—¿Q-qué quieres decir?
La pregunta salió de mi boca sin que me diera cuenta.
—El orfanato. ¿Por casualidad no lo recuerdas?
Ángela estudió mi expresión e inclinó la cabeza como si fuera extraño.
—Fue cuando eras joven, pero no lo suficientemente joven para que ni siquiera lo recuerdes…
Intenté encontrar un indicio de mentira en su reacción, pero no hubo ninguno.
Lo supe instintivamente. Ángela no era una estafadora que intentaba conseguir algo de dinero.
«¿Ethel realmente creció en un orfanato?»
No tenía forma de saberlo. Ni siquiera he prestado especial atención a la infancia de Ethel.
—¿Por qué estaba en un orfanato? ¿Había estado bajo su cuidado por un tiempo porque las circunstancias de mi familia no era buenas?
—No es así.
Ángela negó con la cabeza y abrió mucho los ojos.
—Te abandonaron frente a nuestro orfanato cuando tenías tres años. Luego fuiste a otro orfanato y de allí fuiste adoptada por la familia Wallace.
—…….
¿Es cierto que Ethel no era hija biológica del Conde Wallace y su esposa? ¿Era huérfana?
Era difícil de creer. Nunca he dudado de que Ethel y la familia Wallace estuvieran emparentados por sangre.
Porque Ethel y la condesa Wallace son bastante similares.
Sin embargo, cuando pensé que no era su hija biológica, su comportamiento hasta ahora tenía un extraño sentido.
Además de simplemente maltratar a Ethel, la familia Wallace a menudo trataba a Ethel como a una extraña. Realmente como una criada.
«Un momento.»
Miré a Ángela con ojos sospechosos, luego abrí la ventanilla del carruaje y hablé con el conductor.
—Por favor, vaya a Williams Street. Ahora mismo.
Williams Street es una calle donde se encuentran varias oficinas de abogados, y allí también se encontraba la oficina de Sharon.
El Conde Wallace y Samuel abandonaron la capital.
En ese caso, la única persona de la familia Wallace con la que puedo reunirme de inmediato era la Condesa.
Vayamos con Sharon y preguntémosle dónde se aloja actualmente la condesa.
«Esta persona llamada Ángela…»
No parecía que estuviera mintiendo, pero no podía creerlo sin ninguna confirmación.
Más que nada, quería ver a la condesa de inmediato y descubrir cuál era la verdad.
—E-Ethel. ¿Por qué haces esto de repente? ¡No estoy mintiendo!
Ángela debió haber percibido mi precaución y se encogió de hombros con ansiedad.
—Cálmate. Voy a comprobar los hechos con la condesa Wallace.
—… ¿es así? Entonces, me siento aliviada. Pero ella no te dirá la verdad.
—¿Por qué?
—Eso es porque te adoptó en secreto.
—¿Me adoptó en secreto?
—Esta es una historia que escuché de alguien a cargo del orfanato al que te mudaste mientras estaba rastreando tu paradero. Creo que el Conde y la Condesa Wallace pidieron no dejar un registro de adopción porque querían criarte como si fueras su propia hija.
—¿Es eso posible?
—No hay nada que no puedas hacer si das dinero. También escuché esta historia después de darle algo de dinero a esa persona.
Tenía muchas preguntas para Ángela, pero hice esta primero.
—¿Por qué hiciste todo lo posible para rastrear mi paradero?
—¿Sí? Eso es porque me preocupo por ti.
—Entonces, ¿por qué apareciste ante mí ahora? ¿Te tomó tanto tiempo encontrarme?
—Eso…
—Si no me hablas honestamente, no puedo confiar en lo que dices.
—¡Está bien! ¡Te lo contaré todo!
Ángela continuó hablando con resignación.
—Estaba planeando llevarte con Cassius en ese entonces. Pero cuando escuché el rumor de que el ducado amaba a Liena, me pregunté cuál era el sentido de todo esto…
—Espera un momento. ¿Por qué Liena y Cassius aparecen aquí de repente?
