— ¿Celebración de mayoría de edad? —Pregunto Lidia.
—Oh, sí, bueno, el banquete se retrasó un poco, puesto que habían llegado invitados del reino vecino y no pudimos celebrar la mayoría de edad del príncipe antes, pero ahora que todos los carruajes se están yendo, el rey ordeno que se preparara todo para la celebración. —Dijo Helen mientras ayudaba a Lidia a meterse a la bañera con agua tibia para bañarse.
Lidia al escuchar las palabras de Helen se dio cuenta de que la diosa había vuelto a intervenir, se suponía que aquella celebración sería un evento importante en la novela, ya que los protagonistas tienen su primer encuentro romántico en aquella fiesta “Ella intervino de nuevo, parece ser que no se piensa rendirse en que siga el destino que ella trazó para nosotros… Sería mejor que ella se rinda ahora, no ganara nada interviniendo” se dijo Lidia a sí misma molesta al darse cuenta de que aquel evento de la novela, donde ella y el príncipe tendrían su primer encuentro romántico, había sido aplazado por la diosa porque Lidia se había salido del libreto que esta le había dado.
—Entiendo, entonces ¿Cuándo se realizará la celebración? —Pregunto Lidia.
—En dos semanas, señorita, ya han sido enviadas todas las invitaciones y la reina envió hacer un vestido para usted, ella quiere que usted sea la compañera de baile del príncipe ese día, así que los maestros de baile y etiqueta se encargaran de prepararla para ese día. —Dijo Helen mientras frotaba la esponja de baño en la piel de Lidia.
Al terminar el baño, Lidia se cambió de ropa y salió de la habitación a la biblioteca donde la estaban esperando los profesores que se habían asignado para enseñarle a ser una princesa digna del príncipe heredero. Al entrar en la biblioteca, Lidia miro a sus caballeros escoltas, esperándola junto a los maestros que se encargarían de su educación “¿Cuatro? … ¿Por qué esas personas tienen tantas cosas a su alrededor? ¿Y por qué hay tantas personas acompañándolas?”, se preguntó Lidia mientras miraba a las personas de pie frente a ella.
—Bienvenida señorita Lidia. —Hablo Camila mientras hacía una reverencia de respeto al ver entrar a Lidia a la biblioteca.
Lidia dio un suspiro y luego hizo una reverencia a los profesores que se encargarían de su educación, cada uno de ellos miro a Lidia con desdén y luego aclarando sus voces se presentaron ante ella.
—Bueno, no podemos hacer nada si son las órdenes de su majestad la reina, así que trabajemos con lo que tenemos, yo soy Tina, me encargaré de enseñar etiqueta, tendré el primer horario de la mañana, nuestra clase tomará alrededor de tres horas como mínimo, después de terminar ella podrá asistir a la siguiente clase. —Dijo una mujer la cual parecía tener alrededor de cincuenta años, con una apariencia estricta y arrogante.
Lidia miró a la profesora de etiqueta y luego miro a los siguientes tres profesores que faltaban por presentarse.
—Yo soy Emilio, seré tu maestro de filosofía y literatura, también aprenderás la historia del arte conmigo. —Dijo un hombre canoso quien tenía alrededor de sesenta años y llevaba un monóculo en su ojo derecho.
—Mm, entiendo, cuanto con usted profesor. —Respondió Lidia para luego escuchar al siguiente profesor.
Los dos profesores que restaban por presentarse hicieron muecas molestas al escuchar hablar a Lidia, quien se había mostrado amable con Helen (su sirvienta) y los caballeros escoltas que la acompañaban.
—Bueno, ya es suficiente, yo soy Rodolfo, soy tu profesor de baile, te prepararé para que no hagas pasar vergüenza al príncipe heredero en su ceremonia de mayoría de edad, ya que la reina nos ha informado que usted será su compañera de baile. —Dijo el profesor presentado como Rodolfo, el cual se veía delgado y delicado, con una edad alrededor de los treinta años.
—Y yo soy la baronesa Macarena, no soy una profesora como los demás, pero la reina me ha encomendado cuidar de usted y prepararla para las reuniones sociales, soy la cuñada de la reina y la líder en las reuniones sociales hoy en día, así que la prepararé para las charlas sociales y las reuniones con las damas más renombradas de la nobleza. —Dijo la baronesa Macarena, quien se veía hermosa y estricta, una mujer que redondeaba los cuarenta años.
Lidia asintió con la cabeza y luego se volteó a mirar a Helen, quien la observaba en silencio, “Es esto lo que quiere la reina, ni que lo piense, arruinaré por completo esa fiesta, no dejaré que los nobles me acepten como la prometida del príncipe” pensó Lidia mientras que veía el reflejo de Cion en el espejo que se encontraba frente a ella.
—Bueno, señorita, no perdamos más tiempo, comenzará su primera clase conmigo ahora, así que siéntese de una vez, nos turnaremos las clases en el mismo orden en que nos presentamos. —Dijo la profesora Tina, quien se encargaría de la etiqueta de Lidia.
Lidia vio como todos los presentes obedecieron las palabras de la profesora y se salieron de la biblioteca, quedando allí solamente Helen, Tina, Camila y Lidia, haciendo que todos los demás salieran del lugar antes de comenzar sus clases. Lidia se dio cuenta de que la profesora de etiqueta Tina parecía molesta y resentida con ella, por lo que no entendía el comportamiento de esta, puesto que nunca se habían visto antes. Tres horas después comenzar la clase, está término, y Lidia fue interceptada por el siguiente profesor, así pasaron los días en donde Lidia debía de estudiar, día tras día, sin tener tiempo para descansar, hasta que se llegó el día de la celebración de mayoría de edad del príncipe Ryan.
—Mi señorita Lidia, ya está lista, es hora de salir, el príncipe Ryan ha venido a buscarla. —Dijo Helen mientras miraba a Lidia con un hermoso vestido rojo, el cual combinaría perfectamente con los ojos del príncipe.
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