Deborah, quien hacía la distintiva expresión aguda cada vez que estaba contemplando algo, abrió la boca lentamente.
El puño blanco de Isidor de alguna manera se puso tenso por el nerviosismo mientras esperaba la respuesta.
* * *
La mañana antes de la cita.
Isidor lanzó una moneda de oro varias veces como si probara su suerte antes de reunirse con Deborah.
Solo usaba monedas con caras defectuosas frente a sus clientes para convencer a la otra parte.
Pero cuando está solo, lanza las monedas por costumbre para ver si está o no seguro o tiene una variable.
—Siento que ella elegirá esa obra, pero no lo sé.
De hecho, Isidor optó por incluir la obra de teatro del título «El secreto del Gran Norte del Norte», que ni siquiera era una obra divertida, porque el escenario que se transmitía en el teatro tenía un personaje que se encontraba en una situación similar a la suya.
Él eligió eso para preguntar sobre la opinión de Deborah.
Era dueño del teatro en el centro del distrito de Yones, así que cambiar el horario de la obra fue pan comido.
Además, esa obra fue una especie de trampolín para que él contara sus secretos.
«Porque dijo que quería saber más sobre mí … »
Jugueteó con las monedas ya que estaba nervioso con un rostro ligeramente pálido.
—Quiero saber qué tipo de persona es y si es alguien con quien podría estar.
«Nunca pensé que escucharía esas palabras».
Nunca pensó que sentiría la necesidad de mostrarse por un momento.
Quería construir un vínculo mientras se conocían e Isidor se sintió atraído por esa sinceridad. Pensó que era muy parecido a Deborah.
«Me gusta el hecho de que ella no solo acepta a un chico como yo por mi cara».
Se enamoró de ella de nuevo con ese lado.
Sin embargo, Isidor se dio cuenta de que estaba atrapado en la trampa que había tendido all mismo momento.
¿Debería decir que se lo trajo él mismo?
Usó su trampa de belleza para ganarse el favor de los demás fácilmente. Por otro lado, hizo que los otros se muevan como él pretendía mientras se aferra a sus debilidades.
Isidor siempre estaba esperando que la otra persona mordiera el anzuelo después de configurar la trampa.
Sin embargo, su relación con Deborah era completamente opuesta a otras relaciones con las que había estado lidiando.
La información que tenía sobre ella era en realidad diferente. Isidor ocultó su identidad y se acercó a ella, pero en cambio, obtuvo sentimientos por ella independientemente de su voluntad durante el proceso.
No pudo controlarlo en algún momento.
Lejos de influir en ella, ahora ella sostenía la correa.
«Nunca pensé que me gustaría más porque sigo conociendo cosas nuevas de ella».
La vio lograr lo que quería mientras luchaba sola en Blanchia y él descubrió personalmente su lado encantador en la Academia.
Por otro lado, lo único que sabía de él era la mitad.
Lanzó la moneda ligeramente con el dedo y luego la agarró con el dorso de la mano.
«Cruz.»
Lanzó la moneda de nuevo
«Cara.»
Ella reconocía a Isidor y el Maestro como personas diferentes al igual que cada lado de una moneda.
Pero eventualmente es la misma moneda.
«Aunque podría parecer completamente diferente por fuera, pero si le digo que en realidad son la misma persona … »
No puede imaginar su reacción en absoluto.
A diferencia de Isidor, que siempre fue despreocupado e ignorante de los sentimientos de los demás, de repente sintió una nebulosa tensión que quedó atrapada en su interior.
Pero si seguía ocultándolo y es atrapado, ¿no se sentiría más decepcionada cuando pensara que estaba siendo engañada?
«No estoy seguro de si quiero ocultarlo hasta el final o contarlo todo».
Si solo se tratara de ella, no podría distinguir claramente el color de su corazón, si era blanco o negro.
«Es difícil.»
Lanzó la moneda incontables veces sin sentido, luego se preparó para salir.
Sería más fácil iniciar la conversación si eligiera «El secreto del Gran Duque del Norte”entre las diversas obras escritas en la carta.
«Si sale cruz … se lo diré hoy».
Si sigue ocultándolo, tendrá dos caras frente a ella hasta el final.
Quiero saber, pero no tengo la confianza de seguir ocultándolo.
Lanzó la moneda por última vez antes de dejarla.
Cruz.
….Por cierto, ¿Debería decirlo hoy?
Su corazón comenzó a palpitar antes de la cita.
«Se lo diré a Deborah si viene con ropa morada.»
Ella vino con ropa morada.
Su boca se torció por un momento cuando sintió que tenía que decírselo, pero luego su garganta se apretó con fuerza y se mordió la tierna carne de la boca.
«Sería mejor decírselo después de ver su reacción sobre la obra en lugar de decirlo únicamente en función del color de su ropa.»
