—Sí, entendido.
Vincent respondió con resolución. Su mente estaba dando vueltas.
«Después de escuchar la historia, parece que los signos sombríos de la señora comenzaron justo antes de que ella dejara la capital… ¿Quizás le gustaba la vida espléndida de la capital y no estaba contenta de volver a la finca? Además, volvió sin ver el festival de la cosecha en la capital, así que no me extraña que esté satisfecha…»
La razón para dejar la capital temprano en primer lugar fue por la insistencia de Bianca, y aunque Bianca no estaba particularmente interesada en la vida religiosa, a Vincent que no sabía nada al respecto, le pareció un razonamiento muy plausible. Era más exacto decir que era una interpretación.
«Bien. Si es así, hagamos que el Día de todos los Santos sea más grande que nunca, comparable al festival de la cosecha de la capital. Entonces la señora podrá adaptarse rápidamente a la vida en el castillo.»
Vincent, que aceptó plenamente a Bianca como condesa de Arno, reafirmó su promesa. Cuando trató de aumentar el Día de todos los Santos, el trabajo aumentó repentinamente, pero ¿quién era él? Un mayordomo que puede vencer a 100 hombres. Esto sería fácil.
Por supuesto, originalmente era Bianca, la dueña del territorio, quien debía supervisar el festival, pero ninguno dijo una palabra sobre esto. Por supuesto, se suponía que era algo que debía hacer Vincent. Incluso Vincent, pensaba lo mismo.
* * *
Mientras los preparativos para el Día de todos los Santos estaban en pleno apogeo, los clientes hacían fila en la finca de Arno. Eran mandados por la nobleza que buscaban nada menos que encaje.
Fue un contacto más rápido de lo que esperaba, pero estaba preparada hasta cierto punto. Bianca vendió el encaje a un precio razonable, en referencia al valor del efecto preventivo.
Bianca era una propietaria lejos de ser tímida. Así como ella era pródiga en gastar dinero en sí misma, pagó generosamente a las doncellas encargadas del encaje cuando vendieron.
Al escuchar que los encajes que hicieron fueron elogiados junto con las abundantes recompensas, las tejedores se entusiasmaron más y se dedicaron a tejer encajes. Y Bianca estimuló la industria del encaje liderando a las criadas.
Las comisuras de los labios de Vincent se levantaron como si estuvieran a punto de rasgarse debido a los bienes que fluían hacia el territorio. Si había alguien que se regocijaba con el éxito de este negocio más que Bianca, quien planeó el negocio de los encajes, era Vincent.
Si el número de personas que buscan la finca aumenta gradualmente de esta manera, la finca Arno también tendrá la función de una ciudad comercial. Por supuesto, no sería razonable teniendo solo encaje, pero cualquiera podía soñar.
Los pasos de Vincent, volando sobre las nubes, eran ligeros. Cuánto se reía mientras caminaba, los sirvientes que se lo encontraban en el pasillo quedaban asombrados.
* * *
Mientras la gente acudía en masa a la finca, había rumores que se escuchaban inconscientemente.
Se decía que Aragón estaba hablando de negociaciones de tregua. Esta vez, se presumía que estaba relacionado con los rumores de que el Vaticano había consagrado a un Santo.
Al escuchar la noticia, Bianca estaba encantada. ¿Y si la guerra termina así… ? Un brote de anticipación brotó en su corazón.
Pero los rumores son solo rumores. Bianca se dio una bofetada en la mejilla cuando estaba a punto de soltar su corazón. Por si acaso, no debería sentirse aliviada por una situación incierta.
Si bien Bianca mantuvo su negocio de encaje, también estaba interesada en la guerra. En lugar de sentirse relajada, se sentía más cómoda analizando todo.
Los preparativos para el Día de todos los Santos estaban en pleno apogeo, pero la mente de Bianca estaba en otra parte. Ni siquiera había preparado un vestido nuevo para esa fecha.
En esencia, era la norma vestirse modestamente en los festivales que se realizaban en el territorio, como el Día de todos los Santos, pero nadie mencionó la historia de que Bianca no tenía razón para hacer un vestido nuevo para el festival. Más bien, ver a Bianca descuidar su vestido aterrorizó a todos a su alrededor.
Vincent, impaciente, preguntó.
—Señora, ¿qué vestido piensa usar para el Día de todos los Santos?
—¿Vestido? Ahh.
Bianca se quedó sin habla, como si acabara de recordarlo. El corazón de Vincent latió con fuerza ante la reacción que parecía completamente desinteresada por un vestido nuevo.
Solía decir que usar cosas hermosas la hacía sentir bien, y por eso le gustaba utilizar velas que brillan y se derriten y desaparecen en poco tiempo, ¿no es Bianca quien usa velas talladas por Nicholas? Que ella no estuviera interesada en el vestido nuevo era como un gato al que no le importaba el fajo de hilo que estaba rodando frente a él, lo que era absurdo.