—Cierto. No tienes recuerdos de tu infancia. Entonces ni siquiera recordarás lo de Liena.
De ninguna manera.
—Liena, ahora la princesa Cassius, estuvo en nuestro orfanato hace mucho tiempo. Era una amiga cercana que siempre estaba contigo.
El shock me invadió de nuevo.
Me vino a la mente la pregunta que me hice después de tener un extraño sueño en la mina Lucibiu.
¿Cómo se hicieron amigas Ethel y Liena?
«Sí, fue por esto.»
Ethel y Liena eran del mismo orfanato.
Debería haber sospechado desde el momento en que la palabra orfanato salió de la boca de Ángela, pero estaba demasiado distraída por el hecho de que Ethel no era la hija biológica del Conde Wallace y su esposa, así que ni siquiera pude llegar allí.
—¿Por qué querías llevarme con Cassius?
Después de recuperar el sentido, abrí la boca.
—¿Tiene que ver con el problema más importante de mi vida sobre el que escribiste en tu carta?
—Eso es en realidad…
Ángela tragó saliva y miró a su alrededor con ojos temblorosos.
Entonces, Vinetta, que era la única además de nosotras en este carruaje, me preguntó.
—¿Es tu escolta digna de confianza?
—Sí, es alguien en quien confío.
Arriesgamos nuestras vidas juntos en la
mina y luchamos contra la bestia divina.
—Ya veo… Ethel, no te sorprendas y escucha.
La voz de Ángela se volvió más tranquila que antes, tal vez sintiéndose un poco tranquilizada por mi respuesta confiada.
—Si las cosas hubieran ido como estaban, la niña que sería adoptada por el duque Cassius habrías sido tú, no Liena.
Realmente, era algo que no podía escuchar sin sorprenderme.
Entonces el carruaje se detuvo y el conductor gritó.
—¡Llegamos!
Williams Street no estaba lejos del Parque de Flores de Primavera, por lo que llegamos rápidamente.
—… Escucharé más detalles más adelante.
Dado que se mencionó el nombre de Liena, era un tema que debía abordarse con más cuidado.
—Por favor, espere aquí un momento.
Hablé con Ángela e intercambié miradas con Vinetta. Significa vigilar a Ángela para que no vaya a ninguna parte.
Al ver que Vinetta asentía, me bajé del carruaje y entré a la oficina de Sharon.
—¡Ethel! ¿Cómo has estado?
Robbie me saludó calurosamente, pero desafortunadamente no era el momento para un saludo tranquilo.
—¿Está Sharon allí?
—Sí, está hablando con un cliente ahora mismo… Oh, ahí está.
En ese momento vi a Sharon saliendo de la sala de asesoramiento.
—Oh Dios, ¿qué sucedió de repente para venir sin un aviso previo?
—Ethel…
Y la condesa Wallace a su lado.
—Condesa, por favor tenga una conversación conmigo.
Sharon, que notó que yo estaba de un humor inusual, nos cedió un salón.
La condesa Wallace y yo nos sentamos una frente a la otra.
—Escuché la noticia.
La condesa me miró y habló.
—¿Escuché que te hiciste rica con esa mina abandonada? Originalmente pertenecía a Wallace, así que ¿por qué no nos das algo a nosotros también? Por favor, paga la deuda de Samuel.
Era tan absurdo que ni siquiera podía reírme.
Bueno, decidió divorciarse porque estaba pasando por un momento difícil, pero no hay manera de que su gran amor por su hijo desaparezca de la noche a la mañana.
—¿Por qué debería hacer eso? Él no es mi verdadero hermano de todos modos.
—¿Qué quieres decir…?
—Fui adoptada por Wallace.
Las pupilas de la condesa Wallace se dilataron.
