Dark?

(Novela)Matrimonio por conveniencia Capítulo 44

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—… ¡¿señora?!

 

—Oh, perdón por ser ruidosas, señora. Por favor, perdónanos.

 

Tan pronto como Bianca las llamó, las criadas se pusieron de pie en contemplación. Entonces, se inclinaron para disculparse con Bianca y luego se escaparon. Como si Bianca las regañaría si mostrara una pequeña brecha.

 

Sabía que no le darían la bienvenida, pero aún así, Bianca, quien fue golpeada por la reacción inesperada, miró a las criadas desaparecer con una expresión perpleja.

 

Bianca rápidamente dejó de lado su vergüenza. Ella enderezó su expresión y suspiró.

 

Yvonne, que estaba al lado de Bianca, entró en pánico y miró a Bianca con ansiedad. No pudo decir nada porque estaba contemplando si debía ofrecer consuelo o si era lo correcto.

 

Bianca trató de sonreír como si nada y le habló a Yvonne para ocultar su incomodidad.

 

—Es un gran problema porque tenía algo que preguntarles.

 

—¿Q-qué es? Responderé todo lo que sepa.

 

Yvonne también sonrió torpemente.  El ambiente, que había estado rígido por un tiempo, pareció desaparecer en un instante,  por la voz aguda.

 

—Acerca de la sirvienta de cabello negro de antes…

 

—Bianca.

 

Tan pronto como Bianca comenzó a hablar, su nombre fue llamado desde atrás.

 

El cuerpo de Bianca se puso rígido ante la repentina llamada.  Solo hay una persona en este castillo que puede llamar a Bianca por su nombre de pila.  Los esfuerzos de Bianca por fingir estar tranquila se hicieron añicos en un instante.

 

Debe haberlo visto. Probablemente lo vio.

 

Al pensar que Zachary acababa de ver a las criadas esquivarla, el rostro de Bianca se ensombreció. Era vergonzoso que la esposa del señor no pudiera guiar a las criadas.

 

Bianca gimió consternada, ya que nunca quiso ser atrapada de esa forma. Como mínimo, le surgió la necesidad de enterrar su rostro en llamas en la nieve apilada en el jardín.

 

Pero en lugar de inclinar la cabeza, Bianca la levantó aún más rígida.  Respirando y fingiendo estar tranquila, lentamente miró hacia atrás cuando pensó que se había calmado.

 

Al girar su cuerpo, su rostro volvió a ser tan suave y frío como la porcelana.  Era difícil creer que estaba temblando de vergüenza hasta hace un momento.

 

Los ojos de Bianca se encontraron con Zachary, que se encontraba de pie al final del pasillo.  Él, que bloqueaba su camino como el guardián de las puertas del infierno, se acercó a Bianca tan pronto como ella se dio la vuelta.

 

Cuando Zachary se acercó, Bianca se puso rígida por la tensión que sentía.  Parecía como si una enorme bestia estuviera pululando hacia ella.

 

Su escolta Gaspard era el hombre más grande del castillo de Arno.  Era más alto que Zachary, y nadie podía hacer frente a los gruesos músculos de sus hombros y antebrazos.

 

Al arrastrar a Gaspard por el rabillo de sus ojos todos los días, pensó que se había acostumbrado a los tipos grandes, pero cuando vio a Zachary frente suyo, se dio cuenta de que su pensamiento estaba equivocado.

 

Tenía una sensación de intimidación que era suficiente para llenar la brecha del tamaño con Gaspard.

 

La dignidad como señor y conde fluía sobre él, de modo que cualquiera podía decir cuánto había luchado para subir a tal posición.

 

Bianca trató de recordar la primera vez que ella y Zachary se conocieron.  Ha pasado mucho tiempo, así que no lo recuerda bien, pero la forma en que vestía era incómoda y poco atractiva, por lo que los sentimientos de insatisfacción eran claros.

 

Todavía recuerda llorar en los brazos de su niñera Jean, diciendo que su padre la había vendido a alguien pobre.

 

Zachary se acercó a Bianca.  Bianca tuvo que levantar el cuello hasta el límite para hacer contacto visual con él, que era más de una cabeza y media de alto.  Bianca estaba molesta porque sentía que estaba perdiendo por nada.

 

Zachary vestía un jubón negro forrado con tela de color rojo oscuro sobre una camisa de seda, cubierta con piel negra brillante.  Llevaba botas de cuero marrón grisáceo, y sus pantalones blancos, estaban densamente decorados con botones negros hechos con los dientes de animales.

 

Era un sentido de la moda que ni siquiera podía esperarse del viejo Zachary, que vestía una camisa de lino tosco y un jubón marrón anticuado.  A medida que subía el título, el sentido de la moda parecía haber crecido.  Eso era bastante positivo.

 

Pase lo que pase, Bianca tiene que estar con él, y el hecho de que el marido a su lado lleve ropa andrajosa como un granjero en el campo era una pérdida de prestigio para ella.

