(Novela) Mi hijo está muerto Capítulo 98

Capítulo 98. No dejes que Eddie sienta la misma ansiedad y vacío que tú.

 

 

 

 

 

Afortunadamente, las lágrimas se detuvieron con una sola gota.

 

Me sequé las lágrimas con la manga y sonreí casualmente.

 

No tenía nada por qué llorar, por eso no quería derramar ninguna lágrima.

 

—Mamá, ¿tanto miedo tienes de la lluvia? ¿Suficiente para derramar lágrimas?

 

Parecía como si Eddie, que había salido de mi abrazo en algún momento, notara los rastros de mis lágrimas que aún no habían sido enjugadas.

 

El niño acarició mi mejilla con su pequeña mano.

 

—… tengo miedo.

 

Porque hoy es el día en que moriste hace 6 años.

 

—¿Eddie me das más abrazos?

 

—Sí.

 

Si me abrazas todo el día, ¿desaparecerán por completo este miedo y esta ansiedad?

 

Eddie me abrazó con fuerza otra vez. Enterré mi rostro en el pequeño hombro de Eddie.

 

—Eddie es un niño tan dulce. Mamá puede superar este miedo gracias a ti.

 

—Sip, Eddie es increíble.

 

Le di una palmada a Eddie en la espalda.

 

Burdeos nos miró con tristeza, luego se acercó y nos dio a Eddie y a mí un ligero abrazo.

 

—Todo estará bien.

 

Repitió interminablemente que estaba bien. Como si creyera en el poder de esas palabras.

 

Cerré los ojos y escuché el sonido de la lluvia en mis oídos. La lluvia que golpeaba la ventana era bastante fuerte.

 

El pequeño ataúd de Eddie apareció ante mis ojos cerrados.

 

A medida que el sonido de la lluvia se hizo más claro, mi ansiedad brevemente reprimida se intensificó.

 

La lluvia parecía susurrarme que todo no cambiaría y que alguien eventualmente moriría.

 

 

 

* * *

 

 

 

Oculté mi ansiedad y actué con normalidad.

 

Cocinamos y comimos con los ingredientes que compramos antes, miramos juntos la lluvia y jugamos con los juguetes de Eddie.

 

El tiempo pasó lento pero seguro.

 

La noche luce aún más oscura debido a la lluvia que cayó durante todo el día.

 

Eddie, que estaba jugando con juguetes,

parpadeó y pronto se quedó dormido.

 

Burdeos se acercó silenciosamente y llevó al dormido Eddie al dormitorio. Yo también seguí sus pasos.

 

Después de hacer la cama de Eddie, hablamos en voz baja.

 

—¿Hoy también vas a estudiar los efectos secundarios?

 

—Por supuesto. Ahora que tengo una pista, quiero ver el final.

 

—¿Hay algo que pueda hacer para ayudar?

 

No quería dormir hoy. Quería permanecer despierta hasta que saliera el sol mañana tanto como fuera posible.

 

Incluso mañana tendría que confirmar con mis propios ojos que Eddie no estaba muerto.

 

Burdeos me acarició suavemente la cabeza. Como si entendiera todo lo que estaba pensando.

 

—No tienes que ayudarme. Pero si estás ansiosa, hoy tomaré un descanso de la investigación y observaré a Eddie.

 

Sus amables palabras me hicieron sonreír sin siquiera darme cuenta.

 

—No, entonces te traeré un té caliente.

 

Regresé a la habitación con té caliente y admiré el rostro dormido de Eddie.

 

Burdeos simplemente hizo su trabajo en silencio. Como si estuviera seguro de que no pasaría nada.

 

Incluso mientras miraba a Eddie durmiendo, a veces miraba la ancha espalda de Burdeos.

 

Burdeos, que ni siquiera había parpadeado desde que se concentró, parecía una persona diferente.

 

La visión de él jugando felizmente en el mar con Eddie había desaparecido.

 

¿Cuánto tiempo ha pasado así?

 

Aunque ya amanecía y hasta las estrellas estaban borrosas, mi mente estaba clara.

 

Por otro lado, Burdeos se estiró como si llevara mucho tiempo sentado en la misma posición. Luego se acercó a la cama como si hubiera investigado lo suficiente.

 

Se sentó tranquilamente a mi lado, con la espalda apoyada en la cabecera.

 

—Renee, ¿alguna vez imaginaste a Eddie creciendo?

 

Sacudí la cabeza sin tiempo para pensar.

 

En mis recuerdos, Eddie siempre dejó de crecer a los 6 años.

 

—Eddie crecerá y se convertirá en una persona encantadora como tú. Y será muy sabio. Quizás tengamos más que aprender de Eddie.

 

Asentí en defensa.

 

—Porque fue criado con mucho amor, probablemente sepa amar a los demás mejor que nadie.

 

—……..

 

—Pero, al igual que en la vida humana, en algún momento puede pasar algo triste. Pero Eddie se sentirá tranquilo porque tiene un lugar al que regresar llamado «nosotros».

 

Burdeos ha sido un lugar al que he deseado volver durante toda mi vida.

 

Aunque consideraba que Eddie y yo eramos su lugar al que regresar, parecía que estaba tratando de crear un lugar al que Eddie pudiera regresar.

 

Para que Eddie no sienta la misma ansiedad y vacío que él.

 

Apoyé mi cara contra el hombro de Burdeos.

 

—Pensemos en el hermoso y feliz futuro de Eddie.

 

—Sí.

 

—Porque mientras tú y yo estemos juntos no pasará nada.

