Más que nada, la palabra divorcio atravesó a Zachary.
Zachary, furioso por la palabra de divorcio, apartó a Bianca de su pecho y la miró a los ojos. Había ira en sus ojos negros.
—¡No hables de divorcio fácilmente, Bianca!
—¡Tú lo escribiste en tu testamento primero!
Respondió Bianca. Al verlo actuar tan sensible ahora, parece que no le gustó nada la elección de la palabra divorcio. ¡¿Pero quién escribió eso en su testamento?!
Los problemas no resueltos que habían sido tapados por la muerte de Gautier surgieron como un clavo en el ojo.
Las manos de Zachary sujetaron a Bianca con fuerza. Desesperado, como si no fuera a dejarla ir.
Estaba muy exaltado, las venas de su grueso y largo cuello estaban abultadas. Sus ojos parecían cubiertos por la obsesión.
—¡La única forma en que puedes alejarte de mí es cuando muera!
—¡No digas que vas a morir!
Ambos alzaron la voz. Bianca no se movió. Su impulso al responder a Zachary ardía como una violenta llama.
Después de gritarse vigorosamente el uno al otro, llegó el silencio. Zachary y Bianca jadearon por un momento, conteniendo la respiración y organizando sus pensamientos. A este ritmo, parecía que solo terminarían discutiendo entre ellos elevando la voz lo más alto que pudieran. No tenían mucho tiempo.
Fue Bianca quien comenzó primero. Se compadecía de sí misma.
—Ni siquiera quería que supieras que existe ese futuro. Seguramente me despreciarás cuando sepas el futuro. Así que te lo oculté. No tuve más remedio que ocultarlo. Aún no quiero decirte…
Zachary también admitió que se había exaltado demasiado. Más tranquilo, consoló a Bianca con ternura y resolución.
—… Nunca podría despreciarte. También era inevitable ocultarlo, así que lo entiendo. El sueño que tuviste es solo un sueño. Es solo un sueño de Dios. Ningún marido desprecia a su mujer por un sueño. Es imposible. No seas demasiado extrema, Bianca.
Incluso desde el punto de vista de Zachary, Bianca fue empujada mentalmente al límite. Probablemente por eso se desmayó. Zachary decidió que no habría nada bueno en seguir con el tema, por lo que trató de apaciguar a Bianca, pero Bianca no retrocedió fácilmente.
—Eres asesinado en vano en la guerra. Dios me eligió como Santa para mostrarme el futuro, para que pueda detener tu muerte. No puedes morir. Si pregunto, los paladines estarán encantados de unirse. Así que por favor…
Las mejillas de Bianca estaban manchadas de lágrimas. Su voz temblaba y sus ojos ardían. Si no hubiera estado sentada en la cama, estaba lo suficientemente desesperada como para arrodillarse frente a Zachary de inmediato.
Zachary miró fijamente a Bianca ante la súplica desesperada de la orgullosa mujer.
La identidad de todo lo que había permanecido como un misterio se reveló. Las piezas faltantes encajaban.
¿Por qué de repente mencionó a su sucesor, por qué se reunió con el arzobispo y por qué es tan reacio a que participe en la guerra…?
Zachary tenía que darle una respuesta a Bianca. Pero los labios no se separaron fácilmente. No sabía que decirle a ella, quien quería detener su muerte.
Desafortunadamente para Bianca, en esta situación, lo que Zachary estaba sintiendo era una clara felicidad.
Zachary habría sido feliz si Bianca no quisiera que muriera.
Sin embargo, como Bianca estaba tratando desesperadamente de evitar su muerte, sintió que su existencia era muy grande para ella.
Bianca lo miraba de una forma tan lamentablemente triste y encantadora. En la medida en que quería concederle lo que pedía…
Desafortunadamente, Zachary no pudo darle una respuesta positiva.
—No puedo, Bianca.
—¡¿Por qué?!
Ante la respuesta inmediata de Zachary, Bianca abrió los ojos con incredulidad y gritó. Era una situación en la que tenía todas las cartas que podía presentar frente a ella. Como no tenía otros medios para convencer a Zachary, se inquietó por la negativa de Zachary.
—Los Paladines deben ser grandes caballeros. Pero ellos solos no pueden detener a Aragón. Aragón es un oponente muy fuerte en la guerra.
Zachary fue llamado héroe por una razón. Si Aragón hubiera sido un oponente simple, fácil de enfrentar, Zachary no habría sido tan elogiado solo por detenerlos.
No es que no crea en el poder de los paladines, pero sería bueno excluir los factores inestables tanto como fuera posible. Especialmente si tiene que ver con la seguridad de Bianca. No podía dejar a Bianca en un futuro incierto.
Además, Zachary tenía un significado simbólico como héroe. Su sola presencia aterroriza a Aragón y hace que sus aliados sean menos poderosos, por lo que era ventajoso participar en la guerra desde un punto de vista moral.
