Capítulo 111
«Ah, Hermano Morgan. ¿Has conocido a Rose recientemente?»
Le di la bienvenida a Morgan, que había venido a visitarme por primera vez en mucho tiempo.
«Sí, acabo de volver de verla, pero…»
«¿Cómo te sientes?»
«Bien. Cada vez que la veo, siempre está con el joven duque Leopardt».
«¿Ah, sí?»
Efectivamente, los Espers eran seres posesivos, especialmente con las Guías.
«¿Viene aquí regularmente el Duque Leopardt?»
«……»
Como estaba sonriendo un poco para mis adentros mientras me perdía en mis pensamientos, no pude replicar nada cuando Morgan preguntó esto. No había pasado mucho tiempo desde que Ciel, muy orgulloso, pidió permiso a mis padres para casarse conmigo y, sin embargo, últimamente mostraba un comportamiento tan sospechoso.
Incluso me adelanté y les pregunté a mis padres si sabían algo, pero no respondieron. Mi curiosidad crecía día a día.
«Has mejorado mucho en el control de tu fuerza».
Elogié a Morgan mientras le veía llevarse la taza de té a los labios. Encantado de oírlo, Morgan sonrió y contestó.
«La forma en que me lo explicaste fue muy eficaz. Visualizarlo todo como una taza de té me ayudó a acostumbrarme a mi fuerza».
«Me alegra oírlo».
«Pero Irene, ¿cómo lo has sabido?».
Al preguntarlo, Morgan ladeó la cabeza. La pregunta era ambigua, pero pronto continuó.
«Las especias del Reino de Yuria, quiero decir. La pimienta roja en polvo».
«…¿Es por eso que estás aquí hoy?»
«Así es. Gracias a ti, el gremio de mi familia también está terriblemente ocupado.»
«Gracias a mí, eh. Pero sólo fue una petición personal mía».
«También compramos algunas especias en aquel momento, pero no se puede comparar con la cantidad que tiene ahora la Baronía de Closch. He oído que le has dicho al Barón que compre también los derechos de distribución.»
«… Um, sí.»
«Realmente parece como si pudieras ver el futuro».
«¿Cómo puede ser eso posible? Cielos.»
«Ah, en efecto. Hacer tal hazaña es algo que nada menos que el Sumo Sacerdote sería capaz de hacer, ¿verdad?»
Las palabras de Morgan sonaban un poco extrañas. Parecía haber la connotación subyacente de que, si el sumo sacerdote podía hacerlo, entonces la santa seguro que podía.
…Así que es como si yo fuera una santa a sus ojos.
Mientras sorbía mi té sintiéndome un poco peculiar, apareció de repente alguien.
«Si me permite.»
Antes de que me diera cuenta, Ciel llegó al jardín y se sentó orgulloso en la silla que le trajo una criada.
Por supuesto, no se olvidó de mover el asiento que estaba junto al mío.
Sentado a mi lado, Ciel fulminó con la mirada a Morgan mientras abría los labios para hablar.
«¿Por qué estás aquí?»
«Oh, Su Alteza no debe saberlo. Mi familia y la familia Closch siempre han estado unidas».
«Hah, de hecho, no parece que seas cercano a Irene en absoluto…»
«¿No es posible formar una relación cercana a partir de hoy?»
Ciel no dijo nada por un momento. Y en lugar de responder a Morgan, se volvió hacia mí y cambió de tema.
«He oído que el gremio de la Casa Closch ha hecho magníficos negocios recientemente. ¿Trajeron una especia única del Reino de Yuria?».
Casi me burlé cuando preguntó algo de lo que ya lo sabía todo. Últimamente tenía esa sensación, pero parecía que se había convertido en un hombre más desvergonzado en esta vida. Era tan diferente a como era en el pasado.
Entonces era frío y altivo…
«Me han dicho que la comida que se puede hacer con esa especia única es bastante deliciosa… ¿Cómo se llama? Creo que es ‘dak-bokkeum-tang’…»
Como no le contesté, se inclinó hacia delante y añadió la última parte en un susurro contra mi oído. Llevo mucho tiempo deseando comer dak-bokkeum-tang, o pollo estofado picante.
La verdad es que es para maravillarse. Ya han pasado varios años desde que llegué a este mundo, y pensé que ya debía haberme adaptado bien, pero cada vez que pensaba en comida coreana, me seguía apeteciendo inmensamente.
Mientras se me hacía la boca agua sólo de pensarlo, Ciel se encaró con Morgan y habló.
«He preparado algunos platos para Irene, pero ¿te gustaría unirte a nosotros también?».
«…¿Yo también?»
Entrecerrando los ojos, Morgan no pudo responder con facilidad, pero cuando finalmente contestó, la sospecha en su tono era evidente.
Entonces, Ciel respondió con una mirada triunfante en su rostro.
«Pero si no puedes soportar la comida picante, no hay nada que podamos hacer».
Ver a Ciel provocar a alguien de una manera tan infantil me hizo mirarlo sin comprender. Ni él ni Morgan eran niños, nadie caería en ese tipo de provocación, ¿verdad? ¿Por qué demonios…?
«Hah, si es una especia del Reino de Yuria, entonces es un sabor que ya conozco muy bien. Tío Arthur incluso me presentó a un restaurante de brochetas de pollo de allí, y dejé un récord personal.»
Por increíble que parezca, Morgan cayó en la trampa. Mientras observaba a los dos con perplejidad, Ciel, el instigador, preguntó con cara de perplejidad.
«¿Acabas de llamar tío al barón?».
Entonces, Morgan respondió con una mirada triunfante de un tipo diferente al que se le había mostrado antes.
«Sí. Como ya he dicho, mi familia y la familia Closch siempre han estado muy unidas, incluso durante la infancia. Estamos tan unidos, duque, que si fuéramos nobles de la capital, ya podríamos haber sido novios desde niños.»
Sus espinosas palabras dejaron a Ciel completamente boquiabierto. Morgan no se detuvo ahí.
«Por supuesto, no estar comprometidos de niños no significa que sea imposible proceder con el compromiso ahora».
Este tipo de persuasión…
Mientras observaba aturdido su insignificante pelea, Morgan se volvió hacia mí, y como esta vez me habló, reaccioné un poco tarde.
Con una mirada seria, preguntó.
«Entonces, ¿qué piensas, Irene?»
Comment