«¿Hay alguna razón por la cual una persona debe ser responsable de estos dos grandes grupos, la familia y la torre mágica…?»
Mientras tanto, el duque Seymour, que estaba sumido en sus pensamientos, sonrió levemente al ver a su hijo menor correr hacia él.
«Ahora que lo pienso, también estaba este niño.»
En lo que respecta a la cuestión de la sucesión, planeaba mantener abiertas todas las posibilidades y pensar en ello lentamente.
Las personas cambian y el entorno no siempre es el mismo, por lo que no necesariamente tiene que tomar las mismas decisiones que tomó en el pasado.
Y mientras pensaba en ello, planeaba hablar mucho con los gemelos y escuchar tantas opiniones y pensamientos como fuera posible de sus dos hijos.
«Incluso a esta edad, hay muchas cosas difíciles.»
El Duque Seymour, que había estado acariciando el cabello de Enrique mientras se quejaba brevemente, detuvo su mano.
Esto se debe a que la cabeza del menor estaba ligeramente más alta de lo habitual.
—Enrique, has crecido estos días.
—¡Sí! Practiqué mucho mis habilidades con la espada para mostrárselas a mi maestro.
Después de aprender el manejo de la espada, Enrique empezó a llamar maestro a Isidor. Al principio, se mostró cauteloso y tenía ojos penetrantes, como un gato que ve a un perro.
—Este niño, estoy seguro de que más adelante dirás que te gustan más las espadas que la magia.
—Mmm. La verdad es que me gustan ambos. Tanto es así que es difícil determinar cuál me gusta más.
—Sí, si eres bueno, deberías hacerlo todo.
—¡Sí! ¡Puedo hacer ambas cosas bien!
Enrique respondió con ojos brillantes.
De hecho, Enrique alcanzó más tarde la cima tanto en la magia como en el manejo de espada gracias a su talento natural y su arduo trabajo.
—Esta es la paz que mi hermana trabajó tan duro para proteger, y debemos protegerla bien. Y … quiero crear un mundo mejor para que vivan los niños.
Además, Enrique actúa como líder de la recién creada unidad Demon Slayer y se gana el respeto de la gente del imperio y la popularidad de las damas. Esta es una historia de un futuro lejano.
El niño, que estaba sentado en el regazo de su padre y charlando sobre los acontecimientos del día, estaba encantado de escuchar la noticia de que su hermana mayor Deborah y su maestro habían llegado.
—¡Hermana-!
—¿Cómo estás, Enrique?
—¡Bien!
—¿Por qué trajiste tanto?
El duque Seymour chasqueó la lengua mientras miraba el carruaje lleno de regalos.
—Hay tantos productos nuevos que combinan con mi padre, después de todo mi padre es tan guapo.
—Mmm.
No puede creer que un chico con esa cara lo llame guapo. El Duque Seymour no estaba de mal humor y se aclaró la garganta sin ningún motivo.
—De todos modos, es una lástima. Entra primero. Traje unas buenas hojas de té hace un tiempo y creo que te gustarán.
Mientras el duque Seymour tomaba el té con Isidor, sacó en secreto un tablero de ajedrez.
Era más divertido jugar al ajedrez con Isidor, que siempre retrocedía en sus movimientos, que jugar al ajedrez con el más joven o con Deborah, que competían limpiamente.
Mientras los dos pasaban un tiempo tomando té, Deborah subió al anexo donde se habían alojado. El estudio estaba exactamente igual que cuando vivía en Seymour.
Después de jugar por un momento con la pluma rosa que siempre traía consigo a la academia, sacó un libro de poemas que había leído rápidamente en el pasado, saboreó lentamente cada palabra y se quedó dormida como si se desmayara.
* * *
Era un campo lleno de flores blancas.
¿Dónde está?
Después de un momento de perplejidad, se encontró sosteniendo una mano familiar y caminando naturalmente hacia donde estaban los dos niños.
—¡Mamá! ¡Papá!
Una niña rubia con una espada de madera en la cintura agitaba los brazos salvajemente. La niña, cuyos ojos brillaban como rubíes rojos, saltaba arriba y abajo, y cuando soplaba la brisa, sonreía levemente como si estuviera feliz. Era una niña adorable cuyo rostro sonriente recordaba al de un zorro bebé.
Y junto a ella, estaba un chico de aspecto frío y cabello morado. Sosteniendo la flor con timidez.
—No lo rompí. Estaba así, pero se veía bien…
—¿Entonces se lo quieres dar a mamá? Gracias.
—¡Yo también!
A medida que se acercaba, los niños saltaron a sus brazos.
Fue encantador y cálido. Fue un sentimiento que me hizo sonreír porque estaba muy feliz.