—Para tratar con Aragón, se necesita alguien que los conozca bien, y ese soy yo. Yo soy el único, ¿lo entiendes?
—No sé. No quiero entender.…
Bianca se tapó los oídos y sacudió la cabeza. Las palabras de Zachary eran perfectamente racionales. Por eso se sentía molesta. Parecía que su argumento era como el lloriqueo de un niño.
—Soy un caballero, Bianca. Me hice un nombre con la espada, y me ayudó a tener éxito y casarme contigo…
Zachary murmuró para sí mismo. ¿Qué quedaría de Zachary de Arno sino la guerra y la muerte? El último orgullo de Zachary, y lo único que podía hacer para estar un poco a la altura de Bianca era demostrar su valía a través de la guerra.
Si no hubiera sido un héroe de guerra, ¿habría sido digno de mención como el compañero de matrimonio de Bianca?
Para ser honesto, en un rincón de su corazón, tenía la sensación de que la aparición de los Paladines no era muy bienvenida. Sabía que los Paladines eran grandes caballeros. Así que estaba aún más ansioso. Si les deja la guerra a ellos, quizás pierda el valor de su existencia…
Entonces, incluso si Bianca es una Santa, nada cambiaría. Por el contrario, el sentimiento de deuda por no poder igualar a la mujer que era tan noble y elegida crecería.
Ella profetizó la muerte de Zachary, pero siempre había muerte en el campo de batalla. Frente a Bianca, siempre gritaba que no moriría en la guerra, pero nunca fue al campo de batalla, confiando en que volvería con vida.
Entonces, no había forma de que pudiera hacer el trabajo de esconderse detrás de ella antes de morir.
Incluso si siente tanta pena por ella, hasta el punto en que quiere escuchar sus súplicas de inmediato.
—Entonces, no puedo tirar la espada. Si hay una guerra que me necesita, es mi deber ir.
El rostro determinado de Zachary hizo que Bianca se sintiera deprimida.
Se preguntó si la trataría diferente como Santa, pero incluso aunque sabía que era una Santa, no parecía ser importante para él. Porque Zachary no era un hombre que se comportara de manera diferente según el estado de su oponente.
Su firme negativa le quitó el aliento a Bianca y le dio cierto alivio. Irónicamente, Bianca se consoló a sí misma.
Sabía que sería imposible apartar a Zachary de la guerra. La muerte por sí sola no es una excusa para detener a Zachary. Por eso estaba tan ocupada tratando de eliminar otras variables además de la guerra.
La guerra siempre iba acompañada de la muerte. Su marido era un hombre que convertía la muerte en dinero. ¿Qué tan inútil sería decirle a un hombre así que tema a la muerte ahora?
Pero que lo sepa no significa que no pueda hacer nada. Así que trató de hacerlo cambiar de opinión.
Hubo momentos en los que creyó en sí misma. ¿No dijo Francis que fue elegida porque era la única persona que podía cambiar el futuro de Zachary? Entonces, aunque sabía que Zachary rechazaría su oferta, tenía expectativas.
Pero como era de esperar.
«¿En verdad que fui elegida por Dios? Si no, ¿podría el arzobispo Francis mentirme? ¿Por qué… no suceden las cosas como quiero? ¿Por qué demonios?»
Cuando todos los intentos se dispersaron sin poder hacer nada, una sensación de impotencia la envolvió. Bianca se animó a sí misma diciendo que no debería dejarlo pasar, pero surgieron dudas en el medio.
«¿Cuál es el punto de aferrarse a esto? Él y yo seguiríamos girando en torno al mismo tema.»
Mientras Bianca estaba muy molesta, Zachary continuó.
—Sin embargo, tomaré tu consejo profundamente. Estaré muy a la defensiva contra los intentos de asesinato y miraré a mi alrededor más de lo habitual. Así que no te preocupes demasiado. Honestamente, estoy feliz de que pienses tanto en mí, no creo que pueda morir.
Tal vez porque lamentaba no romper su terquedad hasta el final, su voz era muy suave. Pero mientras hablaba, su rostro cambió extrañamente. Como si mientras hablara se hubiera dado cuenta de algo….
Se humedeció los labios como si tuviera algo que decir. Frunció el ceño, como si fuera algo difícil de decir.
—Puede… que sea un malentendido vergonzoso y arrogante. Sin embargo, tal vez…
Zachary tartamudeó.
Incapaz de adivinar lo que Zachary estaba tratando de decir, Bianca se concentró en sus labios.
Los ojos de Zachary, que había estado dudando durante mucho tiempo, brillaron como si se hubieran decidido. Respirando hondo, preguntó, mirando directamente a Bianca.
—Bianca, ¿me amas? Aunque sea un poco, ¿me amas?
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