El príncipe miró a Helena mostrándole una pequeña sonrisa al notar que ella no parecía querer marcharse, por lo que haciéndole un pequeño movimiento con la cabeza la convenció de seguir a la condesa. La condesa caminaba algo confundida, ¿Por qué Helena apreciaba tanto al príncipe? ¿No le tenían todos miedos? ¿No se suponía que él era un monstruo cruel y despiadado con todos? Esos eran los rumores en todo el imperio cuando se hablaba del príncipe olvidado por el emperador, claro, el duque ya le había dicho que todos esos rumores eran falsos, pero ¿Cómo podría ella confiar plenamente en la palabra del duque cuando este era el tío del príncipe de quien se rumoreaba?
—Helena, iremos a mi estudio, pediré que preparen algo de comer y que lo lleven allí.-Dijo la condesa mientras abría la puerta del estudio y se dirigía a su escritorio tapando algunos archivos que se encontraban allí.
Helena, al notar como la condesa escondía algunos papeles, sintió la curiosidad de mirar disimuladamente.
—Deje que la ayude madre, parece cansada, mejor venga a sentarse un momento, yo ordenare esto por usted de acuerdo “madre”. —Hablo Helena poniendo énfasis en la palabra madre para hacer que la condesa se sintiera confiada y emocionada por la cercanía y confianza que le mostraba su hija adoptiva.
—De acuerdo, querida, haré lo que dices, descansaré un momento, en realidad tienes algo de razón, hoy estoy bastante cansada, anoche apenas logre dormir un poco. —Respondió la condesa feliz al ver que Helena parecía mostrar interés en ella.
Helena sonrió con simpatía mientras ordenaba ella el escritorio de la condesa, sacando disimuladamente los papeles que la condesa había escondido debajo de uno de los libros, “¿Orden de transferencia de propiedad por el emperador? ¿El emperador ordena a la condesa a transferir sus terrenos a la reina? ¿Qué? Esto es para, para construir un lugar para eventos sociales y fiesta de té para la reina… Es… Absurdo” pensó Helena al leer un pequeño párrafo del documento mientras movía otros papeles de lugar. Al paso de unos minutos Helena termino de organizar todo mientras seguía preguntándose sobre lo que acababa de ver “¿Es esto lo que tiene a la condesa tan preocupada?” Se preguntaba Helena sentándose frente a la condesa y mirando los ojos de esta los cuales mostraban claramente que la noche anterior había estado llorando.
—Su señoría, usted… Lamento si mi pregunta la perturba, pero ¿acaso ha estado llorando? —Pregunto Helena mientras se sentaba al lado de la condesa y tocaba sutilmente la mano de la condesa en muestra de cariño y consuelo.
—He… Yo, no, no pasa nada niña, solo estoy algo cansada por tantos papeleos y por algunas personas que intentan hacer su voluntad cada vez que quieren. —Dijo la condesa mientras bajaba su voz con cada palabra que decía.
La condesa se quedó en silencio unos segundos mirando la mano de Helena, la cual sujetaba la suya “Esta niña es tan considerada y tierna, soy afortunada de haberla convertido en mi hija” pensó la condesa levantando la mirada para ver el rostro de la joven frente a ella. Luego de algunos minutos hablando y riendo entre las dos, Helena se despidió y salió del estudio de la condesa, dirigiéndose rápidamente en busca del duque.
—Su excelencia, que bien, al fin lo encuentro. —Helena había buscado al duque en toda la mansión, encontrando a este en los jardines de la mansión.
—Helena ¿Qué sucede? Te ves agitada, ¿está todo bien? —Pregunto el duque mientras se acercaba a Helena y la invitaba a sentarse en una de las bancas del jardín.
—La, la condesa, ella… Parece que ha estado llorando, sus ojos estaban rojos e hinchados, parece haber querido ocultarlo con maquillaje, pero aun así era evidente, aparte de eso… —Helena miro a los lados, fijándose que nadie estuviera cerca antes de seguir hablando.
