Capítulo 54
Después de comer, subí a mi habitación y pasé un rato allí. Sin embargo, no tardé en levantarme de mi asiento, sintiéndome sofocada. Sólo tenía intención de salir a dar un paseo ligero, pero también barajé la idea de salir a montar a caballo.
Cuando estaba a punto de salir por la entrada de la mansión para ir al jardín, de la nada, Ciel apareció de repente.
Con expresión algo sonrojada, se acercó a mí vacilante. Me resultaba extraño verle actuar de un modo tan distinto… Siempre había tenido un comportamiento tan frío en el pasado.
La curiosidad que sentía desde ayer volvió a aflorar.
¿Qué era exactamente lo que le hacía estar tan seguro de que era yo?
¿Sólo por mi guía?
Por supuesto, también me resultaba extraño que hubiera ocurrido algo distinto a la trama de la novela. Se suponía que la santa era la única Guía en este mundo, y sin embargo otra persona se había manifestado como una. Aun así, sabía que no era imposible que algo así ocurriera.
Un Guía era el compañero de un Esper. Aquí había Espers, pero no Guías. Cuando leí la novela, incluso a mí me pareció absurdo.
Traer una relación unilateral como esta, parecía como si el mundo se hubiera hecho así únicamente para enfatizar la presencia de la santa.
Mientras pensaba en mi vida pasada, en la que había muchos Guías, miré a Ciel, que seguía firme frente a mí. En el momento en que nuestras miradas se cruzaron, sus pupilas temblaron salvajemente como si no supiera qué hacer.
Eres tú quien me mira con tanta tenacidad, y sin embargo, ¿por qué te sorprende tanto que nuestros ojos se hayan encontrado sólo un instante?
“¿Hay algo que tengas que decirme?”
No era mi intención, pero no tuve más remedio que preguntarle con franqueza. Y no pude evitar sentirme molesta. Después de todo, anoche se coló en mi habitación como un asesino y aquí estaba, impidiéndome el paso.
De repente se me ocurrió. Si hubiera sido mi yo del pasado, este encuentro no sólo me habría encantado, sino que me habría dejado extasiada.
Cualquier atisbo de interés por su parte, por mínimo que fuera, serviría de dulce lluvia al retoño en ciernes que era yo, con los ojos brillantes mientras le miraba sólo a él.
Esto hizo que se me bajara el ánimo. Sólo quería dar un paseo al aire libre, pero esta idea desapareció rápidamente de mi mente. El único pensamiento que tenía ahora era que quería salir de este lugar lo antes posible.
“Si vas a salir a dar un paseo, ¿puedo acompañarte?”
Incluso la forma en que preguntaba tan cautelosamente me molestaba. Tal vez es porque recordé el pasado.
No podía poner un dedo en lo que exactamente estaba sintiendo, pero sabía una cosa con seguridad.
No quiero estar con él.
No me siento agradecida de que me haya reconocido y no quiero volver a relacionarme con él.
“No. Voy a volver a entrar.”
Ante mi fría respuesta, vi que sus anchos hombros se estremecían un poco. Sin embargo, como ya había dado mi respuesta, pronto me aparté de él.
Entonces, siguieron sus palabras apresuradas.
“Si sólo fuera un momento… Si sólo fuera un breve momento… ¿Podemos hablar, por favor?”
Al oírle hablar con una voz tan pequeña que podría ser arrastrada por la brisa, volví a mirarle. Sus claros ojos azules no podían ser más hermosos. En el pasado, me perdía tanto en sus ojos que no sabía cuánto tiempo pasaba.
También su pelo oscuro, diferente del típico tono negro de los coreanos, era tan seductor. Me gustaba mucho verle peinarse hacia atrás con indiferencia.
Y para contrastar con su tez clara y pálida, bajo su nariz angulosa había unos labios rojos que no tenían ningún defecto. Sin embargo, al mirarle ahora, sus rasgos parecían como si hubiera una niebla bloqueando mi vista, viendo sólo una visión poco clara.
No tenía ni idea de por qué era así. Sabía muy bien que no me arrepentía de haber sacrificado mi vida por él porque le había amado tanto. Sin embargo, había una cosa que aprendí del amor y el cariño con que mi familia me había colmado en esta vida.
Que soy una persona preciosa.
Así que, la yo del pasado que quería dedicarle todo mi ser… ya había muerto cuando había sacrificado mi vida de esa manera.
No. De hecho, no es sólo esa versión de mí la que murió: yo morí de verdad. No importa donde mire, nadie aquí se llamaba Yoo Seohyun.
Mientras me miraba con desesperación, le respondí escuetamente.
Con palabras que había deseado decir incluso en el pasado.
“Si sigue así, Alteza, no tendré más remedio que comunicar a mis padres lo que pasó anoche”.
Al pronunciar estas palabras, sentí que las comisuras de mis labios se levantaban muy ligeramente. Recordé a las dos personas cuya existencia me daba fuerzas incluso cuando no estaban a mi lado.
Si no puedo dar un paseo por el jardín principal, entonces debería ir al jardín trasero. Así que atravesé la mansión y me dirigí exactamente a ese lugar, con la esperanza de que no viniera tras de mí.
Caminando deprisa por el sendero entre los verdes árboles, pensé,
Ojalá te fueras ya.
* * *
Completamente atónito, Ciel no pudo hacer otra cosa que verla marcharse. Estaba tan conmocionado que sentía como si otra persona hubiera aparecido y restringido sus movimientos con sus poderes. No podía moverse en absoluto.
Había seguido negando el hecho de que su mujer le hubiera apartado, así que trató de convencerse de que Lady Closch en realidad no era Seohyun.
Sin embargo, cuando lo confirmó varias veces -desde su costumbre de beber agua fría a primera hora de la mañana, hasta la forma natural en que mojaba las patatas en el azúcar que él había preparado- no pudo seguir negándolo.
Aún más, la sonrisa que tenía ahora, con la forma en que las comisuras de sus labios se levantaban sólo ligeramente… Era la rara sonrisa de Seohyun.
Se quedó inmóvil como un árbol enraizado en el suelo. La única parte de su cuerpo que se movía eran sus ojos, que observaban cómo su espalda en retirada ya no estaba a la vista.
Aunque intentara negarlo, y negarlo aún más, no podía borrar la suposición de que la mujer que desaparecía de sus ojos era realmente su esposa.
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