El equipaje se subió al carruaje hasta cierto punto, y ahora era el momento de irse.
Yvonne, quien se aseguró de que todas las pertenencias de Bianca fueran cargadas, se dirigió a la habitación de Bianca para arreglar las cosas que Bianca llevaría en el carruaje y su ropa.
Aunque es primavera, sigue haciendo frío. Bianca, que es débil, tiene mucho frío, por lo que tenía que traer una manta para cubrirse en el carruaje y un cojín para apoyar su espalda.
Cuando Yvonne entró en la habitación, Bianca la saludó.
—¿Has empacado todas tus pertenencias?
—Sí. Me aseguré de que no faltara nada. El jengibre es bueno para el mareo por movimiento, así que empaqué un poco por si acaso.
—No, tu equipaje.
El rostro de Yvonne se puso rojo ante las duras palabras de Bianca. Yvonne, que aún no estaba acostumbrada a que Bianca la cuidara, sentía cosquillas en un rincón del corazón cada vez que ocurría.
El equipaje de Yvonne era tan pequeño que no había nada que hacer más que empacarlo todo. Unas pocas prendas de vestir y una cinta para el cabello que tanto apreciaba eran suficientes para caber en un solo paquete. Yvonne respondió mirando la bolsa que había preparado en la esquina de la habitación de Bianca.
—No tengo mucho equipaje… ya empaqué todo.
—Si falta algo, solo dímelo. Porque lo que usa mi sirvienta también está relacionado con mi dignidad. Sobre todo en la capital. ¿Sabes lo que eso significa?
—Si, señora.
Yvonne también estaba al tanto de las batallas de nervios entre las nobles. Incluso podían llegar a contratar hombres apuestos para mostrárselo a los demás. Aun así, las doncellas que las nobles mantenían a su lado, solían ser hijas de niñeras, que llevaban mucho tiempo con ellos, como compañeras de lactancia. Yvonne estaba más que feliz de que Bianca hubiera asegurado que ella estaba en tal posición al preocuparse por su atuendo.
La cinta para el cabello favorita de Yvonne estaba hecha con la tela que sobró de la ropa de Bianca. Otras damas se estremecerían al compartir la misma tela que la sirvienta, por lo que incluso si la tela permanecía, a la sirvienta no se le permitía usarla, y era costumbre que la sirvienta no prestara atención a la tela restante. Pero Bianca con mucho gusto permitió que Yvonne usara el resto de la tela para hacer lo que necesitaba.
El retazo de tela que recibió Yvonne era suficiente para utilizarlas en las mangas y las faldas de su ropa, pero era simplemente ridículo agregar una tela preciosa teñida en colores vivos a la tela gris lisa. En cambio, Yvonne cortó la tela que Bianca le había dado e hizo varias cintas, que compartió con las criadas de la misma habitación. Porque ella ya tenía la piel de ardilla gris que Bianca le había dado, y las otras sirvientas estarían más felices sirviendo a Bianca. Tal como había sido la intención de Yvonne, todas en la habitación se regocijaron y estuvieron de acuerdo en que la señora era generosa.
Como Bianca la cuidaba así, no se arrepintió de esa decisión. Yvonne rápidamente secó las lágrimas que rodeaban con las yemas de sus dedos y luego tomó la capa de Bianca.
Mientras Bianca estaba siendo atendida por Yvonne y se maquillaba por última vez antes de irse, un grupo de sirvientas vino a visitar a Bianca.
—Señora, usted llamó.
—Oh sí. Acérquense.
Bianca hizo señas a las criadas, dejando que Yvonne atara la cinta de su abrigo. Con una capa blanca bordada, Bianca parecía un hada del lago. Con un aspecto más noble que de costumbre, las doncellas inclinaron la cabeza y se pararon frente a Bianca.
Las doncellas que llamó Bianca eran las que habían aprendido a hacer encajes con ella. Las jóvenes, a quienes Bianca había convocado por Vincent, hicieron encajes con Bianca durante el invierno pasado. Michelle, la criada de cabello oscuro que corrió después de ver a Bianca, era una de ellas.
