Capítulo 43
Ciel se elevó a mayor altura, comprobando por dónde corrían los guardias de Closch. Por un momento, admiró lo naturalmente organizados que estaban al dividirse en escuadrones.
Parecían una unidad guerrillera que había visto en Corea en el pasado. Le había desconcertado cómo es posible subyugar a los monstruos con sólo un pequeño número de personas, pero esta estrategia estaba bien empleada.
Aún así, es el tipo de estrategia que sólo se haría si las habilidades individuales de todos y cada uno de los miembros fueran excelentes. Y como estaban divididos en escuadrones, podían utilizar una amplia gama de métodos para atacar a los monstruos que corrían hacia ellos.
Parecían estar dispersos en el campo, pero se movían táctica y sistemáticamente según las órdenes del barón.
“Increíble”.
Ciel sólo conoció esta estrategia cuando vivía en Corea. Es poco probable que haya otro lugar en el imperio donde los monstruos fueran subyugados de esta manera.
“¡Primera y tercera unidades, ataquen por los costados! Cuarta y segunda unidades, ¡atáquenlos por la retaguardia y la vanguardia!”
“¡Déjenmelo a mí! ¡Sólo parecen monstruos de tercera clase!”
“¡Nunca había visto este tipo de monstruos! Hay muchos, pero son débiles.”
“Vamos, no muestres ninguna abertura, ¡sólo mátalos rápido!”
“¿Crees que valen algo de dinero? No quedan muchos.”
Algunos botines de monstruos se consideraban bastante valiosos. Sin embargo, los monstruos a los que se enfrentaban ahora explotaban con un solo golpe de espada, y no quedaba ningún botín.
Mientras observaba desde arriba, Ciel descendió lentamente. No podía ver muy bien debido al polvo que se levantaba.
“¡Duque!”
En ese momento, el barón fue el primero en darse cuenta de su presencia. Sin embargo, Ciel no podía pensar en responderle en ese momento porque los monstruos le resultaban familiares.
“¡Todos, retrocedan!”
Esto fue lo que gritó en lugar de responder.
Todos se sorprendieron al oír el repentino grito del duque, pero no retrocedieron porque la orden no provenía de su capitán, el barón.
Les hizo parecer inflexibles, pero esto era bastante natural.
Todos sabían exactamente quién era su superior inmediato, independientemente de que fuera un duque por encima del barón.
Ciel observó al monstruo de un vistazo. Este tipo de monstruo era común en Corea: un pequeño monstruo que no era más que un cebo. La madre solía estar al acecho de cualquiera que matara a los pequeños.
El monstruo padre era un monstruo de segunda clase. Después de usar a su propia descendencia como cebo, succionaba su comida con fuerza a través de su gran boca.
Y el monstruo en sí era enorme. Ciel había visto personalmente a uno de ellos comerse a cientos de personas a la vez.
Aún así, a pesar de causar tan grandes bajas, es sólo un monstruo de segunda clase debido a lo lento que era.
Su velocidad era la peor debido a la combinación de su enorme cuerpo y el hecho de que tenía que moverse bajo tierra. No obstante, si alguien tenía suficiente poder, podía ser derrotado fácilmente. Bueno, relativamente fácil para un monstruo de segunda clase al menos.
La madre parecía haberles sentido detenerse. Pronto salió del suelo con la boca abierta a toda prisa.
¡Whoooosh-!
Ciel no perdió tiempo en usar sus habilidades contra el monstruo, que intentaba tragarse el suelo, los monstruos cebo y a los guardias a la vez.
Usando el viento, levantó a los guardias de allí. Y, usando el fuego, lanzó rápidamente una bola de fuego parecida a la lava hacia la boca del monstruo.
¡GRAAAAAH-!
Mientras empujaba la bola de fuego más adentro de la boca del monstruo que se retorcía, Ciel miró a su alrededor para ver si los miembros de la guarnición habían escapado sanos y salvos.
Y tras confirmar que lo habían hecho, Ciel utilizó a la vez el fuego y el viento y creó un pequeño vórtice de fuego alrededor de la zona.
El monstruo, que se negaba a salir como si estuviera arraigado al suelo, fue finalmente sacado. Otra razón por la que el monstruo era de segunda clase era porque ponía huevos mientras moría.
Los huevos chupaban de inmediato todos los nutrientes de la madre y se enterraban inmediatamente en el suelo.
Ciel necesitaba quemar todos los huevos, y necesitaba erradicar adecuadamente a este monstruo.
Con el viento abrasador que se levantaba del suelo, el aullido que producía era grotescamente espeluznante.
Por un momento, una ilusión cruzó sus ojos, como si hubiera vuelto al pasado. Era una sensación que sentía por primera vez en mucho tiempo.
Así, cada vez que usaba tanto su poder, su mujer estaba a su lado y, como si la hubiera estado esperando, se acercaba tanto a él y lo besaba…
Él deseaba desesperadamente que ella lo esperara en casa porque siempre lo enviaban a lugares peligrosos llenos de enemigos, pero Seohyun se empeñaba en seguirlo adonde fuera.
Ella le miraba con ojos tan leales, con más fe incluso que un sabueso fiable que daría su propia vida por salvar la de él. Así que, varias veces, no pudo resistirse a sus súplicas de que la llevara con él a sus misiones.
En sus ojos se notaba que quería protegerle a su manera, pero ¿cómo iba a hacerlo si tenía la constitución de un ser humano normal?
Pero… Al final, fue la mirada de ella, tan llena de afecto, lo que le permitió valerse por sí mismo en aquella tierra extraña y extranjera.
En un mundo diferente en el que no confiaba ni conocía a nadie, Seohyun, a la que conoció por casualidad, fue la única persona en la que llegó a confiar.
Sin embargo, una persona de la que depender se convertiría inevitablemente en una debilidad. Y más aún porque era la única.
Por eso, deliberadamente, no le expresaba sus sentimientos. Más bien, llegaba incluso a desquitarse con ella cada vez que esos sentimientos se manifestaban.
Aunque se mantuvo resueltamente a distancia de ella de esa manera… Antes de que se diera cuenta, Seohyun estaba allí a su lado, mirándole.
Mantuvo esa distancia en un intento de no convertirla en su debilidad, sin embargo, con lo encantadora que era, su mera existencia le traía tanto consuelo.
Fue él quien dio el primer paso y quien le pidió su mano.
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