Razor, bajo la mirada y luego miro a Daki, volteo cansada con grandes ojeras en sus ojos y se dirigió a sentarse al escritorio para seguir escribiendo el rumbo de cada personaje del mundo en su libro. Lidia quedo mirando a la diosa quien parecía exhausta y luego vio a Razor quien parecía preocupado, este dio un suspiro y tomando la mano de Lidia sé tele transporto a un vacío, un espacio el cual solo podía ser usado por él.
— ¿Dónde? ¿Dónde estamos? —Pregunto Lidia.
—Tranquila, nadie nos puede interrumpir aquí, así que no tengas miedo. —Dijo Razor mientras que caminaba dándole la espalda a Lidia.
Razor movió su mano y un escritorio apareció frente a él con varios archiveros detrás del escritorio.
—Debes estar sorprendida por todo lo que ha estado pasando, sé que debes de sentirte molesta, asustada e impotente por cómo han sucedido las cosas, pero te necesitaba, es por eso que pedí permiso a otro dios para enviarte al mundo de Daki. —Dijo Razor mientras bajaba los ojos angustiados.
— ¿Enviarme a su mundo? ¿Eso por qué?, no lo entiendo, ¿Por qué está sucediendo todo esto? ¿Por qué ella se empeña en obligarnos a seguir un camino que no queremos? —Pregunto Lidia.
Lidia camino hacia Razor quien estaba sentado detrás del escritorio, y este moviendo su mano hizo aparecer una silla para que Lidia pudiera sentarse frente a él.
—Siéntate, te explicaré todo. —Respondió Razor invitando a Lidia a sentarse frente a él.
Lidia se sentó frente a Razor esperando saber qué estaba sucediendo, por qué ella se encontraba dentro de aquella novela que era escrita por Daki, porque ella podía ir en contra del destino de la diosa, porque había despertado allí después de morir en su mundo, el porqué de todo lo que había sucedido.
—Hace unos ochocientos noventa y ocho años Daki apareció como una diosa nueva en nuestro universo junto a otros dos Dioses nuevos más, nosotros les explicamos todo lo que pudimos, le dimos la bienvenida y los orientamos, ya que ellos despertaron sin comprender por completo lo que sucedía a excepción de que sabían que tenían un propósito. —Dijo Razor.
— ¿Un propósito? —Pregunto Lidia.
—Sí, un propósito, el crear vida y protegerla, Daki, junto a los demás dioses nuevos, se encargarían de algunas de las galaxias que aún no tenían un dios a cargo, por lo que ella y los demás estaban muy entusiasmados cuando comenzaron a crear nuevos mundos, cada uno de ellos tenía su manera de hacer esas creaciones y trazar los caminos de estas, pero… Bueno, uno de ellos descuido su propósito, él comenzó a generar mundos sin preocuparse por el estado de los seres que estaba produciendo en ellos, hizo alrededor de treinta mundos, pero no se preocupó del cuidado de ninguno, dejando a estos completamente a la deriva. Fue entonces que nos dimos cuentas que la galaxia de él estaba comenzando a tener ciertas grietas. Cuando lo vimos después de un tiempo (cien años) nos dimos cuenta de que él estaba comenzando a desaparecer poco a poco, el intento arreglar el problema, comenzó a interferir en los mundos para poder solucionar lo que había hecho, pero ya era demasiado tarde, la cantidad de mundos que había creado era demasiado para que pudiera enmendar su error… Daki, fue testigo de esto y desde entonces ella cambió completamente, ella vio como todos los mundos que había creado Tian se destruyeron por completo junto con sus creaciones, Tian desapareció al destruirse el último mundo.
Lidia, que estaba escuchando las palabras de Razor se tapó los labios, apenada por lo que este le contaba con una mirada nostálgica.
— ¿Por qué? ¿Por qué desapareció? Digo, no se supone que ustedes son… —Lidia iba a seguir hablando, pero Razor intervino.
—Sí, somos a lo que ustedes pueden llamar dioses, y si, también somos inmortales, pero eso no significa que no podamos desaparecer, nosotros los dioses, creadores de los mundos y de los destinos, somos simples escribas que mantenemos el equilibrio en el universo, si los mundos de la galaxia de la cual nos hacemos cargo desaparecen nosotros también lo haremos, nosotros dependemos de nuestras creaciones tanto como ellas dependen de nosotros, es un pacto, nosotros les damos vida, y ustedes nos dan su fe, es de esa fe de la cual nosotros vivimos, si ustedes desaparecen y no hay nadie más que crea en nosotros entonces, entonces nosotros desaparecemos. —Dijo Razor con una mirada seria.
—Entonces, ¿acaso no es conveniente lo que hace la diosa entonces? —Pregunto Lidia.
Razor miro a Lidia y negó con la cabeza mientras que movía su mano sobre la mesa, haciendo aparecer una bandeja de dulces para que comiera Lidia.
—No, no es conveniente, nosotros no podemos forzar a los humanos a seguir el destino, nosotros solo debemos guiarlos, enseñarles lo correcto, darles señales, hacer que ellos aprendan, también podemos guiar el destino de ese mundo, pero no interfiriendo directamente con las historias, sino dando solo características de lo que debe suceder, y así alguien lo hará, no podemos obligarlos a actuar contra sí mismos solo porque lo queramos, si hacemos eso el mundo que creamos sería fracturado porque todo ser creado por nosotros debe de tener libre albedrío. —Respondió Razor a la pregunta de Lidia.