 

El cabello gris plateado de Zachary, que estaba cuidadosamente organizado, se balanceaba con el viento invernal que impregnaba los pasillos, pero la mirada directa que miraba a Bianca seguía siendo la misma. Bueno.  Siempre miraba fijamente a Bianca, como si fueran enemigos mortales, como si fuera a devorarla….

 

Sin embargo, el agudo disgusto en sus ojos,  era claramente evidente.  Su rostro estaba tan rígido como siempre, como si una aguja no pudiera atravesarlo, pero las comisuras de su boca sutilmente torcidas y sus ojos, revelaban los pensamientos que no podía ocultar.

 

El corazón de Bianca latió con fuerza una vez más al ver su rostro claramente infeliz.  Realmente solo quiere darle una buena impresión, pero ¿por qué se cruza con él cuando está de mal humor?  Además, para empeorar las cosas, acaba de mostrar cómo era rechazada por las sirvientas.

 

Dicen que se necesitan dos para bailar un tango*. ¿Quizás es porque no estamos destinados a conectarnos?  Bianca sonrió con amargura.

 

(N/T: la frase original utilizada es «Tienes que aplaudir para hacer un sonido.» Ambas tienen el mismo significado.

Por ejemplo, si hay un conflicto o un problema entre dos personas, se suele decir «se necesitan dos para bailar un tango» para referirnos a que ambos tienen la culpa. Independientemente de las circunstancias, normalmente, no podemos echarle la culpa solo a uno.)

 

Zachary, que se acercó a Bianca, preguntó.

 

—¿Qué estás haciendo aquí?

 

—Nada.

 

Bianca levantó la barbilla y respondió con firmeza.  Una actitud que destila alta autoestima. Con un escudo de ecuanimidad en su rostro como si no fuera a mostrar su debilidad fácilmente.

 

Sin embargo, su corazón, que se había agrandado por la tensión, latía con fuerza.  Con la boca seca, Bianca tragó saliva para que su voz no se quebrara.

 

Como no quería contar lo que había sucedido, cambió el tema de conversación.

 

—¿Qué pasó con lo que dijiste entonces?

 

El primer día que visitó el establo, Bianca fue directamente a Zachary.  Al escuchar el deseo de Bianca de aprender a montar a caballo, miró a Bianca fijamente con sus oscuros ojos.

 

 

—Creo que sería difícil para ti montar a caballo.

 

—Será duro, pero no imposible.

 

 

A Zachary no le agradaba que Bianca montará a caballo.  Pero Bianca no retrocedió, a diferencia de con Sauveur.  Porque sabía que no pasaría nada si no convencía a Zachary.  Y confiaba en romper la terquedad de Zachary.  De hecho, Zachary nunca ha detenido una decisión de Bianca.

 

Zachary y Bianca pasaron por varias batallas.  Zachary dio la excusa de que la salud y la resistencia de Bianca no eran buenas.  Bianca, que no creía que Zachary estuviera preocupado por ella, pensó que tenía otra razón, pero Zachary no reveló fácilmente la razón.

 

Pero al final, fue una suposición de Bianca.  Zachary, quien había expresado una renuencia poco familiar, no tuvo más remedio que dar la respuesta de que lo consideraría positivamente.  Él mismo se encargaría de eso, así que no debía preocuparse y puso fin al tema.

 

Es la primera vez que se encontraban después de eso.  Ante la pregunta de Bianca, Zachary respondió sin rodeos sin aflojar su rostro rígido.

 

—Incluso si no me lo recuerdas, no lo olvidaré.  Le ordené a Vincent que encontrara un poni que se adapte a ti.  No hay muchos a la venta en el mercado porque es invierno, pero es bueno en eso, así que lo encontraremos pronto.

 

Zachary frunció el ceño y miró a Bianca de arriba abajo. Era como si Bianca fuera codiciosa a pesar de que no estaba en una buena condición física. La desaprobación que colgaba de su boca se hizo más fuerte.

 

—Ahora es invierno, está nevando, hace frío y es peligroso, así que puedes aprender a montar a caballo cuando los brotes comiencen a brotar a principios de la primavera.  Con suerte, podrás montar en la capital.

 

—Esas son buenas noticias.

 

Dijo que era una buena noticia, pero el rostro de Bianca no parecía brillante.

 

Tan pronto como la conversación se interrumpió por un momento, Zachary hizo un gesto hacia Yvonne y Gaspard, quienes estaban detrás de Bianca.  Era una orden para que se mantuvieran alejados.

 

Gaspard, quien inmediatamente leyó la orden de su maestro, inclinó la cabeza y retrocedió.

 

Yvonne vaciló, mirando preocupada a Bianca, cuya tez parecía extrañamente cansada.  Pero no podía desobedecer las órdenes de su maestro. Yvonne no tuvo más remedio que retroceder.

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