Pensé en transportar el cuerpo al Imperio y entregárselo al Duque Cassius, pero no importa cuánto lo pensara, no me parecía una buena idea.
El transporte era difícil, pero el problema que más me molestaba era que había muchas personas allí que habían sido perjudicadas por Liena.
¿Darán la bienvenida a la tumba de Liena? ¿Podrá Liena descansar cómodamente?
Por eso pregunté a Caius, que vivió en esta tierra hace mucho tiempo. ¿Existe un lugar adecuado para enterrar el cuerpo?
—Este es el lugar correcto.
Respondió Caius, acariciándose la barba, e inmediatamente comenzó a construir la tumba.
Shwraank…
Observé con ojos estupefactos cómo el castillo se desplomaba en el suelo con un gran rugido.
—¿Es este el lugar correcto?
—Sí. Después de todo, ¿no es suficiente poner un cadáver en un ataúd y enterrarlo en la tierra?
—Si, eso es cierto.
… Pero no sabía que el edificio donde comimos, dormimos y vivimos hasta hace un momento sería enterrado en la tierra.
Tan pronto como Caius tocó los círculos mágicos grabados en varios lugares, el suelo cedió repentinamente y el edificio se derrumbó por dentro.
—Originalmente era un lugar que desaparecería con el declive de nuestra raza demoníaca. Sin embargo, cambié de opinión y lo dejé atrás en caso de que los descendientes que fueron al mundo humano cambiaran de opinión y decidieran regresar.
—¿Personas como la familia Cassius?
—Sí. Hace mil años, perdimos a la mayor parte de nuestra gente en una guerra que ustedes llamaron la Ola Monstruosa. A diferencia de las bestias demoníacas, antes éramos una minoría.
—Entiendo.
—Las personas restantes, preguntándose si esto era el destino, aceptaron yacer tranquilamente aquí. Pero no todos estuvieron de acuerdo.
—Entonces entre ellos…
—Sí, mi hijo Cassius también estaba allí. Dijo que viviría entre humanos. Se enamoró de una mujer humana y tuvo hijos.
Miró cómo su antiguo hogar desaparecía con los ojos llenos de una emoción que no sabía si era anhelo o tristeza.
—En realidad, pensé que con su personalidad, no se llevaría bien con los humanos. Tenía un orgullo tan innecesariamente alto que no sabía cómo inclinarse ante los demás.
—Bueno, es similar a la opinión que recibe la familia Cassius en el imperio. Es una familia muy noble.
Caius se echó a reír.
—Han pasado mil años desde entonces, pero parece que su temperamento no ha ido a ninguna parte. Aún así… es un alivio. Saber que viven bien entre humanos.
Finalmente entendí por qué el rey de los demonios no había podido dormir completamente y permaneció aquí hasta que se convirtió en una estatua.
Permaneció en el lugar durante mil años, esperando a su hijo y a su descendencia.
De modo que si regresa a su ciudad natal después de haber sido perseguido por humanos, será bienvenido en cualquier momento.
—Así es. A todo el mundo le está yendo muy bien, así que no tienes que preocuparte.
Sonrió ante mis palabras y felizmente se despidió de la fortaleza que ya no necesitaba.
A su lado, pensé en el ataúd de Liena colocado en el centro de la fortaleza.
—Liena, tienes una tumba enorme.
También fue el momento de decir adiós a esta difícil relación.
—Terence.
Me incliné ligeramente contra Terence, que estaba a mi lado.
—¿Qué sucede?
—Solo quería decirte que te amo.
Ante mi repentina confesión de amor, él me dio la misma respuesta sin el menor atisbo de sorpresa.
—Yo también te amo.
Mientras lo miraba, me prometí a mí misma que le transmitiría mis sentimientos a mi preciosa persona tanto como pudiera.
La vida es impredecible y no importa cuán larga parezca, puede terminar mañana.
—¿Hacia adónde vas?
Después de que el castillo desapareció en la nada, Caius preguntó a nuestro grupo.
