Había muchas cosas inquietantes para confiar solo en el poder de defensa del castillo.
Afortunadamente, quedaban suficientes soldados para defender el territorio. ¿Pero cuánto tiempo podrían aguantar?
Gaspard apretó los dientes. Tenía que cumplir la promesa que le hice al Conde de que protegería a su esposa aunque pusiera en riesgo su vida.
Bianca miró fijamente hacia allí, pareciendo atónita. Por supuesto él, que tenía experiencia de guerra, también se sintió desconcertado por la repentina invasión, así que Bianca, que había vivido una vida que nada tenía que ver con la lluvia y el viento fuera del castillo, lo estaría aún más.
Tan pronto como se acercó a ella, Gaspard dijo.
—Entre, señora.
—¿Quién está invadiendo?
Sin embargo, Bianca no prestó atención a las palabras de Gaspard y preguntó, sin apartar la vista del ejército que apuntaba a su territorio.
¿Cómo reaccionará Bianca ante la noticia de que el segundo príncipe había invadido?
Gaspard vaciló, considerando si sería mejor decirle la verdad.
Bianca, que no tenía mucha paciencia, volvió a preguntar una vez más.
—¡Pregunté quién está invadiendo!
Un grito agudo y nervioso atravesó la ventisca y resonó en el espacio. Era difícil de creer que una presión tan increíble proviniera de un cuerpo tan delgado. Al final, Gaspard no tuvo más remedio que recitarle a Bianca lo que había visto y recibido.
—… el segundo príncipe está al frente, y el número de soldados que rodean el castillo parece ser de unos 5.000.
—¿Cinco mil… soldados?
Bianca murmuró en blanco ante el número impredecible. Hacer coincidir números y personas no era fácil.
—¿Cuántos son los soldados en el castillo?
—Alrededor de quinientos. Si contamos a los que pueden empuñar espadas entre la gente del territorio, el número será un poco más alto.
—Entonces, ¿deberíamos detener los cinco mil con quinientos?
—Para ser precisos, estamos tratando cinco mil personas con unas mil personas, y bien vale la pena. Estamos en una situación defensiva. El Castillo de Arno se construyó con más firmeza después de que el Conde recibiera el territorio, por lo que no será fácil conquistarlo desde el otro lado. Además, tenemos suficientes suministros para durar hasta esta primavera, por lo que tendremos que aguantar hasta que llegue el Conde.
Fue la más larga de todas las frases de Gaspard que Bianca había escuchado. Gaspard estaba destinado a tranquilizar a Bianca, pero Bianca se inquietó.
¿Qué tan desesperado debe estar Gaspard para intentar convencerla con palabras?
Bianca respiró hondo ante la confirmación de Gaspard de que Jacob estaba al frente.
No quería involucrarse con él, pero al mismo tiempo prefería que viniera. Al menos ahora no tiene que preocuparse por dónde y qué está haciendo Jacob.
Bianca mantuvo la boca cerrada, Gaspard añadió rígidamente. Era como si estuviera empujando la espalda de Bianca.
—No hay nada de qué preocuparse señora. Yo lo resolveré. Yvonne, por favor acompaña a la señora.
—Señora….
—¡¿Cómo puedo no preocuparme?!
Gritó Bianca, sacudiendo el brazo de Yvonne que trataba de sostenerla.
¿No es simplemente intentar apaciguar a un niño el decir que no hay nada de qué preocuparse en esta situación? ¿Está bien dejarle todas las responsabilidades a Gaspard, y darle la espalda a la guerra solo porque es una mujer joven?
Bianca ha vivido una vida alejada de la responsabilidad y el deber. Gestión del territorio, administración…. Dejó todo atrás a Vincent y vivió solo una vida diaria lujosa y perezosa.
Pero esto era la guerra. Las vidas de la gente del territorio están en juego… .
La guerra es la guerra. Si concede la responsabilidad de la guerra a otros….
Bianca recordó otra figura de sí misma que había visto en su sueño. Después de la muerte de Zachary, fue expulsada como si hubiera sido abandonada del territorio.
Al principio, solo estaba dolida y resentida porque la habían expulsado descalza.
Pero mirando hacia atrás, no sólo estaba herida por esos sentimientos. Fue el vizconde Huegh quien la expulsó, pero hubiera sido difícil sin la cooperación de Vincent y Arno.
La verdad que la propia Bianca no quería admitir. La frustración de que no había nadie en la finca que la cuidara….
Nunca había cumplido con su deber, por lo que ni siquiera esperaba nada, pero las cicatrices aún permanecían y la sangre fluía. Estaba tan llena por dentro que no pudo verlo. Pero la herida terminó estallando ahora.
—Si estuviera escondida en un rincón del castillo, ¿sería suficiente? Sir Gaspard dígame, ¿es ese realmente el deber de la esposa del señor?
—……..
—No sé mucho sobre estrategia de guerra, así que no seré de mucha ayuda. Ni siquiera cumplí con el deber de esposa de un respetado señor, así que el hecho de que participe en la guerra no será de mucha ayuda moralmente.
Bianca era incompetente. No sabía nada sobre la guerra, y su resistencia era débil.