Pero las tonterías continuaron. Bianca agitó la mano.
—Últimamente no he podido darme el lujo de preocuparme por mi vestido o atuendo, así que Vincent puede ajustarlo con moderación.
—¿S-se refiere a mí?
Vincent tragó saliva. Bianca era originalmente exigente y tenía buen ojo para la ropa. Si incluso la más mínima cosa parece ser rústica o barata, serán desechadas.
Vincent, por otro lado, estaba lejos de tener un sentido para la ropa. De hecho, incluso al elegir la ropa para Zachary, ¿no siempre elegía la misma ropa similar y tosca?
Entonces, ¿debería elegir él su ropa, cuando nunca antes le ha confiado esa tarea a nadie más? Vincent estaba atónito por la repentina y clara misión. Elegir la ropa de Bianca era un problema más difícil que elevar el festival del Día de todos los Santos al tamaño de la fiesta de la cosecha celebrada en la capital.
Vincent quería que Bianca retirara sus órdenes, pero ella no se movió. En ese caso, no había más remedio que pedir ayuda a Yvonne, que conocía los gustos de Bianca. Vincent miró a Yvonne, que estaba sirviendo a Bianca, con ojos ansiosos. Yvonne sonrió torpemente y asintió levemente.
Con una mirada de desinterés, Bianca golpeó el turrón sobre la mesa con el dedo. El turrón cayó, revelando el costado profusamente decorado con nueces y frutas secas.
Un turrón era un refrigerio precioso que solo podían comer Bianca y Zachary, el cual requería ingredientes caros como miel, huevos y nueces. Pero, ¿cuál fue el uso de un snack tan preciado? El turrón se quedó sin poder meterse en la boca de Bianca. Bianca, que no había comido una sola pieza de turrón, le preguntó a Vincent.
—Ahora que lo pienso, parece que te estás preparando extraordinariamente para este Día de todos los Santos.
—Sí. El Conde quería que fuera un gran evento.
—¿El Conde…?
—Sí. ¿Aragón no está tranquilo últimamente? Estamos en medio de una guerra. En este momento, para levantar la moral de la gente del territorio y también para crear un espectáculo para la señora, el Conde ordenó que se celebrara a lo grande.
Vincent respondió con el pecho inflado de orgullo. El conde la quería mucho, por lo que no tenía dudas de que a ella también le gustaría.
Pero el rostro de Bianca estaba bastante sombreado.
—¿Pero es seguro…? Si Aragón cruza la frontera mientras se celebra el Día de todos los Santos…
—Entonces el Conde tendrá que salir a luchar de inmediato, pero no se preocupe. Como siempre, no habrá invasión al Castillo de Arno y el Conde regresará con la victoria.
Vincent respondió alegremente, como si las preocupaciones de Bianca carecieran de sentido. Una vez más, se dijo que a Bianca le importaba mucho la situación del territorio e incluso lo tomó positivamente.
—Aún así…. Ahora que lo pienso, ¿cómo avanza la defensa de nuestro territorio?
—En primer lugar, el conde prestó mucha atención en el momento de la construcción, por lo que es bastante fuerte, aunque no es inexpugnable. La tierra siempre es abundante, por lo que hay suficientes reservas de alimentos. Se puede aguantar hasta que el Conde regrese de la guerra. El señor regresará luego de derrotar al enemigo. No se preocupe demasiado.
—…….
¿Esperar a Zachary? ¿Hasta que él regrese? ¿Quizás que regrese de la muerte?
Pero nadie, incluido Vincent, pensaría que Zachary moriría en la guerra. Incluso el propio Zachary. Entonces no deben entender por qué Bianca es tan sensible a la guerra.
Bianca se quedó en silencio.
Bianca, a diferencia de Vincent, no podía soñar con un futuro positivo que fuera vagamente prometedor. ¿No fue testigo viviente de un futuro desafortunado y aterrador? La elegida que vio el peor futuro no puede relajarse por las palabras «El regreso de Zachary», de Vincent.
El papel original de la esposa del señor no era solo cuidar del castillo y administrar el tejido, sino que también tenía que asumir el papel del señor cuando estaba ausente. Sin embargo, en el pasado, Bianca se negó a hacerlo y desconocía la defensa del territorio.
No es de extrañar que se hubiera cedido su propiedad al vizconde Huegh, quien vino a quitarle la propiedad de Arno después de la muerte de Arno. Aunque la aventura con Fernand había sido un catalizador, Bianca no lo habría tenido tan fácil si hubiera tenido la intención de defender su territorio.
A Bianca le latía la cabeza. No es tan diferente del pasado. Bianca aún le estaba entregando su trabajo a Vincent…
Y si… por si acaso…. Bianca no podía permitir que las cosas continuarán como hasta ahora.
No podía dejarle la parte de Zachary a Vincent.
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