—¿Es posible que la cocina de nuestro castillo no se adapte a su paladar?
—… la señora hablaría si fuera el caso.
—Así es.
Zachary asintió ante la perpleja respuesta de Vincent. El Conde de Blanchefort mimó a su única hija, y Zachary, quien sucedió al Conde como su tutor legal, también luchó por dar todo lo que su única esposa quisiera. Como resultado, Bianca decía abiertamente sobre lo que estaba insatisfecha sin que nadie le preguntara, y lo mismo ocurría con lo que quería.
Si los platos del castillo de Arno no fueran deliciosos, lo habría mencionado o habría pedido que cambiaran de chef. De lo contrario, significaba que estaba algo satisfecha con la cocina del castillo de Arno. Zachary agregó con un suspiro.
—Dígale al chef que piense un poco más en los platos que le pueden gustar. Come muy poco, por eso sigue siendo así de pequeña.
—Sí. Entendido.
Vincent respondió obedientemente. No podía imaginar que ‘esa’ señora comiera tanto como pudiera incluso si traía platos exóticos, pero Zachary, su señor, lo ordenó así que no tenía más remedio que hacerlo.
Como es una orden del conde, tendrá que prestar atención al menú por un tiempo, y desde ese momento, se vio al chef del castillo de Arno tirándose de los pelos por la repentina misión.
Mientras tanto, Robert y Sauveur vinieron a visitar a Zachary. Era para informar cómo iban las cosas y cuánto habían avanzado, ya que se hicieron cargo de la reorganización logística y la gestión de los caballos, que anteriormente era trabajo de Gaspard. Robert comenzó primero.
—Conde, la reparación del muro izquierdo ha terminado.
—Ah, ¿cuánto se ha progresado en la construcción de una fortaleza en el bosque occidental?
—Los recursos como la piedra y la madera están en marcha, pero está nevando y la velocidad no es buena.
—Cuida de que no ocurra ningún accidente. Asegúrate de mantener el servicio militar obligatorio solo tres días a la semana según lo establecido.
—Como ordene.
Un día de la semana era Sabbath, un día para dejar arados, corrales y armas y descansar en honor a la protección de Dios, ya fuera noble o siervo. Y en el caso de los siervos, se movilizaban tres días para ayudar al señor, y durante los tres días restantes podían cultivar su propia tierra.
De vez en cuando, algunos señores no guardaban el período de tres días debido a su codicia, y solían retener a los siervos por un período de tiempo más largo. Los siervos entonces no tendrían tiempo para cultivar su tierra, y empobrecerían. Cuando los siervos empobrecen, están menos motivados y son más propensos a las enfermedades. Por lo que Zachary hizo que sus subordinados siguieran estrictamente el tiempo.
Después de escuchar el breve informe de Robert, Zachary volvió la mirada hacia Sauveur, que estaba esperando, y preguntó.
—¿Qué hay de los caballos?
—Mientras estábamos fuera, nacieron dos potrillos. Dos caballos murieron de vejez y uno murió por heridas. Los caballos muertos fueron desollados y la carne se utilizó para hacer salchichas. El cuidador de los caballos los está cuidando muy bien, así que todo lo que tiene que hacer es cuidar de los caballos que vinieron con nosotros.
—Bien.
Zachary asintió. El trabajo fluía sin obstrucciones, por lo que pudo aliviar algunas de sus preocupaciones. Había una sonrisa de satisfacción alrededor de su boca.
Sauveur miró a Zachary. De alguna manera se veía diferente. Las comisuras de su boca estaban ligeramente levantadas y sus ojos estaban suavizados. Si hubiera sido el Zachary original, habría revisado cada detalle y preguntado al respecto. Cualquiera que lo viera podía decir claramente que estaba emocionado.
Bueno, debería haber un día en que las cosas funcionen fácilmente. Sauveur preguntó con voz alegre, riéndose por dentro.
—Conde, ¿sucedió algo bueno?
—… ¿Por qué lo preguntas?
—Se ve especialmente feliz hoy.
—¿Es eso así?
Una leve sonrisa se extendió por los labios de Zachary mientras respondía de manera escéptica.
No solo Sauveur, quien hizo la pregunta, sino también Robert y Vincent parpadearon ante la actitud de Zachary. Fue porque no tenían idea que podría haber hecho feliz a Zachary. Con ganas de preguntar, se miraron entre ellos.