Si fuera Bianca en ese momento, quien creía que acababa de regresar, habría tomado el mando solo para salvar su vida. Porque la echaron debido a que no hizo nada en su vida anterior. Para no dar más motivos para ser echada….
Pero lo que la empujaba ahora era un grito de emociones complicadas mezcladas con un sentido del deber, defender el honor de Zachary y la vergüenza hacia la gente del territorio que caminaba sobre sus extremidades.
—Pero si no participo en la guerra, ¿no será una desgracia para el honor del conde?
La voz de Bianca era tan fina que parecía ser arrastrada por el viento. Pero sus ojos verde pálido eran tan fuertes y decididos como un capullo que brota incluso en medio del viento invernal.
—Para exterminar a los que van en contra de la voluntad de Dios, y para proteger el territorio que el señor ha dejado…. ¡Este es mi deber como Santa, y mi deber como esposa del señor! ¡No me quites mi deber, Gaspard!
Bianca se decidió. Era terca y nunca cambiaba de opinión una vez que se había decidido. Gaspard suspiró suavemente, dándose cuenta de que excluir a Bianca del campo de batalla solo causaría una situación fuera de su control.
En ese momento, comenzaron los incendios por todas partes.
Incluso entre la tormenta de nieve, el humo y la luz se elevaron tenuemente. Más bien, debido a que era un mundo blanco, el rojo era más vivo.
—¡Fuego…!
—Prendieron fuego al almacén. Parece que se están acercando saqueando casas privadas distantes.
Por supuesto, era obvio lo que le sucedió a los siervos que se estaban quedando allí. El rostro de Bianca se endureció ante la amenaza frente a ella.
Lo que los residentes de Arno habían almacenado como alimento durante el invierno cayó en manos del ejército de Jacob y la vida de los residentes era incierta. Bianca, que tenía prisa, gritó con urgencia.
—¡Haz que los jóvenes escapen al castillo ahora mismo! ¡Rápido!
Gaspard se movió un segundo antes de que Bianca hablara. Vincent estaba corriendo desde lejos más allá de las instrucciones de Gaspard a sus hombres. Su tez arrugada estaba oscura.
En una situación confusa e irreal, la cabeza de Bianca comenzó a dar vueltas. Antes de regresar a la finca y prepararse para el Día de todos los Santos, Vincent y las palabras sobre la defensa del territorio también fueron muy similares a las de Gaspard.
El castillo no es fácil de capturar y hay amplias reservas de alimentos. Como era invierno, no había riesgo de enfermedades infecciosas y los incendios provocados eran difíciles. Todo lo que tiene que hacer es aguantar hasta que Zachary regrese después de escuchar sobre esto….
Pensando lentamente en lo que tenía que hacer, su mente se calmó. Los ojos de Bianca brillaron con frialdad y tomó una respiración profunda.
«Todas estas cosas son cosas que no he visto en el futuro, no, en mis sueños. La guerra y los malos lazos con Jacob. Entonces, en otro sentido, ¿no cambié el futuro?»
La invasión de Jacob a Arno podía ser la siguiente mejor opción que elija porque, de lo contrario, no podría matar a Zachary.
«Tal vez pueda evitar la muerte de Zachary.»
Tan pronto como lo pensó, un pensamiento apareció en la cabeza de Bianca.
«Por cierto, soy una Santa, pero nunca se dijo que no podía morir. También puedo morir en cualquier momento. Incluso antes de que se cumpla la voluntad de Dios, incluso si la voluntad de Dios tiene éxito o falla…»
Bianca sabía la respuesta al nacimiento de los Santos, pero no sabía cuál era su final.
El miedo a la muerte envolvió a Bianca en un instante. A diferencia del frío del invierno, la sensación espeluznante que se filtraba en sus huesos era desagradable, por lo que trató de eliminarla por completo.
«No, no saques conclusiones precipitadas, Bianca. En primer lugar, empieza con lo que está justo frente tuyo… con discreción. Así es como puedes sobrevivir. No quieres morir más. Quieres vivir al lado de Zachary durante mucho, mucho tiempo….»
Bianca sacudió la cabeza apresuradamente y apretó los puños. A un lado de su corazón, una serpiente llamada muerte daba vueltas alrededor suyo.
Bianca se dio una bofetada en la mejilla. Superar los miedos trae la victoria, pero estar paralizada por el miedo trae la muerte.
Sus mejillas estaban teñidas de un color rojizo como si las hubiera quemado el viento frío del invierno. Yvonne, que estaba a su lado, se sobresaltó por la acción repentina de Bianca, y Vincent corrió hacia ella. Bianca miró fijamente la muerte más allá del muro.
«Ya he pasado muchas veces algo diferente al futuro que Dios me mostró, y lo superé bien. Entonces, esta vez será lo mismo.»
Bianca se amonestó y se prometió a sí misma. De ahora en adelante, instintivamente se dio cuenta de que incluso el tiempo para sacudir su mente era un lujo.
Un lujo, como una cuerda floja que no se puede deshacer, incomparable con el lujo que ha estado viviendo.
Ahora, todo lo que queda es correr frenéticamente para cumplir con su deber.
Comment