—Es por eso que te he enviado al mundo de Daki, eres la única que puede estar allí e ir en contra del destino escrito por ella, la única que puede romper su control y enseñarle las verdaderas virtudes de los humanos, demuéstrale que ella se equivoca, solo puedo contar contigo, puesto que no eres originalmente del mundo de Daki. —Razor tomo la mano de Lidia y la miro a los ojos esperando que ella respondiera.
Lidia se quedó en silencio unos segundos mientras que analizaba las palabras que le había dicho Razor “Entonces, eso quiere decir que gracias a que no soy la Lidia original es que puedo ir en contra de la diosa, Razor, me ha traído aquí y me dio una oportunidad de seguir con vida para poder evitar que la diosa Daki siga escribiendo los destinos de las personas de esta manera, él quiere que ella deje libre los caminos de los humanos y que solo intervenga cuando sea necesario, él… Él no quiere que la diosa desaparezca, al igual que el otro dios” Lidia levanto la mirada para ver a Razor directamente a los ojos y luego apretó la mano de este mientras lo soltaba y se levantaba de la silla.
—Volvamos, creo que tendré que hablar con la diosa una vez más antes de volver. —Dijo Lidia sabiendo que solo su conciencia se encontraba en aquel plano, y que su cuerpo seguramente aún estaba en el mundo de Daki.
—Bien, volvamos… —Respondió Razor confiando que Lidia sabría qué hacer.
Razor había estado observando a Lidia desde el momento en que ella arribó al mundo de Daki. Era consciente de que esta estaba en contra de la voluntad divina y que ella tenía una gran cantidad de individuos que deseaba proteger en ese mundo. Por ende, Lidia no se rendiría, ya que ella no permitiría que Daki continúe interviniendo en el destino de los humanos, puesto que ahora tenía conocimiento de su destino y sabía que la terquedad de la diosa podría llevar a la extinción de su mundo. Al volver a la biblioteca de Daki, estos encontraron a la Diosa sentada en el escritorio frustrada porque las letras que escribía seguían moviéndose y no seguían su voluntad cambiando las palabras que ella escribía, Lidia camino hacia la diosa y quedando frente a ella dio un suspiro.
—Diosa Daki, lamento el haber tenido un tan mal comienzo contigo antes, sé que tú estás dando tu mejor esfuerzo, sé que piensas que lo que haces es lo correcto, así que… —Lidia iba a seguir hablando, pero Daki intervino.
— ¿Te rendirás? ¿Admitirás que solo yo, la diosa, puede elegir sus destinos para que sean felices? Solo yo puedo hacer que no se destruyan a ustedes mismos. —Dijo Daki interrumpiendo las palabras que Lidia le estaba diciendo.
—No, no puedo admitir eso que dices, no puedo rendirme y tampoco puedo dejar que tú elijas nuestros destinos, no puedo dejar que tú decidas que nos puede hacer felices y que no, esa decisión, nos corresponde a cada uno de nosotros, cada uno tiene el derecho a decidir cómo quiere vivir. —Respondió Lidia haciendo que la mirada de Daki que agudizara.
Daki se levantó de su asiento y mordió su labio disgustada al percibir que detrás de Lidia se encontraba Razor, quien protegía a Lidia.
— ¡Yo los cree a todos ellos! ¡Yo les di la vida! ¡Sin mí su mundo ni siquiera existiría! —Grito Daki molesta.
—Sí, es verdad, tienes razón, tú los creaste, les diste su existencia, pero debes recordar… Que gracias a ellos es que tú también existes, si ellos desaparecen, si sus mundos se destruyen, tú también lo harás, ellos dependen de ti tanto como tú de ellos, deberías darles una oportunidad, deja que te demuestre que no todos los humanos son crueles, fríos o egoísta, muchos podemos ser sinceros y amar de verdad. —Respondió Lidia.
—Tú… ¿Cómo te atreves a…? —Daki quería seguir hablando, pero Razor intervino.
—Entonces Daki, si estás tan segura del cómo son tus creaciones ¿Por qué no les das una oportunidad? Dale a Lidia una última oportunidad para probar su punto, y si ella no puede demostrarte que en el mundo puede haber amor sincero, real y sin egoísmo, entonces, si no lo demuestra, ella estará obligada a seguir el rumbo que tú decidas en tu mundo, ¿te parece? —Pregunto Razor mientras que se acercaba a Daki quedando de pies frente a esta.
Daki frunció el ceño, mordió su labio inferior y luego acomodándose los lentes volteo, dándole la espalda a Lidia y a Razor, “Es imposible, no hay forma que una simple humana del mundo de otro dios sea capaz de demostrarme nada a mí, es solo una mortal más como cualquier otro” pensó Daki confiada en que Lidia jamás sería capaz de probarle algo que según ella no podía existir con sinceridad entre los humanos.
— ¿De verdad crees que existe el amor en esos seres? Razor. —Pregunto Daki.
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