Reprimí el suspiro de alivio que subió a mi garganta y mantuve una actitud relajada.
—Ve a Liena e informa lo que digo.
Después de escuchar mis instrucciones posteriores, Tara frunció el ceño.
—¿Está realmente bien?
—Sí. Realmente no dañará a Liena, así que no es una petición irrazonable, ¿verdad?
Ella asintió con la cabeza con vacilación.
—Sabré si hiciste lo que dije o no al observar las siguientes acciones de tu maestra, así que será mejor que no me engañes.
—…Lo tendré en mente. Pero ¿cuándo obtendré la información?
—Dos meses después. Dentro de dos meses exactos podrás volver a ver a Chiléan.
Era una condición demasiado dulce para Tara, que llevaba años esperando que
Liena cumpliera su promesa sin cita previa.
Parecía insatisfecha, pero finalmente se convenció y desapareció del Bosque Errante.
—Uf.
Consolé tardíamente mi corazón.
¿Por qué es tan aterradora? Podría matar a alguien sólo con sus ojos.
Y mi conciencia está un poco amargada porque estoy intentando crear una brecha entre Liena y Tara.
De hecho, Liena no ocultó intencionalmente información sobre Chiléan a Tara. Es realmente imposible a estas alturas.
¿Por qué? Porque eso ni siquiera fue mencionado en el periódico que leyó antes de regresar.
Chiléan cambiaba periódicamente de nombre y de residencia para evitar ser perseguido por los acreedores y las autoridades.
¿Habría cubierto el periódico todas esas identidades falsas cuando en realidad no era información importante?
La información que Liena sabe sobre el Chiléan es su última identidad disfrazada. En otras palabras, era el nombre y la residencia que utilizó cuando fue asesinado por Tara.
Conozco la identidad disfrazada que usa Chiléan durante este tiempo.
Aquí hay una historia bastante complicada, y en la segunda vida de Liena, Tara accidentalmente se topa con su enemigo.
Se produjo una reacción en cadena de efectos mariposa cuando Liena cambió su destino.
Sucedió algo que nunca había sucedido antes de su regresión.
Tara, que perdió el sentido, siguió a Chiléan e intentó matarlo, pero fracasó, y la historia que se desarrolló fue un episodio conmovedor a su manera.
«En este sentido, la transmigración es mejor que la regresión.»
Liena, una regresadora, solo conoce su primera vida, pero puedo leer la segunda con diligencia.
Veamos, el episodio en cuestión llegó justo después del episodio del Cumpleaños del Emperador…
Quedan unos tres meses y quince días desde ahora.
—Bastaría con avisarle con un mes de antelación.
Para entonces, Terence ya habrá entrado al palacio imperial, por lo que no hay necesidad de tapar la boca de Tara.
—Lo siento, pero hasta que me divorcie, siéntete libre de dudar de tu amo, Tara.
Si su relación es tan fuerte como en la novela, mi divorcio será difícil.
Liena no me dejará divorciarme ni siquiera por el bien de la mina.
—¿Terminaste bien la conversación?
De repente una voz cayó desde arriba de mi cabeza.
—¡Me sorprendió!
Terence tenía una sonrisa traviesa en su rostro.
—Pensé que habías olvidado que existía.
Estaba aburrido antes, así que estaba
recogiendo bellotas.
Entonces puso dos bellotas en mi mano.
¿Bellotas? Guardé las bellotas en mi bolsillo y sonreí.
—¿Escuchaste de qué estábamos hablando?
—A pesar de esto, respeto la privacidad de mi empleadora. No te preocupes, estuve prestando atención todo el tiempo.
Mentira. Vi a Tara levantar su daga cuando me amenazó en voz alta.
Esto significa que aunque no pudo escuchar el contenido exacto de la conversación, estuvo atento a nuestro estado de ánimo todo el tiempo.
Agarré la manga de un guardaespaldas inesperadamente sincero y lo guié.
