Un alboroto comenzó a surgir desde un costado del estadio.
No, estrictamente hablando, no era en el estadio.
Porque el revuelo estaba dentro de la sala de espera.
—¡No puede hacer esto!
—¡Nadie puede interferir durante el juego, señora!
Los que intentaban escapar y los que intentaban bloquear estaban discutiendo y armando un escándalo.
En el centro hay una mujer pelirroja.
—… ¿Charlotte?
Los ojos de Quincy se abrieron cuando reconoció quién era ella.
Sin duda, fue Charlotte quien causó el revuelo.
Incluso si otras personas no lo supieran, no había manera de que Quincy no reconociera a Charlotte.
—¡Apártate del camino! ¡El juego debe detenerse inmediatamente!
—¡No! ¡De un paso atrás!
—¡No toque a mi señora!
Además, Charlotte no estaba sola.
Porque los caballeros de Eduard escoltaban a Charlotte a ambos lados de ella.
Gracias a esto, Charlotte se fue acercando gradualmente a la entrada del estadio a pesar de que muchos soldados que custodiaban el estadio entraron corriendo.
Cualquiera podría darse cuenta de un vistazo.
Que Charlotte había provocado esta conmoción que invadió el estadio.
¿No ha dado señales hasta ahora, pero de repente aparece e intenta invadir el estadio?
“¿Qué diablos vas a hacer?”
Algo extraño estaba pasando.
Quincy, sintiéndose incómodo, le hizo una pregunta a Sylvia.
—Sylvia, ¿cómo reaccionó Charlotte cuando la visitaste?
—¿Qué? Ah, bueno… Por supuesto que se sorprendió. Parecía sorprendida.
—… ¿Sorprendida? ¿Charlotte?
—Bueno, es obvio… ¿No es así? Escuchó que iban a matar a su esposo…
—¡Qué estupidez! ¿Has visto a Charlotte tan de cerca, pero todavía no la entiendes? ¡Charlotte habría adivinado que usaría mis manos!
Sin embargo, si mostró alguna sorpresa, fue por una razón.
Para engañar a Sylvia y Quincy.
«Pero aun así, ya es demasiado tarde».
Incluso si Charlotte viene corriendo y salta al estadio, Alfonso ya estaba paralizado y corría peligro de ser apuñalado en cualquier momento.
Incluso si Charlotte irrumpiera aquí, no había manera de que Bernard no la viera así.
Entonces, si Alfonso de alguna manera recibe solo una herida, el panorama se completaría.
Ya era demasiado tarde para que Charlotte actuara.
«No hay ninguna razón para que Charles salga tan tarde».
Si el objetivo era al menos salvar a Alfonso de Quincy, no hay razón para hacerlo.
Pero, ¿y si el propósito de Charlotte estuviera en otra parte?
«… de ninguna manera.»
Una hipótesis horrible incluso de imaginar pasó por la mente de Quincy.
Una hipótesis que le pareció tan absurda a Quincy, que no tenía idea de lo que estaba pensando Charlotte.
Sin embargo, los sentidos de Quincy, que sólo eran sensibles al lado negativo, temblaban violentamente.
Aunque es una hipótesis que no puede entender ni aceptar.
¿Qué pasa si esa hipótesis se convierte en realidad?
«Maldita sea.»
Quincy, murmurando una maldición en voz baja, se levantó de repente.
En el momento en que estaba a punto de salir corriendo al estadio.
Un rastro rojo apareció entre los soldados que habían sido rechazados por los caballeros de Eduard.
Así como no había nadie que pudiera detener el fuego que se extendía por el campo, tampoco había nadie que pudiera detener lo que sucedió tan rápido.
Incluso Alfonso.
—… ¿Charlotte? ¿Qué estás-?
En el momento en que la llamó por su nombre con desesperación.
El estoque de Bernard, que siempre había estado buscando una oportunidad para lastimar a Alfonso, cortó bruscamente el aire.
Y por primera vez, el estoque cortó la carne con un sonido fuerte.
La sangre roja comenzó a brotar de la herida.
Posiblemente el veneno esté penetrando lentamente en el cuerpo.
Todo sucedió como Quincy pretendía.
Sólo una cosa.
Excepto que la persona que fue apuñalada por Bernard no fue Alfonso, sino Charlotte.
* * *
—¡Charlotte!
—¡Mi lady! ¡¿Se encuentra bien?!
Cuando Charlotte cayó, aferrándose al área donde la habían apuñalado, las personas que habían estado peleando dentro de la sala de espera entraron corriendo.
Entre ellos se encontraba un juez con un altavoz.
—¡Qué es esto! Entonces, ¿por qué no la detuviste y dijiste que no podía entrar? Detén el sangrado rápidamente-
—C-Como esperaba es veneno.
Y entonces, Charlotte tartamudeó y abrió la boca, sangrando por la boca.
Su voz resonó por todo el estadio a través del altavoz del árbitro.
—L-La espada de Bernard Durand estaba recubierta de veneno mortal… ¡N-No puedo dejar que mi marido sufra!
