El alquimista Gabriel.
Llevaba abiertamente el nombre de un ángel y era un hombre cuya edad, origen e incluso su nombre no estaban claros.
Lo único que sabía es que tiene unos ojos dorados extrañamente brillantes y, a juzgar por su voz, es un hombre.
“Cuando lo conocí, no podía verle la cara correctamente porque estaba cubierto con una túnica”.
Afortunadamente, ver sus ojos también fue una coincidencia.
Cuando fui a verlo por primera vez, Gabriel tenía su túnica ligeramente bajada y solo hicimos contacto visual brevemente.
“Quiero buscarlo, pero no puedo porque no sé nada”.
El encuentro de Charlotte con Gabriel fue algo que sólo se puede decir que fue la ayuda de Dios.
Mientras deambulaba por el país, escuchó el rumor de que había una persona que vendía una poción que podía curar todas las enfermedades con solo beberla, así que fue a buscarlo.
Las personas que escucharon el rumor naturalmente dijeron que era solo un rumor, pero a Charlotte le gustó.
Ya la habían engañado muchas veces estafadores que afirmaban que podían resucitar a los muertos.
Charlotte podría haberse dejado engañar cien veces más si hubiera podido salvar a Alfonso.
“¿Cuál es el problema de que me engañen cuando estoy viva y bien…?”
Teniendo ese tipo de mentalidad, pudo conocer a Gabriel.
Y aunque retrocedió en el tiempo, intentó buscarlo nuevamente.
“Fallé”.
Pensó que era algo que no se podía evitar.
Gabriel dijo que había estado viviendo una vida errante.
De todos modos, no era una situación que necesitara su ayuda, así que no le prestó mucha atención.
Hay un problema.
—¡Cof, cof!
Charlotte tosió tan fuerte que todo su cuerpo tembló y el pañuelo que le cubría la boca estaba cubierto de sangre roja.
Ese fue el problema.
La salud de Charlotte se deterioró rápidamente.
* * *
Fue hace unos días que el estado físico de Charlotte se deterioró.
En ese momento, ya anochecía después de que todo el trabajo en Behonik había terminado.
Después de terminar de hablar con Chloe, Alfonso entró en la habitación de Charlotte.
Al verlo cerrar la puerta detrás de él, Charlotte abrió la boca triunfalmente.
—Alfonso, ¿no tenía razón? Todo salió bien.
—No lo voy a negar.
Alfonso también sonreía levemente.
No, tal vez parece un poco confundido.
Eso era comprensible, porque Charlotte procedió sin explicarle mucho a Alfonso.
Incluso después de que descubrió la situación a través de Chloe más tarde, no pudo ocultar su confusión.
«Lo que hizo Charlotte no fue fácil».
Si hubiera sido fácil, ¿Alfonso habría estado arrastrando el problema de Behonik?
Por supuesto, en el proceso, buscó en las habitaciones de otras personas… Hubo cosas como hacerle escribir un memorándum en blanco… de todos modos.
Esto era algo que nunca podría ser menospreciado por tales cosas.
—Me enteré de la situación por Chloe Behonik. La hiciste escribir un memorándum en blanco pero en realidad no lo usaste.
—Dijo más de lo que pensaba. Pensé que no podría evitar culparme.
¿Culparla?
Chloe expresó su sincero agradecimiento a Charlotte.
-Ella estaba en condiciones de obligarme tanto como quisiera, pero no lo hizo. Pidió un favor. Sólo eso es motivo suficiente para estar agradecida.
Eso dijo.
—Este incidente me hace confiar en que acerté al elegirte.
—¿Quieres decir que no estabas seguro antes de eso?
—No, pensé que podrías fallar. Porque era una tarea muy compleja.
Incluso el período no fue tan largo.
Sin embargo, Charlotte no sólo recuperó el anillo, sino que también cambió el corazón de Chloe.
Y en ese momento, Alfonso no tuvo más remedio que venir a buscar a Charlotte.
—Quiero preguntarte algo, Charlotte.
—Tanto como quieras.
—¿Por qué le pediste a Chloe Behonik que no me odiara?
Sí, aquí mismo.
Aunque no hubo una explicación detallada, Charlotte entendió la pregunta de Alfonso.
“Establecer a Chloe Behonik como jefa de la familia Behonik habría sido suficiente para cerrar el caso”.
Sin embargo, la petición de Charlotte a Chloe no tenía simplemente el propósito de resolver el asunto.
