El rostro de Laniakea se puso rojo instantáneamente al darse cuenta de las intenciones de Hyperion. Puede que no sea directo, pero el contenido era extremadamente vergonzoso.
¿Cuántas veces en tu vida alguien te dirá que a partir de ahora te va a quitar la ropa?
Sin embargo, el hombre frente a ella era el único que podía preguntarle eso a Laniakea.
No había razón para negarse, y si se negaba, tendría que quitárselo ella misma, pero eso también le resultaría vergonzoso.
Laniakea asintió con cautela. En ese momento, las comisuras de la boca de Hyperion, que había permanecido inexpresiva desde que entró en la habitación, se elevaron.
Los ojos de Laniakea se abrieron cuando vio eso. Esta era la primera vez que veía una sonrisa como esta en su rostro.
Es como la sonrisa de un niño que finalmente recibe un regalo que ha estado esperando durante mucho tiempo…
Parecía genuinamente feliz para ser la sonrisa de alguien que desnuda a otra persona.
Contrariamente a su vacilación inicial, las manos de Hyperion pronto comenzaron a moverse rápidamente.
La ropa preparada se quitó con una facilidad ridícula. Le hizo preguntarse si se soltaría con solo rozarlo.
De lo contrario…
Laniakea miró la mano de Hyperion deshaciendo la última cuerda. Se movía rápidamente, pero no con habilidad.
Como prueba de ello, ¿cuántas veces la mano de Hyperion soltó la cuerda? Incluso tembló un poco.
Sin embargo, sus dedos callosos tiraron de la última cuerda y la deshicieron.
Sruk. La solapa frontal se abrió y al mismo tiempo, se reveló el pecho blanco de Laniakea.
—Ah…
Al mismo tiempo, Hyperion dejó escapar un pequeño sonido como un suspiro.
Aunque tenía la cabeza gacha, Laniakea pudo sentir sus ojos sobre sus pechos, que estaban medio expuestos a través de su ropa.
Aunque no había ninguna forma a la vista, Laniakea sintió el calor pasar por su cuerpo.
Glup.
La garganta de Hyperion se hinchó con un pequeño sonido. No notó a Laniakea con la cabeza gacha.
Su mano volvió a moverse. Apartó el fino camisón de Laniakea, como si abriera una cortina.
Debido a su cuerpo delgado, sus senos no podrían llamarse grandes.
Sin embargo, la suave curva que se elevaba moderadamente sobre la piel blanca dibujaba una hermosa línea que cualquiera podía admirar.
La mano de Hyperion vaciló sobre su pecho.
Mientras Laniakea observaba sus manos ásperas y quemadas por el sol deambular por su cuerpo, comenzó a sentirse aún más real que hoy estuviera durmiendo con este hombre.
“¿Qué debo hacer ahora?”
Toda la información que había recopilado hasta ahora era posterior al inicio de la relación.
Sin embargo, entre toda esa información, no había ninguna historia antes de que comenzara. Lo único que podía decir es que todas estaban nerviosas.
¿Debería hacer algo? ¿O debería quedarse quieta? ¿Por qué no pensó en tomar esta clase antes?
Intentó desesperadamente pensar en otras cosas debido a la tensión, pero en lugar de aliviar la tensión, solo tensó su cuerpo.
En ese momento, la mano de Hyperion volvió a moverse. Laniakea pensó que él le agarraría el pecho de inmediato. ¿No es eso la parte del cuerpo que más obsesiona a los hombres?
En los banquete de verano, mucha gente no podía quitar la vista de la ropa de las mujeres, que era mucho más delgada de lo habitual y tenía grandes escotes en el pecho.
Entonces, cuando Hyperion le quitó la ropa, pensó, como era de esperar. Ella apretó los puños. Por supuesto, entre las muchas historias que ha escuchado hasta ahora, también hubo una sobre caricias bruscas.
Al recordar las historias de mujeres que se quejaban de lo doloroso y difícil que era, Laniakea se preparó para el dolor que le sobrevendría.
Sin embargo, al contrario de lo que pensaba, la mano de Hyperion tocó su mejilla, no su pecho.
En lugar de agarrarlo, lo acarició suavemente con los dedos como si acariciara un vaso fino.
—¿…….?
Ante su inesperada acción, Laniakea levantó la cabeza y lo miró. La sonrisa que vio hace un momento había desaparecido.
En cambio, Hyperion parecía más serio y cauteloso que nunca y tocó cuidadosamente el rostro de Laniakea con su mano.
Al principio le tocó la mejilla, pero poco a poco empezó a tocar otros lugares también.