* * *
«Creo que tuve un sueño agradable, pero no recuerdo nada.»
Me froté los ojos, sintiendo una especie de arrepentimiento.
Cuando desperté, había una espesa oscuridad por todas partes.
Debía haber estado durmiendo incómodamente en el sofá con el libro de poesía en mi cara, pero probablemente Isidor me había movido, por lo que mi cuerpo yacía maravillosamente sobre la cama.
«Dormí mucho tiempo.»
Miré el reloj, chasqueé la lengua y salí porque tenía hambre. Isidor, que estaba sentado en la sala cerca de la habitación, se levantó.
—¿Dormiste bien?
—Como puedes ver, dormí sin saber nada del mundo.
—¿Tienes hambre? ¿Vamos a comer?
Últimamente, mi sueño se ha vuelto irregular y los horarios de las comidas a menudo se han alterado, pero él nunca me deja comer sola.
—¿Oh? ¿Mi padre ya comió?
Isidor, era inusual, pero me avergonzaba que incluso mi padre me estuviera esperando.
—Deberías haberme despertado…
—Comí mucho postre por la tarde, así que ahora siento que tengo un poco de apetito. Vamos, déjame ayudarte.
Cuando comenzaron a colocar la comida en la mesa larga, puse los ojos en blanco mientras tomaba la sopa de calabaza.
«Necesito hablar de ello pronto.»
En realidad, la razón por la que vine aquí hoy fue para hacer un anuncio importante.
.
.
.
Hace unos días.
—Felicitaciones, duquesa.
Aunque ya había anticipado el resultado ante la seguridad del médico, sentí que mi corazón se hundía. Porque no podía creer que hubiera otra vida respirando dentro de mi estómago.
Nacería en este mundo un niño que se parecería a los dos.
Me abrazó con cuidado mientras yo estaba aturdida porque no lo podía creer. Su corazón latía tan fuerte que podía sentirlo.
—¡Lo haré mejor en el futuro!
—Ya lo estás haciendo bien.
—Todavía quiero hacerlo aún más. Es porque siempre quiero ser una mejor persona para ti.
Después de ese día, Isidor comenzó a recolectar cosas buenas para las mujeres embarazadas, e incluso se abasteció de frutas para el invierno.
Mientras lo veía estudiar libros sobre educación prenatal amontonados como papeles, pensé por un momento que sería muy bueno educando a sus hijos.
—Escuché que es muy bueno escuchar música durante la educación prenatal. ¿Por qué no muestras tus habilidades después de mucho tiempo?
Dije sin pensar mientras lo veía doblar sus dedos.
—Si te refieres a tocar el piano… Está bien.
—……..
—Estoy bromeando. Sabes que te amo, ¿verdad?
—…….
—¿¡Oh!? ¿Acabas de escuchar eso?
—… ¿Qué?
—Mi bebé dijo que quería escuchar a papá tocar el piano.
—Mmm. Iba a cantarte, pero supongo que tocar el piano sería mejor.
—¿¡Cantar!? Deberías haberlo dicho antes.
Me sentí inmediatamente intrigada. ¿Seguramente no es realmente sordo, verdad?
—Quiero escucharte. Canta.
Secretamente esperaba que fuera torpe y desafinado, pero cantaba bastante bien.
No diría que tenía una gran habilidad para cantar, pero su voz era tan buena que no pude evitar aplaudir. ¿Debería decir que tiene el tipo de voz que es popular para cantar karaoke?
Pasé un momento emocionante escuchando cantar a Isidor por primera vez e imaginando un futuro con mi hijo.
Ahora sólo queda contarle la noticia a la familia….Visité la mansión porque quería contarlo en persona en lugar de hacerlo por carta.
—Deborah, ¿podrías…?
Pero antes de que pudiera decir algo, mi padre pareció notar algo.
—¿Sí?
—… Mmm. Oh, nada.
No parece que sea nada.
—Bueno, supongo que tienes razón.
—¿¡Si, en serio!?
—Sí. ¡Tengo buenas noticias! Estoy embarazada.
—¡Como esperaba!
Mi padre estaba muy feliz y me felicitó.
—¿Pero cómo te diste cuenta?
—Cuando tu mamá tuvo gemelos, comía mucha ensalada agria como tú lo hiciste hoy. Normalmente solo comes carne y no tocas las verduras.
—… Sí.
—Y de alguna manera parecía así. El sueño que tuve antes de la boda… Después de todo, era un sueño prenatal.
—¿Tuviste un sueño prenatal?
En lugar de responder, mi padre se rió suavemente. Como una persona que recuerda buenos recuerdos.
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