Las criadas salieron, pero Bianca no descansó. Fue porque hubo alguien que entró en la habitación inmediatamente después de cruzarse con las sirvientas.
Se trataba de Sauveur quien vino a encontrarse con Bianca.
—Señora, debe bajar ahora.
—Entendido.
Blanca asintió con la cabeza. Al entregar los diseños a las sirvientas, Bianca había hecho todo lo que tenía que hacer en el castillo, y ahora era realmente la hora de partir. Yvonne siguió a Bianca con su equipaje y Sauveur inmediatamente siguió los pasos de Bianca.
Sauveur preguntó curioso.
—Ahora que lo pienso, las sirvientas que acaban de irse estaban muy emocionadas, ¿qué les dijo?
—No fue nada. Parece que están felices porque no tendrán que verme por un tiempo.
—… ¿está bromeando?
—Es muy perspicaz, Sir Sauveur.
No hubo cambios en su expresión indiferente. Al ver la expresión de Bianca, Sauveur tembló mientras acariciaba suavemente sus brazos.
—Fue una broma graciosa. Además, parecía que hablaba en serio cuando dijo eso.
Si fuera otra persona, no lo sabría, pero fue aún más aterrador porque fue Bianca quien hizo la broma autocrítica. Era difícil determinar qué tanto era una broma, por lo que no fue fácil seguir el ritmo, e incluso cuando descubrió que era una broma, no pudo encontrar la manera de responder correctamente.
Ella es una señora engañosa. Sauveur chasqueó la lengua por dentro. Si hubiera pasado un tiempo, habría sido una situación en la que habría cerrado la boca de inmediato y leído el ambiente, pero Sauveur no se rindió y volvió a hablarle a Bianca hábilmente.
—Entonces, ¿por qué no preguntó por qué vine aquí en lugar de Sir Gaspard?
—Supongo que no tenías nada que hacer.
—Está bromeando de nuevo.
Sauveur se encogió de hombros. Este tipo de broma era fácil de aceptar. Prefería cuando una flecha puntiaguda volaba hacia él. Pero el problema es que esta vez no fue una broma, fue la sinceridad de Bianca.
A Sauveur realmente no le importaba si era una broma o no. Porque ese no era el punto. Con una sonrisa a favor de la causa, Sauveur le dijo halagadoramente a Bianca.
—En realidad, quiero obtener el permiso de la señora para algo.
—¿Qué cosa?
—Escuché del mayordomo que la señora no estaba satisfecha con la ropa del Conde…
—Así es.
Blanca asintió con la cabeza. Era una de las pocas cosas por las que estaba orgullosa últimamente.
Pero ¿por qué menciona eso de repente?
Bianca inclinó la cabeza, sin saber por qué Sauveur estaba interesado en ello. Sauveur continuó hablando en voz baja, como si persuadiera suavemente a Bianca para no ofenderla.
—Entonces, ¿utilizará esas prendas solo en el territorio?
—No. Realmente estoy planeando aprovechar esta oportunidad para comprarle ropa en la capital.
—Entonces, ¿tirará esa ropa?
—Bueno, Vincent se encargará de la disposición.
En ese momento, Sauveur, que había estado tranquilo hasta ahora, cambió su actitud de un golpe, levantando la mano y saltando.
—¡Entonces yo! ¡Yo!
—¿Qué?
Bianca retrocedió, sorprendida por la apariencia frívola de Sauveur. Un caballero corpulento, una cabeza más grande que ella, levantó la mano y saltó, luciendo intimidante.
Cuando Bianca, un poco asustada, miró a Sauveur con molestia, Sauveur, quien se dio cuenta de su comportamiento, tosió y bajó con cuidado la mano que tenía levantada. Entonces preguntó con cautela, mirando el semblante de Bianca.
—¿Puedo tomarla?
—… No me importa. Debe obtener el permiso del Conde o del mayordomo…
—Al Conde no le importan esas cosas, y el mayordomo está bajo su control, así que vine a solicitar su permiso. Después de todo, Robert y yo somos los únicos similares en tamaño al conde. Gaspard es demasiado grande y Vincent demasiado delgado. Vine aquí para obtenerlo antes que Robert.
Sauveur explicó por qué tiene buenas razones para llevarse la ropa ‘desechada’ de Zachary.
Bianca pensó por un momento quién era Robert. No pasó mucho tiempo antes de que se diera cuenta de que él era el otro comandante de Zachary, que era particularmente hostil con ella. Una sonrisa cruzó los labios de Bianca. Fue porque si el Robert del que Sauveur estaba hablando era el que ella conocía, nunca vendría a ella a solicitar la ropa.
Bianca no tenía la intención de permitir que Zachary continuará usando eso, así que si lo deja a un lado, solo se pudrirá. Sauveur también quería esto, por lo que parecía una buena opción para él. Bianca asintió feliz.
—Bueno, si quieres, puedes tomarlo.
—¡Siii!
Sauveur apretó los puños y salió de la habitación. Al verlo rebosante de alegría, pareció olvidar que Bianca se sintió amenazada por su apariencia.
Un momento después, Sauveur, miró a Bianca deprimido, moviendo la cola tan silenciosamente como un perro al que le dieron una paliza en el trasero. Fue porque tenía miedo de que Bianca cancelara su palabra.
Bianca se rió ante su apariencia de perro. ¿Debe decir que es descarado o debe decir que no es pretencioso? Era la primera vez que se mostraba tan reacia a decir algo.
