Zachary agregó como para apaciguar a Bianca.
—¿Das a luz y luego nos casamos de nuevo? Entonces también podrás recordar esta boda.
—No es necesario. Sabes que no me gustan los banquetes ruidosos. Está bien así. Los recuerdos se pueden construir con otras cosas.
Bianca murmuró con voz somnolienta. El sueño la invadió y se apoderó de ella. En realidad, no ha estado durmiendo lo suficiente porque estuvo trabajando en el regalo de bodas de Yvonne hasta tarde en la noche. Bianca envolvió sus brazos alrededor de la cintura de Zachary y cerró los ojos.
Zachary rodeó los hombros de Bianca con sus brazos y le dio unas palmaditas en la espalda. Los hombros pequeños y delgados se estremecieron de inmediato con el sonido de una respiración uniforme.
Hubo un leve zumbido de risitas y gritos fuera de la ventana.
Sauveur borracho parecía haber caído al estanque, y también pudo escuchar el regaño de Robert sobre Sauveur.
Y en poco tiempo, como si hubiera caído una cortina de sueño, la conmoción se calmó silenciosamente.
Bianca gimió y dio vueltas y vueltas. Le ha costado mucho conciliar el sueño estos días. Zachary miró a Bianca y sonrió.
La luna era inusualmente brillante esta noche.
* * *
El festival de la cosecha terminó y la fecha de parto de Bianca se acercó rápidamente.
Unos días antes de la fecha de parto, Bianca sufrió de dolor de estómago. El dolor era tan intenso que ni siquiera podía gritar.
Era difícil diferenciar entre un simple dolor y trabajo de parto. Debido a eso, Bianca fue trasladada a la sala prenatal preparada de antemano, y las parteras y demás esperaron a que Bianca rompiera fuente.
No solo las parteras estaban esperando.
Con Bianca ingresando a la sala de parto como punto de partida, Zachary también renunció a lo que estaba haciendo. No tuvo más remedio que dejarlo ir porque no podía concentrarse en primer lugar.
Zachary se marchitó como un árbol. Su tez era pálida. Caminó ansiosamente por el exterior de la sala, humedeciendo su boca seca una y otra vez.
Los dolorosos gemidos y gritos de Bianca fluían intermitentemente desde el interior de la sala de parto. Sin saber lo que estaba pasando en la habitación, Zachary sólo pudo esperar.
Zachary trató de evitar los pensamientos negativos tanto como le fue posible. Con la derrota en mente en la guerra, las guerras que funcionarían estaban destinadas a hundirse en el barro. Zachary murmuró pensamientos positivos en su boca como si estuviera recitando la Biblia.
A su lado, Vincent y los tres comandantes también rodaron nerviosamente. Yvonne, una mujer, entró en la sala de partos con Bianca y pudo hacerse cargo de ella, pero los hombres no podían hacer nada. Una partera les dio una palmada en la espalda y les dijo que estaban cubiertos de polvo, de la sala de entrenamiento, por nada.
Los siervos también estaban preocupados. Como la señora tiene un cuerpo débil, les preocupaba que algo pudiera salir mal. Miraron el castillo con preocupación varias veces mientras trabajaban.
Mientras tanto, una partera salió corriendo de la sala de parto. Tan pronto como hizo contacto visual con Zachary, que estaba esperando frente a la sala, la partera se acercó a Zachary. El viejo rostro de la comadrona estaba lleno de una ansiedad indescriptible. Zachary inmediatamente le preguntó a la partera.
—¿Aún no hay noticias de Bianca?
—Continúa en trabajo de parto.
—¡Ha pasado tanto tiempo y aún continúa en trabajo de parto!
Zachary apretó los puños. Tenía las manos empapadas en sudor frío y le temblaba la barbilla. Aunque sabía que no habría diferencia si culpaba a la partera, su voz se elevó con un corazón ardiente.
No sería exagerado decir que la comadrona había ayudado a dar a luz a casi todos los niños nacidos en Arno, y nunca hubo casos como el de Bianca. Por supuesto, los que hubo, nunca terminaban bien.
Sus ojos estaban ensombrecidos. La partera agregó con calma.
—Ya está exhausta por el dolor, así que cuando realmente necesite pujar con fuerza, es posible que esté cansada y no pueda hacerlo.
—Eso quiere decir…
—Estaremos en problemas si nos demoramos más tiempo aquí. Sea como sea, llegará el momento en que tendrá que tomar una decisión…
La partera miró a Zachary y dijo con seriedad. Estaba claro lo que significaba tomar una decisión. El rostro de Zachary se puso blanco.
Tan pronto como el cuerpo de Zachary se tambaleó, los tres comandantes se apresuraron a ayudar a Zachary. Pero también estaban atónitos.
Zachary apenas abrió la boca y tartamudeó.
—Bianca, Bianca.
Su lengua parecía enredada y la pronunciación no fue clara. Zachary negó con la cabeza. En momentos como este, tenía que volver a sus sentidos. Zachary luchó por recuperar su cordura. Estaba tan dispersa en pedazos que le llevó mucho tiempo recuperar el sentido.
Zachary volvió a levantar la cabeza y miró a la comadrona. No había que tomar ninguna decisión, era natural. Sus ojos negros brillaron con resolución.
