06. La decisión de la Condesa
Bianca, que recorrió la mansión con la guía de Vincent, se detuvo en el depósito de carne, la panadería, la cervecería y la granja en lugar del jardín durante sus paseos habituales a partir de ese momento.
No había nada en particular que hacer cuando se detenía, nada que preguntar ni nada que interfiriera con el trabajo. Solo veía a los siervos trabajar.
Para Bianca, solo era cuestión de extender un poco el recorrido a pie, pero se sentía como si el mundo hubiera cambiado solo con eso.
El aire que roza su piel, el paisaje que se despliega ante sus ojos, y las voces de las personas. El olor a vida, acompañado de ruido, penetró su piel y sacudió la cabeza.
Apenas estaba acostumbrada a la conmoción ruidosa, pero podía sentir cuánto había vivido aislada del mundo hasta ahora.
Cuando deambuló por el reino después de ser expulsada del castillo antes de su regreso, no pudo darse el lujo de mirar a su alrededor como lo hace ahora.
Las heridas de la traición de su amante, Fernand, cegaron su visión. No sabía nada, y ni siquiera podía entregar su corazón porque todos en el mundo parecían estafadores. Todo el mundo a su alrededor era duro y frío. Fue entonces cuando aprendió por primera vez que la ignorancia podía sostener su cabeza. Al recordar ese momento, los labios de Bianca se torcieron con ansiedad.
A los siervos no les gustaba la visita de la señora. Ya era difícil con solo la mirada severa del mayordomo, pero ¿Quién sabe qué fallas quiere encontrar la señora?
Ella no los culpa directamente, pero debe ser porque simplemente no quiere hablar con los siervos. Volverá a su habitación lujosamente decorada y hablará con el mayordomo sobre ellos. Los siervos continuaron mirando a Bianca, y como tal, las cosas no progresaron muy bien.
Bianca, que no se preocupa demasiado por los demás, o Gaspard, que parece estar tranquilo incluso si un rayo cae del cielo de repente, no estaban preocupados. Pero Yvonne rápidamente notó su malestar.
Sin embargo, no había nada que Yvonne pudiera hacer al respecto.
Las cosas desconocidas siempre son dolorosas. No les debe resultar familiar que Bianca recorra la finca, pero se acostumbrarán después de un tiempo. Yvonne así lo creía.
Sin embargo, era lamentable que Bianca recibiera miradas no deseadas de los demás, independientemente de sus creencias.
El corazón de Yvonne se derrumbaba cada vez que daba un paso hacia la tierra cubierta de suciedad y charcos de agua, y no en un camino bien cuidado, cubierto de tierra blanda.
El barro salpicó el dobladillo de su ropa, pero Bianca no mostró ni un solo signo de disgusto.
¿Tal vez se deba a que ella no es la que arregla la ropa? ¿O es porque comprará ropa nueva?
Los siervos se avergonzaron aún más cuando ella no mostró disgusto. ¿Hubiera sido mejor si fuera un poco más desagradable?
Yvonne negó con la cabeza. Así como un pájaro no puede entender las palabras de un conejo, los siervos y Bianca no podían comprenderse. Ni siquiera podía imaginarse a Bianca, noble de nacimiento, trabajando con barro en la cara.
Contrario al irónico pensamiento de Yvonne,
Bianca no solo tuvo la cara cubierta de barro, sino que también vistió harapos y caminó descalza por un camino de grava.
Para conseguir un puñado de agua, lamió el agua de lluvia de las grietas de las rocas y devoró pan mohoso. Esa fue su situación antes del regreso, pero el recuerdo de esa época aún estaba grabado vívidamente en la mente de Bianca.
El nacimiento puede ser noble, pero no hay garantía de que lo sea hasta el final.
¿Quién hubiera pensado que Zachary, a quien se le había otorgado el rango de barón, se convertiría en Conde y en un fuerte escudo para el próximo rey, y quién hubiera pensado que se derrumbaría en vano en el campo de batalla justo antes de empuñar tal poder?
Con él, el destino de Bianca se vio sacudido como una vela en el viento, y la vida de la noble Bianca se desplomó hasta el fondo.
Bianca del pasado no sabía que la vida de una persona solo se conoce hasta el final. Sólo lo descubrió después de experimentarlo.
Y también descubrió, que el futuro es algo por lo que hay que trabajar duro.
