Duruk, duruk
Estaba frente a una mujer en un carruaje en movimiento.
Cabello castaño rizado, ojos marrones y rostro lleno de pecas. La mujer, que claramente parecía intimidada, puso los ojos en blanco todo el tiempo.
—Yo, yo… No creo que sea verdaderamente el caso.
—Está bien.
Incluso cuando la consolé, ella lloró.
—Oh, no, eso no tiene sentido. ¡La historia sobre ser la hija perdida del embajador Leok…!
El nombre de la mujer es Anna. Sí. Ella es la hija perdida del embajador del Reino Leok y la persona que previamente le pedí a Sharon que encontrara.
Sharon me dio buenas noticias cuando regresé a la oficina después de despedirme del mayordomo ayer.
—¡Creo que la encontré! Uno de mis conocidos conoce a alguien que cumple con los criterios que mencionaste.
Fui directamente a la dirección que me dio Sharon y me convencí de que esta mujer era la persona que estaba buscando. No sólo el nombre y la situación, sino incluso la apariencia era exactamente como aparecía en la novela.
Una mujer a la que Sharon había ayudado antes vino a verla y le dijo que la persona que buscaba se parecía a la mujer de al lado. Al principio, los deudores seguían viniendo y haciendo ruidos, pero dijo que se lo haría saber porque era su benefactora.
—Lo correcto era preguntarle a Sharon.
Gracias a esto, encontré a Anna, ¡a quien ni siquiera Liena pudo encontrar fácilmente!
Así que hoy, tan pronto como salió el sol, me dirigí a la residencia del embajador Leok con Anna. Debía reunir a las familias separadas lo más rápido posible.
«Se suponía que era obra de Liena.»
¿Qué importa? No importa quién lo haga, las acciones buenas son lo importante.
En ese momento, Anna murmuró nerviosamente.
—¿Quién podría imaginar que yo sería la hija del famoso embajador Leok? Cualquier huérfano del imperio habría soñado con ello.
Se dice que el embajador Leok perdió accidentalmente a su hija cuando viajó al imperio hace mucho tiempo. A partir de entonces permaneció en el imperio para encontrar a su hija.
—A menudo miraba anuncios sobre niños desaparecidos que aparecían en los periódicos y deseaba decenas de veces que esa niña fuera yo.
El embajador buscó a su hija con tanta desesperación que nadie se enteró. El imperio también cooperó activamente considerando su relación con Leok.
Aunque el Reino de Leok no era grande en territorio, era un país con abundantes recursos y un poder nacional que no podía ser ignorado.
Además, la esposa del embajador es tía del actual rey de Leok. En otras palabras, es la hermana de la reina madre del Reino Leok.
«Es natural que el imperio preste atención.»
En la primera vida de Liena, cuando Anna muere a manos de su marido, el embajador protesta enérgicamente ante la familia imperial. Lo que llevó a su hija a la muerte fue esta sociedad misma, con su falta de conciencia sobre la violencia doméstica.
Debido a esto, la novela afirma brevemente que su relación con Leok se volvió tensa y difícil durante un tiempo.
«Pero es diferente en la segunda vuelta.»
En su segunda vida, la tragedia no ocurre debido a la actuación de Liena, y Liena gana un fuerte aliado en nombre del Embajador del Reino Leok.
Tranquilicé a Anna, que tenía la tez pálida.
—Solo confía en mi. Lo he visto desde lejos antes y Anna se parece mucho.
Es mentira. En realidad, nunca antes lo había visto. Sin embargo, no podía decir que lo vi en una novela, así que no tengo más remedio que dar más detalles.
Sin embargo, lo único cierto es que se parece al embajador. Definitivamente existe un pasaje así en la novela.
Anna hizo un gesto con la mano.
—Bueno, eso no puede ser posible. En primer lugar, como puedes ver, mi cabello es castaño. Según la descripción del periódico, la niña es rubia.
—Es más común de lo que piensas que el cabello que era dorado cuando era niño se oscurezca gradualmente y se vuelva marrón.
