio y ojos azules, pero gradualmente se cambió para definir la condición de belleza. Así que aquellos que eran incluso un poco rubios estaban orgullosos de su cabello.
Este fue el caso de las tres chicas nobles que estaban junto a Catherine. Insistían en que su cabello era rubio, aunque era del mismo color que la corteza de un árbol en comparación con el rubio brillante que parecía derretir la miel.
Y el cabello de Catherine era demasiado rojo para insistir en ser rubio. Las orejas de Catherine se pusieron rojas porque sintió que la habían maldecido a ella, no a Bianca. Catherine reunió un poco de coraje y defendió a Bianca.
—Pero puede estar realmente enferma. Su piel pálida la hacía parecer enferma.
—No hay forma de que una persona enferma pueda caminar por el jardín vestida así. Oh, tal vez….
—¿Tienes alguna idea, Celine?
Otra mujer le preguntó a Celine. Celine dudó por un momento, luego fingió no ganar.
—Puede que esté buscando un amante secreto… Entonces, ¿quizás es por eso que no le gustó cuando le pedimos que diéramos un paseo juntas? Oh, por supuesto, esto es solo mi suposición.
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