—Pensé que me quedaría sin poder mágico después de activar este hechizo final, pero todavía me queda algo. Usaré magia de movimiento para llevarte a donde quieras.
—¿Eso es posible?
—Así es. Si ni siquiera puedo usar ese nivel de magia, el título de rey demonio es un desperdicio.
Como era de esperar, debe haber algo diferente en el rey de los demonios.
—De todos modos, mi papel ha terminado, así que si me queda algún poder mágico, debería usarlo para nuestros descendientes.
—¡Gracias! Pero en realidad…
Me sentía agradecida, pero me remordió un poco la conciencia porque fue muy amable conmigo. En realidad, no soy Cassius ni nada por el estilo.
—Bueno. No tienes que decir nada más que eso.
Pero me dio unas palmaditas en el hombro con expresión benévola y me interrumpió.
Por un momento, cruzó por mi mente el pensamiento de que podría haber sido engañado por mí a pesar de que conocía la historia completa.
No hay manera de confirmarlo ya que ha mantenido la boca cerrada.
Así que inmediatamente regresamos al imperio y descansamos cómodamente en el palacio imperial… Hubiera sido realmente agradable decir que sucedió eso, pero había un lugar donde debíamos detenernos antes de eso.
—Ah, por cierto, hace un tiempo escuché algunas noticias de advertencia de cierta bestia demoníaca, y me dijo que una cantidad bastante grande de bestias demoníacas están tratando de invadir el territorio humano.
Si tan solo el antiguo rey demoníaco no hubiera sacado a relucir este asombroso tema.
—¡¿Por qué?!
—Desde la perspectiva de las bestias demoníacas, prepararon la mejor ola de monstruos, pero terminó en vano, por lo que algunos radicales tomaron la iniciativa y descargaron su ira.
—………
—Aun así, en comparación con la ola monstruosa, los números son definitivamente pequeños. Probablemente no sea ni siquiera una vigésima parte.
—¿Dónde dijeron que es el destino?
—Dijeron que se trataba de la zona más poblada de este continente.
Naturalmente, el lugar que cumplía esas condiciones era la capital del Imperio Asteroth.
—¡Este no es el momento! ¡Vámonos rápido!
Aunque era una escala mucho menor en comparación con la ola monstruosa, no podíamos permanecer en silencio.
Terence, Lucy y yo, arrastramos a un loro errante, que quería investigar más a fondo el territorio de las bestias demoníacas, y confiamos en la magia de Caius.
En un abrir y cerrar de ojos, llegamos a la zona fronteriza del imperio, enfrentándonos a una horda de monstruos que intentaban avanzar hacia la capital.
Aunque nunca he estado aquí en persona, era un área que conocía. El Condado de Miloam.
—Descendiente, mantente saludable.
Con esas palabras dejadas atrás, Caius, que había agotado todo su poder mágico, se convirtió en polvo y se dispersó.
Esperaba que esta vez durmiera tranquilo al lado de sus compatriotas.
Después de un tiempo, llegamos al Castillo de Miloam y me reuní con algunas personas que había extrañado bastante.
Eran Elliot Rood, un genio poco común que fue condenado a cadena perpetua y encarcelado, y el Conde Miloam, un señor extravagante que no era nada noble.
—¡¿Por qué estás aquí…?!
—¡Oh! ¡¿Quienes son?! Su Alteza Real y Lady Wallace, ¡Oh, ahora eres la vizcondesa Lucibiu!
Nos saludaron con bastante ostentación.
—Me gustaría preguntarte eso. ¿No debería Elliot estar en la cárcel?
Elliot resopló condescendientemente en respuesta a mi pregunta.
—No lo sé, pero según la ley imperial, cuando hay un gran caos en el país, como el ataque de un monstruo, los prisioneros pueden ser movilizados temporalmente bajo la autoridad del señor a cargo.
Oh, yo también había oído sobre eso.
Dado que los presos tienen menos derechos que los ciudadanos comunes, el gobierno tiende a actuar sin dudar cuando hay escasez de mano de obra.
