—Lidia… he venido cobrar nuestra apuesta el día de hoy, ya me has demostrado todo lo que querías demostrar, y yo ya me cansé de esperar mientras que tú juegas en este mundo. —Hablo Daki con una voz rasposa.
— ¿Qué? No, espera, no puedes, aún queda tiempo, me dijiste que me darías más tiempo ¿Por qué has venido hoy? Se supone que…-Lidia iba a seguir hablando, pero Razor la detuvo por miedo a que Daki se molestara aún más.
Razor y Lidia miraron a Daki, dándose cuenta de que esta parecía cansada y sin ánimos de querer seguir discutiendo “¿Qué sucede?” Se preguntó Lidia.
—Bueno, ya estoy aquí Lidia, y tendrás que darme tus razones por las que yo no ganaré nuestra apuesta. —Hablo Daki.
Razor, por alguna razón que Lidia no podía entender, sonrió ante las palabras de Daki, luego miro a Lidia y asintió para que Lidia comenzara a hablar. Cion que se encontraba junto a ellos, se sentía confundido, por lo que solo miro a Lidia sin entender a que apuesta se referían, pero sentía por alguna razón que no debía interferir. Razor miro a Cion por unos segundos y luego toco el hombro de este, le sonrió y hablo calmadamente.
—No te preocupes, Lidia, esa pequeña sabe lo que hace, ella jamás dejara que nadie le gane una apuesta como la que tienen, puesto que de eso depende su felicidad y la de muchas personas. —Dijo Razor dejando aún más confundido a Cion.
—Confía en ella, esa pequeña es mucho más fuerte de lo que crees. —Concluyo Razor mientras alejaba a Cion de Lidia, para que así ella pudiera hablar con Daki abiertamente.
Lidia observó a la diosa, quien se encontraba frente a ella con una expresión irritante, observándola de pie a cabeza, esperando las palabras de la humana. Las personas deben corroborar que el amor es un elemento fundamental en el mundo, y que puede transformar a las personas y a su vez, contribuir a la evolución de cada individuo en la tierra. En caso de que Lidia poseyera la habilidad de demostrar esta afirmación, si proveía los argumentos necesarios, la divinidad Daki podría otorgarles un libre albedrío a todos los individuos, con el fin de elegir sus propios destinos.
— ¿Entonces Lidia? Estoy esperando, dime ¿Cómo estás tan segura de que los humanos pueden cambiar? —Pregunto Daki mirando a Lidia directamente a los ojos.
—Diosa Daki, hicimos una apuesta sobre si el amor sincero y desinteresado existe en el mundo humano. Entiendo tus dudas y preocupaciones, pero yo creo que este existe en el mundo. Sé que los humanos a veces cometemos errores y experimentamos sentimientos negativos. Pero también sé que el amor puede superar estos obstáculos y ayudarnos a dar lo mejor de nosotros por seguir adelante. En este mundo, existen personas que pueden entregar amor y cariño, desinteresadamente, quienes brindan su tiempo y recursos a otros, sin esperar nada a cambio… He, también, también está el amor incondicional, como el que existe entre padres e hijos, o entre hermanos, claro, no todos son perfectos, pero de eso se puede aprender, por ejemplo. Cion, él, abandono su ciudad natal, se convirtió en caballero, y trabajo mucho para mantener a su hermano y madre a salvo, incluso cuando su madre los abandono. Cion por el gran amor que sentía por su hermano decidió seguir adelante, decidió esforzarse más y traer con él a su hermano para que este fuera tratado por su enfermedad en la capital, Cion, él es un claro ejemplo de amor incondicional, incluso, mi propio pasado puede ser un testimonio. En ese entonces yo no era una persona afortunada. Estuve en cama casi toda mi vida, jamás pude disfrutar de dar un paseo o tener amigos, no recuerdo cuando fue la última vez en esa vida en que pude caminar con mis propios pies, pero aun así, yo vivía rodeada de amor, del amor de mi padre y de mi hermano. Sé muy bien cuanto me amaban, ellos me lo demostraban todo el tiempo y sé esforzaban aún más por mí, mi hermano quería que yo me sintiera orgullosa de él y siempre intentaba hacerme sonreír, y mi padre, él… Él jamás me culpó por hacer su vida más difícil, él solo quería que yo fuera feliz sin importar mi estado, ellos, me amaban mucho, eso es amor incondicional. —Daki escuchaba a Lidia hablar sin detenerse.
Daki elevo sus cejas esperando escuchar más, para ver si Lidia realmente le daría más argumentos sobre el amor, para ganar la apuesta.
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