Sin embargo, se distrajo totalmente por su inmersión en la obra mientras la miraba con ojos centelleantes.
Se enamoró totalmente de la dulzura de ese momento mientras miraba sus cambios de expresiones.
«Si ella dice que quiere dar un paseo, creo que sería mejor decirle luego.»
Si ella trepaba al muro de piedra cuando caminaban por la calle, pensó que le diría mientras disfrutaba del paisaje y organizaba sus líneas en su mente.
Aunque no podía abrir bien la boca cuando en realidad se sentó a su lado en el muro de piedra.
De repente, Isidor no se sintió familiarizado con su indecisión.
Siempre que veía a esas personas borrachas de amor, pensaba que eran patéticas. Pero él se encontraba perdido y vacilaba constantemente.
Finalmente, Isidor casi perdió su suerte cuando su línea se superpuso con la del protagonista masculino por casualidad.
—¿Qué piensas de él? Ese Gran Duque. Es una persona con muchos secretos….
Preguntó mientras se tragaba su ansiedad y ella reflexionó un rato antes de responder con su distintiva voz contundente.
—No me gusta.
—……..
Isidor sintió que su palma se llenó de sudor frío por un momento.
—En realidad, desde el punto de vista de la audiencia, el Gran Duque es misterioso y atractivo tanto como sus secretos.
Tenía una expresión fría como si ese fuera el único punto.
—Sin embargo, realmente no es una buena persona como amante.
—……
Un rincón de su corazón se derrumbó ante su expresión fría.
—Al final, la protagonista femenina fue apuñalada por la espalda por la persona que le gustaba sin notarlo.
Ella parecía insatisfecha en alguna parte.
—Porque no me gusta que me apuñalen por la espalda de repente.
Aunque nunca ha sido traicionada por nadie, habló con amargura como si hubiera sido apuñalada por la espalda varias veces.
Isidor vaciló por un momento, luego la refutó cuidadosamente.
—Sin embargo, si el Gran Duque hubiera revelado su identidad y se hubiera acercado a la protagonista, ni siquiera habría tenido la oportunidad de acercarse a ella.
—Mmm.
Tenía una expresión extraña mientras agitaba las piernas lentamente, pero Isidor habló lentamente sin darse cuenta.
—El Gran Duque nunca actuó con malas intenciones hacia la protagonista femenina…
—Por cierto, sorprendentemente te identificas con el Gran Duque del Norte. Pensé que eras su representante por un momento.
—……
—Pensé que estarías absolutamente del lado de la protagonista femenina. Porque eres una persona cariñosa y con un fuerte sentido de caballerosidad.
—No soy una persona tan cariñosa. Ni siquiera soy amable.
Cuando habló como si estuviera suspirando, un viento fuerte pasó a su lado.
El largo cabello púrpura revoloteaba por todas partes y rozó las mejillas de Isidor.
El cabello rubio de Isidor también estaba desordenado sobre su frente.
—Mentiroso.
En ese momento, Isidor se olvidó de respirar cuando extendió la mano y enderezó su cabello despeinado con cuidado.
Trató de tomar la mano que permanecía en su frente mientras miraba sus ojos rojos como si estuviera poseído, luego se mordió los labios.
—Nunca he visto a nadie tan atento y meticuloso con los preparativos como tú.
—¿No es esto lo mínimo que debería hacer al menos? Mi pareja eres tú.
De hecho, quería hacer algo mucho más grande, pero no sabía mucho.
La mujer a la que solía acercarse todo este tiempo lo había evitado con todas sus fuerzas. Y Miguel también tenía poco conocimiento en las citas.
Por eso, a veces actuaba como le placía.
—Incluso practicaste cortar el bistec, pero si dices que no eres amable, ¿quién creería eso?
—Todos harán eso al menos.
Isidor pensó que lo que los caballeros decían en broma era real.
—De ninguna manera. Oh, llego tarde, así que tendré que ir primero.
Ella se movió hacia abajo lentamente.
—Ten cuidado. Sube aquí.
Isidor saltó de la pared de piedra apresuradamente y la hizo pisar sus botas rápidamente para que sus pies no tocaran el suelo.
—Póntelo.
Le puso los zapatos en el suelo con cuidado mientras ella le pisaba los pies.
—Lo pasé muy bien hoy.
Ella sonrió suavemente mientras sus labios se curvaron después de usar sus zapatos.
—……
Cuando su rostro sonriente estuvo frente a sus ojos, su boca ni siquiera pudo hacer un sonido.
Dado que la situación se le ocurrió a él mismo, su inteligencia y riqueza, de la que siempre había presumido, eran totalmente inútiles.
«Debo estar loco».
Después de despedirla en el carruaje, tiró de su cabello con brusquedad mientras fruncía el ceño levemente.
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