La expresión de Anna vaciló por un momento. Era como si recordara de qué color tenía el pelo cuando era joven.
Lo revisé ayer y descubrí que tenía recuerdos borrosos de su infancia. Pensé que era porque se separó de sus padres y su entorno cambió repentinamente.
—… ¡Eso no es todo! El lugar donde me encontraron está en la parte oriental del imperio. Pero el lugar donde el embajador perdió a su hija es un famoso centro turístico del sur.
—Tal vez eso es…
Cuando estaba a punto de explicarlo, el carruaje se detuvo. Habíamos llegado a la residencia del embajador.
Es más rápido mostrar algo una vez que contarlo cien veces. Anna lo entenderá cuando lo vea en persona.
Convencí a Anna, que estaba postergando las cosas, para que viniera conmigo y me dirigí hacia la entrada de la residencia de la embajada, pero alguien bloqueó nuestro camino.
—Deténgase. Esta es la residencia del
embajador Leok y no es un lugar al que cualquiera pueda entrar.
Era un guardia que custodiaba la puerta principal de la residencia de la embajada. Había una mirada cautelosa en los ojos del hombre.
—Por favor indique su identidad y el propósito de su visita.
Parecía ser así porque había venido en un carruaje sin un escudo familiar.
—Creo que la mujer a mi lado es la hija perdida del embajador, así que vine a ver al embajador.
En ese momento, una mueca de desprecio se escapó de la otra persona. El tono del discurso también cambió.
—Oye, ¿por qué no dejas de pensar tonterías y vuelves?
—¿Qué?
—¿Crees que solo una o dos personas como tú vinieron aquí? Pasa todos los días. Estafadores que dicen ser la hija que perdieron.
—Oye. Entiendo por qué no lo entiendes, pero…
—¿No debería al menos mostrar sinceridad haciendo coincidir el color de su cabello?
El guardia examinó descaradamente a Anna de pies a cabeza como si la evaluara.
—¿Cree que una chica que parece humilde a primera vista puede volverse decente si le pones ropa bonita? ¿Dónde puede ser la hija del embajador?
El rostro de Anna se puso rojo brillante. Las yemas de sus dedos, cubiertas de heridas por la costura, temblaban.
Le presté mi vestido a Anna porque estaba llorando y diciendo que solo tenía ropa raída, pero ni siquiera eso pudo ocultar los momentos difíciles que había vivido.
«Tsk.»
No tenía idea de que una situación como esta sucedería por querer presentarle a sus padres lo más rápido posible.
Anna, que estaba llorando, me agarró del brazo.
—… Supongo que, después de todo, este no era el lugar al que debía venir. Regresemos.
—Anna.
—Ah, no, no me atrevía a darle órdenes a Ethel-nim. Lo siento.
Anna, que se había encogido mucho, se sorprendió con solo escuchar su nombre.
Le revelé mi identidad ayer. Simplemente lo hice porque pensé que era la mínima cortesía, pero tuvo el efecto contrario.
Anna tuvo dificultades conmigo como mujer noble. Por mucho que le dije que se sintiera cómoda, no sirvió de nada.
Me siento mal. Si hubiera pensado un poco más profundamente antes de traerla, esto no habría sucedido.
Acaricié suavemente sus hombros caídos e hice contacto visual con Anna.
—Lo lamento. Por hacerte escuchar estas palabras.
Los ojos marrones se abrieron de par en par. Pareció sorprendida al ver a una noble disculparse.
—¿Pero me darás una oportunidad más? Definitivamente te dejaré conocer a tus padres.
—Oh sí…
Cuando Anna dejó de temblar, miré al guardia. No importa cuál sea el motivo, no puede tratar así a alguien que podría ser una noble.
Por alguna razón, sentí que me dejaría entrar si lo sobornaba, pero no quería darle ni un centavo a este tipo.
—¿Q-Qué estás mirando?
—¿Tienes confianza?