Pedir no odiar a Alfonso no es diferente a pedir protegerlo como a su familia.
Desde el punto de vista de Alfonso, esto puede haber parecido muy innecesario.
Entonces, era algo que a Charlotte le preocupaba un poco…
—No hay ninguna razón en particular. No te queda nadie.
Charlotte se encogió de hombros y respondió.
Entonces, una de las cejas de Alfonso se arqueó levemente.
—Tengo suficiente gente a mi alrededor.
—Por supuesto que así es. En sentido estricto, sería más apropiado decir que nadie conoce tus circunstancias.
—Mis circunstancias, si ese es el caso.
—Sé lo que sucedió. Y que tu madre nunca fue una buena persona contigo.
Cuando se dijeron esas palabras, el rostro de Alfonso se endureció.
Supuso que lo sabía, pero después de recibir una confirmación como esta, no pudo evitar contener la respiración por un momento.
—… ¿Desde cuándo lo sabes?
—Desde el momento en que leí la carta de la fallecida duquesa Eduard.
—¿Por qué lo mencionas ahora?
—No te sientas mal por eso. Simplemente no lo mencioné específicamente porque dirías que no te tuviera lástima.
Y si Alfonso no hubiera hecho esta pregunta, lo habría mantenido en silencio en el futuro.
—No tuve la confianza para no consolarte diciendo eso.
—…….
—Y no tengo derecho a consolarte.
Dijo que no se compadecería de Alfonso, que no se lo merecía.
En lugar de responder a la clara explicación, Alfonso cerró los ojos por un momento.
Sólo después de que sus párpados bajaron y su prominente mandíbula regresó lentamente, abrió la boca.
—Entonces, ¿le dijiste eso a Chloe Behonik? ¿Qué me consuele?
—¿Si?
—No soy un niño y no necesito una madre.
—Supongo que ese es el caso. Pero necesitas alguien con quien hablar.
Si no puedes contar tu historia a nadie, significa que no estás conectado con nadie.
Significa no tener a nadie a tu alrededor.
En ese sentido, en opinión de Charlotte, Alfonso era una persona que no tenía a nadie a su alrededor.
—Nadie conoce tu situación. La princesa Sophia, de quien eres tan cercano, ni siquiera parece saber por qué decidiste casarte.
Entonces, por supuesto, Benoit no sabría por qué Alfonso decidió casarse.
Ni siquiera hay forma de que supiera las circunstancias del anterior duque Eduard y su esposa.
“Vi a la princesa Sophia hablando varias veces con Alfonso sobre la anterior duquesa Eduard”.
Los hermanos Genevieve que Charlotte recuerda no sabían nada sobre la situación de Alfonso.
Tal como Charlotte.
-Cuando vengo a esta casa, siempre pienso en la Duquesa. Extraño nuestra infancia juntos. La duquesa solía peinarme cada vez. ¿Te acuerdas?
-… sí.
En cada ocasión Alfonso no añadió nada.
Pensé que era simplemente por su reticencia, pero ese no fue el caso.
¿Qué pensó Alfonso al ver a su indiferente madre cuidando a sus primos como si fueran sus propios hijos?
¿Y en qué pensaba cada vez que sus primos crecían y recordaban a su madre muerta?
¿Cuál es el peso de un secreto que no se puede contar ni siquiera a las personas más cercanas a ti que son como de tu familia?
Charlotte no se atrevió a adivinar nada.
—Tus primos no saben de tu situación, y solo hablaste del anillo con tus vasallos, ¿verdad?
Alfonso no respondió. Fue una afirmación tácita.
Charlotte suspiró levemente, como si supiera que eso sucedería.
—Necesitas que alguien te entienda.
—… Este es un problema que no necesito.
—Entiendo que pienses así. Como has estado viviendo bien sin decírselo a nadie, probablemente pienses que no hay ningún problema.
Charlotte, hubo un tiempo en que ella también era así.
—Hubo momentos en los que yo también pensé así. Pero cuando hubo alguien que me entendió… Sólo entonces lo comprendí.
Que he estado esperando que alguien lo sepa.
—No pensé que fuera necesario, pero terminé sintiéndome sola.
Charlotte bajó los párpados y sonrió levemente.
Sí, estaba sola.
Y este es el consuelo que yo, que fui consolada por ti, quiero dejarte.
—Alfonso, yo…No quería dejarte solo.
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