—Pase lo que pase, tienes que salvar a Bianca. ¿Lo entiendes?
La orden de Zachary fue tan desesperada que casi parecía una súplica. La comadrona asintió con la cabeza con decisión.
En ese momento, una criada que estaba ayudando a la partera en la sala de parto salió corriendo y llamó a la partera.
—¡Partera, partera! ¡La señora rompió fuente!
—¡Entonces yo…!
—¡Dese prisa y entre, rápido!
Zachary, preocupado por la situación en la sala de parto, empujó la espalda de la partera. Con una tez blanca pálida, miró la habitación desde lejos.
Un grito de lucha resonó en la sala de parto. Era lo suficientemente claro como para ser incomparable con los débiles e intermitentes gritos. Era un grito que casi sonaba como una tortura.
¿No sería mejor si él sufriera dolor? Bianca tiene un cuerpo precioso que rara vez se corta el dedo con un papel…. Ni siquiera podía imaginar cómo iba a soportar ese dolor.
Zachary, que había estado dando vueltas frente a la habitación, cayó de rodillas. Juntó sus manos con fuerza y oró a Dios. Por favor, por favor, espero que Bianca esté a salvo…
Estaba tan desesperado que sus oraciones llegaron al cielo.
¿Cuánto tiempo pasó?
Los gritos cesaron en un instante. Zachary levantó la mirada sorprendido por el repentino silencio. Sus ojos revolotearon con ansiedad.
—¡Buaaaaah!
En lugar del grito de Bianca, resonó el llanto de un niño. Fue tan fuerte que resonó incluso más allá de la habitación. Zachary solo parpadeó. No fue fácil aceptar la situación.
Y en ese momento…
Antes de que Zachary pudiera comprender la situación, se abrió la puerta de la sala de parto. La que salió fue Yvonne. Su atuendo estaba desorganizado y desordenado como si hubiera estado sufriendo, pero su rostro estaba completamente sonrojado. Yvonne exclamó alegremente.
—¡Es una niña! ¡¡Una niña!!
—¿Y la madre? ¿Está a salvo la madre?
Mirando el rostro sonriente de Yvonne, parecía saber la respuesta, pero no podía creerlo sin verlo con sus propios ojos. Antes de que Yvonne pudiera responder, Zachary se levantó y entró a la sala de parto. Sus pasos eran apresurados.
Las doncellas estaban ocupadas moviéndose de un lado a otro en la sala. En medio de eso, Bianca estaba acostada en la cama con una sonrisa en su rostro. Una criada colocó un cojín sobre la espalda de Bianca, que estaba exhausta y no podía controlar su cuerpo.
El cabello empapado en sudor se adhería a sus mejillas blancas y pálidas. Bianca sonrió levemente cuando encontró a Zachary. Su sonrisa parecía agotada, como si sus labios estuvieran al límite.
Zachary, que estaba exaltado, caminó hacia Bianca. Sus labios apenas podían escupir sus sentimientos actuales. Zachary miró a Bianca sin dudarlo.
Bianca fue la primera en hablar.
—¿Qué está mal… con tu rostro? Di a luz a un bebé… pero por tu rostro parece que fuiste tú el que más sufrió.
El rostro de Zachary se contrajo. Su angustia no era nada comparada con la de Bianca. Zachary se quedó mirando los delgados antebrazos de Bianca, que yacían sobre la cama sin fuerza. Había un constante nudo en su garganta y no pudo abrir la boca.
Entonces intervino la comadrona. La comadrona envolvió a la niña en una manta limpia y se la entregó a Bianca.
—Pensé que era un niño debido a su cuerpo majestuoso y su fuerte llanto, pero es una niña. Aún así, es muy bonito que las facciones ya estén claras.
Bianca levantó los brazos para sostener al bebé. Sus delgados brazos temblaban, pero Bianca la acurrucó en sus brazos.
Bianca miró a la bebé. Cabello gris plateado en la parte superior de la cabeza. Piel blanca pura. Zachary y su hija…. Bianca sonrió con picardía y continuó hablando con dificultad, palabra por palabra.
—… es nuestro bebé. Yo…. ¿No dije que sería como tú?
—Sí… Bianca, gracias por mantenerte a salvo…
Solo entonces lo que había bloqueado su garganta estalló. Zachary, quien finalmente escupió las palabras, sollozó y se desplomó sobre Bianca.
¿Cuántas veces tembló de ansiedad? Zachary no podía creer este momento. Tal vez está soñando.
Las lágrimas de Zachary oscurecieron su visión. Las lágrimas eran un lujo en su vida. Después de que su madre y su padre fallecieran, nadie estaba contento con sus lágrimas. Así que presionó y las suprimió. Estaba tan seco desde la raíz, que hacía tiempo que había olvidado incluso su existencia…
Solo se elevaron después de que finalmente encontró su lugar.
Bianca alcanzó la mejilla de Zachary. Zachary enterró su rostro entre sus delgados dedos. Sus mejillas empapadas de lágrimas humedecieron las palmas de Bianca.
Mientras los dos estaban empapados en la alegría de tener su primer hijo, las nubes se dispersaron y una luz cayó desde el cielo sobre el mundo.
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