Capítulo 98
En ese mismo instante estalló un tremendo rugido, que sonó como si un edificio se derrumbara de lado.
Escalofríos.
La piel se me puso de gallina en un instante. Era una señal que había experimentado muchas veces en el pasado.
Levantando la cabeza, miré a mamá desde aquella corta distancia.
La escena que se desarrollaba delante de mí parecía estar reproduciéndose a cámara lenta. Mamá buscaba algo urgentemente mientras atendía a sus empleados. No parecía real. No podía dar ni un solo paso adelante.
“¡Ahhhh!”
“¡Señora! ¡Por aquí!”
Este lugar, que siempre había estado tan lleno de calidez y tranquilidad, se había convertido en un caos y confusión. Sólo cuando me di cuenta de los gritos que me rodeaban pude dar un paso adelante.
“¡Mamá!”
“¡Irene! ¡Vuelve a la mansión!”
El portero que custodiaba la entrada de la mansión corrió directamente hacia mamá, pero yo estaba distraída con otra cosa que no eran ellos.
Más grande que la montaña detrás de la casa de mi familia… era un monstruo, bajando en esa dirección con gran agilidad.
Con esa velocidad, dañaría no sólo la mansión, sino todo el feudo. Sería un alivio si sólo uno de esos monstruos viniera, pero eso era un deseo. De alguna manera, podía imaginarme montones y montones de monstruos siguiéndolo.
“¡Irene! ¡Date prisa!”
Mamá, terriblemente preocupada, corrió hacia mí. Tras ella, el mayordomo, la doncella y los demás empleados se escondieron aterrorizados.
“Pero aunque lo intentemos…”
No hay lugar donde esconderse.
Es un error común pensar que, dado su enorme cuerpo, también tendría una cabeza enorme, pero este monstruo no era ese tipo de monstruo. Sólo hacía un fuerte ruido a propósito.
Era consciente de que la gente se asustaría con tanto ruido. Entonces, atraía a otro monstruo, un monstruo que devoraba cualquier cosa con glotonería, ya fueran humanos o sus congéneres.
En Corea, muchos de mis compañeros habían desaparecido en la boca de ese monstruo cada vez que aparecía.
“Cómo…”
Definitivamente había estudiado sobre las criaturas de este mundo a través del libro ilustrado de monstruos. Eran de tipos similares, pero aún así tenían rasgos distintivos que podían diferenciarlos de los monstruos que había visto en Corea.
Pero ese monstruo de ahí corriendo hacia nosotros.
Era un monstruo que con toda seguridad provenía del mundo de mi vida anterior.
“¡IRENE!”
En el mismo momento en que mamá gritó mi nombre desesperadamente, cogí mi arco del hombro, coloqué una flecha monstruosa en la cuerda del arco y apunté directamente a uno de los globos oculares del monstruo.
Necesitaba ganar tiempo. Este era un tipo de monstruo que la gente corriente no sería capaz de derrotar.
Con todas mis fuerzas, tiré de la cuerda del arco. Hombros, brazos, espalda recta.
Mis músculos se contraían y relajaban. En cuanto el monstruo entró en mi radio de acción, dejé volar la flecha.
¡Piiiiii-!
El sonido del aire al ser cortado fue cristalino. Entonces, vi al monstruo gritar mientras retrocedía tambaleándose.
Me mordí el labio inferior. La flecha no se clavó en el ojo, sólo le hice una muesca.
“¡Rin! Ven aquí”.
Mamá me abrazó mientras pronunciaba mi nombre. Aunque estaba tan conmocionada que se le habían puesto los labios azules, mamá se aseguró admirablemente de darme prioridad a mí y a los empleados antes que a sí misma.
“Mamá, ¿y los ciudadanos del feudo?”.
Con los monstruos tan cerca, seguramente dañarían la finca. Cuando los monstruos traspasaron las fronteras, el feudo también sufrió enormes daños.
Mamá juzgó la situación con mirada ecuánime.
“Jefe Mayordomo, ¿cuántos guardias hay ahora mismo en la mansión?”.
“Que yo sepa, hay cinco guardias en espera, Señora”.
“Reúnelos. Debería ir a la finca con ellos”.
“Mamá, yo también voy.”
Con una expresión que nunca antes me había mostrado, mamá contestó enfadada a lo que le dije.
“¡Nunca! ¡Te vas a tu habitación! Todo se solucionará cuando vuelva el cabeza de familia!”.
“Sí, Milady. Por favor, déjelo todo en nuestras manos”.
Los guardias corrieron rápidamente y respondieron con seguridad. Definitivamente estarían en contra de que yo fuera con ellos.
No queriendo perder tiempo, me bajé.
“De acuerdo.”
“Sí, ahora vuelve a la mansión, hija mía”.
Visiblemente aliviada al oír mi respuesta, mamá salió de la mansión con los guardias y algunos empleados a su flanco. Los observé desde detrás del edificio y, a medida que se alejaban, empecé a moverme.
No podía despedir así a mi madre de los monstruos.
En primer lugar, retrocedí al principio con la intención de seguirla.
Después de ir al establo, saqué a escondidas mi caballo y estaba a punto de montarlo- pero antes de que pudiera, sentí la presencia de alguien detrás de mí.
No había sentido nada en absoluto antes de ese momento, así que instintivamente saqué mi daga katar y la blandí en esa dirección.
“Irene, espera…”
Al oír la voz familiar, me detuve a mitad del movimiento. Morgan estaba de pie detrás de mí, sonriendo torpemente.
“¿Sabes usar esa cosa peligrosa?”.
Y sus ojos estaban clavados en la daga katar que le apuntaba.
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