—Regresemos rápido y almorcemos juntos tarde.
Después de eso, planeé darle una probada del té medicinal especial que preparé.
* * *
Mansión de Cassius.
—Señorita, he vuelto.
Cuando Tara entró en la lujosa sala de estar, Liena, que se estaba cambiando de ropa, la saludó alegremente.
—¡Bienvenida, Tara! ¿Hiciste bien tu recado?
—Sí.
—Entonces, niñas, váyanse.
El arrepentimiento se extendió entre las criadas que la ayudaron a vestirse.
—Señorita, ¿puede cambiarse de ropa una vez más?
—¡Así es! Este vestido de capa verde claro es más bonito que el que lleva puesto ahora.
—Oye, ¿de qué estás hablando? Mi señora dice que le gusta más el rosa.
—No, no. ¡El azul es el mejor!
—¿Es así? Me pondré todo más tarde.
Liena se sintió avergonzada al ver a las criadas discutir, pero como si hubiera tomado una decisión, juntó las manos y las colocó debajo de la barbilla.
—Por favor. Porque hay algo de lo que quiero hablar con Tara.
Y guiñó con un ojo.
—Por favor, salgan un momento.
Dijo en una voz tranquilizadora.
Hubieron muchos gemidos aquí y allá.
—¡Es muy linda!
—¡Siento que mi corazón se detendrá!
—¡Es tan linda, mi lady!
—……..
Normalmente, Tara se habría subido al carro y habría dicho algo, pero hoy estaba tan confundida que mantuvo la boca cerrada.
Sólo después de tal conmoción las criadas abandonaron la habitación.
Liena se dejó caer en el gran sillón decorado con oro. Fue un regalo del duque para conmemorar el día en que Liena le masajeó los hombros por séptima vez.
—Estoy agradecida de que le agrade a la gente, pero a veces es demasiado y es un gran problema.
—Sí.
—¿Sí? No te ves tan bien. ¿Qué pasa?
—No. No es nada.
Si es demasiado, puede decirles que dejen de hacerlo.
Tara se tragó lo que quería decir.
De hecho, las sirvientas también notaron que Liena secretamente disfrutaba de tales reacciones y gradualmente elevaron el nivel a lo que es hoy.
No sé por qué, pero su maestra tenía tendencia a obsesionarse con el cariño de los demás.
Como una niña que nunca ha recibido ni una pizca de cariño. Todos en el ducado la quieren mucho, pero ¿por qué?
La breve discusión fue interrumpida por la
encantadora voz de Liena.
—¿Qué tal lo que te pedí que hicieras sobre mi cuñada?
Tara se mordió ligeramente el labio, sintiéndose culpable por tener que ocultar la verdad a su maestra.
Pero….
Había algo más importante para ella que Liena.
—No hubo nada inusual. Dio un paseo, fue de compras…
No fue una mentira en particular.
—¿Cómo era su expresión?
—No parecía mal. Sonreía a menudo.
Frente a ese hombre.
—¡Cómo esperaba! ¡Mi cuñada realmente no tiene intención de divorciarse!
Liena aplaudió.
—Estaba preocupada porque sabía sobre la mina, pero solo necesitaba un tiempo a solas. ¿No es así?
—Bueno. Tal vez sea así.
—Si realmente quisiera divorciarse, ya se habría apresurado a buscar un abogado. O tal vez iría a la casa de sus padres a pedir prestada fuerza. Bueno, no sé si alguien se atrevería a enfrentarse a nuestra familia Cassius.
—Sí.
—Mi hermano mayor también es demasiado. ¿Cómo puede decir eso después de beber?
Desde el punto de vista de mi cuñada, por supuesto que estaría molesta.
Recordó la historia que Leandro le había contado anoche cuando estaba llegó.
Cuando se enteró lo de la mina Andala, le sorprendió y le pidió a Tara que comprobara los movimientos de Ethel. Pero parece que estaba preocupada sin motivo alguno.
