Capítulo 112
A diferencia de los nobles de la capital, la mayoría de los nobles del campo tendían a ser más amplios de miras en la mayoría de las cosas.
Sinceramente, nunca imaginé que Morgan me viera de esa manera. Aunque si alguien me preguntara si me emocionaba oírlo, aún podría decir que no.
Por supuesto, hice votos por conocer a un hombre que se pareciera a mi padre, pero Morgan se parecía tanto a mi padre que ya lo sentía como de la familia.
No estaba segura de si sería porque ya había estado casada antes, pero no sabía si podría volver a sentirme atraída por alguien con una intensidad tan ardiente.
También prometí que no me enamoraría como antes.
Estas fueron las cosas que me prometí a mí misma, pero a veces, simplemente no lo sé.
¿Qué tipo de amor quiero realmente?
Y es difícil saberlo porque Morgan también era un Esper. Cualquier Esper no podría resistirse a los encantos de un Guía, sobre todo si el Esper no había podido conocer a ningún otro Guía hasta ahora.
“No sé… Tendría que darte la misma respuesta”.
Pude ver cómo la manzana de Adán de Morgan subía y bajaba. Fue él quien sacó el tema, pero de todas formas parecía que estaba muy nervioso al respecto.
Aun así, mi respuesta fue firme.
“Me casaré con el hombre que mi familia apruebe”.
“…¿Pero no deberías casarte con el hombre que tú elijas?”.
Ante las palabras de Morgan, levanté mi taza de té y me encogí de hombros.
“Somos nobles del campo, sí, pero eso no significa que no seamos nobles en absoluto, ¿verdad? ¿No hay muchos más matrimonios de conveniencia que matrimonios de amor entre los aristócratas?”
Como yo tenía un amor tan intensamente ardiente por el que había sacrificado mi vida en mi vida pasada, pensé que un matrimonio que es como una amistad tranquila no estaría mal tenerlo en esta vida. Sentí una brisa fresca mientras sorbía mi té.
La luz del sol era fuerte, pero a diferencia de Corea, no había humedad, así que se estaba fresco a la sombra.
Cuando levanté la vista, capté el momento exacto en que el sol quedaba oculto por la sombra sobre mí, desapareciendo en un instante. Para ser exactos, podría decirse que el sol había dejado un calor abrasador a su paso, pero pronto desapareció.
Y, mirando ahora a un lado, me quedé mirando fijamente al principal criminal de estas cavilaciones.
¿Y si sigo siendo incapaz de controlar mis emociones? ¿Cuándo va a dejar de quemarlo todo?
“Alteza”.
Al llamarle con un tono bastante frío, vi cómo los hombros de Ciel se estremecían al oírlo. Morgan, que estaba sentado frente a nosotros, también pareció asombrarse al oírlo.
“…Ahora que lo estoy experimentando de primera mano una vez más, tengo que admitir que las habilidades de Su Alteza son realmente notables”.
Hasta hace un rato, me había asaltado tal incredulidad mientras les veía azuzarse mutuamente como niños que me olvidé momentáneamente de ello.
“Huu… Lo siento, Irene. He vuelto a fallar en el control de mis habilidades”.
Ciel se disculpó mansamente con las cejas fruncidas. Últimamente mostraba mucho ese aspecto patético. Para provocar lástima, sin duda.
“A Lord Allen, le llevó un tiempo controlar sus habilidades, ¿verdad?”.
“Sí. Si no hubiera sido por la ayuda de Irene, tal vez no hubiera podido estar en contacto con nadie en absoluto. Podría haber seguido adelante y vivir como un recluso”.
“Te comprendo profundamente. Yo también podría haberlo quemado todo de no ser por Irene”.
“Tenía la impresión de que ya habías dominado tus habilidades, Duque… Así que parece que estamos al mismo nivel entonces”.
Incluso cuando se enfrentaba a una hoja afilada como esta, Morgan era Morgan. Parecía un oso enorme, pero por dentro era ingenuo.
Por dónde empezar.
Aunque Ciel era un estimado duque de este imperio, hay una serpiente deslizándose en algún lugar dentro de su personalidad. Y a diferencia de cómo era en el pasado, parecería como si hubiera renunciado a su alta dignidad y a su sangre fría.
Pero, ¿quién se lo creería?
Entrecerré los ojos al ver a Ciel comportarse como un zorro, que sólo yo podía cronometrar.
Entonces, empezaron a caer gotas de lluvia una a una desde el cielo.
“Irene, ven aquí”.
Hábilmente bloqueó la lluvia con su poder sobre el viento. Por supuesto, no me gustó que lo hiciera delante de Morgan, pero sus acciones me permitieron entrar en la mansión sin que la más pequeña gota me alcanzara.
“Como ha ordenado, Alteza, hemos preparado un plato llamado estofaco de pollo picante.”
En cuanto entramos en la mansión, Mary se acercó y habló con voz amistosa. ¿Cuándo había llegado exactamente a Mary?
Cuando levanté la vista, Ciel me guiñó un ojo y me condujo al comedor. Cuanto más le veía actuar así, más pensaba en ello.
¿Quién era ese hombre y qué le había hecho a mi ex marido? En serio, actuaba de forma tan diferente a como lo hacía en el pasado.
¿Era realmente el Ciel que una vez fue mi marido?
Con estas dudas en la cabeza, entré en el comedor. Mis ojos se centraron automáticamente en la mesa cuando un olor familiar llegó a mis sentidos.
Un plato familiar estaba servido en un cuenco por allí.
Como Morgan nos había seguido, se sentó con una exclamación. Ciel me acercó una silla y yo también me senté, y cuando Mary colocó una ración frente a mí, tragué saliva.
Sí, era exactamente lo que parecía.
Con la cuchara en la mano y la mirada fija en el dak-bokkeum-tang, no pude evitar pensar que podría haber salido de una tienda coreana.
Con Ciel sentado frente a mí, le dediqué una sonrisa brillante y feliz.
Había olvidado este nostálgico sabor de la comida coreana, pero me enamoré de él en cuanto lo volví a ver.
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