Últimamente, Bianca rara vez come. Fue porque se sentía extremadamente nauseabunda. Desde un principio, no era alguien con mucho apetito, así que no le sorprendió mucho. Estaba claro que se debía a la carga mental de la guerra prolongada.
Sin embargo, como estaban en guerra, a Yvonne le preocupaba si la fuerza física de Bianca lo resistiría.
—Señora, necesita comer un poco para ganar fuerza.
—Suficiente. Será peor si como más y luego vómito.
A pesar de la lamentable súplica de Yvonne, Bianca negó firmemente con la cabeza. Ella es quién mejor conoce a su cuerpo. Estaba claro que tendría náuseas tan pronto como comiera una cucharada más.
Aún así, la participación de Johaseng alivió la carga de la lesión de Gaspard. Sintió alivio psicológico solo por tener a alguien en quien confiar en esta situación. Tal vez lo mismo le sucedió a Gaspard, los pasos de Gaspard, que subían y bajaban por el muro, no vacilaban.
Bianca miró fijamente la figura de Johaeng, quien, junto con Gaspard, estaba bloqueando al ejército de Jacob en el muro. No sabía que la participación de Johaseng, que tanto quería evitar, se llevaría a cabo gracias a ella, en su territorio…
Aún así, a Bianca le preocupaba que Johaseng muriera en la guerra. No solo porque Johaseng era el guardián de Bianca después de la muerte de Zachary.
Mucho ha cambiado y Bianca ha aprendido mucho.
Ya no podía hablar a la ligera de la muerte de Zachary, y su intento de salvar a Johaseng no tenía ningún propósito. Simplemente porque es su querido hermano mayor.
No sólo Johaseng, Yvonne, Gaspard, Vincent… ¿La muerte de quien no tiene miedo? Bianca tenía miedo de todas las muertes.
¿Está bien la vida de Nicholas? ¿El cochero que maneja su caballo? ¿Las criadas a quienes les enseñó tejer encaje? ¿Y los maridos de la criadas?
Pero si ese es el caso y les dice que retrocedan en la línea del frente para salvarlos a todos, ¿quién defenderá este territorio?
Todos luchan por su propia vida e incluso por las vidas de sus seres queridos. A pesar de que Bianca fue la culpable de la guerra, estaban dando sus vidas por ella y el territorio sin siquiera expresarlo…
Para pagarles, Bianca, como representante del señor, tomó la delantera por el honor de Zachary.
Bianca se dio cuenta del valor de la vida de otras personas y, al mismo tiempo, sabía que había momentos en los que tenía que arriesgar su vida. Su vida no era diferente.
Hasta ahora ha estado tratando desesperadamente de detener el futuro, ¡pero mira! Al final, Gautier murió y fue invadida inesperadamente. Nada estaba saliendo como ella pretendía.
El futuro es como intentar agarrar la arena con la mano.
La mayor parte del futuro está fuera de su control y fluye entre sus dedos, y solo puede sostener en sus manos un puñado de cosas. Además, no hay garantía de que pueda sostener solo los granos de arena que desea.
Ella es solo una humana indefensa. Como no se convirtió en un dios solo porque conocía el futuro, su intento de controlar el futuro la atrapó por el tobillo.
Ahora se ha dado cuenta de que es mejor dar un paso adelante que reflexionar una y otra vez sobre cómo ir por el camino correcto.
Así que todo lo que tenía que hacer ahora era luchar desesperadamente para sobrevivir al presente.
* * *
Jacob dejó escapar una palabrota cuando vio la persistente resistencia de Arno. El fuerte muro no mostró signos de romperse. Realmente no creía que Bianca llegaría tan lejos.
Fue la ira, no la admiración, lo que se disparó en él.
¿Cuál podría ser la razón por la que Bianca está luchando así? ¿Creencia en Zachary o rechazo a Jacob? De cualquier manera era suficiente para ir en contra de sus nervios.
«Está bien. Veamos hasta dónde llegas.»
Jacob sonrió y apretó los dientes. Mientras pensaba en derribar el alto muro de Arno que estaba frente a él, y sostenerla en sus brazos, un mensajero llamó a Jacob.
—Su Alteza.
—¿Qué sucede?
—El vizconde Huegh ha vuelto.
La tez de Jacob cambió. Jacob endureció su rostro y miró detrás del mensajero. A lo lejos de Jacob, el vizconde Huegh esperaba su llamada con una sonrisa incómoda.
—Dile que venga.
