La cueva parecía volverse más y más pequeña mientras que la mujer araña caminaba hacia Helena, quien confundida por la situación intentaba encontrar una salida del lugar para escapar “Todo fue una trampa desde el principio, pero ¿Cómo hizo que esa sirvienta viera a los niños venir hacia acá?” Se preguntó Helena. Mientras que la mujer araña caminaba hacia Helena, esta se daba cuenta de que en la cueva se encontraban varios huesos y más de una envoltura con animales y huesos humanos en su interior.
— ¿Qué es todo esto? —Helena al ver un poco de movimiento dentro de una de las envolturas corrió hacia ella para ayudar a lo que fuera que estuviera dentro a salir.
Helena abrió la gran envoltura de telaraña encontrándose con un pequeño lobo dormido dentro de las telarañas “Este animal está vivo” pensó Helena mirando al pequeño lobo, este parecía tener alrededor de un año o quizás más, pero estaba tan delgado que no pesaba demasiado, los huesos del pequeño lobo eran notorios sobre su piel, “Es aún muy pequeño…” Helena miró al lobo y este parecía querer buscar calor en ella mientras frotaba su cabeza en el pecho de Helena. Ella lo observó y luego escucho la risa de la araña.
— ¡¿Piensas que podrás salir de aquí?!… Ni tú ni esa cosa saldrán de esta cueva, bruja. —Hablo la mujer araña mientras se acercaba a Helena, quedando a solo unos metros de ella.
— ¡No puedes detenernos, cuando se enteren en el castillo que estoy aquí vendrán y te destruirán, no lo dudes! —Grito Helena intentando alejarse.
— ¿Qué vendrán aquí? ¿Acaso piensas que alguien sabe dónde te encuentras? Muahahah… —Se rio maliciosamente la mujer monstruosa al terminar de hablar.
Helena comenzó a darse cuenta de lo que estaba sucediendo, el príncipe siempre había dicho que nadie tenía permitido ir a la montaña rocosa, incluso todos en el territorio sabían que no podían acercarse aquella montaña, y Helena había ido allí por su propia voluntad por la desesperación de pensar que perdería a sus hermanos. Pero ¿Dónde estaban sus hermanos entonces?, ¿Por qué la sirvienta le dijo que había visto a los niños ir hacia allá?, ¿sabría alguien aparte de la sirvienta que Helena había ido en búsqueda de los niños hacia la montaña rocosa?, había muchas preguntas, pero mientras más pensaba más segura estaba de que aquello había sido una trampa de aquella sirvienta. “Si lo que ella dijo hubiera sido cierto, entonces me hubiera topado con mis hermanos en algún momento, estaba tan desesperada que ni siquiera me detuve analizar la situación, ni a pensar en las posibilidades, soy una idiota” pensó Helena mientras se daba cuenta de que seguramente nadie iría en su rescate.
— ¡Parece que ya te disté cuenta, pequeña bruja, nadie vendrá por ti!… Hace mucho, no me encontraba con una bruja, pero supongo que será una buena cena después de todo, aunque eres impura, podrás llenarme lo suficiente por unos días…-Hablo la araña lanzándose sobre Helena de un salto quedando sobre ella.
Helena cayó al suelo mientras intentaba evitar los ataques de la mujer araña que se encontraba sobre ella intentando herirla, a la vez que se reía a carcajadas al ver la desesperación de Helena al intentar escapar de sus ataques. Helena sujetando al pequeño lobo comienza a correr alrededor de la cueva sin poder escapar de las patas de la inmensa mujer araña que la persigue.
— ¡¿A dónde vas pequeña bruja?! ¡Muahahaha! … ¡No te escapes! —Grito la mujer araña mientras perseguía a Helena a través de la cueva riéndose a carcajadas como una bestia jugando con su presa.
El pequeño lobo escondía su cabeza entre los brazos de Helena a la vez que esta corría sosteniéndolo con fuerza “¿Dónde está la salida? No logro ver nada adelante” pensaba Helena mientras colocaba una de sus manos en la pared y cargaba al lobo con el otro brazo e intentaba correr guiándose por la pared rocosa. En ese instante escucho una respiración acercándose a ella para luego oír las carcajadas de la araña a su lado, quien la ataco golpeándola en el abdomen, haciéndola caer contra la muralla contraria de la cueva, la cual estaba a varios metros. Helena, quien había sido golpeada fuertemente en el abdomen, se inclinó de rodillas en el suelo, sujetando su estómago mientras tosía, intentando recuperar el aliento de aquel fuerte golpe.
— ¡Vamos mestiza, aún no terminamos de jugar! —Grito la mujer araña mientras se divertía al ver la agonía y desesperación de Helena.
—No… No haga… Esto, yo… Debo volver, tengo, tengo gente que… —Helena comenzó a toser desesperadamente mientras intentaba colocarse de pie sin soltar al pequeño lobo en sus brazos.
La atacante de Helena parecía disfrutar cada vez que veía la desesperación en Helena, esta disfrutaba jugar con ella haciéndola sentir inferior, asustada y agonizante. La mujer araña corrió hacia Helena golpeándola nuevamente haciendo volar a Helena por los aires chocando con la parte superior de la cueva antes de volver a caer al suelo “No, no lo lograré, no puedo ver nada aquí adentro” se decía a sí misma Helena mientras comenzaba a perder las esperanzas de poder escapar. La espalda de Helena dolía cada vez más al haber recibido dos impactos contra la pared al ser lanzada por su enemiga, mientras que los golpes que esta le había dado en el vientre le hacían perder el aliento.
— ¿Ya te darás por vencida mestiza?… Jajaj… Puedo ver ahora porque las brujas se extinguieron al verte a ti, son débiles e ingenuas… —La mujer araña se acercó a Helena, que se encontraba de rodillas en el suelo y se preparó para terminar con ella.
Helena se aferró al pequeño cachorro de lobo que tenía en sus brazos mientras esperaba el ataque de su enemiga, sin esperar que el pequeño y débil lobo en sus brazos sacara su hocico de entre sus brazos y mordiera una de las patas de la mujer araña.
—¡¡¡ARGGG!!!… ¡MALDITA BESTIA TE MATARE! —Grito la mujer enojada al ser mordida por el pequeño lobo.
Helena aprovechando el desconcierto de la araña sujeto una pequeña rama que se encontraba en el suelo y la clavo lo más fuerte que pudo en el costado del cuerpo de la mujer araña, haciéndole apenas una herida superficial “La piel de esa cosa es demasiada gruesa, ¿Cómo pudo este pequeño lobo hacerle daño?” Se preguntó Helena escuchando un fuerte ruido venir desde algún lugar de la cueva, Helena en medio de la oscuridad corrió hacia el lugar de donde venía el sonido sin importar cuantas veces tropezara, esta volvía a ponerse de pie corriendo lo más rápido que podría. Fue en aquel momento que Helena pudo sentir un olor diferente mientras escuchaba unos pasos, acercarse más y más a ella “Príncipe… Noah” pensó Helena chocando directamente con un torso grande y fuerte, al levantar la mirada pudo sentir el cabello de Noah rozando su rostro mientras sentía aquel aroma que tanto le gustaba “Olor a cuero y hierbas… Príncipe” Helena miro a Noah, viendo claramente su rostro aún en aquella fría y oscura cueva, aquella mirada amable y gentil que solo él tenía, su cabello castaño, suave y largo, y aquellos ojos hermosos que ella amaba a pesar de que él intentaba ocultar uno de ellos.
— ¡Príncipe! —Grito Helena abrazándolo con fuerza.
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