Bianca en su vida anterior pensó que Zachary la hacía infeliz, pero si Zachary no puede hacerla feliz, entonces nadie más puede.
Sin embargo, tenía una mirada tan aguda que no se notaron esos sutiles cambios emocionales. Zachary miró a Bianca con una mirada desconcertada, como si no pudiera creer las palabras de Bianca. Sin apartar la mirada de él, Bianca lo miró y sonrió, ocultando naturalmente los secretos del pasado.
—Siempre estoy ansioso.
Susurró con voz ronca. La silla en la que estaban sentados estaba moderadamente lejos, pero también lo suficiente cerca como para notar que el dorso de su mano sobre su regazo estaba siendo apretado con fuerza. Zachary trató de sonreír, pero su mejilla izquierda temblaba. Zachary apretó los dientes y murmuró en voz baja, como si susurrara un tabú que nunca debería decirse.
—Todos los hombres te codician.
—Eso es absurdo.
Bianca negó con la cabeza como si no tuviera sentido. Una amarga sonrisa se dibujó en sus labios.
Aunque lejos del cabello rubio y los ojos azules que eran los símbolos de la familia real de Sevran, Bianca era una belleza objetiva. Los rasgos faciales son claros y delicados. Con sus ojos levantados como un gato y sus labios pequeños y gruesos, su apariencia era tan grandiosa que nadie podía refutar las palabras que decían que Jacob, el segundo príncipe, se enamoró. Pero Bianca se mostró escéptica sobre su apariencia.
En un momento, incluso Bianca pensó que era una mujer atractiva y digna de amor. Fue durante su época más hermosa, cuando florecía en los brazos de su amado Fernand.
Pero la traición de Fernand destrozó su orgullo. Las palabras de Fernand que decían que «la señora es la más bonita de todas» fue solo un decir.
Desde entonces, Bianca ha llegado a considerar su apariencia como nada más que elogios de aquellos que, como hienas, buscan el respaldo de la familia detrás de ella.
Zachary estaba muy ansioso, pero Bianca no le creyó en absoluto. La voz de Zachary, que estaba frustrada por la actitud de Bianca, se elevó aún más.
—Todos los hombres en el salón de banquetes te codiciaban. Incluso si no te lo dijera, habrías notado la mirada codiciosa del segundo príncipe.
—Por favor, no me exaltes demasiado. El segundo príncipe solo…. Solo estaba tratando de usarme.
—No sabes mucho sobre los hombres.
Zachary le dijo con firmeza a Bianca, quien habló con torpeza.
¿Jacob está haciendo eso para aprovecharse de Bianca?
Zachary no podía estar de acuerdo en absoluto. Como tal, todo lo que Jacob le hizo a Bianca fue irracional y sin valor. Hasta ahora, el hombre, que solo había mostrado ligeramente la superficie de sus verdaderos pensamientos de una manera inteligente y astuta, y se aferró a lo que era realmente importante, expresó su sinceridad en el jardín el día del banquete de la victoria. Tal acción fue lo suficientemente impulsiva como para tener suerte de no quedar atrapado en una tormenta.
Por eso estaba aún más enojado. Porque la otra persona era sincera.
Pero ni siquiera podía explicarle a Bianca sobre esas cosas.
Bianca era un ejemplo de persona arrogante, altanera, fría y aristocrática. Sin embargo, Zachary sabía que, tras esa fachada, era amable con quienes eran amables con ella, y que también había bondad en su interior.
Ahora odia a Jacob, pero… Si alguna vez descubre que las acciones de Jacob son sinceras…. No creía que ella lo engañaría. Sin embargo, Zachary no quería que Bianca le diera significado al hombre que la admiraba. Incluso si era solo una pizca de simpatía.
Sería repugnante ver cómo el sentimiento de odio actual por Jacob pudiera distorsionarse en el corazón de Bianca. Sobre los ojos negros de Zachary, las sombras se proyectaban tan oscuras como los agujeros para los ojos de una calavera.
Aunque se acostó con Bianca, no significaba que tuviera el honor de estar en el corazón de Bianca. Eso ponía nervioso a Zachary.
¿Cuántas veces al día Bianca piensa en él…?
La codicia del hombre no tiene fin, y aunque tenía suficiente en sus manos, quería más que eso.
En ese momento, Zachary se congeló. Fue porque se dio cuenta de que esperaba mucho de Bianca sin darse cuenta.
«¿Cuántas veces al día piensa en mí?»
Parece que fue ayer cuando lo miró directamente por primera vez, en ese momento se sintió tan encantado de que lo mirara directamente incluso aunque su rostro estaba tan pálido….
