Capítulo 135
Papá y David alabaron el patbingsu mientras lo devoraban como si estuvieran a punto de entrar en combate.
«¡Vaya, un postre con un sabor tan refrescante! Es perfecto para un verano como éste», exclamó papá.
«¿Deberíamos darles un poco a los guardias también, padre? Estaría delicioso después de su entrenamiento…»
«Oh, es una buena idea».
«Entonces tendremos que conseguir más ingredientes del Reino de Yuria».
En su conversación, hubo algo que me desconcertó, y no pude evitar preguntar.
«Padre, ¿estás hablando del gremio de nuestra familia?».
«Así es, Rin».
«¿La comida que usamos aquí también la gestionan ellos?».
«Hace unos días, el Duque vino urgentemente aquí en persona. Preguntó si podíamos conseguir esos ingredientes».
«Ah…»
«Justo a tiempo, el Barón Allen tenía planes de visitar el Reino de Yuria también, así que le hice la petición. Pero si podemos hacer algo tan delicioso, deberíamos importar más».
«Ya veo.»
De repente me sentí como si estuviera aturdida.
La realidad me golpeó: el tteokbokki, que solía ser asequible en cualquier sitio, ya no lo era. Fue entonces cuando sentí una extraña excitación.
«Ya que a nuestra hija le gusta tanto, es bueno. Supongo que debería visitarlo yo también esta vez».
«Es verdad. Nunca te había visto sonreír así».
«Jeje, hija mía. ¿Lo has comido y te sigue gustando tanto?».
Sólo entonces me di cuenta de que efectivamente estaba sonriendo, y entonces no tuve más remedio que admitirlo. Esta vez sí que me gustó su regalo.
* * *
En el Imperio de Stern, era costumbre que los nobles siguieran las tendencias marcadas por la alta sociedad. Aunque Ciel se encontraba actualmente en las afueras, parecía que estaba demostrando su estatus de duque.
El «tteokbokki» y el «patbingsu» elaborados por Ciel eran tan famosos que incluso se extendieron a la capital. Esto hizo que el gremio de la Casa Closch estuviera aún más ocupado.
Ya habían estado gastando mucho dinero en los ingredientes del famoso estofado de pollo que comía la Santa, pero ahora tenían que añadir también a sus importaciones los ingredientes del «tteokbokki» y el «patbingsu».
Los rumores sobre estos platos se extendieron rápidamente, llegando incluso a palacio.
«¿Es este plato creado por el Duque?»
«Sí, Su Alteza.»
«Es bastante similar a lo que la Santa solía comer.»
«Así es, Su Alteza. Pero los postres que se servirán después de esto son algo que nunca se ha visto en ninguna parte.»
«Huh, un movimiento bastante inusual.»
Mientras refunfuñaba sobre las recientes frustraciones con Ciel, Jace todavía probaba la comida. Es porque quería saber si sería capaz de tratar a la santa con esto, si se adaptaría a su paladar.
«Hmm, ¿crees que a la Santa le gustará esto?»
«Sí, yo también lo he probado, Alteza. Creo que a Su Eminencia le gustará».
«Bien. Prepara estos platos y postres para el almuerzo con la Santa.»
«Sí, Alteza.»
Mientras Jace atendía sus obligaciones, Seo-yoon llegó a palacio. Había llegado antes de la hora acordada porque quería salir cuanto antes del aburrido templo.
Sabiendo muy bien que no tendría que enfrentarse a un príncipe que la regañaría por llegar pronto, Seo-yoon entró en palacio con confianza, sintiéndose como en su propia casa.
Se emocionaba cada vez que la gente la miraba con ojos llenos de reverencia.
«Sí, esta reacción es la adecuada».
En Corea seguía siendo una Guía corriente, pero aquí disfrutaba siendo una Guía única y especial.
Esta vez se había traído el móvil cargado y pensaba aprovecharlo al máximo antes de volver a Corea.
«Parece que mi rango sube cada vez que visito este mundo».
Antes no era más que una Guía de clase C, pero ahora se había convertido en C+ después de hacer probar su máquina de clasificación en Corea.
Entonces, ¿se convertiría en una Guía de Clase B una vez que regresara de nuevo? Con un brillo expectante en sus ojos, abrió la oficina del príncipe heredero sin siquiera esperar permiso.
«¡Su Alteza!»
«¡Santa!»
Al ver que Jace la recibía calurosamente, tal y como había esperado, se sintió como en una nube.
«Echaba tanto de menos a Su Alteza que no he podido evitar venir rápidamente».
«Jaja, entonces deberías haber venido aún más rápido».
«La próxima vez, vendré tan pronto como me despierte».
«Por favor, hazlo, Santa».
Le cogió la mano cariñosamente y le besó el dorso con suavidad, sonriendo.
Jace la sentó en el sofá y empezó a hablar.
«Santa, he preparado algunos de los platos de moda del Imperio estos días. ¿Has oído hablar de ellos?»
«No, no me he enterado. No he podido enterarme ya que sólo estaba en el templo».
«Ah, ya veo. Pero parece que el Sumo Sacerdote tiene grandes expectativas para ti.»
«…Sí.»
Seoyoon fingió ser comprensiva, pero no pudo evitar pensar en el frustrante Sumo Sacerdote. Forzó una sonrisa y rápidamente cambió de tema.
«Tengo muchas ganas de probar estos platos».
«Hemos preparado ‘tteokbokki’ y ‘patbingsu’. Nombres interesantes, ¿no crees?».
«…¿Qué?»
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