Cuando Charlotte volvió a toser, sangre negra brotó de su boca.
Y la evidencia de un veneno tan claro fue la sangre negra.
—¿S-Sangre negra? ¡Esto definitivamente es veneno! ¡El caballero usó veneno!
—¡Arresten inmediatamente a Bernard Durand!
Cuando se dio la orden, los soldados y caballeros de los alrededores se volvieron hacia Bernard.
El rostro confiado de Bernard ya estaba empapado de sudor frío.
—Ja… ¡Maldita sea!
Bernard levantó su espada y murmuró una serie de blasfemias.
Desde que apareció esa mujer pelirroja, algo extraño ha estado sucediendo.
«Es cierto que apliqué veneno a la espada, ¡pero este no es un veneno que surta efecto de inmediato!»
Ni Bernard ni Quincy eran idiotas.
Si usas un veneno extremo que tiene un efecto cortante, ¿nadie se daría cuenta de que la espada de Bernard está cubierta de veneno?
—Este es un veneno que mata lentamente a la gente. El efecto es lento, pero si incluso una sola gota entra en el cuerpo, no existe cura.
Lo que Quincy dio fue claramente un veneno que no tenía ningún efecto en el momento en que se usaba.
¿Pero cómo diablos pudo esa mujer escupir sangre negra de esa manera?
¡Como si hubiera previsto esta situación!
No podía entenderlo en absoluto, pero no había tiempo para pensar en ello.
Bernard apretó los dientes.
—¿Por qué no lo intentan? ¡Si es que todos quieren terminar así!
Ante esas palabras, algunos de los que se acercaban con gran vigor comenzaron a dudar.
Fue natural. Bernard era un excelente espadachín, como lo demostró la competencia de esgrima, e incluso tenía veneno en su espada.
Esto significaba que cualquier soldado podía perder la vida si intentaba atrapar a Bernard sin ningún motivo.
Los demás no pudieron moverse cuando se dieron cuenta de que la espada de Bernard estaba cubierta con un veneno desconocido.
—¡Ugh!
De repente, una espada afilada rozó el cuello de Bernard.
La trayectoria de la espada no se detuvo ahí. Apuntó ferozmente al punto vital de Bernard varias veces, como si jugara con él, y golpeó la pierna de Bernard con la vaina de su espada mientras tenía prisa por bloquear el punto vital.
—¡Ah!
Bernard rodó por el suelo antes de darse cuenta de lo que le había sucedido.
Pero lo más incomprensible no fue cómo acababa de moverse la espada.
—¿C-Cómo diablos…? O-obviamente… h-había quedado paralizado…
La persona que lo había sometido tan fácilmente era Alfonso, el que había sido acorralado por Bernard momentos antes.
—No hay necesidad de caer en una jugada tan obvia.
Alfonso, quien respondió con frialdad, pisó en secreto la mano de Bernard mientras este luchaba por sostener la espada.
—¡Aaaah!
—Habla. ¿Dónde está el antídoto?
La misma pregunta y el mismo grito se repitieron varias veces.
Cada vez, las articulaciones de Bernard perdieron su función una por una.
Finalmente, menos de 10 minutos después, cuando la mitad de las extremidades de Bernard, que estaban sujetas por su cuello, se estiraron grotescamente, Bernard comenzó a gemir y reír como si hubiera perdido la cabeza.
—E-El antídoto, ugh, k-kugh, e-eso n-no existe, ah.
—Parece que no quieres morir con tus extremidades intactas. Preguntaré de nuevo. ¿Dónde está el antídoto?
—¡No hay! ¡No existe! ¡Joder, yo tampoco tengo nada de eso! Ahora tu esposa se está muriendo, ¿entiendes? Como yo también lo haré, jejejeje….
Cuando Bernard comenzó a reír horriblemente, el agarre de Alfonso se aflojó lentamente.
Alfonso ya no miraba a Bernard.
—Señora, ¿puede oírme? ¡Vuelve a sus sentidos!
—¡¿Cuándo vendrá el médico?!
Cuando inclinó la cabeza hacia atrás, vio a Charlotte con el rostro pálido entre los caballeros de Eduard.
En una visión poco realista donde el cielo sobre su cabeza parecía púrpura, la voz de Charlotte volvió a sonar en su mente.
—No te sorprendas ni me culpes si muero delante de ti.
Incluso si sus manos se estropearon al recoger flores, no lo demostró ni una sola vez.
Sin embargo, frunció el ceño ante su pequeña herida como si ella misma hubiera sido herida…
—………
Hizo contacto visual con Charlotte, que se había desplomado entre la gente que pasaba.
Charlotte reconoció a Alfonso y arqueó las cejas con expresión pálida.
Era una sonrisa horriblemente familiar.
* * *
(N/T: aún no comencé a traducir, pero si todo va bien, calculo que este finde debería estar publicando la actualización final al menos que decida dividir los últimos capítulos en dos actus.
Nos estamos leyendo nuevamente pronto.)
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