 

Por primera vez, me imaginé a Eddie creciendo, como dijo Burdeos.

 

Mi hijo, que crecerá para ser más bello y mejor que cualquier hombre.

 

¿Con qué tipo de futuro soñará y vivirá Eddie? ¿Cuánto tiempo podré ver la vida de Eddie?

 

—Edwin, ¿estás teniendo un agradable sueño?

 

Ha pasado un tiempo desde que llamé a Eddie por su nombre real. Entonces, incluso mientras dormía, Eddie arrugó ligeramente la punta de la nariz como si estuviera respondiendo.

 

 

 

* * *

 

 

 

La brillante luz del sol entraba por la ventana. La lluvia que había estado cayendo incesantemente se detuvo tan pronto como salió el sol.

 

Miré hacia el sol de hoy.

 

El sol parecía particularmente hermoso hoy. La vista me hizo sentir como si fuera a llorar.

 

No sé por qué estuve tan sensible ayer y hoy.

 

—Por fin ha amanecido.

 

Burdeos, que anoche se quedó despierto toda la noche conmigo, me distrajo.

 

—No pasó nada como dije, ¿verdad?

 

—Sí, Eddie está a salvo.

 

Acaricié con cuidado el rostro de Eddie mientras respiraba con fuerza.

 

El abdomen del niño se hinchaba y hundía con regularidad, como un fuelle.

 

Pronto los párpados del niño temblaron.

 

Cuando hice contacto visual con los ojos extremadamente transparentes del niño, me sentí realmente extraña.

 

—Mamá…

 

El niño, apenas despierto, gimió y me llamó.

 

Era Eddie quien estaba vivo.

 

Era Eddie sin la más mínima sombra de muerte.

 

Mi precioso Edwin.

 

Inmediatamente abracé a Eddie y lo coloqué sobre mi muslo.

 

—Eddie, ¿tuviste dulces sueños?

 

—Sí. Tuve un sueño sobre mamá y papá.

 

Eddie se frotó los ojos con sus pequeñas manos.

 

—¿Cómo fue el sueño?

 

—Mamá dejó de llorar. Y todos estaban felices.

 

El rostro del niño parecía feliz mientras reía a carcajadas. Envolví mis brazos alrededor de los pequeños hombros del encantador Eddie.

 

—Seamos felices toda la vida.

 

No tenía ninguna duda de que el sueño que soñó mi hijo se convertiría en nuestro futuro.

 

Como si la inquietante lluvia hubiera cesado y hubiera salido el brillante sol.

 

—¿Cómo se siente estar completamente libre del pasado?

 

Besé la mejilla de Burdeos, que sonreía levemente, y respondí.

 

—No podría ser mejor.

 

—¿Qué debemos hacer hoy?

 

—Hagamos lo que Eddie quiere hacer. No me importa nada.

 

Burdeos me susurró al oído.

 

—También hemos confirmado que Eddie está a salvo… ¿Debería empezar a hacer lo mío?

 

Incliné la cabeza, sin entender el significado.

 

—Hay personas que merecen un castigo terrible.

 

—Ah…

 

Sólo entonces supe de qué estaba hablando.

 

Pensé en el rostro de Helena, a quien hacía mucho tiempo que no veía.

 

—Estoy dispuesta, pero… ¿Tu cuerpo está bien? No te excedas.

 

Burdeos asintió de buen grado.

 

—He estado descansando estos días. Es fácil.

 

Por alguna razón, una sonrisa malvada apareció en su rostro.

 

 

 

* * *

 

 

 

En una zona remota en las montañas donde no hay gente. Allí había una vieja cabaña que parecía abandonada.

 

Los gritos no cesaron en la cabaña, que parecía a punto de derrumbarse.

 

—¡Maldita sea, espero que se mueran todos!

 

La mujer que maldijo con ira fue Helena.

 

Llevaba un vestido viejo y su cabello, siempre brillante, estaba opaco porque hacía varios días que no lo había lavado.

 

Como si no pudiera calmarse incluso después de maldecir por un tiempo, estiró la pata con irritación.

 

El cubo que recogía el agua que goteaba del techo se alejó rodando.

 

—¿Esta maldita casa aún tiene goteras? Hah…

 

Helena miró alrededor de la casa, que se había convertido en un mar de agua debido al agua de lluvia. Era realmente un lugar terrible.

 

Se sentó en el viejo sofá ya medio mojado y se secó la cara.

 

“¿Debería huir?”

 

Sin embargo, no muy lejos, había soldados observando cada uno de sus movimientos.

 

Gracias a ellos, Helena no pudo acercarse mucho más a la cabaña. Ni siquiera puede ir al pueblo cercano.

 

Se trataba de un aislamiento verdaderamente completo.

 

“¿Debería escribir otra carta a Su Alteza Francis…?”

 

Pero Francis, a quien vio en el juicio, parecía decepcionado de ella. A menos que fuera una ciudad o pueblo decente, no parecía que fuera tan fácil como antes.

 

Se mordió el labio inferior. Fue porque no se le ocurría ninguna forma de salir de este lugar.

 

Pero quería salir de aquí de alguna manera. Porque Helena tenía trabajo que hacer.

 

—Riley, voy a destrozar a esa maldita perra hasta matarla.

 

Los ojos de Helena se iluminaron mientras hablaba de Riley. Era una mirada llena de vida.

 

—… ¡ugh!

 

Fue en ese momento que Helena, que estaba enojada, sintió un dolor intenso.