—¿Qué?
—¿Qué pasa si la persona aquí es
realmente la hija del embajador?
—Es tan divertido.
El guardia se rió y se burló.
—Si ese es el caso, me arrodillaré durante tres o cuatro días, pediré perdón y renunciaré voluntariamente a todas mis posesiones. Terminando en una situación similar a la de esa humilde mujer.
—Hmm, parece que no tienes mucho.
—¡¿Qué,qué?!
—Bien, entiendo. Asegúrate de cumplir tu palabra.
El hombre con el rostro enrojecido, gritó.
—¡Nunca te dejaré entrar, así que lárgate de aquí! ¡Si no te largas, te echaré a la fuerza!
—Eso no funcionará.
Sonreí, saqué algo de mi bolsillo y se lo mostré. Era un broche elaboradamente tallado.
—¡Incluso si intentara sobornarme…!
Hyuk, el guardia que estaba mirando el broche respiró hondo. Y me preguntó con ojos temblorosos.
—De ninguna manera, ¿es… alguien de Cassius?
Su tono de voz de repente se volvió cortés.
El emblema grabado en el broche era la cabra negra de Cassius. Cassius lo llevaba con tanta frecuencia que incluso los niños de tres años del imperio conocen este símbolo.
También hay una anécdota bastante famosa de que a cualquier persona con el apellido Cassius se le regala un adorno con este patrón grabado. Fue bueno haberlo traído.
El broche estaba en el joyero que traje de la mansión Cassius no hace mucho. Lo recibí como regalo de bodas, pero lo guardé en un joyero y lo olvidé.
«No pensé que sería de ninguna utilidad…»
Nunca pensé que sería tan útil.
Si me vieran ahora, algunas personas podrían preguntar. ¿No te da vergüenza pedir prestado el prestigio de Cassius, cuando saliste corriendo con tus propios pies porque no te gustaba?
«En absoluto. Se siente genial.»
Antes del divorcio, yo también era Cassius, ¿y qué? Ni siquiera es mentira. Si no están de acuerdo, pueden firmar los papeles del divorcio de inmediato.
Ahora el que estaba pensando y temblando era el guardia. La notoriedad de Cassius era grande.
—¿E-es una… falsificación…?
—Si se tratara de un producto falsificado, se debería informar especialmente al embajador. ¿No debería el embajador entregar personalmente al impostor a un agente?
Porque no eran de otra familia, sino alguien que se hacía pasar por Cassius.
El guardia gimió.
—¿Por qué? ¿Tienes miedo?
—¡Disparates!
Grito en voz alta como si mi provocación hubiera funcionado bien.
—¡Espere un momento, impostora! ¡Pronto traeré al embajador conmigo! ¡Oye, ven a cuidar a estas chicas y asegúrate de que no se escapen!
Desapareció en la residencia de la embajada y pasamos un mal momento rodeadas de otros guardias.
—No te preocupes. Podrás entrar en un momento.
—… ¡Sí!
Le tomé la mano porque temía que se pusiera ansiosa, pero Anna parecía más tranquila de lo que esperaba. Además.
«¿Es mi error o parece que la forma en que la gente me mira ha cambiado más favorablemente que antes?»
Poco después, un guardia salió de la residencia oficial. Pero no estaba solo.
—¿Hay alguien haciéndose pasar por Cassius?
—Sí, embajador. ¡Es esa mujer de allí!
El embajador vino en persona. A juzgar por su apariencia, parecía haber estado dando un paseo por el jardín.
Primero, el embajador y yo hicimos contacto visual. Era una persona con el mismo color de cabello que Anna y una mirada digna. ¿Debería decir que rezuma dignidad?
Sin embargo, no tuve la oportunidad de presentarme. El momento en que la mirada del embajador naturalmente se volvió hacia mi lado.
—¡…….!
Su expresión cambió por completo. Los ojos llenos de asombro observaron de cerca y detenidamente el rostro de Anna.
Había llegado el momento del reencuentro.
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