Capíulo 32
Ya fuera en Corea, Estados Unidos o el resto del mundo, era raro que alguien tuviera la capacidad de manejar elementos duales, por eso mucha gente había sentido envidia del poder de Ciel.
Esto también llevó al intento de forzar una marca entre él y Seo-yoon, que era miembro del Centro de la Asociación de Guías.
En primer lugar, Ciel no podía escapar de aquel lugar, ni podía enfrentarse él solo al gobierno coreano. Además, no podría abrir la puerta dimensional, que sólo respondería al poder de la santa.
Si, además de todo eso, también había quedado atado por una marca, sería casi imposible que Ciel escapara, incluso si encontrara la oportunidad de hacerlo.
Hizo todo lo posible por resistirse, tan violentamente como pudo. Sin embargo, cuanto más utilizaba sus habilidades, más ansiaba inevitablemente un Guía. Tampoco podía rebelarse contra las órdenes del gobierno coreano.
Al final, con rostro adusto, tuvo que ir al laboratorio. Era como si lo llevaran al matadero.
A pesar de haber nacido como un aristócrata respetable, cuyo poder era segundo después de la propia familia imperial, ésta era ahora su realidad.
Renunció a todo. Pero entonces, se enteró de un nuevo hecho: sólo porque la marca obligatoria se impusiera a los individuos, no significaba que fuera posible con todo el mundo.
La tasa de compatibilidad entre él y la santa era desastrosamente baja, apenas un 23%…
Aunque la santa fuera una Guía de clase S, para él no era mejor que una Guía de clase D. Avergonzado, el Centro de la Asociación retiró la orden de que se marcara con la santa y, en su lugar, presentaron a otra persona. Era un soldado de las Fuerzas Especiales que acababa de manifestarse como Guía.
Lo único que querían era que hiciera la prueba de compatibilidad. Sólo querían obtener datos.
Sin embargo, las cosas no salieron según sus planes.
Ciel recordó la primera vez que conoció a su mujer.
Con una gorra sobre el pelo corto, que le llegaba sólo hasta debajo de la oreja, llevaba una sencilla camisa negra sin mangas y unos pantalones militares de carga. Cuando se enfrentaron, la expresión de su rostro se borró, como agua derramada en el suelo que se hubiera evaporado en un instante.
Caminó hacia él con pasos reticentes, y no tardó en llevar una mano a modo de saludo, sin mostrar ni un ápice de error en sus movimientos. En cuanto la vio, sintió repulsión.
Pensó que Seohyun no era diferente de la santa. O mejor dicho, tenía prejuicios contra ella. Pensó que ella era igual a todos los que había conocido en este mundo.
Muy pronto, los investigadores llevaron a Seohyun y a él a una sala de pruebas y extrajeron sus datos.
Tal vez porque el índice de emparejamiento entre él y la santa resultó tan espantoso, se pensó que ninguno de los Guías de este mundo podría igualarle. Al fin y al cabo, procedía de una dimensión completamente distinta.
Sin embargo, en contra de las expectativas de todos, se produjo una tasa de coincidencia absurda.
99%…
Si se hubiera segmentado aún más, podría ser incluso del 99,99%.
Con la tasa de coincidencia de casi el 100%, los investigadores no tuvieron más remedio que desviarse de sus planes.
Y con la ayuda de Seohyun, Ciel fue capaz de escapar de la marca forzada.
***
Mientras Ciel miraba fijamente a Aiden por un momento, después de haber hecho esa pregunta, Ciel alborotó el cabello de Aiden.
Recordando el pasado, es natural que tuviera muchas cosas desagradables que decir sobre la santa. Sin embargo, si decía tales cosas contra la santa actual, podría ser tratado de forma extraña.
A pesar de que la persona con la que estaba hablando era su hermano menor, tendría que contener su lengua en este momento.
También es imperativo que las habilidades de su hermano menor se mantuvieran en secreto. Teniendo en cuenta la naturaleza del poder de Aiden, iba a ser fácil abusar de él si se dejaba en manos de las personas equivocadas.
“Aiden.”
“… Sí.”
Después de que Ciel le alborotara el pelo, Aiden se sujetó la cabeza con ambas manos antes de levantar la vista.
Vale la pena ver su pálido rostro enrojeciendo.
“Mencioné que necesito tu ayuda”.
“Sí.”
“Necesito que vengas conmigo a algún sitio, y que leas la mente de una persona”.
“¿Qué quieres averiguar con eso?”
El rápido Aiden sabía exactamente lo que Ciel quería que hiciera con su poder. Ciel aún no le había dicho nada, pero Aiden captó de inmediato sus intenciones.
“Nada en particular. Sólo quiero que me digas todo lo que pasa por su mente”.
Aiden asintió con entusiasmo. Hasta ahora, Aiden había estado pensando que sufría una enfermedad mental, pero en realidad era un Esper, igual que el hermano mayor al que admiraba. Era como un sueño hecho realidad para él.
Al ver la reacción de su obediente y lindo hermano menor, Ciel pensó que Aiden era como un cachorro que finalmente había conocido a su dueño.
Entonces, Ciel añadió.
“Y, debes recordar que nunca debes dejar que nadie sepa de tu poder”.
Ante esto, el humor de Aiden se desvaneció inmediatamente. La brillante atmósfera que desprendía disminuyó hasta el punto de que casi se le notaba en los ojos.
Ciel rápidamente añadió una vez más.
“Esto es por tu bien. No creo que ocurra, pero Su Majestad podría ordenarte que indagues en la mente de la gente y te enteres de cosas que no quieres saber. Además, si aparece alguien receloso de tu poder, podría decidir ponerte en una situación difícil”.
Tras dar este consejo a su hermano pequeño, Ciel rió en voz baja. Este consejo era más propio de él en el pasado.
Los Espers tenían tales habilidades, pero no eran seres trascendentales.
Más bien, no eran más que criaturas patéticas que seguían siendo utilizadas por otros.
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