Los ojos alargados de Isidor que miraban fijamente la lista se entrecerraron.
Donde llegaba su aguda mirada, estaba escrito «Javier Histach».
«El 3er príncipe….»
Esa persona participó en la puja por el diamante lavanda por lo qué torció ligeramente los labios.
«Escribiste un precio bastante alto».
Dado que el precio de la oferta ganadora se revisó varias veces, existía la posibilidad de que pudiera aumentarse aún más durante el tiempo restante.
«Realmente no importa».
De todos modos, dado que todas las personas que participaban en esta subasta eran asistentes de Isidor, no había posibilidad de que las joyas cayeran en las manos del 3er Príncipe.
Y este comportamiento del 3er Príncipe confirmó las sospechas de Isidor.
«Cómo esperaba.»
Desde el momento en que accidentalmente derramó alcohol en la falda de Deborah y llegó a la academia y miró a su alrededor, Isidor intuitivamente se dio cuenta de que era similar a Philap.
Aquellos que son arrogantes en su nacimiento, obsesionados con la ventaja comparativa, tienen menos sentido del deber para tener lo que quieren en sus manos.
«Además, el 3er príncipe conoce los secretos detrás de su madre, la 4ª Reina, por lo que debe estar convencido de que Deborah es la encarnación de la Santa, no Mia Binoche».
Isidor lanzó una moneda con una expresión inexpresiva en su rostro, luego se levantó lentamente a medida que se acercaba el momento de la subasta de la gema llamada «Diamante Lavanda».
* * *
El interior de la casa de subastas estaba repleto de personas que acudían a ver la supuesta gema.
Después de que se ganará la licitación, era obvio que sería difícil incluso mirar las joyas desde lejos, y el ambiente era aún más cálido debido a los hermosos rostros de los participantes.
En el centro del salón, un diamante púrpura colocado en un gran cofre de vidrio estaba envuelto en el crepúsculo del amanecer, y muchos nobles apostaban por quién ganaría la puja por esta hermosa gema.
En ese momento, hubo una conmoción en el interior.
—Mira allá.
¡Es Rosad Seymour!
Rosad entró con su andar disciplinado y característico, seguido de un Belreck de aspecto sensible, que apareció con el pelo largo y toscamente recogido.
«Parece que vine aquí con él. Me hace sentir mal.»
Ni siquiera salieron juntos, pero se suponía que eran gemelos, por lo que ambos llegaron a la casa de subastas al mismo tiempo.
«¿No es esa la quinta princesa?»
El marqués de Baslein también estaba aquí.
A medida que las personalidades de la alta sociedad aparecían uno tras otro, la temperatura en la casa de subastas comenzó a aumentar.
—Mmm.
Rosad, con las piernas cruzadas, sentado en el asiento VIP proporcionado solo a aquellos que participaron en la puja, frunció el ceño cuando encontró al 3er Príncipe mientras miraba a su alrededor con ojos fríos.
«Sabía que Deborah era sutilmente popular, pero esto fue un poco sorprendente».
Por supuesto, es posible que el 3er Príncipe asistiera para regalar joyas a alguien que no fuera Deborah.
Sin embargo, le molestó porque había escuchado que Isidor y el 3er Príncipe casi se habían batido a duelo en la academia.
«Bueno, esa joya caerá en mis manos de todos modos».
Rosad filtró intencionalmente el precio que tenía en mente, y cuando estalló la competencia, escribió el doble de ese monto.
Cuando hay una cantidad que sirve como punto de referencia, la mayoría de la gente presta atención y aumenta la cantidad en un 10%, o como máximo en un 30%.
Rara vez se duplica audazmente el precio, por lo que estaba seguro de la victoria.
«Solo tengo que comprar el regalo de cumpleaños de mi hermana, no sé por qué tengo que esforzarme tanto».
«Bueno, he aprendido mucho en el pasado, así que tengo que hacer esto. De toda la familia, Deborah es la más incómoda conmigo…»
Mientras Rosad se racionalizaba, Belreck pensaba lo mismo.
El único loco que duplicó el precio que había anunciado debe ser él.
Los participantes esperaron el anuncio, ocultando la tensión que comenzaba a surgir.
En ese momento.
Un murmullo inusual comenzó a escucharse desde la entrada.
Los ojos de Belreck se abrieron cuando vio a Isidor ingresar en la zona VIP con una sonrisa amable.
«¿Por qué está aquí el duque Visconti?»
Era un rostro completamente inesperada.
Ya le ha dado un regalo a Deborah.
—Isidor. ¿Participaste en esta subasta? Si aciertas en el objeto al que apunta Baslein, me gustaría que renunciaras a esa gema.
El marqués de Baslein habló sin rodeos e Isidor sonrió.
—Ya sabes cuán codicioso soy por la princesa Deborah. Este es un lugar donde puedo mostrar un poco de mi desbordante afecto, así que sería una lástima si lo pierdo.
—Ahhh. Tendré que buscar otro regalo.
Sintiendo la derrota, el Marqués Baslein suspiró. Su sobrino nunca comenzaba un juego donde podría perder, por lo que no había posibilidad de ganar.
Al día siguiente.
