Bianca, a quien vio Marceau, era una mujer que prefería salir sola que usar a otros para su beneficio. Además, su identidad no era menor que la de Catherine, y su esposo obtendría todo lo que ella quisiera, por lo que no habría razón para usar a Catherine.
De hecho, sería perfecta como amiga de Catherine.
Parecía un poco terca y decidida, pero no era dura de corazón al ver que había salvado a la joven vizcondesa. Y tan determinada como es, Catherine es franca y descuidada, así que estará bien. Más bien, Marceau deseaba que Catherine aprendiera del lado decisivo de Bianca.
Aunque no era una belleza tradicional basada en la familia real, Bianca también pertenecía a una belleza objetiva, por lo que era suficiente para interesar a Catherine. Los ojos de Marceau brillaron como si estuviera tramando una intriga.
Tal como se esperaba. Catherine levantó lentamente la cabeza y preguntó con cautela.
—¿Le gustaría pasar tiempo conmigo?
—Por supuesto. También le gustas, por eso dijo esas cosas duras. A primera vista, parece ser el tipo de persona que ni siquiera daría tantos consejos a alguien a quien realmente no le importa.
—Aún así.
Catherine vaciló y entrelazó los dedos. No parecía disgustada. Como esperaba Marceau, sus ojos estaban llenos de interés.
Cuando Marceau vio que Catherine había mordido el anzuelo, Marceau tiró el último anzuelo.
—¿Mi esposa no confía en mis ojos?
—No. ¿Podría ser? Creo en todo lo que dice el Conde.
Catherine sonrió ampliamente y miró a Marceau.
Sus ojos estaban llenos de confianza y bondad, como un cachorro mirando a su dueño. Marceau dijo, pasando el dorso de su mano por su mejilla, mientras pensaba que Catherine era tan linda que podría morir,
—Entonces ve con Su Alteza la princesa.
—¿La princesa?
—¿No conociste a Su Alteza al reunirte con la princesa heredera? Ve con la princesa y dile que quieres ser amiga de la condesa Arno. Que quieres disculparte por lo que pasó hoy.
—¡Está bien!
El rostro de Catherine se iluminó cuando encontró una razón para encontrarse con Odelli. Para una mujer a la que le gustan las mujeres hermosas, Odelli, que se siente extasiada con solo mirarla, es la persona con la que siempre quiere estar. No desearía otra cosa que poder pasar todo el día admirando a Odelli.
Sin embargo, como hasta el momento no había habido justificación para conocerse, y dado que no era lo suficientemente desvergonzada como para atacarla directamente, su relación con Odelli se había mantenido en simples saludos. Eso fue lo mejor que pudo hacer Catherine.
Sin embargo, aún tenía una duda. Catherine inclinó la cabeza y preguntó.
—¿Pero por qué Su Alteza Real? Más bien, dado que el Conde Arno está sirviendo al primer príncipe, ¿no sería mejor ir con la princesa heredera?
La prima de Catherine, la princesa heredera ¿no sería un mejor puente que la princesa Odelli? Para Catherine, sería bueno poder conocer a la Princesa Odelli, pero….
Marceau se echó a reír al ver a Catherine mirándolo con los ojos muy abiertos como si dudara. Explicó paso a paso por qué Catherine tenía que acudir a la princesa Odelli.
—¿La princesa no se llevó a la joven vizcondesa hoy? Gracias a ti, el asunto de hoy se completó con éxito. La condesa Arno seguramente se reunirá con la princesa. La relación con la Princesa heredera está ligada a una ventaja política a través de su esposo, pero ella está directamente relacionada con la Princesa Odelli. Será más fácil para ti acercarte de esa forma.
—¡Como se esperaba, el Conde es el mejor!
Catherine exclamó en voz alta.
Como era de esperar, su esposo es un gran hombre. ¿Cómo puede juzgar tanto en tan poco tiempo?… El respeto creció en los ojos brillantes de Catherine.
Y Marceau miró a Catherine con ojos chorreantes de miel. Después de admirarse durante mucho tiempo, la pareja naturalmente se fue a la cama.
Al final, Catherine no volvió a hablar de Ante. Los labios de Marceau se elevaron con satisfacción, habiendo logrado lo que quería.
Ahora solo quedaba quitar a Ante de sus ojos para siempre.
Sonrió brillantemente a Catherine, tratando de reprimir su deseo de reír a carcajadas.
* * *
Llegó el día en que prometió ir a la iglesia con Odelli. Zachary dio permiso, pero eso no significaba que no estuviera preocupado. Hasta que Bianca se fue, Zachary siguió luciendo disgustado.