Mientras los vasallos hacían esto, Zachary abrió la boca como si acabara de recordar algo.
—Oh, por cierto, fui a ver a Bianca ayer.
—… ¿qué?
El flujo de la conversación fluyó con naturalidad, nadie pensó en conectar la sonrisa de Zachary con Bianca. Zachary se encogió de hombros.
—Como dijeron, pensé que sería mejor averiguar sus intenciones. Le pregunté si le gustaría ir a la capital conmigo.
Los vasallos simplemente pusieron los ojos en blanco.
Su señor era generalmente relajado. Respetaba la autonomía de sus subordinados y, dado que sus gustos y aversiones no eran fuertes, generalmente confiaba todas las tareas a sus subordinados, incluido Vincent. Por supuesto, siempre revisaba minuciosamente la situación y no se olvidaba de recibir informes regularmente
De esta manera, parece un jefe que se comunica bien con sus subordinados, pero era tan terco como para tomar decisiones por su cuenta. Aunque no insistía a la fuerza. Sin embargo, sus acciones eran rápidas y la situación se resolvía sin siquiera dar lugar a que intervinieran las opiniones de los demás. Como una tormenta que arrasa dejando solo una playa de arena vacía.
Tomaba decisiones por su cuenta, se encargaba del trabajo y lo informaba solo después de que todo hubiera terminado.
Por el lado bueno, hacía las cosas rápidamente, y por el lado malo, era terco y ni siquiera pensaba en escuchar a los demás cuando se trataba de sus propias decisiones.
Sin embargo, dado que su terquedad y su fuerte autoafirmación están vinculadas a su determinación como maestro, no podrían llamarlo simplemente una debilidad.
Especialmente en el campo de batalla, el liderazgo y la determinación de Zachary mostraron un gran carisma y pensaron que se habían acostumbrado a Zachary a su manera.
… Pero fue su arrogancia.
No podían entender la situación en absoluto. El viaje a la capital sería la próxima primavera. Como era un viaje largo, era necesario prepararse temprano, y si la señora los acompañaría, sería mejor avisarles con anticipación porque habría muchas cosas que cuidar.
¿Pero eso no significaba que había necesidad de hablar tan rápido? ¿No decidió llevar a la Condesa a la capital ayer?
Los ojos de los tres vasallos de Zachary revolotearon con asombro. Pero si preguntaran por qué lo manejó tan rápido, estaba claro que la respuesta que daría con naturalidad sería que cuanto antes se hiciera el trabajo, mejor.
Sauveur se rascó la nuca y Robert endureció su rostro.
Bueno, la situación repentina fue desconcertante, pero como Zachary insistió, se sentían más cómodos manejando estas cosas rápidamente.
Bianca habría rechazado la oferta de Zachary de todos modos. Estaban seguros. Era porque, por mucho que pensaran en ello, no había ninguna razón por la que ella daría la bienvenida al difícil y arduo viaje.
Los muebles y la ropa que están de moda en la capital podrían ser bastante atractivos, pero más allá de eso, Bianca era una mujer cerrada. No era sociable y no era lo suficientemente relajada como para buscar accesorios y muebles en un lugar que visitará por primera vez en su vida.
Y, francamente, deseaban que se negara. Sería un problema realmente grande si la situación financiera de la familia Arno se viera comprometida después de probar la tendencia rápida y lujosa de la capital. ¿No es lo suficientemente lujosa incluso ahora?
De cualquier manera, no tenían ninguna duda de que Bianca había rechazado la oferta de Zachary. Incluso si es mitad confianza y mitad esperanza. Robert preguntó sin alma.
—¿Qué dijo?
—Dijo que quería ir.
—Por supuesto que…. ¿Qué?
Naturalmente, pensaron que Bianca habría rechazado la oferta de Zachary, y se quedaron sin palabras ante la inesperada respuesta de Zachary.
Robert se quedó sin palabras, Sauveur abrió la boca e incluso Vincent, que había estado sirviendo a Zachary en silencio sin revelar su corazón, abrió mucho los ojos.
Es mentira. Claramente es una mentira.
A pesar de que eran las palabras del señor, eran impíamente sospechosas. La aprobación de Bianca, de viajar a la capital, fue contraria a las expectativas de todos.
Sus ojos se llenaron de asombro, y todos parecían atónitos, como si les hubieran dado un golpe en la nuca.
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