La «Ethel Wallace» que conoce Liena es una persona bastante realista.
¿Es ella el tipo de persona que preferiría separarse y no aferrarse a un divorcio sin esperanza?
Si realmente quisiera divorciarse, es extraño que pareciera emocionada ante el muro de la realidad.
¿Y no le gustaba bastante Leandro?
—Si mi hermano mayor se disculpa adecuadamente, los sentimientos de mi cuñada se aliviarán. No sabía que estaba tan triste.
—Entonces, ¿va a mantener la mina en posesión de la pequeña señora por ahora?
—Bueno, debería hacer eso. ¿Qué puedo hacer? De todos modos, el salto en el valor se producirá bastante más tarde.
Si intenta llevar a juicio la propiedad, sólo creará malos sentimientos y la relación matrimonial terminará.
Por el bien de Leandro quería impedir eso.
No lo sabía, pero parecía que sentía más por Ethel de lo que pensaba.
—Oh. ¿Puedes darme el catálogo de allí?
—Aquí tiene.
Liena revoloteó entre las páginas y se centró en la descripción del producto.
—Un regalo es fundamental para una disculpa. ¿Qué le gustaría a mi cuñada?
—… ¿Debería echarle un vistazo a la pequeña señora en el futuro?
Liena agitó la mano sin siquiera mirar a Tara.
—No. Honestamente, es una pérdida de tiempo que te dediques a este tipo de trabajo. A partir de mañana, ocúpate del Conde Creid como de costumbre.
El conde Creid era uno de los enemigos políticos de Cassius y estaba ocupado manteniendo bajo control a la familia ducal, que recientemente se había levantado rápidamente, discutiendo sobre todo.
Liena le había ordenado a Tara que lo vigilara de cerca para ver si había puntos débiles para derrotar al Conde Creid.
Tara saludó a Liena y salió.
Sin embargo, no se dirigió directamente al Conde Creid. Antes de eso, tenía que decirle a Ethel que había cumplido la misión que le encomendó.
* * *
—¿A qué sabe?
En respuesta a mi pregunta, el hombre que estaba tomando té se encogió de hombros con un gesto elegante.
—Parece bueno.
—…. ¿Y?
—También huele bien. Me siento como si estuviera tomando un medicamento.
—¿Eso es todo?
—¿Debería haber algo más?
—El nombre es té medicinal, pero cuando lo bebes, te sientes ligero, puedes dormir tranquilo por la noche o te sientes lleno de energía. ¿Hay algo por el estilo?
Terence ladeó la cabeza.
—Bueno. Después de escucharlo, parece ser el caso.
—… Jaja, parece que no tiene ninguna eficacia sobresaliente.
—Es difícil que un té medicinal que ni siquiera es un medicamento tenga grandes efectos.
¡No es sólo un té medicinal!
Contuve los gritos que planeaban salir y simplemente sonreí.
La ubicación es una tienda de té cerca del hotel.
Un interior acogedor, un amable dueño y el fragante aroma del té.
Elegí esta tienda sobre todo porque me gustó el hecho de que no tuviera tantos clientes.
Ya han pasado tres días desde que tomé prestado el equipo de la tienda de té y preparé mi té medicinal para Terence.
«¿No es hora de que ya se vea el efecto?»
Bebió mi té sin decir nada, pero no mostró ninguna reacción.
Me picaba la boca por mencionar el dolor de cabeza, pero logré tragarme la pregunta.
¿Cómo podría explicarlo?
Sobre cómo podría saber que le duele la cabeza.
La causa del dolor de cabeza es el linaje real.
Por tanto, la historia también incluye el hecho de que Terence es el marqués de Friheiden, el hijo ilegítimo del emperador.
En otras palabras, descubriría que me acerqué a él sabiendo su identidad.
«Eso no puedo permitirlo.»
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