Sus verdaderos sentimientos eran tan infantiles y desagradables. Si Bianca llegara a descubrir cómo se siente. No, no debería.
Se sentiría decepcionada y podría decir: «Nunca pensé que un hombre tan grande podría ser tan infantil, poco tolerante y obsesivo». Ella nunca debería saber eso.
Zachary endureció su expresión, preocupado de que incluso un fragmento de sus pensamientos permaneciera en su rostro.
Pero ya era demasiado tarde. Bianca observó a Zachary en silencio, conteniendo la respiración, como un gato montés que caza un gorrión. Bianca parpadeó ferozmente y luego hizo una pregunta en la que Zachary nunca había pensado.
—¿Estás celoso?
—¿Celoso?
Zachary también fijó su mirada en Bianca. Lo escuchó claramente con sus oídos e incluso lo repitió con su boca, pero la palabra no entró claramente en su cabeza. Una vez, dos veces. Zachary murmuró la palabra celoso en su boca.
No había forma de que Zachary no conociera la palabra celos. Cuando Gaspard se adelantó por primera vez a favor de Bianca, cuando se hizo amiga de Sauveur, cuando su regazo estaba lleno de rosas…. Zachary siempre estuvo celoso.
Sin embargo, era difícil encontrar un punto de conexión entre la situación actual y los celos. Cuando Zachary estaba celoso, era principalmente cuando Bianca aceptaba positivamente el favor de los hombres.
Pero Jacob ya había sido expulsado del corazón de Bianca. Como nunca pensó que estaría tan celoso de tal oponente, la palabra repentina le pareció desconocida.
Pero definitivamente se sentía igual. Cuando dijo celos, las cosas que le habían hecho cosquillas hasta ahora desaparecieron en un instante. Como si los anillos faltantes se llenaran de una vez.
—Así es. Esto son celos.
Zachary, al darse cuenta del nuevo hecho, repitió las palabras para sí mismo. Estaba empeorando. Zachary suspiró cuando se dio cuenta de que su deseo de monopolio no tenía fin.
Zachary era un hombre que no sabía que estaba cansado incluso después de pasar varios días y noches de marcha, pero no había nada que pudiera hacer para mirar dentro de sí mismo y que penetrara en su mente.
Agotado, se enterró profundamente en el respaldo de una silla.
—Ni siquiera sabías que estabas celoso, ¿verdad?
—… Ahora que lo sé, no estoy confundido.
La voz de Zachary era un poco sombría cuando respondió. Está celoso de alguien que no es nada. Esto no era nada positivo. No, los celos en sí eran así en primer lugar. Los celos originalmente no estaban permitidos para Zachary… Un sentimiento de culpa se apoderó de Zachary.
Él y Bianca eran nominalmente una pareja, por lo que era natural que un esposo estuviera celoso de un hombre que deambulaba alrededor de su esposa. Sin embargo, había una variable para definir precisamente eso.
Se trataba de cómo surgió su matrimonio.
Su matrimonio era un negocio. Compra – venta. Lo que pagó Zachary fue la victoria de la guerra por la que arriesgó su vida. Entonces, lo que Zachary consiguió fue…
400 terneros, 900 cerdos, 100 unidades de platería, 300 rollos de seda, 2 cajas de joyas y una parte de un territorio. Dote que aún puede recitar de memoria. Equivalente a un presupuesto de dos años para la familia de Arno.
Pero si ese hubiera sido el caso, Zachary no se habría sentido culpable.
Sin embargo, lo que recibió fue lo más preciado que jamás había tenido. Incluso si pasa toda su vida rodeado de cadáveres podridos y charcos de sangre, nunca podrá pagarle….
Eso fue Bianca.
¿Qué debe hacer si realiza una transacción y lo que recibió es demasiado valioso en comparación con lo que pagó?
Algunos fingirían no saber y se tragarían el precio, pero Zachary no era el tipo de persona que haría eso. Si hubiera sido un poco más capaz, habría enviado de vuelta a la joven Bianca y habría roto el matrimonio… A la edad de veinte años, era mediocre.
Acababa de recibir el título de barón y no podía rechazar ese trato.
Al final, sucumbió a la situación y recibió a Bianca, a quien no podía manejar con sus propias habilidades.
Y pronto se asoció con el sacrificio de Bianca.
Bianca nunca estaría de acuerdo, pero Zachary era el centro del mundo de la joven Bianca.
No porque fuera su esposo, sino porque era un adulto.
Era el guardián de ella, que llegó a un lugar desconocido lejos de su familia a una edad temprana. Y esa fue una tarea mucho más pesada y difícil de lo esperado.
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