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Me convertí en la sirvienta del príncipe olvidado (Novela) – Capitulo 37

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Al llegar a su habitación, Noah camino hacia el otro extremo de la habitación para ir al escritorio, encontrándose con un espejo tapado por una sabana en un rincón de la habitación. Noah quedó mirando unos segundos el espejo y con duda se acercó a este colocando su mano sobre la sabana que tapaba por completo el espejo que estaba frente a él “Sé bien lo que sucedió en esa cueva, el dolor desapareció, aquel gran peso que sentía tampoco lo siento, Helena arriesgo su vida por mi bien, pero desde aquel día, jamás me he mirado a un espejo aunque muchos me han dicho lo que sucedió y me he dado cuenta de que la maldición se debilitó en su mayoría, pero… Pero aún tengo miedo de mirar mi reflejo en el espejo” pensó el príncipe sujetando con firmeza la sabana que cubría el espejo.

—Su alteza, ¿su alteza puedo pasar? —Se escuchó la voz de Helena al otro lado de la puerta de la habitación.

— ¡He! Sí, adelante Helena. —Contesto el príncipe soltando la sabana que sostenía y alejándose del espejo sin ver su reflejo.

Helena entró en la habitación y corrió rápidamente hacia el escritorio donde se encontraba el príncipe sentado, Helena se veía más viva que nunca, no se podía creer que hace apenas algunas horas ella había estado inconsciente y todos estaban preocupados porque esta no despertaba.

—Es increíble verte con tanta energía, nos tuviste más de un día preocupados por ti y ahora corres por todos lados. —Dijo el príncipe mientras sonreía satisfecho por la mirada alegre de Helena.

—Bueno, su alteza, eso es gracias a usted, con usted aquí es imposible que no corra hacia su alteza. —Respondió Helena mientras mordía su labio nervioso, pero dejando ver plenamente su alegría.

El príncipe la observo unos segundos en silencio, deleitándose con esa aquella mirada amorosa que ella le mostraba con toda sinceridad, sin dejar ni un rastro de sus sentimientos por él ocultos. Helena se aceró aún más al príncipe para ver qué era lo que este estaba revisando en su escritorio, notando así que los papeles que él sostenía estaban al revés “¿He? ¿Por qué?” Se preguntó Helena viendo que el príncipe al verse descubierto bajo rápidamente los papeles que sostenía y bajo la mirada para luego observar con la mirada baja disimuladamente hacia el espejo. Fue imposible que Helena no notara aquella disimulada mirada, al seguir los ojos del príncipe pudo ver la sabana sobre el espejo un poco arrugada y movida de su lugar, “Su alteza…” Helena, notando lo que había sucedido tomo la mano de Noah sin reparos y lo obligo a ponerse de pie y seguirla frente al espejo.

—Helena, ¿Qué? …-Helena coloco su dedo sobre los labios del príncipe cuando este hablaba para luego sonreírle con confianza.

—Venga conmigo su alteza. —El príncipe se vio entonces parado frente el espejo junto a Helena que sostenía su mano.

Este no quería mover la sabana que cubría el espejo, pero Helena sostuvo su mano y la coloco sobre el espejo.

—Su alteza… Confié en mí, ¿sí? —Dijo Helena antes de hacer que la mano del príncipe que ella misma sostenía sacara la sabana que cubría el espejo y dejara ver sus reflejos en él.

El príncipe evitó su mirada al espejo con miedo a lo que vería frente a él, pero Helena se volteó y sostuvo el rostro del príncipe entre sus manos mientras que este cerraba los ojos. Un pequeño roce se sintió en los labios del príncipe, quien no se atrevía abrir los ojos para ver el reflejo en el espejo.

—Su alteza… Abra los ojos, por favor, quiero ver sus ojos. —Helena beso suavemente los labios del príncipe, incitando a este abrir los ojos ante su pedido.

—Esto… Es, esto es trampa Helena. —Respondió el príncipe ante la jugada de su amada.

—Sí, lo es, así que abre los ojos y mira. —Contesto Helena a las palabras del príncipe para luego hacer que este observara su reflejo en el espejo.

El príncipe, al mirarse a sí mismo al lado de Helena en el espejo, no podía lograr reconocerse a sí mismo. Habían pasado más de once años desde la última vez que se había visto a sí mismo, su rostro ahora estaba cambiado, sus ojos, su cuerpo e incluso su cabello, todo era muy diferente a lo que él recordaba haber visto tiempo atrás. Pero lo que era aún más notorio era aquel bulto que ahora no se veía sobre su espalda, aquella joroba que lo había convertido en un monstruo ante todos los que lo conocían, esa joroba ahora no estaba en su cuerpo. “Ese soy yo… Imposible, ¿Cómo?” El príncipe no podía creer la apariencia que se reflejaba ante él. Helena lo miro y sonrió al ver lo sorprendido que este estaba.

—Es hermoso, ¿verdad?, antes y ahora, siempre ha sido hermoso su alteza, solo que otros no lograban verlo y ahora esto es más visible para esas personas de que tenían una visión corta y estrella ante las cosas. —Murmuro Helena en los oídos del príncipe mientras los ojos del príncipe se llenaban de lágrimas.

La maldición no estaba levantada por completo, pero esa gran carga que sentía llevar con él sobre su espalda todo el tiempo ahora no se encontraba en él, “Yo… Ella, ella siempre me ha visto como alguien normal, ella me sanó, ella me curó” pensaba el príncipe volteando para ver el rostro de Helena y abrazarla con fuerza.

—Su alteza, tranquilo, todo está bien, yo estoy aquí y estaré aquí siempre para usted. —Respondió Helena al abrazo del príncipe.

Durante las siguientes horas, Helena se quedó a solas en la habitación del príncipe, compartiendo con él, hablando sobre el viaje que harían a la capital, el cómo ella debería de prepararse para ese momento y con el título que sería presentada.

— ¿Hija adoptiva de la condesa Verónica?, pero eso… ¿Acaso ella está de acuerdo con eso? – Pregunto Helena confundida.

—Sí, por lo visto, el duque ya tenía planeado en conseguirme una mujer para asistir al banquete, y la condesa lo respalda completamente, así que ella te adoptara, ella es viuda y no tiene hijos, así que no será sospechoso si te conviertes en su hija adoptiva. — Respondió el príncipe mientras se encontraba recostado sobre la cama con Helena a su lado mientras hablaban tranquilamente.

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Chapter 37