—No te preocupes demasiado.
—Es mi deber preocuparme. No te preocupes por eso y ten un buen viaje.
Zachary obstinadamente negó con la cabeza. En su mente, quería rodearla con varios caballeros, pero aún no podía olvidar la expresión de Bianca cuando hizo esa sugerencia.
De todos modos, mientras estuviera acompañada por la princesa, no podía tener más caballeros escolta que ella.
Los ojos de Bianca se abrieron un poco por lo mucho que le preocupaba su salida. Aunque se sintió aliviada de haber podido encontrar una solución.
Zachary llegó a la conclusión de agregar dos escoltas más de lo habitual. Y colocar varios caballeros alrededor de la iglesia. No sería posible asignar un número grande porque podría causar fricciones con la iglesia. Aún así, no estaba en contra de la ley que algunos caballeros deambularan por la iglesia, por lo que no sería un gran problema.
La escolta de Bianca estaba encabezada por Gaspard, como siempre, y los caballeros de la iglesia por Robert. Sauveur estaba ocupado con el trabajo de reponer suministros para regresar al castillo.
Robert en el pasado, se habría quejado un poco sobre si era necesario hacer algo así, pero estuvo dispuesto a aceptarlo porque se había sorprendido por el comportamiento desquiciado de Jacob.
Sin embargo, si Bianca se enteraba que estaba planeando enviar caballeros a la iglesia, temía que intentara disuadirlo. Por lo que Zachary deliberadamente mantuvo ese hecho en secreto. Siempre intentaba ser sincero con Bianca, pero afortunadamente Bianca no preguntó sobre eso.
—Entonces me iré. No es necesario que me despidas.
Bianca lo detuvo, pero Zachary la siguió hasta el primer piso del palacio. Si continuaban así, pensó que podrían ir juntos al palacio de la princesa, así que Bianca se apresuró a alejarse de Zachary.
Su paso, como si estuviera corriendo, parecía peligroso. Zachary, que estaba preocupado de que Bianca se cayera, dejó de seguir a Bianca y se mantuvo erguido, mirando la espalda de Bianca.
Parecía un perro guardián, y los labios de Bianca temblaron con una sonrisa mientras se alejaba.
* * *
—Buenos días, condesa Arno.
—Buenos días princesa. ¿Tuvo la princesa una buena noche?
—Estaba tan emocionada por hoy que me preocupaba quedarme despierta toda la noche, pero afortunadamente dormí bien.
Las dos se saludaron y se sonrieron. Se hicieron lo suficientemente cercanas como para bromear.
Entonces la mirada de Bianca se dirigió a un rincón de la habitación. El pelo rojo que se erguía detrás de la princesa Odelli no podía verse a menos que llamara la atención. No sabe por qué está aquí, pero tampoco puede ignorarla. Bianca la saludó con gracia mientras sostenía su falda.
—Buenos días Condesa Davoville.
—Bu-buenos días, condesa Arno.
Sorprendida por el saludo de Bianca, Catherine respondió un poco tarde. La cabeza de Catherine se inclinó mientras saludaba, y su mirada se dirigió a la punta de sus pies.
Odelli conocía bien la personalidad tímida de Catherine. Incluso si Catherine tenía que disculparse personalmente por el asunto de Ante, Odelli pensó que debería explicarle la situación.
—Lamento informarle el mismo día, condesa Arno, pero ¿puede la condesa de Davoville acompañarnos a la iglesia hoy?
—Por mí está bien.
—Gracias por su comprensión.
Bianca respondió, tratando de ocultar su temblor. Incluso si lo ocultaba, era obvio que estaba avergonzada por la situación, ya que su expresión facial parecía rígida.
Pero Catherine y Odelli tenían sonrisas felices en sus rostros. Al parecer ni siquiera esperaban una respuesta positiva de Bianca en primer lugar.
La frente de Bianca se arrugó superficialmente, porque sintió que por alguna razón su personalidad parecía torcida.
Cuando la princesa Odelli le dio una mirada, Catherine que estaba detrás suyo, vaciló y dio un paso adelante.
—Quería disculparme con la condesa Arno.
—¿Disculparse?
—Era mi responsabilidad gestionar a Ante… Debería haberlo cortado antes de tiempo, pero no pude, lo que hizo mella en el honor de la condesa con rumores falsos.
—¿No es un rumor que ya se ha resuelto? Hablé bastante bruscamente en el salón de banquetes, pero no tenía ningún pensamiento particular por la Condesa.
Bianca agitó la mano avergonzada. En realidad, no era necesario que Catherine viniera aquí para disculparse.
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