—¿No te gusta la comida?
Abrí mucho los ojos ante la pregunta de Terence.
—¡No, es realmente delicioso!
—Entonces me alegro.
Mientras comía con Terence frente a mí, sentí que mi corazón se hundía. Esta persona es tan perspicaz como un fantasma.
El lugar es un restaurante. A pesar de la gran superficie, en realidad éramos solo nosotros dos en este lugar que Terence había preparado para una cena o reunión secreta.
«Tengamos cuidado. No puedo arruinar el tiempo que Terence ha preparado para mi. »
Intenté disfrutar la comida tanto como fuera posible. La comida, en el interior pintoresco, era increíble. Pero mi mente seguía vagando en otra dirección.
La última vez que vi el rostro de Tara permaneció en mi mente. Quizás Tara muera. Fue, con diferencia, el peor caso imaginable.
Hasta la fecha, no hay pruebas claras de que Tara haya traicionado a Liena. Incluso si lo fuera, no parecía probable que la personalidad de Liena castigara severamente a Tara, quien no la había lastimado directamente. Sin embargo…
«Elliot es diferente.»
Estaba convencida de que Tara era una traidora y tenía una personalidad extrema.
Una vez traidor, siempre traidor.
Según esa teoría, existía la posibilidad de que Tara, que conocía mucha información gracias a ser una de las extremidades de Liena, pudiera ser eliminada antes de que se convirtiera en una gran amenaza.
De hecho, en la novela, Elliot se preocupa tanto por Liena que va en contra de sus deseos varias veces. Dicen que sufre una gran lesión en la nariz en la segunda mitad y reflexiona sobre ello.
Si las cosas continúan así, Tara realmente podría morir. Mis manos naturalmente ganaron fuerza mientras cortaba la carne. Recordé el rostro que tímidamente me expresó su agradecimiento, o la sonrisa que vino corriendo hacia mí con una gran sonrisa después de la venganza.
No soy cercana a Tara. Puede que no tenga la voluntad de correr riesgos y ayudarla. Mi predicción fue espectacularmente errónea y es posible que Elliot no hubiera hecho daño a Tara.
Sin embargo, un hecho era seguro. No quiero que Tara muera. Quiero ayudar a Tara a cumplir el juramento que me hizo.
«¿Pero cómo?»
El oponente es el genio Elliot. Además, contaba con el favor de Liena, la princesa Cassius y dueña del Gremio Mercante Iver. No puedo hacerlo sola.
No, mi nariz mide un metro de largo*. Elliot también se mostró hostil conmigo. Porque Liena lloró por mi culpa.
(N/T: Expresión utilizada para describir una situación en la que los propios asuntos de uno son tan urgentes y difíciles que no puede darse el lujo de ayudar a otros.)
Por mucho que lo pienso, no lo entiendo. ¿Por qué Liena está tan obsesionada conmigo? En la novela no había mucho interés por la hermanastra.
Era difícil incluso decir que era por mi culpa.
Incluso sin eso, Liena ya es una de las personas más ricas del imperio.
Además, al observar la actitud de Liena en la corte la última vez, parecía que se trataba de una cuestión emocional. ¿Por qué diablos Liena me hizo…? ¡Ah, no tengo ni idea!
«¿Por qué no saltas hacia mí primero?»
Incluso si ese fuera el caso, no había manera de que Elliot pudiera encontrarme si decidiera hacerlo. ¿Qué debo hacer primero con Elliot si quiero vivir de forma segura?
Entonces, Terence preguntó.
—Como era de esperar, ¿hay algo que te preocupe?
Estaba constantemente controlando mis expresiones faciales, pero ¿todavía se notó? Aunque no era tan buena como Liena, también tenía una confianza razonable en mi actuación. Pero Terence fue sorprendentemente rápido en reconocer mis sentimientos.
—Oh, no hay nada de qué preocuparse.
—Bueno. Lamento haber reaccionado.
Cuando agité mi mano, él retrocedió obedientemente.
—Aun así, si tienes alguna inquietud en el futuro, espero que puedas consultar sin dudarlo. Porque somos amigos.
—… Gracias por tus palabras.
Terence era un buen hombre. Entonces me volví aún más reacia a revelarlo.
«Si se entera de la situación, lo más probable es que intente ayudar de alguna manera.»
Pero ahora era un príncipe. No podía molestarlo porque estaba ocupado con sus propios asuntos. Su ayuda ya era bien merecida.
Me encogí de hombros.
—¿Pero no estás siendo demasiado amable conmigo?
Estaba pensando en cambiar de tema con una broma.
—Uno tiene que vivir de una manera algo calculadora hasta cierto punto. Tay es tan amable que es difícil.
Fue una broma muy divertida decir que el villano era amable. Terence también sonrió.
—Incluso si me miras así, tengo una personalidad bastante calculadora.
—¿Dónde?
—En realidad, le pregunté a Ethel si tenía alguna inquietud porque yo sí la tengo. Pensé en consultar primero y obtener ayuda.
—¿Qué te preocupa? ¿Es este un problema con el que puedo ayudarte?
—Por supuesto.
—Me pregunto qué puedo hacer con el problema que le preocupa incluso a Su Alteza…
En este punto, no tomé en serio sus palabras. Porque pensé que Terence había dicho esto para aligerar mi estado de ánimo. Pero al momento siguiente, su expresión se volvió bastante seria.
—¿Qué crees que debo hacer para convertirme en emperador?
Fue una pregunta difícil que surgió de la nada. Nunca pensé que sería un problema tan político.
—Oh, no te sientas demasiado presionada. Esta es una pregunta que hago a las personas que considero mi gente estos días…
—Primero tenemos que lidiar con Elliot Rudd.