La noticia de que se había vendido un diamante lavanda por un precio récord de más de tres mansiones en el distrito de Yones, se extendió por los círculos sociales
Wow, eso fue tres veces el precio del diamante rosa que se subastó la última vez.
«Por supuesto, la dueña de la joya será la princesa Deborah, ¿no?»
El duque Visconti también es asombroso al escribir una cantidad tan astronómica.
Mientras el mundo social bullía con la historia del dueño de esa joya, el palacio donde se alojaba la 4ª reina se puso patas arriba.
—¡R-reina, por favor cálmese!
Porque la noticia de la participación de su hijo en la ruidosa subasta de diamantes había llegado a oídos de la 4ª Reina.
—¡Aaargh, loco bastardo! ¿Por qué diablos fue allí?
Ya sufría de dolor de cabeza debido a la princesa Deborah, pero cuando su hijo derramó aceite en vano, ella se enojó aún más y tiró todo lo que podía sostener en su mano.
«¿Por qué estás haciendo una cosa tan estúpida?»
¿Será que su hijo aún fantasea con la posibilidad de tener a Seymour detrás suyo?
Ya es imposible separar a Isidor y a la princesa Deborah.
Además, las familias Seymour y Visconti, que habían establecido sucesores ortodoxos con cabello azul desde la fundación del Imperio, no fueron objeto de negociaciones por parte de la 4ª reina desde el principio.
«Incluso la oferta fracasó».
Si le daba esa joya morada a Mia, al menos habría válido la pena.
Jamilla se frotó la nuca por un momento y luego se levantó de un salto.
Fue para visitar la residencia del 3er príncipe.
Pero la habitación del 3er Príncipe estaba vacía.
¿Dónde está Javier?
Después de un tiempo, el 3er Príncipe apareció con una apariencia desordenada.
Su expresión se distorsionó al ver a su hijo emanar olor a alcohol y perfume de mujer como si se hubiera quedado fuera toda la noche.
—¿No te dije docenas de veces que te mantuvieras cerca de los señores del norte y te mantuvieras alejado del Conde Rowan?
—Cuido mis conexiones. Ni siquiera soy un niño de tres años, ¿cómo puedes interferir en mis asuntos personales, incluso cuando hago amigos?
—¡Javier!
Después de permanecer en silencio por un tiempo, parecía estar solo concentrado en el entrenamiento con la espada, pero al ver a su hijo mostrar signos de rebelión nuevamente, la 4ª Reina gritó.
—¿Todavía no sabes que soy la única de tu lado en el palacio imperial, donde solo hay enemigos por todos lados?
Ja, ja. El tercer príncipe dejó escapar una breve risa.
—Siempre dijiste que todo sería mío, pero ¿qué diablos he conseguido después de todo este tiempo?
Extendió una mano vacía.
—Incluso entre los jóvenes Marqueses, hay quienes se atreven a despreciarme como miembro de la familia imperial. Pero, ¿qué tiene de malo tratar de sostener un pequeño diamante sobre mi mano? ¿Por qué vienes temprano en la mañana y te enojas?
—¡Entonces deberías haber gastado mucho dinero y ganar la licitación! El Emperador te ama y te habría dado cualquier cosa, pero ¿por qué te paras allí, detrás del Duque Visconti? ¿Por qué estás haciendo un chiste de ti mismo desde la última vez?
El 3er Príncipe, que ya se había acostumbrado a los regaños interminables, se quedó en silencio mientras la escuchaba.
Está harto de esto.
Además, con el paso de los días, lo llenó una profunda irritación al punto que lo dejó sin aliento.
Su madre siempre dice que es por su bien,
pero lo trataba como un títere mientras lo amenazaba ferozmente de esta manera.
Obedecía a su madre cuando era joven, pero ya no.
¿Fue porque había estado viviendo solo en el norte, lejos de su madre, durante mucho tiempo?
Apartó la mirada y vio que su madre no era tan buena. No muchas cosas salen según lo planeado, y los planes a menudo fallan.
Incluso después de hacer un pacto con un demonio tan fuerte.
—…. ¿Entiendes? Javier. Solo tienes que hacer lo que te digo que hagas.
Javier asintió secamente con la cabeza, a pesar de que llevaba mucho tiempo siendo regañando mientras pensaba en otra cosa.
—Ahh, descansa. Dado que no has descuidado tu entrenamiento, no diré nada más.
Inmediatamente, la 4ª Reina sofocó su ira y salió de su residencia, y Javier apretó los dientes.
«Hice lo que me dijeron que hiciera, pero no conseguí nada. Me arrastré hasta el palacio por nada.»
Recogió la capa, con rudos gestos con las manos, y volvió a salir del palacio.
Mientras pasaba el rato con el Conde Rowan mientras fumaba un cigarrillo, se enteró de los rumores.
—Circulan rumores de que el duque Visconti pagó una gran suma de dinero y ganó la puja por la gema lavanda para pedirle a la princesa Deborah que se casara con él.
—Es muy probable. Aunque la princesa Deborah es un poco joven para convertirse en duquesa, su matrimonio parece ser más tardío que el de otras jóvenes nobles.
«¿Quieres decir que va a proponerle matrimonio?»
El 3er príncipe entrecerró los ojos mientras exhalaba el humo lentamente.
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