—E-Ethel… ¿Realmente recuperaste tu memoria?
Como era de esperar, lo que dijo Ángela era cierto.
—Me has estado engañando todo este tiempo. Ni siquiera lo sabía, pensaba que eran mi familia.
—¡No quise engañarte! Pensamos que sería mejor para ti. En un accidente, perdiste la memoria y te confundiste…
—¿Qué accidente fue?
—¿Eh?
—Condesa Wallace, estoy muy enojada en este momento. Si quieres el más mínimo reconocimiento de mi parte, debes dejar de ocultarlo y revelar toda la verdad. ¿Lo entiendes?
De hecho, asustar era una forma muy efectiva de lograr que esta persona abriera la boca.
—Cuando tenías seis o siete años, te resbalaste y caíste por una pendiente.
Ella tembló y habló del pasado.
—Te golpeaste la cabeza contra una roca mientras rodabas y te desmayaste, pero afortunadamente no hubo heridas graves.
—Pero perdí la memoria.
—Así es. No podías recordar nada.
—¿Por qué ocultaste el hecho de la adopción? ¿Por qué me adoptaste en primer lugar?
Era imposible pensar que el conde y la condesa Wallace, que no eran ricos, hubieran acogido a una huérfana en su familia con buenas intenciones.
La condesa Wallace vaciló, pero cuando la insté, finalmente abrió la boca.
—… Necesitaba una hija que se casara con el hijo del vizconde Cainbert.
Si es el vizconde Cainbert, se refiere al que intentó apoderarse de mi mina librando una guerra territorial.
—Fue hace mucho tiempo. Prometimos tomar una unión. Si el Conde tenía una hija, haría que se casara con su hijo.
Sí. El vizconde lo dijo claramente en ese momento.
—No pensé que sería buena idea adoptar una niña por ese motivo, pero tu padre insistió.
—Codiciaban la propiedad del vizconde Cainbert.
La condesa Wallace bajó la cabeza con impotencia.
—Entiendo por qué me ocultaste la adopción. Si considero que Wallace es mi verdadera familia, no podré abandonarte incluso si me convierto en la joven vizcondesa de Cainbert.
Ella se quedó sin palabras. De hecho, confirmó mi suposición.
—Si fuera huérfana, Cainbert probablemente me odiaría, así que me adoptaron en secreto. Para hacerme pasar por tu hija.
—¿Cómo es que…?
—Sí, la razón por la que tú y yo nos parecemos no es porque seamos madre e hija. Desde el principio, elegiste una niña que se parecía a ti y la adoptaste.
—Ethel.
—Es una lástima. Lo intentaron con todas sus fuerzas, pero Cainbert se negó, así que sus sueños fueron frustrados.
Era muy probable que el vizconde Cainbert hubiera incumplido su promesa hacía mucho tiempo después de ver el empeoramiento cada vez mayor de la situación financiera de Wallace.
A Wallace, que ya estaba muy endeudado con el vizconde Cainbert, le habría resultado difícil discutir con él.
—No. Al final apareció Leandro y se casó conmigo, así que fue un resultado mucho mayor de lo que se habían propuesto lograr.
La huérfana que se había vuelto inútil y había sido tratada como una doncella se había convertido en la joven duquesa Cassius.
—… No hables así.
—Ja, nunca pensé que habría algo más decepcionante en ustedes.
Me levanté y miré a la condesa Wallace con ojos fríos.
—¡Ahora espera un momento!
La condesa me agarró del brazo, pero le aparté la mano de un manotazo.
—A menos que tengas algo más que ocultarme, nunca te volveré a ver.
Salí del consultorio, saludé rápidamente a Sharon y Robbie y regresé al carruaje.
Ángela me estaba esperando.
—La historia sobre que la niña que iba a ser adoptada por el Duque Cassius era originalmente yo… Por favor cuéntame sobre eso.
Ya era hora de saber el resto de la verdad.
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