—Parece que el emperador ha ordenado a la condesa transferir una propiedad al nombre de la reina, no logre averiguar mucho, pero logre ver algo escrito en los documentos que su señoría deja sobre su escritorio en el estudio, me pareció algo extraño así que pensé que usted debería de saberlo, iba a decírselo a su alteza, pero él debe de estar con la diseñadora aun así que preferí venir con usted su excelencia. —Hablo Helena, quien tenía sus mejillas rojas por la agitación al haber estado buscando al duque por toda la mansión.
El duque bajo su mirada al suelo mientras entrecerraba los ojos pensativos “¿Transferencia de propiedad?… La condesa no es tan apegada a ese tipo de cosas, ella podría regalar sus terrenos y propiedades sin ningún problema si eso fuera necesario, pero, ¿Por qué ella estaría triste y lloraría por transferir una propiedad por orden del emperador? ¿Qué propiedad puede ser tan importante como para hacer llorar a la condesa?” Se preguntó el duque mientras analizaba y Helena lo observaba preocupada por lo que estaba sucediendo.
— ¿Su excelencia? —Pregunto Helena.
— ¡Ha! Lo siento, me distraje unos segundos, bien Helena, gracias por contarme esto, mandaré a investigar que está sucediendo de inmediato, esta información ha sido bastante útil, podría sernos de ayuda en el futuro. —Contesto el duque mientras acariciaba la cabeza de Helena como si de un niño se tratara.
Al terminar de hablar, Helena se levantó de su asiento junto al duque y este se despidió de ella haciendo una sutil reverencia mientras mostraba una sonrisa tierna en sus labios. Helena miró al duque alejarse mientras ella observaba el jardín de la mansión, fue entonces que sintió dos grandes brazos sujetarla por detrás abrazándola fuertemente “Este olor” Helena volteo rápidamente abrazando a quien había acabado de sujetarla por sorpresa.
—Su alteza, es peligroso que haga estas cosas aquí, no es caballeroso encontrarse con una joven señorita en un lugar como este, sin un chaperón cerca, y menos aún ser tan cercano a ella. —Dijo Helena con una sonrisa juguetona en sus labios.
El príncipe, mirando la juguetona sonrisa y mirada de Helena, no pudo evitar sonreír, abrazándola más fuerte aún, apegándola a él.
— ¿Entonces le molesta esta cercanía señorita? —Pregunto el príncipe mientras sonreía seductoramente.
—Eso… Jamás he dicho que me molesta. —Respondió Helena, pasando mirando a los ojos a Noah, acercándose aún más a él, quedando sus rostros a solo centímetros el uno del otro.
{Mientras tanto}
—Ella y el príncipe… Debí suponerlo, aun así, es extraño ver a esos jóvenes tan alegres y sumergidos en su propio mundo, ella jamás ha sonreído así delante de mí, y él… Se ve completamente diferente a lo que aparenta, son como… Dos jóvenes sumergidos completamente en sí mismos. —Dijo la condesa en un susurro para sí misma mientras observaba desde la ventana del estudio mirando hacia el jardín, viendo a Helena y Noah juntos.
—Se parecen a nosotros, ¿verdad amor? —Pregunto la condesa mirando un pequeño retrato que se encontraba sobre su escritorio.
La condesa se sentó frente al escritorio tomando entre sus manos el pequeño retrato que se encontraba en el escritorio “Amor, ¿Qué debería hacer? Me dijiste que jamás me opusiera al emperador, pero él… Él no merece el respeto de nadie, él sabe lo importante que es esa propiedad para mí, ¿Cómo pudo pedirme que traspase esa propiedad donde tú descansas a la reina? El mando sus condolencias cuando te enterramos allí, y aun así ahora me da una orden como esa” La condesa dio un suspiro mientras abrazaba el retrato de su esposo contra su pecho y las lágrimas comenzaban a recorrer su rostro “Desearía tenerte aquí junto a mí, mi amor” pensó la condesa con tristeza. Durante esa misma tarde, la condesa, invito a todos a comer en el comedor, el conde quien ya había enviado a investigar lo que sucedía con la condesa y ya sabía todo, la miraba notando claramente que esta no se encontraba bien, ella que siempre sonreía y era sarcástica y dura con él, ahora mostraba una mirada completamente indefensa.
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