Pómulos, lóbulos de las orejas, cejas, frente…
Acarició el rostro de Laniakea una y otra vez, como si intentara memorizar su rostro.
Entonces su mano se detuvo en sus labios. Le agarró ligeramente la barbilla con la mano y tocó los labios de Laniakea con el pulgar.
La ligera sensación de roce fue tan cosquilleante que Laniakea tuvo que estremecerse varias veces.
Pensó que podría retirar su mano si hacía esto, pero el toque de Hyperion se hizo aún más fuerte.
Entonces, los dedos que la estaban tocando ganaron fuerza. Laniakea, que no era fuerte pero se había relajado un poco, abrió levemente los labios sin darse cuenta.
En ese momento, Hyperion, que había estado mirando sus labios por un momento, bajó la cara y se tragó los labios como si se abalanzara sobre ella.
—¡Hmn!
Laniakea, a quien de repente se le cortó el aliento, luchó sorprendida.
Sin embargo, su cuerpo se desplomó sobre la cama, incapaz de soportar el peso de Hyperion, quien la sujetaba por los hombros y no dejaba sus labios.
Fue el primer beso de su vida, pero Laniakea lo notó. El hecho de que ni ella ni Hyperion son actualmente expertos en este aspecto.
Su nariz seguía golpeándose y se estaba asfixiando. Sus labios y dientes chocaron y le dolió un poco.
Cuando era joven, un libro que leyó en secreto decía que cuando besabas a alguien, sonaba una campana en tu cabeza y te sentías extasiado como si hubieras ido a otro mundo, pero no había nada de eso.
Pero…
«……No está mal.»
Esta es la primera vez que mezcla fluidos corporales de esta forma con otra persona. Pensó que podría ser desagradable y le preocupaba que a Hyperion también le resultara incómodo.
Pero ahora, no es que no le guste compartir su aliento de una manera tan desordenada.
Sólo se le pasó por la cabeza el pensamiento de que hubiera sido mejor si ambos lo hubieran hecho mejor. Pero ese pensamiento no duró mucho.
Cuando Laniakea se quedó sin aliento, Hyperion abrió los labios.
Se levantó y se quitó el resto de la ropa.
Tuk. Laniakea, que vio su ropa caer a un lado como si la tiraran descuidadamente, giró lentamente la cabeza.
Como Hyperion estaba de espaldas a la lámpara, su cuerpo parecía una enorme sombra. Al principio no se dio cuenta de inmediato de que estaba completamente desnudo.
Pero poco a poco, a medida que sus ojos se acostumbraban a la oscuridad, Laniakea se dio cuenta de que algo andaba mal.
Hyperion realmente no cambió solo porque se quitó la ropa. Una respiración ligeramente jadeante y un pecho del que no podía quitar los ojos desde que lo vio por primera vez. Y ahora sus abdominales son aún más visibles.
El problema fue el siguiente.
No sabía qué había debajo. Durante los últimos días, ¿no ha estado preparando su mente mirando las estatuas del palacio?
Entonces, incluso si viera sus genitales, pensó que simplemente no le resultarían familiares y que no habría mucha sorpresa…
—¡Ah!
Laniakea, que miraba por debajo de su cintura, inconscientemente se tapó la boca con ambas manos.
«¿Qué es eso…?»
Hyperion es alto. Su físico supera al de otros caballeros, y sus manos son tan grandes y largas que pensó que podría sostener su cabeza con una mano.
Por lo tanto, no sería sorprendente que otras partes de su cuerpo fueran más grandes.
—Oh…
Laniakea no dijo nada, pero no podía quitarle los ojos de encima.
Laniakea de repente sintió miedo.
“Esto es ridículo. Es imposible. Estoy segura de que voy a morir.”
Por supuesto, nunca había oído hablar de nadie que muriera mientras lo hacía, pero Laniakea tenía confianza. Que podría ser la primera emperatriz en morir mientras pasaba la noche con el emperador.
Mientras estaba congelada, Hyperion se subió al cuerpo de Laniakea. Luego, se arrastró entre las rodillas de Laniakea, naturalmente abrió sus piernas y tomó una posición entre ellas.
Laniakea respiró hondo.
Realmente está por comenzar.
Tenía que decir que no. Pensó que esto era imposible, que debía pensarlo un poco más y luego irse a la cama.
Iba a decir eso.
—Laniakea.
Una voz baja mezclada con una respiración excitada la llamó por su nombre. Mientras temblaba levemente ante la sensación de cosquilleo tocando su oreja, las palabras continuaron como en un susurro.
—No tienes idea de cuánto tiempo he esperado este día.
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