Antes del regreso, Bianca ni siquiera pensó en mirar a su alrededor, y después del regreso, Bianca no podía darse el lujo de mirar a su alrededor.
La admiración de Yvonne por la mirada intransigente e indiferente de la joven Bianca se debía únicamente a que sus pensamientos estaban en otra parte.
«¿Cómo puedo quedar embarazada del hijo de Zachary lo antes posible? ¿Cómo puedo evitar que me echen de la familia Arno? ¿Cuál puede ser la justificación para eso?
Tal desesperación la hizo flotar sin poder mezclarse con su entorno, pero a Bianca no le importó. Fue porque pensó que no había necesidad de mezclarse. Ya tener a Yvonne y Gaspard a su lado ha cambiado mucho.
Fue un cambio del que otros se reirían, pero fue un cambio bastante grande para ella.
Mientras miraba alrededor del castillo, Bianca llegó a un lugar desconocido.Se encontraba apilada un montón de paja frente al edificio revestido con tablones de madera. Un áspero retumbar salía del interior. Bianca preguntó, mirando el edificio desconocido.
—Creo que nunca he visto este lugar antes
—Señora, este es el establo. Es peligroso, así que regrese.
Yvonne rápidamente bloqueó el camino de Bianca. Bianca inclinó la cabeza como si no entendiera las preocupaciones de Yvonne.
—¿Peligroso? Solo hay caballos.
—Porque esos caballos son peligrosos. ¡Oh, señora!
A pesar de la preocupante desaprobación de Yvonne, Bianca se acercó al establo. Pensó que era bueno interesarse por los caballos.
Antes de su regresó, Bianca no tenía interés en los caballos. No tenía una personalidad animada a la que le gustara salir de la habitación y estar activa, y si viaja una larga distancia puede montar un carruaje.
Había algunas damas nobles que montaban a caballo, pero no era una educación obligatoria. Así que realmente no le prestó atención.
Pero mucho habría cambiado si ella hubiera sabido montar a caballo en el momento en que cojeaba y debía caminar largas distancias. Habría habido menos tiempo para perder, menos tiempo para ser golpeada y menos sufrimiento por no tener un lugar que la aceptara.
Sería bueno aprender a montar a caballo en esta vida. No sería razonable montar en la capital esta primavera, pero podría ser posible la próxima primavera.
Trataría desesperadamente a su manera de no ser expulsada de la familia Arno, pero aún tenía que prepararse para una situación inesperada.
«Sería bueno ver a los caballos primero».
Justo cuando Bianca estaba a punto de entrar al establo con ese pensamiento en mente, Gaspard detuvo a Bianca.
Gaspard miró a Bianca con una expresión severa como de costumbre, y sacudió la cabeza con decisión. El ceño de Bianca se arrugó.
Es sólo un establo. También está dentro de su territorio. No hay nada peligroso.
—Quítese de en medio, Sir Gaspard.
—…. Peligroso. Morirá.
—He estado en lugares con fuego altísimo, cuchillos relucientes y salpicaduras de sangre. ¿Por qué los caballos son tan peligrosos?
La cocina y el matadero eran más peligrosos que el establo. Todos montan a caballo de todos modos, entonces, ¿cuál es el peligro? Además, incluso había visto caballos desde lejos.
Bianca se quejó insatisfecha.
—Además, ¿no fui a la granja antes?
—En la granja los vio desde lejos. El establo está demasiado cerca.
—Ustedes tienden a sobreprotegerme-
—Oh, ¿no es ese Gaspard?
En ese momento, detrás de Gaspard, se escuchó una voz brillante y alegre desde el interior del establo. En el ligero tono que parecía estar balanceándose, podía sentirse el acento único de los plebeyos.
El plebeyo que podía llamar a Gaspard, por su primer nombre, era Sauveur, uno de los comandantes de Zachary.
Mientras estaba trabajando dentro del establo, sintió mucho ruido, pero al salir se encontró con Gaspard bloqueando la entrada del establo.
Era frustrante estar atrapado en ese estrecho y desaliñado edificio, pero cuando apareció un amigo cercano, Sauveur respondió con calidez.
—¿Qué estás haciendo aquí? Pensé que estarías escoltando a la señora… Oh, ahí está.
Sauveur, que tardíamente descubrió a Bianca escondida detrás de Gaspard, agregó con una sonrisa incómoda.
Sauveur sacudió rápidamente la cabeza tratando de recordar si había cometido algún desliz de lengua.
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