Por ejemplo, usándolos como cebo para atraer monstruos y descartarlos.
Por supuesto, en el caso del Conde Miloam, parecía que estaba tomando prestada la sabiduría de Elliot basándose en la ley pertinente.
—¿Qué? La mayoría de las tropas de Thomas eran personas que habían estado cultivando hasta ayer. ¡Es peligroso ponerlos aquí!
—¡Está bien, está bien! ¡No grites hasta que se me caigan los oídos!
Estaban tan ocupados discutiendo cosas entre ellos que ni siquiera tuvieron tiempo de tener una conversación adecuada con nosotros.
Además, esas dos personas no eran las únicas caras familiares en el Castillo Miloam.
—¡Su Alteza el Príncipe! ¿Cómo llegó aquí?
—¡Ethel! ¡Estás a salvo!
Pronto nos encontramos con los hombres de Terence, incluidos Jack y Vinetta.
—¿Ustedes estaban aquí?
Jack miró a su maestro y asintió con entusiasmo.
—¡Sí! Nos ordenó que esperáramos pacientemente, pero Su Alteza fue a una zona peligrosa, entonces, ¿cómo podemos ser los únicos en un lugar seguro?
Vinetta fue la siguiente en hablar.
—Traté de acercarme lo más posible al reino de las bestias demoníacas donde estaban Su Alteza y Ethel, pero quedé varada aquí debido a los monstruos que aparecieron de repente.
Dijeron que no podían quedarse quietos viendo cómo su país era pisoteado por monstruos, por lo que decidieron ayudar al ejército de Miloam.
—¡¿Qué clase de vendaje es este?! Su Alteza, ¿está gravemente herido? ¿Cómo se lesionó?
—Ethel también parece muy cansada. Ustedes dos descansarán en el Castillo Miloam. Nosotros y el ejército de Miloam definitivamente defenderemos esta tierra.
Hice contacto visual con Terence mientras miraba a Jack y Vinetta, quienes a su vez estaban preocupados por nosotros.
Qué puedo decir, nos apresuramos con ánimo de otra pelea, pero parecía que difícilmente sería nuestro turno de dar un paso adelante.
Al amanecer del día siguiente, el condado de Miloam fue atacado por un gran grupo de monstruos.
La gente resistió con una sola mente y una sola voz.
Los soldados lucharon con valentía y la gente común ayudó activamente en la batalla, proporcionando comida a los soldados.
Mientras observaba desde el castillo de Miloam, la gente se movió afanosamente toda la noche.
Esa escena cruel pero majestuosa provocó en mí una emoción indescriptible.
«La diosa me eligió como apóstol, pero no soy la única que salvó al mundo.»
Todos fueron héroes que trabajaron duro para proteger su preciosa vida.
En ese momento, Terence, que había salido, regresó a la habitación que nos asignaron.
—Parece que algunos monstruos treparon sigilosamente por la muralla del castillo e invadieron. Volveré luego de un tiempo.
—¿Está bien? Estás herido y cansado…
—Estoy bien. Incluso si no lo estoy, tengo que ir. Pase lo que pase, soy un príncipe. Este es el hogar de mi pueblo.
Como era de esperar, él era el hombre que amaba.
Entonces, ¿puedo sentarme tranquilamente aquí y chuparme los dedos?
—Yo también quiero ir.
—Es peligroso. Te desplomaste ayer…
—Lo mismo sucedió con Terence. Y no te preocupes. ¿Quién soy? Incluso después de todo esto, salvé al mundo.
Al final, Terrence sonrió y dijo, como si no pudiera evitarlo.
—Estaré justo a tu lado.
—Es lo que esperaba.
Salimos de la habitación teniendo una ligera conversación.
En años posteriores, quienes recordaban la batalla de este día, llamada el Asedio de Miloam o la pequeña Ola Monstruosa, dirían.
El segundo príncipe y la vizcondesa Lucibiu aparecieron de repente y vencieron a muchos monstruos.
Dio la casualidad de que fuimos incluidos con orgullo en la lista de los protagonistas de la victoria.
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