Helena miró al duque y dio un suspiro intentando tranquilizar sus pensamientos, los cuales la hacían sentir ansiosa. “Espero que todo salga como espera su excelencia, el duque” se dijo a sí misma Helena. Durante esa misma noche, un golpe se dejó escuchar fuera de la ventana de la habitación de Helena, al abrir la cortina y asomarse afuera, vio a Noah trepado en una esquina de un pilar, este se sujetaba con firmeza mientras mostraba una gran sonrisa en su rostro al ver a Helena con tan sorprendida al verlo allí.
—Su… Su alteza… ¿Qué hace ahí? —Pregunto Helena.
—Pues he venido a visitarte, una ¿visita nocturna? Se podría decir, ya que la condesa parece apreciarte mucho y hay varias sirvientas cerca de tu habitación, preferí venir anónimamente sin que nadie se entere. —Contesto el príncipe, quien aún seguía trepado al pilar, colgándose con una sola mano mientras extendía la otra para acariciar el rostro de Helena.
Helena lo observó mientras sentía una tímida sonrisa se dibujaba en sus labios.
—Entonces, me dará su permiso para entrar a su cuarto, ¿oh, prefiere que hablemos desde aquí? —Pregunto Noah con una sonrisa mientras Helena se daba cuenta de que está aún estaba fuera de su ventana colgando.
— ¡Oh, claro! ¡Claro! Entra, no puedes quedarte allí. —Dijo Helena mientras que abría por completo la ventana y dejaba que Noah entrara en su habitación.
Noah dio un pequeño salto entrando por la ventana y quedando de pie frente a Helena, que lo observaba completamente perdida en sus pensamientos “Estoy nerviosa, no es la primera vez que estamos solos en una habitación, pero… Pero ahora la condesa se supone que me ha adoptado, esta es la mansión de la condesa y yo, acabo de dejar entrar al príncipe a mi cuarto” pensó Helena mirando a Noah, quien con solo mirarla podía imaginar lo que esta estaba pensando.
—No te preocupes, la condesa está en su estudio, no ha salido de allí en casi todo el día, parece que sucedió algo, pero aún no sabemos de qué se trata, así que no te preocupes, nadie nos verá. —Explico Noah mientras daba un paso más acercándose a Helena.
Ella lo miró con una sonrisa y tomo la mano de Noah para luego acercarse a este y abrazarlo con ternura.
—Lo he extrañado mucho últimamente su alteza… Sé que debemos mantener la compostura y todas esas cosas, pero me es difícil no querer estar así con usted cuando lo veo, pero si lo abrazo frente a otras personas, entonces… Nadie sabe lo que podrían decir, no es correcto que una mujer tenga tanto acercamiento físico con un hombre. —Hablo Helena mientras se aferraba a Noah, escuchando los latidos del corazón de este mientras mantenían el abrazo.
Noah podía entender muy bien lo que decía Helena, él se sentía exactamente de la misma manera, deseaba aferrarse a ella en cada que la veía, pero esto no era correcto, por lo que debía tratarla con gran formalidad frente a otros, aunque no siempre era posible, ya que sus verdaderos sentimientos siempre eran bastante evidentes.
—Helena, siento mucho todo por lo que has tenido que pasar todo este tiempo. Incluso viniste conmigo para apoyarme fijando alejándote de tus seres queridos, siento tener que hacerte pasar por todo esto. —Dijo Noah mientras abrazaba a Helena.
—No tiene nada de que disculparse su alteza, yo decidí venir con usted, yo quiero estar a su lado, quiero que usted pueda apoyarse en mi tanto como sea necesario, quiero ser un pilar importante para usted. —Respondió Helena sintiendo el aliento de Noah sobre su mejilla para luego disminuir aún más la distancia y besarse ambos con ternura.
Después de unos segundos, Noah se apartó de Helena, tomando su mano y caminando hacia el sofá de la habitación para sentarse y conversar. Helena lo siguió obedientemente, sentándose a su lado.
—La condesa hoy parece estar en problemas, el duque envió a alguien a averiguar qué es lo que está sucediendo, pero no hemos logrado encontrar nada, tememos que el emperador haya averiguado mi estadía aquí. Si mi padre se entera podríamos estar en problemas, aún no tenemos lo necesario para enfrentarlo, aparte sigo siendo el príncipe que ha sido olvidado por su padre, nadie ha visto mi cara jamás, así que si algo me sucediera nadie en el imperio lo sabría. —Dijo el príncipe frunciendo levemente el ceño mientras observaba la chimenea de la habitación.
—Pero, su alteza, el duque es su tío, él sabe de usted, ¿Cómo sería posible que le hicieran algo a usted sin que nadie se entere? —Pregunto Helena.
—Hah… Helena es difícil que lo entiendas porque se trata de mi padre, pero él no quiere un hijo como yo como su heredero, aparte de eso… El mismo ya ha intentado deshacerse de mí varias veces desde que yo era solo un recién nacido. —Contesto el príncipe mientras sentía la mano de Helena sujetar la suya, confortándolo.
Helena se recostó sobre el hombro del príncipe mientras ambos se relajaban entrelazando sus manos y mirando las llamas de la chimenea “Sé muy bien lo que es tener un padre que te odia, sé bien lo que es esperar amor o cariño de la persona que se supone que está allí para cuidarte y amarte, y en vez de eso… Solo te lastima, sé bien lo que es eso, pero lo que ha pasado su alteza es mucho peor que lo que yo he vivido en el pasado” pensó Helena recordando como la había tratado su padre en su vida pasada. A la mañana siguiente Helena se vio despertada sobre la cama, “¿Cómo llegue a la cama? Creo, que me dormí en el sofá mientras hablaba con su alteza” recordó Helena escuchando la voz de la condesa fuera de la puerta de la habitación.
—Adelante. —Dijo Helena cuando la condesa llamo a la puerta.
La puerta se abrió apareciendo frente a Helena, la condesa, con una enorme sonrisa. Las palabras de Noah de la noche anterior casi parecían mentira al ver tan alegre condesa frente a ella, aun así, a pesar de aquella sonrisa, Helena pudo notar un poco de maquillaje bajo los ojos de la condesa, la cual había intentado ocultar grandes ojeras e irritación en ellos “¿estuvo llorando?” El rostro de la condesa parecía el de siempre, pero su mirada cansada la delataba.
— ¿Estás lista Helena? —Pregunto la condesa mientras que Helena la observaba confundida.
— ¿He? ¿Lista para que su señoría? —Respondió Helena sin entender de lo que hablaba la condesa.
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