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ME NIEGO A SER LA PROTAGONISTA – Capitulo 39

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—No, no, sé, yo… Ella parecía bien, iba junto con la reina, no sé qué está pasando, pero no parecía estar siendo obligada a nada. —Respondió Camila.

—No, no puede ser, Camila, Camila, por favor, te lo ruego, protégela, no dejes que le hagan nada, te lo suplico. —Dijo Cion mientras que sus manos comenzaban a temblar de nerviosismo al pensar en que Lidia podía estar en peligro.

Camila vio a Cion tan preocupado por Lidia que era evidente que los sentimientos de él por Lidia eran sinceros, Cion solo quería el bienestar de Lidia sin importar si a él le sucedía algo.

—Está bien, haré lo que este a mi alcance Cion, pero… Debo advertirte que mi lealtad está con el imperio, si Lidia intenta hacerle algo a sus majestades, yo tendré que actuar. —Respondió Camila mientras se alejaba del calabozo, dejando a Cion preocupado.

[En los aposentos del rey]

Lidia entró a los aposentos del Rey, viendo a este recostado sobre su cama completamente pálido, con extrañas manchas negras en más de la mitad de su cuerpo, las cuales parecían estar comenzando a extenderse por su rostro “Esto parece más grave de lo que yo imaginaba… Uf, bueno, de todas formas, tengo que hacer todo para salvarlo, así que no cambia nada” pensó Lidia acercándose aún más al rey y viendo como la reina, la cual estaba desesperada por salvar al rey, la observaba.

— ¿Puede pedirle a su caballero personal que se retire, por favor? —Pregunto Lidia a la Reina, la cual asintió con la cabeza, confiando en que Lidia era su última esperanza, puesto que nadie más sabia como sanar al Rey.

—David, fuera, sal de los aposentos, no te preocupes, no pasara nada, puedes aguardar fuera de la puerta. —Ordeno la reina a su caballero, mientras que este volteaba a mirar molesto a Lidia en señal de advertencia.

Lidia, al ver que el caballero de la reina se había marchado, decidió acercarse al rey y tomar su mano, la reina incómoda frunció el ceño, pero decidió mantener la calma esperando a ver qué es lo que haría Lidia a continuación. Lidia, tomando la mano del rey, cerró los ojos y comenzó a desear sanar a este, la reina no podía creer sentir un maná tan cálido y reconfortante en la habitación, mientras que notaba como la mano del rey, la cual estaba con grandes manchas negras comenzaba a sanarse. “Ella, ella realmente lo está sanando, su majestad, él… Mejorará” se dijo la reina dejando toda su esperanza en Lidia, esperando que ella pudiera sanar al rey con todo su corazón. Durante las siguientes dos horas, Lidia se encontraba pálida tomando aún la mano del rey, la reina parecía algo cansada, pero Lidia parecía en peor estado, “Ella lleva dos horas de rodillas allí sujetando la mano de su majestad, ella ¿ella realmente podrá salvarlo?”, se preguntó por primera vez la reina al ver que seguían pasando los minutos y Lidia aún seguía de rodillas allí.

—Hah… Lo dejaremos hasta aquí por hoy, por lo menos pude sanar gran parte de su cuerpo, mañana terminaré de sanar lo que falta, me es imposible hacerlo en este momento. —Dijo Lidia poniéndose de pie y soltando la mano del rey.

— ¿Qué? No, no puedes, debes de salvarlo ahora, él… Él aún no despierta, por favor. —Suplico la reina bajando la cabeza con la mirada puesta en el suelo con desesperación.

Lidia, al ver a la reina suplicarle con tanta desesperación, pensó en sí misma “Ella es la reina, la soberana de todo el reino, la mujer más importante de aquí y, aun así, ella es capaz de bajar su cabeza y suplicar a alguien como yo, solo por el amor que siente por el rey” pensó Lidia sintiéndose identificada.

—Supongo que de cierto modo nos parecemos, su majestad, por favor no baje su cabeza y no desespere, su majestad, el rey se encuentra mejor, pero no despertará hasta que esté completamente sano, así que mañana vendré para terminar el tratamiento, confié en mí, él estará bien. —Dijo Lidia mirando a la reina, la cual parecía estar conteniendo las lágrimas.

—Bi… Bien, bien entiendo, entonces, pediré que te preparen una habitación para que descanses. —Contesto la reina al mirar a Lidia a los ojos y notar la sinceridad en ella.

—Antes de eso su majestad, ¿me permitiría ver a Cion?, quiero asegurarme que está bien. —Pregunto Lidia.

La reina aceptó la petición de Lidia y ordeno que algunos guardias la guiaran hasta los calabozos para que se lograra encontrar con Cion. Los nervios comenzaron a invadir a Lidia mientras caminaba hacia los calabozos y veía a los guardias abrir la puerta para que ella bajara y viera a Cion en su celda. Al pararse frente la celda donde se encontraba Cion, Lidia comenzó a llorar, sentía la angustia en su corazón y la impotencia de no poder sacarlo de allí en ese mismo momento.