Al principio, se vieron obligados a reunirse por orden de Vincent, pero cuando vieron los encajes hechos por Bianca, se motivaron. Tan blanco como la nieve, tan suave como las flores y tan colorido como los adornos, era nada menos que el sueño de una mujer.
Las sirvientas respetaban a Bianca por tener tan buenas habilidades. Hasta ese momento, ella era solo una dama lujosa, pero ahora se ha convertido en una dama con un gusto noble y mucho conocimiento.
Cuando Bianca se ofreció a enseñarles a hacer encajes, quedaron asombradas. No podían creer que estuviera dispuesta a compartir esta preciosa técnica con ellas. Fue porque era una habilidad que cualquiera habría estado dispuesta a pagar para que se le enseñara. Mientras aprendas a hacer este «encaje», tendrás dinero para jugar y comer por el resto de tu vida. A diferencia de la vacilante reunión, todas brillaron con entusiasmo.
Como las criadas cambiaron favorablemente, la base para el negocio del encaje se construyó fácilmente. Trabajaron duro para aprender a hacer encajes, lo que permitió a Bianca dirigirse a la capital con muchos pañuelos de encaje. Para cuando Bianca regrese de la capital con una lista de pedidos, debería haber muchas cosas hechas.
Aunque Bianca sabía cómo hacer encajes, Bianca no podía manejar toda la cantidad sola, y Bianca misma no pudo sumergirse en el bordado o el tejido durante mucho tiempo. Después de completar uno, no tocó el marco durante varios meses. Por lo tanto, era correcto utilizar una mano de obra que pueda ser útil.
Existía la duda de si las sirvientas filtrarían la tecnología a otra parte, pero en primer lugar, eran siervas vinculadas a la propiedad, y Vincent lo administraría estrictamente, por lo que estaba bien por el momento.
Dado que era una tecnología que se descubriría en otros lugares dentro de los próximos 15 años de todos modos, Bianca pensó que solo usar el encaje para recaudar dinero y usarlo políticamente en este momento era suficiente.
Después de todo, no estaba mal tratar de educarlas adecuadamente. Bianca entregó el pergamino que había apartado a la jefa de las criadas.
—Iré al palacio real. Hay un patrón aquí, así que estúdialo y trata de hacerlo.
—¿Podremos hacerlo sin la guía de la señora…?
Las criadas rodaron los ojos nerviosamente. Bianca se rió entre dientes. Fue porque sabían que solo estaban dándole cara a Bianca.
—Creo en sus habilidades. Son más hábiles que yo, así que lo dominarán de inmediato.
—La señora es más hábil. Eso es una tontería. Ni siquiera hubiéramos pensado en el encaje si no hubiera sido por la señora.
Bianca se burló de la respuesta respetuosa de las criadas. Porque ella no era lo suficientemente buena para crear el encaje. Pero era imposible explicar eso. Bianca se aclaró la garganta y habló con calma.
—No tienen que ser tan humildes. Después de completar este último patrón, se habrán familiarizado hasta cierto punto con varios patrones. Después de eso, intenten hacer patrones nuevos. Le daré una gran recompensa a la que haga los patrones y encajes más hermosos. Le informé a Vincent sobre el hilo y la tela, así que obtendrán todo el apoyo que necesiten.
Los ojos de las sirvientas brillaron ante las palabras de una gran recompensa. Aunque estricta, Bianca no era una anfitriona mezquina a la hora de dar. Era una anécdota famosa entre las criadas que ella le obsequió a su criada, Yvonne, una piel de ardilla gris sin ningún motivo. Si ella dice que será una gran recompensa, debería ser una enorme.
—Solo confíe en nosotras, señora. Haremos todo lo posible para cumplir con las expectativas.
—Espero que estén a la altura de mis expectativas.
—No se preocupe.
Las criadas repitieron sus promesas a Bianca con expresiones firmes. Las criadas que salieron de la habitación de Bianca alardearon en voz alta diciendo que ganarían el premio.
Pueden mejorar sus habilidades, hacer cosas hermosas y, si lo hacen bien, pueden obtener un premio. Era perfecto.
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