No lo odiaba, pero no quería hablar más. Para ser honesta, cuanto más hablaba con Sauveur, más cansada se sentía. Sin una palabra, pasó corriendo junto a Sauveur y bajó al primer piso.
Incapaz de leer lo que pensaba Bianca, Sauveur siguió sus pasos, temblando de ansiedad.
—Señora, ¿realmente me lo está dando?
—¿No lo hice ya?
—No puede cambiar sus palabras.
—¿Por qué haría algo tan problemático? Tch, ahí está Sir Gaspard, así que puedes volver.
Bianca, que estaba molesta por la charla de Sauveur, agitó la mano. Fue tal como dijo Bianca. Gaspard los encontró y comenzó a acercarse a ellos.
—El carruaje está justo allí, señora.
—Entendido.
Bianca caminó con ligereza hacia el lugar donde Gaspar la guió. Sauveur no siguió las palabras de Bianca de volver.
Mientras el tumultuoso Sauveur rondaba a Bianca, Yvonne y Gaspar, relativamente reticentes, se vieron obligados a retroceder.
Gaspard miró a Yvonne por un momento. En su mano había un gran saco. Acercándose a Yvonne, dijo.
—Démelo.
—¿……? Este es mi equipaje.
—Démelo.
—Puedo sostenerlo por mí misma.
—Démelo.
Las cejas de Yvonne se estrecharon al ver a Gaspard repitiendo las mismas palabras. El sacó que llevaba era voluminoso pero no pesado. Ella era capaz de llevarlo por su cuenta, pero no podía entender por qué seguía repitiendo lo mismo.
La cabeza de Bianca, que no estaba acostumbrada a la conmoción, palpitaba porque al parecer los gemidos de Sauveur no eran suficientes a su lado, e Yvonne y Gaspard también cantaban detrás de ellos. No se sentía mal, pero estaba cansada.
En el momento en que Bianca suspiró suavemente, una repentina ráfaga de viento sopló. Desordenando su ropa y cabello. No pudo evitarlo. Bianca utilizó el viento como excusa para llamar a Yvonne.
—Yvonne. Entrégaselo a sir Gaspard y ven a arreglarme la capa. Acaba de ser volcada por el viento.
—¡Ah, sí, señora!
Es gracioso como estaban discutiendo hasta ese momento, pero tan pronto como Bianca habló, Yvonne le pasó su carga a Gaspard como si la estuviera tirando y corrió hacia Bianca. Gaspard tomó el equipaje de Yvonne y la siguió en silencio. Su rostro, que siempre lució contundente, se mantuvo igual.
Pero antes de que Yvonne se acercara a Bianca, hubo alguien que se movió primero. Era Sauveur, que rondaba a Bianca ruidosamente. Tan pronto como Bianca llamó a Yvonne, Sauveur se acercó a Bianca casualmente.
—No fue volcada, solo un poco arrugada.
Las delicadas yemas de los dedos de Sauveur tocaron la capucha del abrigo de Bianca.
Como si no estuviera familiarizado con la textura suave de la tela, su mano la cepilló suavemente. Por fuera, parecía que estaba siendo amable.
Bianca, incapaz de entender por qué Sauveur actuaba tan coquetamente, recibió su toque con indiferencia.
El rostro de Bianca se endureció sutilmente. No sólo Bianca estaba avergonzada, sino que el rostro de Yvonne también se endureció.
O no le importa, o simplemente no se da cuenta. A pesar de la vergüenza de las dos mujeres, Sauveur siguió hablando hábilmente.
—Kyaa… la textura de la tela es diferente. Como se esperaba de la señora.
—… Gracias por su ayuda. Pero la próxima vez, pide permiso primero.
Bianca se alejó medio paso de Sauveur y tiró del dobladillo de su abrigo. Sauveur simplemente la ayudó, pero a Bianca le pareció repentino porque no estaba tan acostumbrada a estar cerca de un hombre.
Antes de su regreso se acostó con Zachary, y aunque terminó en catástrofe, también estuvo en una relación. Sin embargo, no estaba familiarizado con eso solo porque «lo hubiera hecho antes», y porque había vivido en el monasterio durante mucho tiempo, incluso estaba más lejos de eso.
Sin pensar que Bianca se sentiría reacia a recibir incluso este tipo de ayuda, Sauveur inclinó la cabeza y preguntó.
—¿Qué permiso?
—Un permiso para preguntar si puedes ayudar.
—¿Tengo que preguntarle a todas las damas nobles así?
—Así es.
Como si le estuviera enseñando a un niño a escribir, Bianca siguió respondiendo pacientemente.
No cree que Sauveur la odie, así que no lo habría hecho para intimidarla. Probablemente no sabe nada y simplemente ignora cómo tratar a una dama. Ahora que lo piensa, ¿dónde conocería un caballero de bajo nivel como Sauveur a una dama? Si no sabes algo, puedes enseñarlo.
No era frecuente, pero no podía pensar en Sauveur con frialdad en este tipo de conversaciones cara a cara. Bianca fue paciente y educó bien a Sauveur.
Justo cuando Bianca estaba educando bien a Sauveur, una mirada penetrante atravesó su mejilla como si alguien la estuviera mirando.
Bianca giró la cabeza en la dirección en la que pensó que debía estar la mirada y sus ojos se encontraron con los del oponente.
Comment