—Ci… Cion… —Susurro Lidia provocando que su voz llamara la atención de él.

Cion que se encontraba sentado apoyado contra la pared en suelo, levanto la mirada encontrándose con los ojos llorosos de Lidia observándolo, este se levantó y camino hacia ella, la mirada Lidia trasmitía toda la preocupación que sentía por él, Cion extendió su mano y acaricio la mejilla de ella tratando de reconfortarla.

—Cion yo… —Lidia miro a Cion y se quedó en silencio.

—Tranquila, todo está bien, dime ¿Qué haces aquí? ¿Estás bien? ¿Por qué viniste? … —Pregunto Cion acariciando el rostro de Lidia.

—Yo, supe por Diego que estabas aquí y… Bueno, me preocupé, así que vine a buscarte, no puedo dejarte solo en este lugar Cion. —Respondió Lidia.

Cion se dio cuenta de cómo Lidia parecía estar tratando de hacer lo posible por él, aun si tenía que arriesgar su libertad por sacarlo de allí “Ella lo que más deseaba era salir de este palacio y ahora, ahora por mí ha vuelto aquí y se está arriesgando a quedarse encerrada nuevamente, o aún peor, que la familia real tome represalia contra ella, o que el príncipe la obligue a comprometerse” Cion se sorprendió cuando sin darse cuenta Lidia pareció acercarse aún más a él quedando a centímetros de su rostro que solo eran separados por los barrotes de la celda entre ellos.

—Lidia, no es necesario que te preocupes, vuelve con Diego, él te mantendrá a salvo, no te preocupes por mí, yo, saldré pronto, tranquila. —Dijo Cion.

—No, eso jamás, no voy a dejarte solo Cion, no pienso marcharme de este palacio si no es contigo a mi lado, así que no intentes convencerme a que me vaya, yo no te dejaré solo, no podría… Cion yo, yo no puedo, me niego a abandonarte, a dejarte o ponerte en peligro, tú, yo, hah… ¿Por qué tiene que ser tan difícil? —Lidia dio un suspiro mientras intentaba mantenerse tranquila.

— ¿Qué cosa Lidia? —Pregunto Cion a las palabras confusas de Lidia.

—Hah… Cion por favor no lo hagas más difícil, yo, te amo, te amo Cion, yo… Me niego abandonarte. —Respondió Lidia mientras cerraba los ojos, esperando no ser rechazada por él.

Cion abrió los ojos, sorprendido, para luego mirar a Lidia, esos ojos azules, los cuales parecían contener las lágrimas, esas mejillas sonrojadas y ese hermoso cabello blanco que parecía la más hermosa seda, todo en ella parecía perfecto. Lidia un poco avergonzada por la confesión que acababa de hacer trato de desviar la mirada, pero Cion activamente sujeto el mentón de Lidia y la obligo a mirarlo a los ojos evitando que ella desviara la mirada.

—No, no desvíes la mirada, acabas de decir las palabras que quise escuchar de tus labios desde que te conocí, acaso, ¿no quieres saber mi respuesta Lidia? —Pregunto Cion mirando a Lidia a los ojos.

Lidia avergonzada asintió con la cabeza viendo a los ojos a Cion que solo se encontraba a centímetros de su rostro, Cion sonrió y se acercó un poco más a ella por entre los barrotes de la celda y la beso delicadamente en los labios en señal de respuesta a la confesión que Lidia había hecho.

—Creo que mis sentimientos por ti son evidentes, Lidia, o ¿prefieres escucharme decirlo? —Pregunto Cion con una sonrisa juguetona en los labios.

—Cion ¿tú? —Lidia emocionada y aún confundida por el beso que Cion le acababa de dar susurro su nombre.

—Te amo Lidia. He estado enamorado de ti durante mucho tiempo, tenía miedo de arruinar nuestra amistad si te confesaba mis sentimientos antes, pero, eres una persona increíble y no puedo imaginar mi vida sin ti, te amo, te amo más de lo que podrías imaginar. — Confeso Cion mientras miraba a Lidia a los ojos, demostrándole la sinceridad de sus palabras.

Lidia al escucharlo comenzó a llorar, la emoción que sentía al escuchar que su primer amor correspondía a sus sentimientos era inmenso. “Debo sacarlo de aquí” pensó Lidia sin una pizca de duda en ella misma, fue entonces que ambos se vieron interrumpidos por Camila quien acababa de entrar a los calabozos y veía a Lidia y Cion tomándose la mano a través de los barrotes de la celda.

—Señorita, ¿Qué hace usted aquí? —Pregunto Camila.

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Chapter 39