Al terminar de charlar, Camila se marchó de los calabozos dejando a Cion solo en el lugar, este comenzó a pensar en Lidia, él sabía que ella era capaz de sanar al rey, puesto que ella era la única persona que conocía que tenía una fuente de maná completamente ilimitada “Ella podría sanar a su majestad pero… No puedo ponerla en peligro, si alguien llega a saber de la habilidad de Lidia de seguro la traerán aquí, puede que la obliguen a curar a su majestad a base de amenazas” pensó Cion mientras se preocupaba cada vez más.
[Una semana después]
Lidia se vistió con uno de los mejores vestidos que le había dado una de las mercenarias y salió de su escondite, Diego preocupado intento persuadirla, pero ella no lo escuchó, sabía que es lo que debía de hacer, Lidia no estaba dispuesta a poner en peligro por más tiempo a Cion por lo que debería de moverse rápido “Hoy es el día, ya pasaron nueve días desde que desperté, según la novela el rey morirá hoy al anochecer y por lo que estaba escrito la única que podría haberlo curado era yo, así que sí, si voy a tiempo es posible que lo salve, aparte de eso… La reina morirá días después del rey, así que si muevo bien mis piezas podría funcionar, salvaré a esas dos personas y también a Cion” se repitió Lidia a sí misma mientras se alejaba del cuartel donde se quedaban los mercenarios y Diego salía de este para ver la espalda de Lidia alejarse “Cion me va a matar si a ella llega a lastimarse… Hah, ¿Qué puedo hacer?” Diego se sentía molesto consigo mismo, puesto que se negaba a lastimarla o encerrarla por la fuerza, él quería confiar en Lidia y en que ella podría sacar a Cion de los calabozos, pero al mismo tiempo tenía miedo que en vez de sacar a Cion, la encerraran a ella también.
—Es demasiado riesgoso, ¿Por qué lo hace? —Susurro Diego en voz baja mirando a Lidia marcharse.
Minutos después de que Lidia se marchara, ya se encontraba en las puertas del palacio siendo detenida por los guardias quienes la escoltaron al interior del palacio, Lidia sentía un escalofrío recorrer su espalda por el miedo y los nervios que sentía, pero se negaba a marcharse de allí sin Cion. “Tengo que ser fuerte, tengo que mostrarme como alguien a quien sea imposible intimidar” Se repetía Lidia una y otra vez tratando de encontrar confianza y valentía en su interior para lo que debería de hacer. A los pocos minutos de que Lidia fuera escoltada, esta se encontró de pie frente a la Reina, quien la observo con ojos molestos.
—Señorita Lidia, realmente es muy descarada como para volver después de haber abandonado a mi hijo, ¿es que no sabe qué puedo hacerla ejecutar en este momento si quisiera? —Dijo la reina.
—Saludos, su majestad la reina, soy consciente de que he cometido un acto que puede ser visto como un insulto para su alteza el príncipe, pero… Me temo que si me quiere ejecutar no podrá salvar a su majestad el rey, pero bueno, supongo que no puedo oponerme si quiere tomar mi vida porque yo abandone a su alteza. —Respondió Lidia mostrándose imperturbable.
—Tú… ¿Qué has dicho? ¿Qué sabes tú sobre su majestad? ¿Cómo sabes que está en mal estado? —Pregunto la Reina mostrándose alterada.
Lidia miró a su alrededor viendo a los caballeros y consejeros que estaban cerca y luego bajo la cabeza negando con la cabeza “Ella no quiere hablar frente a testigos” La reina, entendiendo el porqué del gesto de Lidia, decidió enviar a todos los presentes fuera del salón y quedarse sola con su caballero de más confianza y Lidia.
—Ahora puedes hablar, dime ¿Qué es lo que sabes? —Pregunto la reina mirando a Lidia con esperanza.
—He venido al palacio a pesar de que fui yo misma quien escapo, a cambio de hacer un trato su majestad. —Respondió Lidia.
— ¿Un trato? —Pregunto la reina frunciendo el ceño con curiosidad y molestia.
Lidia miró a la Reina y luego dio un suspiro para encontrar el coraje para hablar frente a la reina con valentía.
—Estoy aquí porque quiero que dejen ir a Cion de los calabozos, también quiero que me dejen ir después de que el rey se recupere, deseo poder vivir una vida normal, tranquila y pacifica lejos del palacio junto a la gente que quiero, si pueden darme lo que pido, entonces le aseguro que el rey se salvara. —Dijo Lidia mirando a la reina a los ojos.
— ¿Cómo te atreves a hablarle así a su majestad? Ella no tiene por qué aceptar una solicitud tan ridícula, así que… —El caballero de la reina, molesto, iba a dar un paso adelante queriendo sacar su espada, pero la reina lo detuvo.
—¡¡¡Detente!!! ¡Guarda tu espada David! ¡Dime Lidia, ¿realmente eres capaz de hacer que su majestad el rey se recupere?! —Pregunto la reina sintiendo que Lidia podría ser su única esperanza.
La reina miró a Lidia esperando su respuesta y cuando vio que ella asentía con la cabeza, la emoción llenó su pecho “No importa el precio que deba pagar a cambio, si puedo salvar a su majestad nada más importa” pensó la reina levantándose del trono y caminando hacia Lidia, Lidia se puso de pie y miro a la reina a los ojos sin demostrar ni una pizca de intimidación ante la imponente presencia de ella.
—Está bien, confiaré en ti, ven conmigo. —La reina camino delante de Lidia y siendo escoltada por el caballero que las seguía, se dirigieron hasta los aposentos del rey.
Mientras Lidia caminaba por el pasillo del palacio, vio a Camila desde lejos, pero desvió su mirada para no prestarle mayor atención, mientras que Camila confundida corrió hacia los calabozos para avisarle a Cion sobre la llegada de Lidia al palacio, Cion preocupado se levantó del piso húmedo del calabozo y se acercó a Camila apresuradamente.
— ¡¿Qué hace ella aquí?! ¡¿Ella está bien?! ¡¿Le han hecho algo? —Pregunto Cion preocupado!
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