Tan pronto como cayeron las órdenes de Jacob, el mensajero trajo el Viscount Huegh. Las mejillas del vizconde Huegh estaban sonrojadas y las comisuras de su boca se torcieron como si no pudiera contener la risa.
—¿Cómo le fue?
Los gritos de guerra devoraban el espacio. Gritos desgarradores, el choque de armas, el sonido de catapultas disparando rocas… La voz del vizconde Huegh fue consumida por la conmoción y se desvaneció.
—… está hecho.
La situación era tan ruidosa y desordenada que se preguntó si podía escuchar correctamente, pero Jacob escuchó claramente el informe del vizconde Huegh.
Los labios de Jacob se torcieron y se elevaron extrañamente.
Esta era la noticia que había estado esperando.
* * *
El mensajero de Jacob llegó al castillo de Arno.
De ninguna manera sugeriría un alto el fuego… Los ojos de Bianca se entrecerraron pensando qué diablos podría estar tramando.
El mensajero le entregó la carta a Bianca con una actitud rígida. Bianca frunció el ceño como si la carta estuviera sucia. Reacia incluso a tocar la carta, le hizo un gesto con la cabeza a Yvonne. La ingeniosa Yvonne se movió rápidamente y abrió el sello de la carta en su lugar.
Yvonne lo abrió para que Bianca pudiera ver el contenido de la carta. Bianca levantó la cabeza y miró hacia abajo para leer la carta.
[Querida Bianca, ¿cómo estás llevando la guerra? Me duele el corazón pensar que tu belleza día a día se marchita debido a esta devastadora guerra. Eres muy terca. Tan pronto como te tenga en mis brazos, no tendrás que preocuparte sobre cuándo caerán las flechas en medio de la noche.]
El texto completo era una historia de saludo insignificante. ¿Enviaste un mensajero para hablar de esto? El espacio entre las cejas de Bianca se hizo más profundo.
¿Debería seguir leyendo esto? Pero normalmente, la parte importante en una carta está siempre en la parte inferior. La mirada de Bianca rápidamente repasó la carta. La historia inútil se prolongó durante mucho tiempo.
[Todas las promesas que te hice son sinceras. Pero incluso si te convenzo con estas dulces palabras, no renunciaras fácilmente. ¿Estás haciendo esto por lealtad al Conde Arno? Pero no te preocupes.]
El corazón de Bianca comenzó a latir con fuerza. Se sintió como caer del cielo de un golpe. Las yemas de los dedos de Bianca dentro del guante se enfriaron. Se sentía rígida, como si hubiera sido congelada.
La ansiedad de Bianca quedó expuesta. El rostro de Bianca cambió repentinamente e Yvonne la miró con una expresión preocupada.
Bianca rápidamente arrebató la carta de la mano de Yvonne. La carta estaba arrugada por lo fuerte que la sostenía. Era una actitud claramente diferente a la anterior, cuando no quería sostenerla ni con la punta de los dedos.
Bianca leyó rápidamente la carta, sin prestar atención.
[Recibí un mensaje de mi lado. Era el obituario del Conde Arno.]
¿Qué?
Los ojos de Bianca temblaron. No podía creer fácilmente lo que había visto. Bianca meditó la palabra obituario una y otra vez. Tal vez había otro significado de esa palabra que no conoce. Sin embargo, la posterior afirmación de Jacob hizo añicos incluso sus deseos.
[Ya que el conde está muerto, también necesitas un hombre a quien encomendar tu familia y tu cuerpo. Aún no tienes hijos y tu edad es excelente.
Después de todo, la familia Blanchefort, te usará para hacer negocios. Entonces, ¿por qué no te casas conmigo, dado que te amo y soy de sangre noble? Realmente te haré la mujer más noble del mundo.
Si te casas conmigo, será bueno para tu familia, la familia Blanchefort, así que, por favor, piensa en positivo. Mis brazos siempre están abiertos para ti.
Entonces, rezo por el descanso del Conde Arno.]
La carta terminaba con la firma de Jacob. Incluso después de leer toda la carta, Bianca se quedó allí durante mucho tiempo, como clavada. El enfoque de Bianca se desvaneció y las letras de la carta desaparecieron como si se hubieran esparcido por el agua, pero las huellas permanecieron en su mente.
¿Zachary está muerto? ¿En serio? No, eso es mentira. Todo esto es una trampa de Jacob para sacudirla….
Su cabeza estaba entumecida. No quería pensar. Todo esto parecía una terrible pesadilla.
Es mentira….
Bianca, que había perdido incluso la voluntad de controlar su cuerpo, se tambaleó. Y como una marioneta a la que le cortan un hilo, cayó al suelo sin resistencia.
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