—¿Qué?
Terence preguntó sorprendido. Sin embargo, lo que más me sorprendió fue cuando lo dije. Pero lo dije en serio.
Además, nunca dije esto por mis sentimientos personales hacia Elliot o porque sería mejor para mí tratar con él.
Esta fue la respuesta que encontré simplemente pensando en la pregunta de Terence tal como era. Si hoy no hubiera pasado nada con Elliot, habría respondido esta pregunta de la misma manera.
—No sé si lo sabes, pero Eliot Rudd es un genio que actualmente sirve a Liena Cassius.
Terence me escuchó.
—Sé su nombre porque apareció en los periódicos como un genio que aparece una vez cada mil años o algo así.
—Mientras esté bajo el mando de Liena, y mientras Liena apoye al príncipe heredero, que es su amante, Tay tendrá grandes dificultades para ascender al poder.
—¿Es tan genial?
—Si miras la historia, no todos los genios tuvieron un gran impacto en el mundo. Pero Elliot es diferente.
La mayoría de los ingeniosos trucos de Liena que aparecen en la novela surgieron de la mente de Elliot. Si las ideas de Liena se limitan a líneas básicas, quien las encarna es Elliot.
Estaba celoso del amante de Liena, el príncipe heredero, pero de todos modos, le proporcionó muchos trucos para ayudarle a ganar la competencia por el trono. Porque ese es el deseo de Liena. Y una cosa más.
—Este no es un hecho muy conocido, pero él es el líder adjunto del gremio Iver.
—Hice una investigación superficial sobre Iver. El propietario interino de la cima es Cecil Iver y el propietario asistente es Elliott Rudd.
—Elliot jugó un papel muy importante en el crecimiento de Iver.
—No lo sabía.
Terence abrió la boca y se golpeó la frente con el dedo como si le doliera la cabeza.
—Mi padre ha estado muy molesto últimamente.
Calmó su sed con agua y luego habló.
—La familia del Duque Cassius por sí sola es la segunda familia más importante después de la familia imperial, pero si agregas la familia Iver, está mucho más allá de lo que se puede ver.
Como se dijo, en la novela, el emperador comienza a presionar seriamente a Cassius cuando se revela que Liena es dueña del gremio mercantil.
—Si ese es el caso de Iver, no puedo creer que tenga un genio tan grande bajo su mando. Realmente parece que la princesa Cassius ha sido bendecida por la diosa.
Por extraño que parezca, aunque Terence habló en tono abatido, sus ojos se iluminaron.
—Es algo extraño. ¿Por qué codicio el puesto de emperador cuanto más favorable es para mi medio hermano y más se le considera superior a mí?
Sus ojos se entrecerraron.
—Se siente injusto. Por eso quiero probarlo con mis propias manos. No hay ningún ser humano en el mundo que sea únicamente bendito.
—……..
—Oh, ¿dije algo demasiado extraño?
—En vez de eso… Siento empatía por ello.
Sabía desde hacía mucho tiempo que este mundo era injusto y que Liena había recibido la bendición, y pensé que era algo que no podía evitarse. Eso es porque Liena es el personaje principal.
«¡Pero incluso si lo hago, esto es demasiado!»
Sólo porque Liena estaba triste, recibí amenazas sangrientas de Elliot y ni siquiera pude comer.
¿Qué hice tan mal? ¿Es pecado divorciarse? ¿Debería haber estado atada en esa casa por el resto de mi vida hasta que Liena dijera que estaba bien?
Ya veremos. Pase lo que pase, viviré como quiero vivir. Para que eso suceda, primero tenemos que hacer algo con Elliot…
«¿Mmm?»
En ese momento, una idea brilló en mi cabeza. Expuse cuidadosamente los hechos fragmentarios que han salido a la luz hasta ahora.
Tenía que neutralizar a Elliot por un futuro libre y por Tara. Además, Elliot era el mayor obstáculo para que Terence se convirtiera en emperador, y el emperador se está preparando para Cassius e Iver. Y Eliot es el vicepresidente de Iver.
Poco a poco el contorno fue tomando forma. Sí, esto es todo. Hice contacto visual con Terence.
—¿Te gustaría hacer algo juntos?
Si se hace bien, esta es una tarea que puede arrinconar a Elliott e incluso al gremio de Iver.
Después de escuchar mi explicación, Terence se perdió en sus pensamientos y tamborileó con los dedos sobre la mesa.
—Si lo que dices es cierto, esta es una bomba que puede derribar al gigantesco Iver de un solo golpe.
—Es difícil para mí utilizar esta información por mi cuenta, pero pensé que sería posible con la ayuda de Terence.
—En este momento, mi padre está ocupado tratando de encontrar algo que pueda ser la debilidad de Iver. Si lo que dices es cierto, me darás autoridad oficial para investigar.
—Bien por usted. Tenemos que hacerlo lo antes posible. Si pospones las cosas aunque sea un poco, ¡es posible que se den cuenta! Deberías ir rápidamente e investigar los datos…
—Un momento, Ethel.
Estaba tan motivada que intenté levantarme, pero Terence me detuvo. Se puso de pie como para detenerme, tomó mi tenedor y puso el trozo de carne más grande en mi plato.
—Tienes que estar con el estómago lleno para trabajar. Aaah.
¿Ah? Mientras empujaban la carne frente a mis ojos, abrí la boca sin pensar. Como un niño, sólo recobré el sentido después de tomar lo que él me dio.
—¡P-puedo comer yo sola…!
Los movimientos de Terence eran tan naturales que no tuve dudas ni por un momento.
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